EL DESARROLLO DEL NIÑO DE 0 A 6 AÑOS
De 0 a 1 año
De 1 a 2 años
De 2 a 3 años
De 3 a 4 años
De 4 a 5 años
De 5 a 6 años

EL NIÑO Y LA NIÑA DE 5 A 6 AÑOS

El sexto año de vida señala un momento importante en la formación y educación del niño y la niña, pues en la mayoría de los países por lo general señala una etapa preparatoria para el ingreso a la escuela, si bien todavía en el séptimo año y ya en el primer grado de la educación básica, estos niños y niñas aún pertenecen y son de la edad preescolar.

Pero, a los fines prácticos, al final de este año han de haberse formado los hábitos y habilidades necesarios para una feliz continuidad en la escuela, y esto obliga a todos los que intervienen en la educación de estos niños y niñas, sobre todo a los padres, a prever que su preparación para el aprendizaje escolar sea efectiva y todo lo amplían que sea posible.

En este sentido, si durante los años anteriores padres y educadores han hecho lo conveniente en su formación y educación, ya al final del sexto año de vida y como consecuencia de todo el desarrollo alcanzado, el niño y la niña deben tener ya una apropiada preparación para la continuidad en la escuela, aunque en este año haya que trabajar en algunas cuestiones específicas que son indispensables que se hayan formado en el niño y la niña para garantizar esta preparación.

El pensamiento del niño y la niña en este año alcanza un notable desarrollo cualitativo, y en el que ya se destacan manifestaciones del pensamiento lógico-verbal que le permiten razonar en un plano más abstracto y hacer generalizaciones mas profundas. Esto se va a presentar en todas sus áreas de desarrollo, pero particularmente en el intelectual, y que les posibilitan realizar numerosas acciones en las que el análisis, la reflexión y la generalización les permiten poder modelar los sonidos de una palabra, dominar y aplicar todos los patrones sensoriales, orientarse espacialmente siguiendo un plano o esquema, planificar previamente y plasmar gráficamente las construcciones que realiza, hacer mediciones sencillas y contar, operar eficientemente con conjuntos, mostrar habilidades específicas relacionada con la escritura, la matemática o la lectura, en fin, un sinnúmero de acciones intelectuales que dicen mucho del grado cualitativo que ha alcanzado su inteligencia.

Esta sed de conocimientos se vuelve muy aguda, y reclaman con frecuencia a los padres que los llevan a diversos lugares, les relaten historias y cuentos, y se apasionen por los espectáculos televisivos que los atraen, al igual que les llama mucho la atención todo tipo de artefacto mecánico o electrónico, como los juegos computarizados, nintendos y otros por el estilo.

En el caso del lenguaje, se expresa de manera coherente, diciendo sus ideas y deseos, así como sus criterios de forma intencionalmente clara y siguiendo un orden lógico, lo que le permite mantener conversaciones largas sobre muy diversos temas de acuerdo con su experiencia, y con dominio de todas las formas gramaticales y modos temporales. Les encanta conversar y ya en estas conversaciones pueden hablar de cosas bien distantes en el tiempo y el espacio, y sin grandes equivocaciones

Este lenguaje es pronunciado con buena articulación, y salvo algún que otro niño o niña con dificultades en este aspecto, casi todos hablan de manera correcta y sin errores de dicción.

A los padres les suele llamar la atención que sus hijos en esta edad asimilan con gran facilidad las palabras y dicharachos populares, que a veces no son muy recomendables de conocer. Sin embargo, esto es un reflejo de algo muy importante que surge en este año de vida y que se le suele denominar el sentido de la lengua, que no es mas que el niño y la niña por vez primera se percatan de que el lenguaje es algo externo a ellos, que se puede aprender y analizar. Esto ha de constituir la base futura para el estudio y análisis de la lengua materna, y un fundamento principal para la lectura y escritura.

Este lenguaje parece haberse consolidado en el plano interno y, aunque en ocasiones habla para sí, ya por lo general esto no es tan manifiesto como en el año anterior.

