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LA CONSTRUCCIÓN DEL CONOCIMIENTO ARITMÉTICO INFORMAL EN NIÑOS DE EDUCACIÓN INFANTIL: UN ESTUDIO LONGITUDINAL DE LAS CUATRO OPERACIONES ARITMÉTICAS.

Mª Oliva Lago, Sonia Caballero, Purificación Rodríguez, Laura Jiménez, Mª Lourdes Hernández y Silvia Guerrero.

INTRODUCCIÓN

Las investigaciones cognitivo-evolutivas indican que, en general, al margen de cómo se introduzcan las técnicas, símbolos y conceptos matemáticos en la escuela, los niños tienden a interpretar y abordar las matemáticas formales en función de sus conocimientos matemáticos informales (p.e., Clements y Sarama, 2000; Ginsburg, 1997; Hierbert, 1984). La distinción entre conocimiento formal e informal reside en que el primero consiste en la manipulación de un sistema de símbolos escritos que se aprende en la escuela, mientras que el segundo se construye a partir de la interacción con el medio físico y social.

Los niños se desarrollan en un medio social que les brinda múltiples oportunidades para relacionarse con elementos que pueden ser manipulados, tocados e incluso contados. Es en este medio donde los más pequeños se enfrentan a situaciones de adición, sustracción, multiplicación y división (p.e., Cowan y Renton, 1996; Fuson, 1982; Klein, 1984). De ahí que las investigaciones se hayan centrado en estudiar dichos conceptos empleando preferentemente problemas verbales.

En efecto, la operación de sumar se vincula inicialmente con la acción de añadir o poner y la de restar con la de quitar, separar o comparar (p.e., Ginsburg, Klein y Starkey, 1998; Nunes y Bryant, 1997; Rittle-Johnson y Siegler, 1998; Wynn, 1998). Además, los efectos producidos por las acciones de poner y quitar permiten a los niños descubrir que se trata de procesos inversos: si la adición aumenta un conjunto, la sustracción lo disminuye (p.e., Carpenter, Hiebert y Moser, 1981; Resnick, 1983; Riley, Greeno y Heller, 1983). Del mismo modo, diversas investigaciones han mostrado que el conocimiento de los más pequeños sobre la multiplicación y la división ha sido frecuentemente subestimado. El estudio de Carpenter y colaboradores (1993) aportó datos sobre las habilidades de los niños de edades comprendidas entre los 4-6 años en problemas verbales de adición, sustracción, multiplicación y división. En general, los resultados indicaron que los niños solucionaban con éxito los problemas, independientemente de la operación implicada, siempre y cuando contasen con objetos físicos para representar las cantidades. No obstante, es importante señalar que los profesores habían participado previamente en el programa CGI (Cognitively Guided Instruction).

Por nuestra parte, hicimos un trabajo de réplica con niños de 5 a 6 años empleando problemas de multiplicación y división, con la salvedad de que ni los profesores ni los niños habían formado parte de ningún programa de entrenamiento previo (Lago, Rodríguez y Caballero, 1999). Los resultados corroboraron los hallados por Carpenter et al. (1993), ya que los porcentajes de éxito alcanzaron el 86% en los problemas de multiplicación y el 72% y 70% en los de división partitiva y división de medida. Al no haber recibido instrucción formal sobre la multiplicación y la división, los niños recurrían a estrategias alternativas de resolución basadas en la habilidad de contar. En esta misma línea, un trabajo posterior de Wright, Mulligan y Gould (2000) establecieron cinco niveles evolutivos en el conocimiento temprano de los niños sobre la multiplicación y división, vinculados a estrategias que procedían de la reorganización cognitiva del conteo y de las estrategias de adición y sustracción: (1) agrupamiento inicial, (2) conteo perceptual por múltiplos (conteo rítmico, doble conteo y conteo a saltos), (3) composición figurativa de grupos, (4) repetición abstracta de la composición de un grupo y (5) multiplicación y división como operación.

En el caso de las estructuras multiplicativas, la multiplicación se asocia con las adiciones repetidas mientras que la división está ligada a la idea de reparto. Dickson, Brown y Gibson (1984) y Nunes y Bryant (1997) sugirieron que la experiencia con el “reparto” favorece la aparición del concepto de división. En términos de Correa, Nunes y Bryant (1998), cuando los niños tienen un esquema de acción para realizar la distribución equitativa empiezan a comprender la división. Los niños de 4 y 5 años son capaces de repartir cantidades discontinuas usando el reparto uno-a-uno, pero normalmente no establecen ninguna conexión entre el reparto y la equivalencia cardinal. A partir de los 5 años comienzan a modificar su rutina de reparto para ajustarla a las diferencias en el tamaño de las unidades repartidas. Sin embargo, comprender la división conlleva que los niños capten además la relación entre los tres elementos de la misma: dividendo, divisor y cociente. Los niños pequeños no parecen haber desarrollado esta comprensión y por eso, cuando reparten, sólo pretenden que todos los destinatarios tengan la misma cantidad. Por ejemplo, la relación inversa entre divisor y cociente parece surgir gradualmente, de acuerdo con Correa et al. (1998), entre los 5 y los 7 años como resultado de las experiencias diarias de los niños con el reparto, los aprendizajes escolares de conceptos relacionados y el proceso mismo de maduración.

