Los hombres hemos aprendido a volar como los pájaros,
hemos aprendido a nadar por las profundidades del mar como los peces,
pero no hemos aprendido el noble arte de vivir como hermanos.
(anónimo)
Terriblemente
la frase tiene mucha razón. Si la analizamos fríamente al final
llegaremos a la conclusión de que sencillamente “no hemos aprendido
el noble arte de vivir como hermanos”, por que nadie se ha preocupado
de enseñarnos a ello.
Sabemos
que cuando el niño nace su cerebro, salvo una serie de reflejos
que le permiten su supervivencia (reflejos incondicionados), está totalmente
limpio de conductas genéticas y constitucionalmente heredadas, y lo
que posee es una infinita posibilidad y capacidad de asimilar toda la experiencia
social acumulada por la humanidad durante cientos de generaciones, y que le
es trasmitida por el adulto que lo cuida y atiende. A esta capacidad
de asimilar la estimulación del mundo que le rodea es lo que se denomina
la plasticidad del cerebro humano. El niño, cuando nace, no sabe “volar
como los pájaros ni nadar en las profundidades como los peces”. Hay que enseñarle. Sin duda lo mismo ocurre con el
noble arte de vivir como hermanos. HAY QUE ENSEÑARLE. Las normas de
convivencia, la asunción de la Paz como un modo de vivir no es consustancial
con el ser humano. Si queremos vivir como hermanos tendremos que educar al
niño para ello.
Por
ello se constituye esta Cátedra de Educación Permanente para
la PAZ, para educar, desde la primera infancia, en el noble arte de vivir
como hermanos. Para poner en manos de los maestros elementos que le ayuden
a educar a los niños mas pequeños en el amor y respecto al prójimo.
Este Cátedra
de Educación Permanente para la PAZ, será un lugar donde a través
de las más diversas vías, colabore y posibilite a los maestros
tener a su alcance procedimientos pedagógicos y metodológicos
que les permitan formar en los niños normas, valores, conceptos y comportamientos
hacia la asunción de la paz y el rechazo a la violencia como componentes
esenciales de su personalidad. Nos proponemos una habituación
continua en los niños que condicione cualquier actuación en
el futuro, un traspaso de valores que permanezca a lo largo del tiempo,
que se prolongue durante toda la vida.
Con
esta Cátedra de Educación Permanente para la PAZ pretendemos
aportar algo mas de un grano de arena a la formación de esa inmensa
playa de la humanidad en la que todos quepamos y en la que podamos disfrutar
de las ventajas de una sociedad cada más culta y más evolucionada,
en la que poder CONVIVIR JUNTOS Y EN PAZ.
Por
que creemos profundamente que solamente con una educación desde la
primera infancia conseguiremos un mundo mejor. El cambio social preciso solo
puede venir por una educación para todos, para todos los niños
del mundo. Poco soluciona hacer una aislada adopción o la ayuda a unos
cuantos. Solamente educando a todos tendremos un
mundo mejor para todos.
APRENDER
A CONVIVIR............. EN PAZ..
EJE CENTRAL DE LA EDUCACIÓN DE LA PRIMERA INFANCIA.
Está
mas que demostrado que los primeros años de la vida constituyen los
de mayor significación para el desarrollo del ser humano. A esta etapa
de la formación del individuo se le ha denominado con diversos nombres:
primera infancia, preescolar, inicial, entre otros, pero cualquiera que sea
el nombre que se adopte, en lo que sí están totalmente de acuerdo
todos los estudiosos de la ciencia psicológica es que en esta
etapa se instauran las bases fundamentales del desarrollo de la personalidad,
que en las sucesivas fases de la vida se consolidarán y perfeccionarán.
De ahí
la extraordinaria importancia que reviste esta edad para el futuro del hombre
como individuo y como persona, y de la necesidad de conocer exhaustivamente
sus particularidades: las causas y condiciones de su desarrollo, el transcurso
de sus procesos biológicos y madurativos, fisiológicos y funcionales,
psicológicos y sociales, para poder ejercer una influencia
positiva en dichos mecanismos y estructuras que están en plena formación
y maduración, para alcanzar los máximos logros potenciales
de este desarrollo, que posibilite un individuo sano, apto y capaz de transformar
al mundo y transformarse en este empeño.