De igual manera el lenguaje ha adquirido su carácter regulador, y ya controlan su conducta por demandas verbales, sabe lo que pueden o no pueden hacer, y ajustan su comportamiento en las diferentes situaciones de la vida cotidiana, y son capaces de evaluar su conducta y subordinar los deseos de hacer algo que les resulta entretenido por otras que demanden esfuerzo y perseverancia, como es el permanecer realizando las actividades pedagógicas sin abandonarlas para irse a

Jugar, o en la casa hacer pequeñas encomiendas como botar la basura o ir al mercado a comprar cosas que se les solicitan.

En este sentido, estas dos adquisiciones, la autoconciencia y la subordinación de motivos, constituyen, los dos principales logros del desarrollo que se alcanzan en la etapa preescolar en la sana y armónica formación de su personalidad.

Estos niños y niñas mantienen un estado de ánimo alegre y activo de manera constante, se relacionan bien con sus coetáneos, con quienes les interesa mucho conversar y compartir, y con los adultos, si bien en algunos, ya al final de este año, comienzan a manifestarse síntomas de la crisis del desarrollo que se sucede entre los seis y siete años.

En estas relaciones es bien evidente su interés por las actividades y contactos sociales, estableciendo buena comunicación con los demás miembros y parientes de la familia y con los vecinos, a los que trata de ayudar y cooperar, así como el participar en actividades que involucren a su centro infantil, su vecindad o su comunidad más mediata.

En el plano de su desarrollo motor ya han adquirido capacidades motrices generales que les permiten que sus movimientos sean coordinados, muestran una gran flexibilidad en sus músculos y pueden hacer prácticamente todas las acciones motores gruesas con calidad y agilidad: correr, lanzar y capturar, escalar y trepar, reptar y saltar obstáculos, entre otros, introduciendo variaciones por iniciativa propia.

Los movimientos finos de la mano adquieren mayor precisión, aunque todavía no puede hacer esfuerzos muy prolongados, si bien recorta, rasga, dibuja y escribe con soltura y facilidad, aunque por lo general, todavía no lee ni escribe en el sentido estricto de la palabra, si bien hay evidencias importantes de que ya podría hacerlo sin gran trabajo.

En sus juegos planifican y desarrollan sus acciones poniéndose de común acuerdo con todos los que van a jugar, y crean las más diversas situaciones de juego apoyándose en materiales de desecho, objetos disímiles y también algunos juguetes. En estos juegos se mantienen por largo tiempo, y ya los conflictos, de surgir, se resuelven mas fácilmente entre los participantes que en el año precedente.

Es significativo que ya empiezan a realizar juegos de reglas, que implican actuar de acuerdo con las normas y códigos del juego, que no pueden ser violados a voluntad. Esto es una demostración de relaciones de tipo lógico que se manifiestan incluso en estos juegos infantiles.

Estos niños y niñas muestran un autovalidismo notable, realizan muchas acciones por sí solos, como alimentarse, cepillarse y asearse, vestirse y desvestirse de acuerdo con sus gustos, bañarse, mostrar buenos modales a la mesa donde ya tienen cierta habilidad para poder manejar incluso el cuchillo, todo esto acciones que han de promoverse por los padres para consolidar sus rasgos de independencia y autonomía.

Pueden expresar de manera muy precisa las vivencias musicales con su cuerpo, suelen bailar bien y participar sin gran dificultad de formaciones coreográficas simples, a la vez que entonan canciones con buen ritmo y de gran complejidad, así como decir poesías y relatos bastante extensos.

Cuando dibujan, modelan o construyen son capaces de planificar lo que van a hacer y explicar el resultado obtenido, a la vez que pueden hacer valoraciones estéticas sencillas de los objetos, la naturaleza, los hechos sociales y las obras de arte no complejas.

Como norma, la mayoría de estos niños y niñas muestran persistencia por vencer las dificultades, cumplen las tareas que se les proponen y las llevan hasta el final, haciendo compromisos con sus padres y educadores en relación con lo que tienen que hacer. Es importante saber que ya son bastante capaces de adecuar su conducta siguiendo instrucciones verbales, escuchar atentamente, actuar de acuerdo con un plan que se les dice, lo cual los prepara para las actividades docentes que han de tener en la escuela.


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