La importancia atribuida a la conducta de reparto está además avalado por los datos de Nunes y Bryant (1997), Kornilaki y Nunes (1997) y Squire y Bryant (2002), quienes encuentran que los niños de Educación Infantil (E.I.) tienen más éxito en las situaciones partitivas que en las de medida. Por ejemplo, Kornilaki y Nunes (1997) presentaron a niños de 5, 6, y 7 años problemas de medida y partitivos en las condiciones de divisor idéntico y divisor diferente, con cantidades continuas y discontinuas. Los autores no hallaron diferencias dependiendo de las cantidades que estuvieran presentes, pero sí en el tipo de división. En efecto, resultaron más difíciles los problemas de división de medida que los partitivos. Este último dato lo explicaron aludiendo a que la división partitiva se encuentra más próxima a la experiencia de reparto de los niños.

Por su parte, Nunes y Bryant (1997) afirmó que resultaba más difícil la división de medida que la partitiva, ya que, en esta última, los niños podían representar el dividendo y el divisor, mientras que en la de medida tan sólo el dividendo. Conclusiones similares fueron halladas por Squire y Bryant (2002). En efecto, comprobaron que a los niños les resultaba relativamente más sencillo determinar el número de caramelos que correspondía a cada muñeco cuando en la situación de reparto el divisor determinaba el número de grupos y el cociente el tamaño de cada grupo (i.e., división partitiva), pero que esta situación se volvía compleja cuando el divisor establecía el número de objetos en cada grupo y el cociente era el número de grupos formados (i.e., división de medida).

En otro orden de cosas y para terminar, los resultados procedentes de los estudios con problemas verbales apuntan que los niños pequeños obtienen distintos niveles de rendimiento dependiendo de la estructura semántica del problema verbal que se les proponga (p.e., Bell et al., 1989; Bermejo, Lago y Rodríguez, 1994, 1998; De Corte y Verschaffel, 1996; English, 1998)). Por ejemplo, los niños de Educación Infantil son capaces de resolver problemas de adición y sustracción con estructura de cambio si la incógnita se encuentra en el resultado y cuentan con ayuda de material para representarlos. Además, también pueden resolver con éxito problemas con estructuras más complejas (i.e., problemas de comparación y de igualación) si aparecen reformulados (Lago et al., 2001; Pepper y Hunting, 1998). Así, Carpenter y cols. (1993) mostraron que los niños de Educación Infantil, tenían éxito en problemas de comparación de sustracción en los que se desconocía el resultado y en los problemas de cambio con la incógnita en el conjunto de cambio (i.e., segundo sumando), cuando recibían materiales para representar las acciones descritas en el problema. De modo semejante, Bermejo y Rodríguez (1987) encontraron que un 52% de los niños de 5 - 5;6 años y el 64% de los niños de 5;6 - 6 años eran capaces de resolver problemas de igualación cuando disponían de objetos para representar el problema.

No obstante, el estudio sobre los conocimientos informales de los niños pequeños sobre las operaciones aritméticas básicas de cálculo carece de investigaciones longitudinales que analicen simultáneamente las cuatro operaciones, siendo éste el objetivo de nuestro estudio. Esta meta se plasmó, a su vez, en dos objetivos específicos. El primero consistía en comprobar si las cuatro operaciones aritméticas representaban para los niños pequeños distintos niveles de complejidad. La trascendencia educativa de este planteamiento se evidencia en el proyecto curricular de primaria, momento en que empieza la enseñanza reglada de las operaciones aritméticas. Esta enseñanza formal empieza por la adición, seguida de la sustracción, multiplicación y concluye con la división, en un intento de ir de lo más fácil a lo más difícil. Sin embargo, ¿esta secuenciación obedece a razones puramente matemáticas, que centran el aprendizaje de estas operaciones en la enseñanza del algoritmo, o toma en consideración aspectos psicológicos relacionados con el proceso de adquisición de estos conceptos? Para responder a esta cuestión, no sólo hemos incorporado en las tareas propuestas a los niños las cuatro operaciones aritméticas, sino también el factor Estructura Semántica, que en la investigación sobre problemas verbales se ha revelado de gran importancia. En otras palabras, nuestro interés consistió en determinar si el grado de dificultad de las diferentes operaciones experimentaba variaciones dependiendo de que los problemas se formulasen en términos de acción o no-acción.