1.0.-La
educación de la primera infancia tradicional
Tradicionalmente
la educación de los niños más pequeños ha venido
marcada por la posterior enseñanza escolar, hasta el extremo que le
impuso el nombre de EDUCACIÓN PREESCOLAR. En esta
etapa de la vida se limitaban los maestros exclusivamente a adelantar conocimientos.
Evidentemente no educaban sino enseñaban. Aún en muchos países
existen los exámenes para el ingreso a determinados colegios donde
las pruebas consisten en un ejercicio de Lectoescritura y al conocimiento
de Números, cuando no sencillas operaciones aritméticas, con
lo cual la educación de la infancia, en el término educación,
no existe, limitándose a una mera y acelerada preparación para
la posterior escolaridad.
1.1.-La
educación de la primera infancia hoy
Hoy ya
sabemos que cuando el niño nace, tiene todo un potencial de
posibilidades. Lleva en él muchas promesas, pero esas promesas
serán vanas si no reciben del medio humano y físico un conjunto
suficientemente rico de estímulos de todo tipo. Las ciencias
biológicas contemporáneas, y sobre todo la neurología,
nos dicen que la materia nerviosa, especialmente desarrollada en cantidad
en la especie humana, no puede llegar a su evolución completa si no
hay unos estímulos exteriores que provoquen unas reacciones que permitan
a esas funciones ponerse en marcha, perfeccionarse y desarrollarse plenamente. Podemos afirmar que el desarrollo del individuo está, en primer término,
en función de su estado biológico y neurológico en el
momento de nacer pero que, más adelante, la acción del medio
pasa a ser fundamental para su ulterior evolución. No es
que la acción del medio pueda hacerlo o deshacerlo todo, sino que,
en el momento de nacer, hay toda una gama de posibilidades y que la acción
del medio exterior hará que, dentro de los limites impuestos por la
situación biológica y neurológica, el desarrollo del
individuo sea más o menos amplio.
En este
sentido se ha llegado a afirmar que, al nacer, el niño no es más
que un "candidato a la humanidad" (H. Pieron).
Esto quiere decir que el camino es muy largo entre el nacimiento a la vida
humana y la participación en la humanidad. El vínculo entre
ellas, lo que permite el paso de una a otra es la educación.
Y ello
se confirma una y otra vez, sin que apenas tomemos conciencia de ello. Sin
duda las recientes declaraciones del Doctor Venter, director de una de las
dos compañías que han realizado la investigación del
mapa del genoma humano, son fundamentales al afirmar: “La
idea que las características de la personalidad están estrechamente
ligadas con el genoma humano se puede considerar falsa. Los hombres no son
necesariamente prisioneros de sus genes y las circunstancias de la vida de
cada individuo son cruciales en su personalidad”.
El medio
social y la estimulación del medio circundante posibilitan que estos
procesos y formaciones se estructuren y permitan un cierto nivel de desarrollo
en todos los niños. Sin embargo, el medio social y familiar actuando
por sí solos y sin una dirección científicamente concebida
de la estimulación, puede que no sea el adecuado, no llegando a posibilitar
que los niños alcancen todas las potencialidades de su desarrollo.
Es decir,
mediante la creación de un sistema de influencias científicamente
concebido y organizado de una forma consciente, se pueden alcanzar metas del
desarrollo que no es posible lograr mediante la estimulación espontánea.
Inclusive,
y tal como señalara Jean Piaget, una insuficiente o ausente estimulación,
puede propiciar que en la periodización del desarrollo psicológico,
donde siempre se sigue una determinada secuencia en el surgimiento y cambio
de las etapas evolutivas, puede darse el caso de que su culminación,
es decir, la formación de la etapa de las operaciones formales del
pensamiento, esa que permite el alto razonamiento y el realizar operaciones
lógico - abstractas de calidad, no llegue a formarse nunca, como consecuencia
de tal insuficiente y no conscientemente dirigida acción de estímulos.
