LOS PADRES Y LOS NIÑOS
PRESENTACION
1.- PREVIO
2.- MOMENTOS CLAVE PARA EL DESARROLLO DE LA PERSONALIDAD
3.- EL GRUPO FAMILIAR
4.- EL POTENCIAL EN LA INFANCIA
5.- AUTOESTIMA Y SEGURIDAD EN SÍ MISMO
6.- EL COMPORTAMIENTO HACIA EL NIÑO O NIÑA
7.- EL COMPORTAMIENTO POSITIVO
8.- EL MODELO A IMITAR
9.- LA ACTUACIÓN FAMILIAR
10.- LA SEGURIDAD AFECTIVA NECESARIA
11.- EL NIÑO ES NIÑO


5.- AUTOESTIMA Y SEGURIDAD EN SÍ MISMO


La autoestima es la forma de sentir respecto a nosotros mismos, el concepto del propio valor o lo que pensamos de nosotros.

Todo niño o niña normal nace con el potencial necesario para alcanzar la salud mental. Indispensable para lograr este objetivo es poseer una autoestima elevada, que se fundamenta en la creencia del niño o niña de ser digno de amor y que importa por el hecho de existir, sintiendo que se valora y respeta su individualidad.

El niño o la niña posee cualidades y recursos internos suficientes para gustarse a sí mismo. Desde que nace aprende a verse como considera que le ven las personas que le rodean. Su imagen la construye en función del lenguaje verbal y corporal, de las actitudes y los juicios que sobre él emiten las personas que considera importantes. Se juzga a sí mismo comparándose con los demás y según sean las reacciones de éstos hacia él.

La pobre opinión de sí mismo afecta su estabilidad y constituye el núcleo de su personalidad, determinando la forma en que utiliza su potencial.

  • La autoestima alta surge de las experiencias positivas, produce en los niños y niñas seguridad, propia aceptación y la confianza suficiente para poder realizarse en todas las áreas de la vida, Las expectativas sobre sí mismos serán apropiadas, alcanzando en el futuro la estabilidad emocional.

  • La autoestima pobre da lugar a la inseguridad, una escasa resistencia a la frustración, un bajo sentido de quien es y provoca ansiedad. El niño o la niña se siente inepto y carece de motivación para relacionarse de forma positiva o comenzar nuevos aprendizajes. Suele ser una de las principales causas de las conductas desadaptadas en la infancia ya que cuando el niño o la niña tiene un concepto negativo de sí mismo, cree ser "malo" y adecua sus comportamientos a este juicio. Normalmente por ello se le regaña, juzga, castiga y rechaza, arraigando en él con más firmeza la convicción de "ser malo". Por necesidad de coherencia interna evita entonces que le lleguen mensajes positivos.

El modo como nos vemos a nosotros mismos, a los demás y al mundo que nos rodea se crea durante la primera infancia en el ámbito familiar. Las impresiones que adquirimos entonces, nos acompañan toda la vida.

Nosotros podemos y debemos fomentar una autoestima elevada en nuestros niños y niñas con sólo seguir unas pautas sencillas pero valiosas. Precisamente por su gran valor es preciso insistir en ello:

  • QUE EL NIÑO O LA NIÑA SE CONSIDERE ACEPTADO Y AMADO INCONDICIONALMENTE. No basta con que le demos todo nuestro amor, debemos asegurarnos que él lo siente y experimenta. Tiene que percibir que se respeta y acepta su individualidad. Aceptar al niño o la niña significa sobre todo no confundir el valor de su existencia con el de su comportamiento.

  • TIENE QUE SENTIRSE VALIOSO, UTIL Y CAPAZ, vinculado a los grupos que pertenece (familia, clase, etc.) y recibir de éstos seguridad y confianza; interiorizando formas de conducta positivas porque no se hacen juicios de valor sobre su persona, sino sobre aspectos de su comportamiento.

  • DEBE DESARROLLAR SEGURIDAD INTERIOR para afrontar con éxito las dificultades que se le presenten. Para ello se le pedirá que concluya las tareas que comience, se le asignarán responsabilidades en función de su edad y capacidad, no se hará nunca por el niño o la niña aquello que sea capaz de hacer solo, se le ayudará a aceptar las consecuencias de sus acciones y a medir sus posibilidades antes de comenzar una actividad.

  • QUE PUEDA AFIRMARSE COMO INDIVIDUO. Cada niño o niña es único e irrepetible y necesita sentirse distinto a los demás. No es cierta la creencia de que los padres y las madres deben tratar a todos los hijos por igual, del mismo modo ocurre con los educadores y sus alumnos. Cada niño o niña debe sentir que es especial y singular.

  • PROPORCIONAR UN AMBIENTE SIN CONDICIONES PARA EXPRESAR LIBREMENTE SUS SENTIMIENTOS Y CUIDAR LAS EXPECTATIVAS INADECUADAS. Se fomentará así su capacidad crítica, permitiendo que piense por sí mismo, aunque no coincida con los pensamientos del padre, de la madre o del educador.

  • CUIDAR QUE SU INDIVIDUALIDAD NO SE CONVIERTA EN INDIVIDUALISMO EGOISTA.

  • QUE ADQUIERA UNAS PAUTAS DE CONDUCTA Y UNA ESCALA DE VALORES PERSONALES que le sirvan de referencia para que su forma de pensar y actuar adquiera coherencia, para que aprenda a distinguir el bien del mal. Padres, madres y posteriormente educadores las personas cuya estima y aprobación busca con más esfuerzo, por ello serán los modelos que intente imitar. Estos modelos como luego veremos deben ser coherentes en sus mensajes y actuaciones.


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