El segundo objetivo fue tratar de establecer los procesos de solución de los niños de EI cuando se enfrentan a estas tareas. En efecto, pretendemos trazar la secuencia evolutiva que siguen en los procedimientos de resolución mediante una metodología longitudinal. La novedad aquí reside en que la mayoría de los estudios emplean una metodología transversal y además, analizan una o dos operaciones aritméticas (p.e., adición y substracción), pero no las cuatro de manera conjunta.

MÉTODO

Participantes.

El estudio se desarrolló a lo largo de dos cursos escolares. En el primer año participaron 18 niños con edades comprendidas entre los 4-5 años  y en el segundo año se realizó el seguimiento a 15 de estos niños, puesto que los tres restantes abandonaron el centro.

Material y procedimiento.

Todos los niños tuvieron disponible material para resolver los problemas. El material estuvo formado por 8 casas de diferentes colores, 20 gallinitas y 20 sacos de trigo. Además, se utilizó una marioneta de guante con forma de vaca que era la encargada de leer los problemas. Todas las sesiones fueron grabadas en vídeo para su posterior análisis.

Todos los niños resolvieron un total de 20 problemas verbales. Se incluyeron 2 ensayos de problemas verbales de adición, substracción, multiplicación, división partitiva y división de medida con dos formulaciones verbales, acción y no-acción (ver Tabla 1). La tarea fue dividida en 5 sesiones con el fin de evitar el cansancio.

ANÁLISIS DE RESULTADOS

Comenzaremos el análisis determinando la significatividad de los diferentes factores considerados (i.e., Momento de la medición, Operación y Estructura Semántica). A continuación, analizaremos los procedimientos correctos de los niños en los problemas, haciendo especial hincapié en las diferencias entre ambas mediciones. Finalmente, estableceremos a que sujetos concretos afecta especialmente el cambio y la consistencia del mismo en función de la Operación, la Estructura Semántica y los procedimientos de resolución.

1.      Análisis Cuantitativo

Hemos realizado un ANOVA 2 (Momento de la Medición: Medición I vs Medición II) x 5 (Operación: Adición vs Sustracción vs Multiplicación vs División partitiva vs División de medida) x 2 (Estructura Semántica: Acción vs No-acción) con medidas repetidas y ejecutado con el programa SPSS 12.0 (ver Tabla 2).

Insert Tabla 2

Este análisis reveló que eran significativos los efectos principales de los factores Medición (F 1,14 = 6.000, p<0.05) y Estructura Semántica (F1,14 = 101.083, p< 0.01), así como la interacción Estructura Semántica * Operación (F 4,56= 5. 206, p<0.01).

Con respecto al factor Medición, el rendimiento de los niños mejoró ligeramente en el transcurso de un año (M: 0.80 cuando cursaban 2º de EI vs. M: 0.96 cuando cursaban 3º de EI). No obstante, como veremos en el análisis cualitativo, experimentaron importantes cambios en su comprensión aritmética, cuyos efectos no siempre se trasladaron al ámbito cuantitativo.

En cuanto al factor Estructura Semántica, el rendimiento de los niños en los problemas que implicaban acción (M: 1.55) fue más elevado que en los de no-acción (M: 0.21), lo que concuerda con los datos encontrados en otras investigaciones (Bell et al., 1989; Bermejo, Lago y Rodríguez, 1994, 1998; De Corte y Verschaffel, 1996; English, 1998). La mayor facilidad de los problemas que implican acción está relacionada con el hecho de que las situaciones dinámicas imponen menos demandas cognitivas y se pueden representar fácilmente con material. Esta explicación parece más acertada que el simple hecho de aludir a la práctica repetida en una estructura concreta, ya que los niños de E.I. no habían recibido todavía instrucción formal.

El factor Operación no resultó significativo y, por tanto, la dificultad de todas las operaciones fue similar (ver Tabla 2). Esto confirma que los más pequeños, al carecer de un conocimiento formal acerca de estas operaciones, las sitúan todas en un mismo plano de dificultad. Los resultados ratifican los hallados por otros autores, como Carpenter et. al. (1993), en problemas de acción que abarcaban las cuatro operaciones.

Sin embargo, la uniformidad que sugiere la falta de significación del factor Operación quedó matizada por los datos procedentes de la interacción Estructura Semántica * Operación, como se puede apreciar en la gráfica 1 en la que se muestran los diferentes rendimientos entre los problemas de acción y no-acción en todas las operaciones. En concreto, a parte de confirmar la superioridad de las situaciones de acción, estos resultados han permitido apreciar que la homogeneidad entre las operaciones se mantiene cuando los problemas conllevan acción, pero en las situaciones de no-acción la división partitiva resultó ser significativamente más sencilla que el resto de las operaciones.  Este último dato confirma parcialmente los propuestos por Nunes y Bryant (1997), Kornilaki y Nunes (1997) y Squire y Bryant (2002), puesto que sólo en las situaciones de no-acción la división partitiva resultó más sencilla que la división de medida.