Por otra
parte, el hecho de que este sistema de influencias pueda ejercer su acción
en una etapa del desarrollo en que las estructuras biológicas, fisiológicas
y psicológicas están en plena formación y maduración
tiene una especial significación. En este sentido, Lev Vigotski,
uno de los mas reconocidos estudiosos de la etapa infantil, señaló
que el hecho de que esta acción se haga en un momento del desarrollo
en que dichas estructuras se están formando, permite ejercer un efecto
mucho más significativo sobre los propios procesos y cualidades que
dependen de estas estructuras, y del propio desarrollo como tal. Si
bien la organización y dirección de un sistema de influencias
científicamente concebido es importante en cualquier etapa del desarrollo
del individuo, es en la primera infancia donde dicha estimulación reviste
la mayor importancia y significación para toda la vida del ser humano,
por realizarse sobre formaciones biofisiológicas y psicológicas
que en este momento se están formando, y no sobre estructuras ya formadas
como sucede en la mayoría de aquellas que se presentan en otras edades.
De ahí
que se haya señalado a esta etapa como crucial para el desarrollo,
y de la necesidad de organizar un sistema de influencias educativas bien pensado
y científicamente concebido que se dirija a posibilitar la máxima
formación y expresión de todas las potencialidades físicas
y psíquicas del niño en estas edades iniciales.
La educación
de la primera infancia puede, por su función social y su nivel técnico,
asumir este sistema de influencias educativas, y en conjunto con la educación
familiar, puede ayudar a alcanzar metas más altas de desarrollo para
todos los niños.
1.2.-¿Cómo
ha de ser la educación de la primera infancia?
Ahora
bien si toda la comunidad científica está de acuerdo en la necesidad
de una educación desde el nacimiento, cuando no antes, sería
aconsejable que todos nos pusiéramos de acuerdo en como ha de ser esta
Educación, al objeto de evitar que esta sea una mera etapa de aceleración
de conocimientos escolares, como enunciábamos anteriormente.
Si releemos
el artículo 29 de la Convención sobre los Derechos de los Niños
aprobada por la Asamblea General de las Naciones Unidas el 20 de noviembre
de 1.989, encontraremos básicamente lo que debemos entender hoy por
educación de la infancia:
Los
Estados Partes convienen en que la educación del niño debe de
estar encaminada a:
a)
Desarrollar la personalidad, las aptitudes y la capacidad mental y física
del niño hasta el máximo de sus posibilidades.
b) Inculcar al niño el respeto de los derechos humanos y las libertades
fundamentales y de los principios consagrados en la Carta de las Naciones
Unidas;
c) Inculcar al niño el respeto de sus padres, de su propia identidad
cultural, de su idioma y sus valores, de los valores nacionales del país
en que vive, del país de que sea originario y de las civilizaciones
distintas de la suya;
d) Preparar al niño para asumir una vida responsable en una sociedad
libre, con espíritu de comprensión, PAZ, tolerancia, igualdad
de los sexos y amistad entre todos los pueblos, grupos étnicos,
nacionales y religiosos y personas de origen indígena;
e) Inculcar al niño el respeto del medio ambiente natural.
Si bien
esto no es una definición, sino "a lo que debe de estar
encaminada" enmarca y define perfectamente que debemos entender
hoy por educación. Hoy se define educación como aquella ofrecida
al niño para su desarrollo integral NO SOLO en los aspectos
COGNITIVOS (palabra que no se utiliza en todo el artículo) sino psíquicos
y espiritual, y ello, evidentemente a través de experiencias de socialización
pedagógica y recreativa. Esta
definición es perfectamente válida sea cual sea la edad del
niño. Es una definición valida desde el mismo momento del nacimiento.
Podrán variar las metodologías a utilizar, pero la esencia del
concepto permanecerá durante toda la vida. Ha de ser, con arreglo al
apartado d, una educación encaminada a Preparar al niño
para asumir una vida responsable en una sociedad libre, con espíritu
de comprensión, PAZ....
Parece
muy claro que el concepto educación hay que entenderlo como «potenciación
de las facultades que la naturaleza le depara al niño» y no como mera transmisión de conocimientos Hoy nuestra actuación
debe de estar encaminada a que los niños aprendan a ser ellos mismos
(aprender a SER) aprendan a comprender, tanto en los aspectos
de tipo social (aprender a VIVIR JUNTOS) como meramente cognitivo
(aprender a CONOCER, y a HACER).
1.3.-Aprender
a vivir juntos
El final
del siglo XX y el inicio del nuevo milenio se caracterizan por una progresiva
escalada de violencia que, generalizada a gran parte de este mundo,
ha generado multitud de situaciones de conflicto que se han convertido en
confrontaciones bélicas por doquier así como nuevos fenómenos
a escala internacional, de trágicas consecuencias, como lo es el terrorismo.
