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LA INFANCIA, EL JUEGO Y EL JUGUETE

La infancia, el juego y el juguete guardan entre sí una estrecha relación, y en el desarrollo histórico-social del hombre tienen una misma ontogénesis, de ahí que sea imposible separar uno del otro.

En un principio, cuando la horda primitiva subsistía de la recolección de los que eventualmente encontraban los hombres en su deambular nómada, los niños y las niñas participaban, desde que les era posible tener una marcha independiente, en la tarea común de la subsistencia, por lo que la infancia, entendida como tal, no existía. Aún cuando progresivamente el hombre va a ir asentándose y abandona su vida trashumante, y surge la agricultura como forma de vida que obliga al ser humano a aposentarse en lugares definidos, los niños y niñas también tenían que incorporarse al proceso productivo, y para ello se les daban instrumentos apropiados para su tamaño para que cooperaran, en la medida de sus posibilidades físicas, al trabajo común. Y aunque los objetos que les daban tenían un tamaño en correspondencia con sus destrezas motoras, no constituían aún juguetes, sino herramientas de trabajo a escala reducida: el cuchillo cortaba, la azada hendía, la maza golpeaba, por lo que solamente eran reproducciones a menor escala del instrumento real.

En la medida que se da el desarrollo del hombre, la actividad laboral comienza a volverse más compleja, a la vez que se empiezan a dar excedentes de la producción que permiten tener un mejor nivel de vida, sin la necesidad perentoria de la subsistencia diaria. Esto va a tener una repercusión muy importante en el desarrollo de la especie humana, que puede entonces dedicar tiempo a actividades que ya no están directamente ligadas al proceso productivo, y la atención a cuestiones que antes le era prácticamente imposible de dedicar un tiempo, y va a constituir paulatinamente un proceso de socialización netamente relacionado con su desarrollo psíquico cada vez más avanzado.

¿Y qué pasaba entonces con los niños y las niñas?. Como ya les era imposible participar directamente en la labor productiva por su progresiva complejidad, el hombre crea objetos que, aunque reflejan el instrumento de la vida real, no son ya una réplica más pequeña de aquel, sino un nuevo tipo de cosa que ya no sirve para hacer la acción verdadera sino para "practicarla", hacer como si, ejercitarse en la función designada a dicho objeto, y que habrían de realizar en la vida adulta. Surge el juguete, que no es más que una reproducción del instrumento, en el que está impresa su función más no su estructura verdadera, reflejando de manera más o menos aproximada su diseño y objetivo.

Esto va a plantear decididamente la necesidad, en el desarrollo del individuo, de una etapa preparatoria, en la cual los niños y las niñas se entrenen y ejerciten para su vida futura, surge la infancia como período para dicha preparación.

A su vez, en ese lapso los niños y las niñas, utilizando los juguetes especialmente creados por ellos, van a reflejar en su entrenamiento con los mismos, las acciones y roles que han de desempeñar como adultos, aparece el juego como vía y medio de hacer, al nivel de sus posibilidades físicas, motoras y psíquicas, una reproducción de la vida real.

De esta manera, la infancia, el juego y el juguete surgen al unísono en el devenir evolutivo del hombre, y van a caracterizar la primera fase de preparación para la acción productiva que los niños y niñas han de tener cuando alcancen la edad adulta.

Por lo tanto, la infancia, el juego y el juguete, son un producto del desarrollo social del hombre, y son sociales, tanto por su origen, su contenido, como por su significación.

Que la infancia tiene un desarrollo social progresivo lo demuestra su progresiva extensión. Hay evidencias históricas de que en un principio alcanzaba solamente unos pocos años, como sucedía en la Edad Media, pero en la medida de la propia complicación y paulatina complicación de la sociedad, la infancia fue poco a poco siendo considerada cada vez de manera más amplia, hasta la actualidad en que abarca a la adolescencia, e incluso al joven como tal.

El juguete, que representa en sí mismo la esencia de la infancia al igual que el juego, también ha ido progresivamente ampliándose en su concepción en la misma medida en que ha crecido la infancia, y como objeto producto de la actividad social del hombre, refleja en sí mismo, el nivel de desarrollo de la sociedad que los crea, tiene grabado en sí y materializado en su estructura el desarrollo histórico-social del hombre, de la misma forma que cualquier otro producto de la actividad material y espiritual del ser humano.

El concepto de juego e infancia, como las características de los juguetes van modificándose a lo largo de la historia conforme va modificándose la sociedad. En la sociedad de hoy la tecnología invade nuestro que hacer cotidiano y atrae fuertemente la atención del niño actual y los juegos y juguetes técnicos entran cada vez más en el terreno de sus actividades y sus conocimientos. Desde siempre el niño se ha fascinado por el movimiento y por el ruido. Muy pronto el bebé se descubre y descubre el mundo agitando su brazo, empujando o arrastrando objetos. Escucha los ruidos y sonidos. Progresivamente, una nueva comprensión de los fenómenos físicos le dan el poder de actuar el mismo sobre los objetos, en este momento nace la fascinación por los objetos electrónicos ante todo asociados al placer de la acción.

Es a través de la acción y la experimentación cómo el niño por un lado expresa sus intereses y motivaciones, y por otro descubre propiedades de los objetos, relaciones, etc. La forma de acción o actividad esencial de un niño es el juego. El juego es la fuente de aprendizaje, estimulando la acción, reflexión y la expresión. Es la actividad que permite a los niños investigar y conocer el mundo que les rodea, los objetos, las personas, los animales, las plantas e incluso sus propias posibilidades y limitaciones. Es el instrumento que les capacita para ir progresivamente estructurando, comprendiendo y aprendiendo el mundo exterior.

El alto potencial lúdico y educativo que encierran los juegos y en consecuencia los juguetes que dan origen a ellos deben aprovecharse para estimular sus capacidades. Existen gran variedad de juegos o actividades que desarrollan en el niño de manera integral sus diferentes habilidades visuales, motoras, auditivas, gráficas, lógicas y sociales, permitiéndole crecer su inteligencia.

 

 

 

 

 

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