Por tanto, la no-significación del factor Operación podría deberse al efecto compensatorio de la Estructura Semántica sobre las diversas operaciones, hasta el punto de igualar las diferencias que existían en las ejecuciones de los niños.

Insert Grafica 1

2.      Análisis cualitativo.

a)    Procedimientos correctos en problemas verbales de adición y sustracción:

El análisis de los resultados puso de manifiesto, en primer lugar, que en ambas operaciones y mediciones, las situaciones de acción obtenían un mayor porcentaje de estrategias correctas que las de no-acción.  Si consideramos por separado ambas operaciones, en la adición los niños emplearon un número mayor de procedimientos correctos en la Medición II, independientemente de la Estructura Semántica. En cambio, en la sustracción, el porcentaje de procedimientos correctos fue superior en la Medición I cuando la estructura del problema era de acción. Este efecto se debió probablemente a que el tamaño de las cantidades superó la decena en la Medición II.

Segundo, en ambas mediciones, hemos encontrado que las estrategias más utilizadas en orden de aparición fueron las basadas en la Representación Directa (niveles 1, 2 y 3), seguidas con una incidencia similar, por las Memorísticas y las de Conteo. Además, en la Medición II en los problemas de sustracción de no-acción, hemos hallado un mayor número de estrategias Memorísticas (nivel 6) y de Conteo (niveles 4 y 5). El hecho de que hayan recurrido a estrategias más evolucionadas en problemas que les resultaban más complejos puede explicarse por el tamaño de las cantidades. En el ejemplo, “En la casa verde están descansando 10 gallinas y en la casa amarilla están descansando 5 gallinas menos que en la verde. ¿Cuántas gallinas están descansando en la casa amarilla?”,  los niños solucionaron este problema sin necesidad de recurrir a la representación de las cantidades, porque sabían que el resultado de la adición 5 + 5 se correspondía con los dedos de las 2 manos.

Tercero, aquellos niños que solucionaban los problemas utilizando estrategias de Representación Directa o de Conteo, no lo hacían de la misma forma pudiéndose establecer diferentes pautas de actuación que se correspondían a distintos niveles de complejidad (ver Tabla 3). El orden impuesto responde a que suponen distintos grados de elaboración que acercan a los niños a dar el salto a estrategias progresivamente más complejas. Por ejemplo, en la adición, en Representación Directa a medida que avanzan los niveles los niños mostraban mayor conocimiento matemático. Así, en el Nivel 2º no necesitaban volver a contar como en el Nivel 1 y en el Nivel 3 prescindían de representar uno de los términos. En la substracción, salvo el Nivel 1 que representa la situación clásica, el 2º suponía un cierto conocimiento de que el “minuendo-resto=sustraendo” y el principio de composición aditiva de las cantidades y el 3º implicaba resolver un problema de substracción como si fuera de adición.

La primera y segunda gráfica del Cuadro 1 muestran la distribución de estos niveles en la adición y sustracción en las situaciones de acción. La comparación de los resultados de la Medición I y II nos ha permitido verificar, en primer lugar, que en la Medición II tendían a aparecer procedimientos más complejos. No obstante, conviene no perder de vista que dichas estrategias se hallaban ya presentes en la Medición I, aunque con un grado bajo de eficacia. La mejora que se produce en la Medición II tiene que ver precisamente con la disminución de los errores en la aplicación de estos procedimientos. En segundo lugar, en la adición, las estrategias más primitivas de Representación Directa (nivel 1) han sido sustituidas por estrategias de los niveles 2, 3 y 5 (ver Tabla 3). En la sustracción, las diferencias no resultaron sustanciales, destacando el dato de que en la Medición II aparecían por primera vez los Procedimientos Memorísticos.

Insert Tabla 3

En los problemas de no-acción, la tercera gráfica del Cuadro 1 pone de manifiesto los avances que tenían lugar en la Medición II. En efecto, en la adición y en la sustracción, no hemos hallado estrategias correctas en la Medición I, pero sí las hemos encontrado en la Medición II puesto que los niños recurrían a la Representación Directa, aunque en varias ocasiones no les llevó a la respuesta correcta. Incluso, se arriesgaban a emplear con éxito las Memorísticas en la sustracción.