Si a ello
se le suman los efectos de una devastadora depredación de los
recursos naturales del planeta, el calentamiento del clima con sus
funestas consecuencias, el progresivo deterioro de la capa de ozono que preserva
la vida, la deforestación ambiental con la lógica
consecuencia de una mayor incidencia e intensidad de fenómenos y desastres
naturales (entre otros muchos factores) se dibuja un cuadro nada halagüeño
de la actual situación que vive el mundo actual, y cuyos efectos, sean
por causas naturales o sociales, inciden fundamentalmente sobre los miembros
más vulnerables de la población: las mujeres, los ancianos,
los desvalidos, y sobre todos los niños a los que le ofrecemos
un futuro desesperanzador.
Esta convulsa
situación tiene su expresión en los medios masivos de comunicación,
que reflejan, a través de las más diversas vías esta
caótica situación, y que casi siempre se convierten a su vez
en espejo y transmisión de la violencia y crisis imperante en la sociedad,
alentando mediante el morbo y el sensacionalismo los hechos y las formas de
expresión de esta violencia cotidiana. Así, se dice que un niño
al llegar al término de su niñez ha visto miles de crímenes
violentos y otras manifestaciones criminales en la televisión o el
cine. Se ha enfrentado al encumbramiento de valores negativos para
su desarrollo personal y social en aras a una cultura de supervivencia, del
aislamiento, del individualismo más feroz.
Si bien
es iluso pensar que los males de este mundo se han de resolver mediante la conciliación ideal y espiritual, sin resolver las
grandes contradicciones geopolíticas y económicas que hace que
la brecha entre países ricos y pobres sea cada vez mayor (por que sin
duda los países pobres lo son cada día mas) ello no quita que
los educadores nos propongamos acciones que, actuando sobre la mente
de los niños que se forman, cooperen y permitan crear en ellos normas,
ideas, valores, conceptos, que faciliten el entendimiento entre los hombres
y a la aceptación de la enorme diversidad que es el género humano.
Para lograr
una sociedad más justa y humana, uno de los factores
necesarios, por no decir el más importante, es la asunción de
que la paz entre los hombres, en su más amplio concepto, es
la única vía posible para posibilitar el desarrolloy corresponde a la educación preparar para este desarrollo ya que solo ella es capaz de alcanzar las metas que se plantea la sociedad
en la formación de los niños. Educación que es
indispensable comenzar desde las etapas más tempranas de la vida, pues
es en la primera infancia donde se estructuran las bases fundamentales de
la personalidad del hombre, que se consolidarán y perfeccionarán
en las sucesivas etapas de su desarrollo.
Abundando
en estos conceptos, y ante la complicada situación mundial con los
grandes movimientos migratorios que se están dando, uno de los cuatro
pilares en los que, según el Informe Delors, debe basarse la educación, APRENDER A VIVIR JUNTOS, ha cobrado pertinencia renovada. No hace
mucho, el Dr. Koichiro Matsuura, Director General de la UNESCO decía
ante el Grupo de Alto Nivel de la Iniciativa Educación para Todos, "la cambiante situación internacional ha hecho que
repentinamente, uno de los temas centrales del Informe Delors, el de "aprender
a vivir juntos" haya adquirido urgencia y pertinencia renovadas”. Más que nunca, (seguía afirmando el Dr. Matsuura)
los contenidos, métodos y resultados del aprendizaje deben ser revisados
para hacer de la educación un instrumento más efectivo y poderoso
para "construir las defensas de la paz en la mente de los
hombres. Es particularmente importante que alejemos a las mentes jóvenes
de la violencia y las guiemos hacia las virtudes de la tolerancia, la comprensión
mutua y la paz, no sólo de acción, sino también de pensamiento
y de expresión".
Coincidiendo
con dicha afirmación, y convencidos de que dicha educación debe
de empezar desde el mismo nacimiento, hemos constituido la
CÁTEDRA
PERMANENTE
EDUCACIÓN PARA LA PAZ.