En resumen, a la vista de estos resultados, estamos en condiciones de afirmar que las experiencias escolares de los niños han redundado en una mejora en la Medición II, que se ha reflejado no sólo en que eran capaces de resolver un número mayor de situaciones de adición y sustracción, sino también en los procedimientos de resolución empleados, ya que ahora resultaban más complejos. No obstante, hay que tener en cuenta que si bien las experiencias escolares de los niños con los números eran cada vez mayores, no podemos pensar que sean éstas las únicas responsables de estas mejoras, puesto que deberíamos contar también con las experiencias informales que tenían lugar fuera del colegio.

b)    Procedimientos correctos en problemas verbales de multiplicación y división:

De nuevo, como ocurrió en la adición y la substracción, se ha producido una cierta mejora en los resultados en la multiplicación y división en la Medición II, independientemente de que el problema implicase o no acción, propiciada por los cambios acaecidos en los procedimientos de resolución. Veamos esto con más detalle.

En la multiplicación, cuando los problemas eran de acción, la mayoría de los niños recurrían principalmente, en ambas mediciones, a las estrategias de Representación Directa. No obstante, como se puede apreciar en la cuarta gráfica del Cuadro 1, en la Medición II estos procedimientos se flexibilizaron dando lugar a nuevas estrategias que implicaban un grado mayor de desarrollo.  Podemos apreciar que en los niveles 1º y 2º de la multiplicación precisaban material físico para representar los dos términos de la operación (i.e., multiplicando y multiplicador), mientras que en el 3º y 4º representaban sólo físicamente el multiplicando y aparecía el doble conteo (i.e., llevar paralelas dos secuencias de conteo). Además, algunos niños comenzaron a experimentar con los procedimientos de conteo y se incrementó la presencia de las estrategias Memorísticas.

Cuando los problemas eran de no-acción, no hemos registrado ningún procedimiento correcto en la Medición I. Sin embargo, en la segunda, algunos niños resolvieron estos problemas con éxito recurriendo a la Representación Directa uno a uno (ver quinta gráfica; Cuadro 1).

En la división, hemos apreciado múltiples maneras de abordar los problemas, de ahí que hayamos clasificado las estrategias en dos grupos. En el primer grupo hemos incluido las estrategias basadas en el reparto, es decir, los niños tomaban el dividendo y “repartían elementos” formando los conjuntos que indicaba el divisor. En el segundo, las estrategias utilizadas se basaban en la “adición repetida”, de manera que los niños formaban un primer conjunto como indicaba el divisor y añadían conjuntos equivalentes hasta alcanzar el dividendo. Además, en cada uno de estos grupos de estrategias hemos establecido diferentes niveles (ver Tabla 3).

En la división partitiva hemos apreciado algunas diferencias entre la Medición I y II cuando los problemas eran de acción. En la Medición I fueron más consistentes en la utilización de la misma estrategia de reparto de un ensayo a otro, aún cuando eso les llevase a una respuesta equivocada, mientras que en la Medición II había una mayor variación en las estrategias.

De forma similar en la división de medida, los niños fueron más consistentes en las estrategias que utilizaban en ambos ensayos durante la Medición I pero, a diferencia de la división partitiva, predominaron las estrategias basadas en la adición repetida (i.e., Nivel 1b y Nivel 2b). Estas diferencias en los procedimientos, en ambos tipos de división, mostraron que los niños se acomodaban al enunciado del problema para poner en marcha una u otra estrategia (ver sexta y séptima gráfica; Cuadro 1).

Cuando los problemas fueron de no-acción, en la división de medida encontramos datos similares en ambas mediciones, ya que sólo hubo una respuesta correcta en cada caso. No obstante, se constataron varios intentos por parte de los niños para poner en marcha algunas estrategias que no daban lugar a la respuesta correcta (ver octava gráfica; Cuadro 1).

En la división partitiva predominaron las estrategias correctas basadas en el reparto en ambas mediciones. Estos datos comparados con los de la división de medida mostraron que no hubo diferencias en cómo los más pequeños afrontaban la división medida y la partitiva cuando los problemas eran de no-acción, aunque el éxito en esta última fue mayor en ambas mediciones (ver novena gráfica, Cuadro 1).

Insert Cuadro 1

3.      El cambio intraindividual.

A lo largo de este trabajo hemos tenido ocasión de comprobar que la ejecución de los niños, en los dos grupos de edad, difería sustancialmente dependiendo de que los problemas se formularan con estructuras aditivas o multiplicativas y de que implicaran o no acción. En el apartado que sigue, procederemos a examinar estos mismos datos, pero con un objetivo bien distinto, consistente en explicar la forma que adopta el cambio en cada uno de los niños que formaron parte del estudio.

 Esperamos que este análisis nos permita averiguar el efecto conjunto de las variables Operación y Estructura Semántica y los conocimientos previos de cada niño en particular. Para ello, en un primer momento, hemos agrupado los procedimientos de resolución utilizados en las cuatro operaciones en seis niveles, tal y como aparecen recogidos en la Tabla 4.

Insert Tabla 4

El análisis de datos se realizó con la prueba de Wilcoxon. Hemos considerado como respuestas correctas todos los ensayos en los que los niños seleccionaban una estrategia correcta, aunque la respuesta final no lo fuese por algún error de ejecución (i.e., error de conteo). Además, hemos elegido la estrategia más evolucionada, a pesar de que no fuera la misma en los dos ensayos. Los resultados correspondientes a esta prueba se presentan en las gráficas del Cuadro 2 (i.e., operaciones con estructura de acción) y del Cuadro 3 (i.e., operaciones con estructura de no-acción).

Insert Cuadro 2

En concreto, cuando los problemas eran de acción hemos advertido, por un lado que en las estructuras aditivas (Z=-0.424, p> 0.05 y Z=-0.566, p>0.05 en adición y sustracción respectivamente) no había diferencias significativas en las estrategias que utilizaban en la Medición I y II (ver Cuadro 2, gráficas correspondientes a estas operaciones). En ambas operaciones no hubo una evolución cualitativa de las estrategias, ya que en la Medición I, cuando los niños tenían 4 años, utilizaban estrategias de Conteo (Nivel 5) y Memorísticas (Nivel 6). No obstante, el uso de estrategias de nivel superior es mayor en la Medición II, lo que demuestra que a lo largo de un año las estrategias se van consolidado y como resultado imponen una menor carga cognitiva a los niños y eso les conduce a usarlas más a menudo.

Por otro lado, en las estructuras multiplicativas (Z=-2.684, p<0.01; Z=-2.280, p<0.05 y Z=-2.356, p<0.05 en multiplicación, división partitiva y división de medida respectivamente) se producían diferencias significativas en las estrategias de una Medición a otra. Así, en la Medición I las estrategias se agrupaban en el Nivel 1, pero en la Medición II eran más variables abarcando desde el Nivel 1 al 6 (ver en el Cuadro 2 las gráficas correspondientes a estas operaciones).

En resumen, tomados conjuntamente los resultados correspondientes a las estructuras aditivas y multiplicativas, en las situaciones de acción, parecía evidente que si bien los procedimientos de resolución resultaban similares de unas operaciones a otras (i.e., Representación Directa, Conteo y Memorísticas) la aplicación de unas estrategias u otras dependía del tipo de operación implicada. Así, las estrategias más evolucionadas surgían antes en los problemas de adición y sustracción, puesto que ya estaban presentes en la Medición I. Sin embargo en la multiplicación y división había que esperar a la Medición II. Más concretamente, tan solo tres niños (i.e., el 5, el 7 y el 8) en adición y cuatro en sustracción (i.e., el 6, el 8, el 11 y el 12) cambiaban a un procedimiento más evolucionado, pero en la multiplicación lo hacían diez niños (i.e., el 1, 3, 4, 6, 7, 8, 9, 10, 11, 12, 13 y 15), siete en división partitiva (i.e., el 1, 4, 6, 8, 11, 12 y 14) y nueve en división de medida (i.e., 1, 4, 5, 6, 8, 11, 12, 13 y 14).

Cuando las estructuras de los problemas eran de no-acción, los resultados mostraron que fueron significativos los cambios de estrategias en la Medición II en los problemas de adición, sustracción y multiplicación (ver Cuadro 3). Cuando los niños tenían 4 años no utilizaron ninguna estrategia correcta (i.e., Nivel 0), pero en la Medición II mejoraron claramente su rendimiento ocho niños en adición (i.e., el 2, 3, 5, 6, 10, 12, 13 y 14), cinco en sustracción (i.e., el 3, 4, 6, 8 y 12) y ocho en multiplicación (i.e, 2, 3, 5, 6, 8, 11, 12 y 13), llegando a poner en marcha estrategias Memorísticas.

Sin embargo, no hubo un salto cualitativo tan importarte en la división, puesto que el rendimiento de los niños en la Medición I no estaba en el Nivel 0.

A la vista de estos resultados, se podría concluir que los más pequeños poseen un repertorio amplio de estrategias, aunque no las utilizan por igual en todas las situaciones, siendo determinante el Tipo de Problema y la Operación. Además, las mejoras observadas de una Medición a otra no son sólo cuantitativas, sino también cualitativas en los procedimientos de resolución. En efecto, seis niños (i.e., el 4, 5, 6, 8, 11 y 12) cambiaban a una estrategia más evolucionada en cinco o más situaciones de acción / no-acción entre la Medición I y II.