APRENDER
A CON-
VIVIR..... EN PAZ
desde la primera infancia
Porque
tenemos que hacer de la educación para la paz un
aprendizaje fundamental en la vida de los pequeños, una habituación
continua que condicione cualquier actuación en el futuro,
un traspaso de valores que permanezca a lo largo del tiempo, que se prolongue
durante toda la vida. Entendemos que es fundamental que desde muy pequeños
se construya en la mente de los niños la idea de la paz como algo interior
del mismo. Igualmente creemos que aunque existe un Día Internacional
de la Paz, y bastantes actividades elaboradas para ese día en concreto,
es importante elaborar un amplio programa que condicione cualquier actuación
del niño en el futuro.
FUNDAMENTOS
DE LA CÁTEDRA
Cuando
nos cuestionamos constituir la Cátedra de Educación
Permanente para la PAZ surgió una pregunta que ocasionó
una cierta polémica: realmente ¿qué
es la PAZ?
La palabra
PAZ es una palabra que sin duda todos utilizamos, debe de ser la más
escrita y oída en los medios de comunicación. Para conocer su
significado exacto acudimos al diccionario y buscamos su significado. La sorpresa
fue, al menos curiosa, ya que hay multitud de acepciones a esta palabra.
2.1.-Del
concepto de PAZ para los niños
Si tenemos
que elaborar un plan de educación de la paz para niños, nos
parecía muy interesante saber que entendían los propios niños
por paz.
Para ello
se preguntó a los niños (de tres a seis años) que quería
decir para ellos la palabra PAZ. Los educadores nos trasmitieron lo más
literalmente posible las respuestas que dieron los niños.
EL
82% DE LOS NIÑOS RESPONDIÓ DE MANERA UNANIME, QUE PAZ QUERIA
DECIR NO PEGARSE
A partir
de ahí surgieron multitud de “definiciones de PAZ” con
las cuales podría escribirse un curso de cosas curiosa. Así,
entre las múltiples definiciones, nos encontramos:
• CUANDO NO
SALE SANGRE (México)
• MI MAMA (El Salvador)
• HABLAR SIN GRITAR (Argentina)
• ESCRIBIR UNA CARTA A LOS POLICIAS PARA QUE METAN PRESO A LOS QUE
ROBAN (Argentina)
• NO DECIR COSAS FEAS (Perú)
• QUE NADIE MUERA (Colombia)
• QUE NO FUMEN LOS PADRES PORQUE SINO SE LES PONEN LOS PULMONES
NEGROS (España)
2.2.-Del
concepto de PAZ para los adultos
Para
ello se elaboró un cuestionario que se envió por correo electrónico
a centros repartidos por más de 20 países. Este cuestionario
se elaboró en ingles y español. En el mismo se les preguntó:
¿que es para ti la paz?¿Cómo trabajarías la paz
con los niños mas pequeños?
Se han
recibido respuestas de los 20 países, y curiosamente en las respuestas
aparecen la multitud de matices ya detectados previamente, sin que encontráramos
correlación en un determinado tipo de respuesta y la situación
de país de origen de la persona que nos contestó. Si que se
encontró un ligero sesgo en las repuestas de los educadores de escuelas
religiosas, donde encontramos algunas respuestas que vinculan la paz con la
religión.
Ante la
pregunta, totalmente abierta, de ¿qué es para ti la paz? Solamente
el 9% de los encuestados nos respondió que era la AUSENCIA DE CONFLICTOS
BÉLICOS. La gran mayoría interrelaciona el concepto PAZ con
un estado interior, que posteriormente se transmite al resto de la sociedad.
Así, los ítems que obtuvieron más del 5% de las respuestas,
fueron:
38%
armonía y bienestar interior de la persona
36% respeto al prójimo
16% convivencia armoniosa
11% amor al resto de personas
9% ausencia de conflictos bélicos
8% comprensión hacia los demás
8% establecimiento de una sociedad justa
5% diálogo entre las personas
5% solidaridad entre los pueblos y personas
Prácticamente
en todas ellas se asocia la palabra PAZ con lo que siempre hemos conocido
como VALORES, esto es, RESPETO, TOLERANCIA, COMPRENSIÓN,
AYUDA, etc.
2.3.-De
la educación en valores
La educación
para la Paz ha de ser en consecuencia una educación de valores.