Insert Cuadro 3

 


CONCLUSIONES

Los resultados del estudio han permitido confirmar, de acuerdo con otros autores, que la Estructura Semántica afectaba al rendimiento de los niños, siendo superior en los problemas de acción. No obstante, la dificultad para interpretar adecuadamente las proposiciones relacionales de los problemas de no-acción fueron solventadas, en algunas ocasiones, en la Medición II como consecuencia de las crecientes competencias cognitivas y las experiencias aritméticas. En efecto, utilizaron procedimientos de resolución disponibles en un número de situaciones cada vez mayor. Con respecto a esto último conviene destacar, por un lado, que los procedimientos más desarrollados aparecieron en los problemas de acción. Por otro, aunque los niños disponían de procedimientos de resolución sofisticados, esto no garantizaba que solucionaran con éxito los problemas más complejos de no-acción ni que sean éstos a los que recurrían cuando los resolvían correctamente. Por el contrario, solían utilizar procedimientos más simples.

En cuanto al orden de dificultad de las diferentes operaciones aritméticas, lejos de lo que establece el currículo escolar formal, los niños de E.I. no parecían plegarse a ese orden. A nuestro entender, el problema del currículo reside en que olvida los conocimientos informales que construyen los niños sobre las diferentes operaciones aritméticas a través de las experiencias de “repartir”, “quitar” y “añadir”, entre otras, antes de acceder al conocimiento de los algoritmos. Como se pone de manifiesto en este estudio, los niños de E.I. ya han empezado a construir los conceptos relacionados con estas cuatro operaciones aritméticas y debe ser la enseñanza formal la encargada de tender un puente entre las estrategias ideadas por los propios niños y otros procedimientos basados en los algoritmos y sus propiedades. A este respecto, a nadie se le escapa que el aprendizaje del algoritmo de la división resulta más complejo que el de la multiplicación y así sucesivamente porque, entre otras cosas, se basan unos en otros (p.e., la división es una multiplicación y una resta), del mismo modo que los algoritmos son procedimientos más precisos que los basados en el conteo, pero aún así resulta poco apropiado relegar al olvido los conocimientos informales construidos por los niños. Además, tampoco se puede basar únicamente la enseñanza de estas cuatro operaciones aritméticas en la resolución de algoritmos, desplazando los problemas a un segundo plano. Parece claro, a la luz de los datos arrojados por este estudio y otros muchos a los que nos hemos referido en este trabajo, que la resolución de problemas podría ser el instrumento que facilitase el establecimiento de nexos entre el aprendizaje informal y el formal.

Para terminar, teniendo en cuenta que el objetivo último de nuestro estudio era desvelar las características de ese conocimiento informal, hemos optado por una perspectiva evolutiva, ya que, desde nuestro punto de vista, cualquier pauta educativa ha de tomar en consideración los resultados evolutivos. En efecto, si conseguimos establecer los niveles evolutivos en la adquisición de uno u otro procedimiento, la enseñanza puede facilitar a los niños el tránsito de uno a otro, sin perder de vista las diferencias individuales. Son esas diferencias las que hemos intentado reflejar en el último apartado del estudio, haciéndonos eco de los cambios individuales en los procedimientos de resolución de una medición a otra.

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Tabla 1: Problemas verbales presentados a los niños.

ADICIÓN

ACCIÓN

En la casa azul hay 5 gallinas, y otras 3 van a jugar con ellas. ¿Cuántas gallinas hay ahora en la casa azul?

NO

ACCIÓN

Las gallinas preparan la comida, ponen en la casa azul 7 sacos de trigo y en la casa amarilla ponen 4 sacos de trigo más que en la casa azul. ¿Cuántos sacos de trigo han puesto en la casa amarilla?

SUBSTRACCIÓN

ACCIÓN

En la casa amarilla hay 11 gallinas y 6 gallinas se van de paseo. ¿Cuántas gallinas se quedan en la casa amarilla?

NO

ACCIÓN

En la casa verde están descansando 10 gallinas y en la casa amarilla están descansando 5 gallinas menos que en la verde. ¿Cuántas gallinas están descansando en la casa amarilla?

MULTIPLICACIÓN

ACCIÓN

Las gallinas preparan la cena, colocan en la casa azul, en la casa roja y en la casa amarilla 3 sacos de trigo en cada una. ¿Cuántos sacos de trigo han colocado en total para la cena?

NO

ACCIÓN

En la casa roja hay 3 gallinas y en la casa azul 4 veces las gallinas que hay en la casa roja. ¿Cuántas gallinas hay en la casa azul?

DIVISIÓN

PARTITIVA

ACCIÓN

Tenemos 12 gallinas, que hay que guardar entre la casa azul, amarilla y verde. En todas las casas tiene que haber el mismo número de gallinas. ¿Cuántas gallinas metemos en cada casa?

NO

ACCIÓN

Las gallinas de la casa azul comen 9 sacos de trigo y las de la casa verde comen 3 sacos de trigo. Si en cada viaje traigo 3 sacos de trigo. ¿Cuántos viajes más tendré que ir a la tienda para comprar el trigo de las gallinas de la casa azul?

DIVISIÓN

MEDIDA

ACCIÓN

12 gallinas se van a dormir y en cada casa caben 4 gallinas. ¿Cuántas casas se necesitan para que quepan todas las gallinas?

NO

ACCIÓN

Las gallinas de la casa verde comen la mitad de sacos de trigo que las gallinas de la casa azul y las de la casa azul comen 8 sacos de trigo. ¿Cuántos sacos de trigo comen las gallinas de la casa verde?


Tabla 2: Medias y desviaciones típicas, entre paréntesis, del ANOVA.

 

Medición I

Medición II

 

Acción

No-acción

Acción

No-acción

Adición

1.53

(0.74)

0.00

(0.00)

1.87

(0.35)

0.27

(0.59)

Sustracción

1.53

(0.83)

0.00

(0.00)

1.40

(0.83)

0.33

(0.62)

Multiplicación

1.47

(0.74)

0.00

(0.00)

1.60

(0.74)

0.33

(0.62)

División partitiva

1.27

(0.88)

0.47

(0.52)

1.53

(0.83)

0.60

(0.63)

División de medida

1.67

(0.72)

0.07

(0.26)

1.60

(0.74)

0.07

(0.26)

Puntuación máxima posible: 2


Tabla 3: Clasificación de las estrategias correctas teniendo en cuenta el factor operación.

ADICIÓN

SUBSTRACCIÓN

MULTIPLICACIÓN

DIVISIÓN

Nivel 1º: representa y vuelve a contar.

Nivel 2º: representa y cuenta a la vez.

Nivel 3º: representa un único término y cuenta.

Nivel 4º: contar todo sin objetos físicos.

Nivel 5º: contar a partir del primer sumando.

Nivel 6º: estrategias memorísticas.

Nivel 1º: quitar de.

Nivel 2º: quitar a.

Nivel 3º: estrategias basadas en la adición

Nivel 4º: contar hacia delante.

Nivel 5º: contar hacia atrás.

Nivel 6º: estrategias memorísticas.

Nivel 1º: adición repe-tida con representación uno a uno.

Nivel 2º: adición repe-tida con representación por múltiplos.

Nivel 3º: adición repe-tida con representación uno a uno y doble conteo.

Nivel 4º: adición repe-tida con representación de un único factor y doble conteo.

Nivel 5º: contar todo.

Nivel 6º: contar a partir del primer factor.

Nivel 7º: estrategias memorísticas.

Nivel 1ºa: reparto por ensayo y error

Nivel 2ºa: reparto de 1 en 1.

Nivel 3ºa: reparto por múltiplos.

---------

Nivel 1ºb: representa y cuenta.

Nivel 2ºb: representa con doble conteo.

Nivel 4º: representa un único término y prosigue mentalmente.

Nivel 5º: estrategias de conteo.

Nivel 6º: estrategias memorísticas.


Tabla 4: Equivalencia de las estrategias en las diferentes operaciones.

 

ADICIÓN

SUBSTRACCIÓN

MULTIPLICACIÓN

DIVISIÓN

NIVEL 0

Ninguna estrategia

No utilizan ninguna estrategia

NIVEL 1

Representación Directa

contando dos veces

Representa y vuelve a contar

Quitar de

- Adición repetida con representación uno a uno

- Adición repetida con representación por múltiplos

- Reparto ensayo-error

- Reparto uno a uno

- Reparto por múltiplos

- Representa y cuenta

NIVEL 2

Representación Directa

con doble conteo

Representa y cuenta a la vez

-Quitar de

- Estrategias basadas en la adicción

Adición repetida con representación uno a uno y doble conteo

Representa con doble conteo

NIVEL 3

Representación Directa

cuentan un único término

Representa un único término y cuenta

 

Adición repetida con representación de un único factor y doble conteo

Representa un único término y prosigue mentalmente

NIVEL 4

Conteo:

cuentan todo

Contar todo sin objetos físicos

 

Contar todo

Conteo

NIVEL 5

Conteo:

cuentan un término

Contar a partir del primer sumando

- Contar hacia delante

- Contar hacia atrás

Contar a partir del primer factor

 

NIVEL 6:

Memorísticas

Estrategias memorísticas


Gráfica 1: Interacción Estructura Semántica * Operación


Cuadro 1: Gráficas del rendimiento de los niños en la resolución de problemas

... continuación Cuadro 1: Gráficas del rendimiento de los niños en la resolución de problemas
 

Cuadro 2: Distribución de estrategias en las diferentes operaciones de acción.

        

                         

       


Cuadro 3: Distribución de estrategias en las diferentes operaciones de no acción.

     

                                  

 



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