Partiendo
de la premisa que el niño cuando nace desconoce los roles, las normas,
las pautas y los valores morales y sociales de su comunidad, los agentes educativos
nos convertimos en facilitadores de experiencias y relaciones que facilitan
su progresiva madurez social.
Podemos
definir un valor como un elemento real, deseable, objetivo y conveniente al
ser humano que lo interioriza a través de la experiencia individual
y se convierte en una norma moral de conducta.
Los
niños, a través de sus experiencias seleccionan, eligen y hacen
suyo un sistema de valores que les ayudará a desarrollar una conciencia
moral y a adquirir el compromiso individual de organizar su conducta llevándolos
a la práctica.
La educación,
ha de ofrecer una guía de conducta al niño desde su primera
infancia promoviendo la madurez interna necesaria para adquirir una conciencia
autónoma.
El pequeño,
en las primeras etapas del desarrollo, se abre al conocimiento de sí
mismo, del mundo que le rodea y de las personas de su entorno: se
educa influenciado por el ambiente en que se desenvuelve. Este ambiente debe
ofrecer unos modelos de roles y valores positivos aceptados por la comunidad,
ayudándole a alejarse de los valores negativos, las fuerzas destructivas
o los contravalores.
Para aprender
a vivir juntos, será imprescindible educar desde la primera
infancia las normas por las que se rige, o debería regirse, esta convivencia.
Los logros
fundamentales del desarrollo de la personalidad en educación temprana
consisten en la formación de la autoconciencia y de una indudable
subordinación y jerarquización de motivos. Gracias
a esto el niño adquiere un mundo interior bastante estable, que le
permite una activa y consciente participación en el mundo que le rodea
e imprime una determinada tendencia a toda su conducta.
La
condición fundamental para poder hablar de una formación de
la personalidad en esta edad es que su comportamiento puede ser previsto,
lo cual implica una dirección del comportamiento. El punto
central de esta formación es la observancia de reglas de conducta que
son socialmente aceptadas. Normas que los niños asimilan en
su actividad y en la comunicación con los adultos y el mundo circundante,
y que les permiten regular su conducta de manera mucho mas efectiva que en
etapas posteriores.
Desde
este punto de vista, los valores se conforman en el proceso de desarrollo
del individuo, a partir de sus etapas más tempranas.
Dentro
de esta concepción de NORMA MORAL DE CONDUCTA, los valores son infinitos,
en el sentido en que es infinita la realidad objetal e ideal. Ello
hace que realizando acciones que abarquen una gama importante de aspectos
de la realidad, se estén sentando las bases para la formación
de múltiples valores
La
formación de valores en la educación temprana debe realizarse
de la misma manera en que se conforman los hábitos, habilidades, conocimientos
y capacidades, y mediante los mismos procesos y procedimientos educativos,
ESTO ES DE MANERA GLOBALIZADA.
En
los primeros años de la vida los valores, como todo en el niño,
tienen un enfoque globalizado, al igual que sucede con los conceptos, las
normas, las nociones, las capacidades, habilidades y otras formaciones psicológicas,
porque la actividad del niño en estas edades tiene un carácter
generalizado.
Dentro
del enfoque "global del niño " se instauran las premisas
de los distintos valores específicos que van a caracterizar al ser
humano adulto, sin que se pueda pretender hablar de valores específicos
en tan tiernas edades.
Solo en
el final de la etapa es que se comienza a plantear una diferenciación
de estos valores globales, en la medida en que el desarrollo afectivo y cognoscitivo
permite un conocimiento y una vivencia mayor de la realidad circundante.
Como
toda formación psicológica, es imposible actuar directamente
en la estructuración de los valores, al igual que lo es en el de las
capacidades o la motivación. Para ello es necesario llevar a cabo actividades
bien organizadas y concebidas metodológicamente, que permitan
que los niños se orienten por sí mismos en su realización,
base de orientación que se transfiere a cualquier otra actividad semejante,
y que progresivamente forma la capacidad, el motivo o el valor en dependencia
de que es lo que se pretenda formar.
Bajo
nuestro punto de vista constituye un error conceptual plantearse el trabajo
directo en la formación de valores, sino que se debe trabajar en las
habilidades, hábitos, conceptos, nociones y vivencias que van a dar
como resultado la formación del valor.
De
este modo, los valores realmente no se enseñan como tales, sino que
surgen como consecuencia de la realización de actividades que sean
de interés para los niños y en las cuales se realizan
acciones que van actuando sobre la composición de estos futuros valores.
Por ejemplo,
cuando en un juego de roles o en una dramatización uno de los niños
hace de "héroe" y ayuda al “amigo desvalido”,
se están realizando acciones que ejercen una determinada influencia
sobre la concepción de lo que es la amistad y la solidaridad humana,
que paulatinamente, y por la repetición y enriquecimiento de esta actividad,
van convirtiéndose en lo que posteriormente ha de constituir un valor
en la personalidad.
El
valor como tal se conoce, se aprende y se elige en las acciones de la vida
cotidiana, por los comportamientos que los niños asimilan y por los
que observan en los adultos, y su formación puede darse de manera espontánea,
o dirigirse pedagógicamente. Esto último garantiza que el valor
individual concuerde con lo que constituye la norma o valor social.
Si
las actividades que se propician para la formación de los valores se
acompañan de satisfacción y bienestar emocional, el niño
tenderá a repetirlas, y se convertirán en habituales en la medida
en que pasan a formar parte del sistema regulador de la conducta.
Es decir,
que la formación de hábitos y realización de actividades
dirigidas a formar valores deben desarrollar sentimientos y vivencias,
y no solo reforzamientos externos para orientar su conducta.
En este
sentido, los conocimientos por sí solos no garantizan la formación
del valor, sino que han de acompañarse de vivencias emocionales,
que expresan en este plano la unidad de los procesos afectivos y cognoscitivos.
Teniendo
en cuenta las características de la edad (y aquí es muy importante
tener en cuenta los tiempos de excitación e inhibición, del
sistema nervioso básico de los niños) y que los niños
trabajarán aquello que conecte con su interés, hemos enmarcado “la educación para la PAZ" en una serie de actividades
eminentemente lúdicas que tengan un especial significado para el niño.
2.4.
La educación para la Paz, ¿eje transversal o bloque del
currículo?
La
educación para la PAZ ha de convertirse realmente en un programa transversal
que se desarrolle a través de todas las actividades del centro.
Como hemos
dicho, no se trata de hacer un trabajo directo en la formación de valores,
sino formar habilidades, hábitos, conceptos, nociones y vivencias que
van a dar como resultado la formación del valor, mediante actividades
bien organizadas y concebidas metodológicamente, que permitan que los
niños se orienten por sí mismos en su realización, base
de orientación que se transfiere a cualquier otra actividad semejante,
y que progresivamente forma la capacidad, el motivo o el valor en dependencia
de que es lo que se pretenda formar. Esto determina que la formación
de valores sea realmente un eje transversal que hay que trabajar en cualquier
contenido que se realice en las actividades con los niños, incorporándolo
como un objetivo general dentro del planeamiento de cualquier actividad.
Ahora
bien, el conocimiento de la práctica docente nos hace afirmar que en
el currículo es preciso trabajar los ejes transversales (en nuestro
caso aprender a vivir en Paz) como el resto de objetivos y contenidos: de
manera estructurada, a modo de uno de los bloques de que consta el currículo
Por otra
parte, el trabajar los valores exclusivamente como eje transversal tiene una
presunta debilidad que provoca con excesiva frecuencia que no lleguen a trabajarse
en la práctica pedagógica y es la dificultad para relacionar
el objetivo general con otros más específicos; como trabajarlo
en la misma actividad sin un contenido propio, como evaluarlo en referencia
con los objetivos de la actividad, entre otros. También, el excesivo
énfasis en la “cognición” en los programas, anteriormente
expuesto, hace que el “trabajo de los ejes transversales” se limite
en muchos de los casos a meras observaciones verbales por parte del educador,
lo cual no garantiza la consecución de los valores
Es por
ello que no entra en contradicción pedagógica con el enfoque globalizado de la formación de valores el que se ofrezcan
actividades específicamente dirigidas a realizar acciones que van a
dar como resultado la formación del valor, como si fuera un contenido
específico del programa educativo.
De esta
manera en determinado momento el valor se integra como un objetivo general
dentro de una actividad general cualquiera, y se trabaja en otras como un
contenido particular y específico. La realización de uno u otros
procedimientos metodológicos va a depender entonces de las características
del grupo, el enfoque del tratamiento del contenido, los objetivos de la actividad,
etc.