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A LOS EDUCADORES

Desamos insistir en la importancia de la interrelación del centro, sus educadores con los padres y con las madres.

Cuando el niño y la niña menor de 6 años asisten a un centro educación infantil, lo que se pretende es compartir con la familia la labor educativa, completando y ampliando las experiencias formativas del desarrollo. Para que esta labor se realice correctamente, la comunicación y coordinación entre los padres, madres y educadores es de mayor importancia. No pueden presentar unos comportamientos y actitudes contrarias, ya que de nada sirve enseñar, en la escuela, al niño actitudes y hábitos de reciclaje y de concienciación con el medio ambiente, si luego los padres y madres no lo llevan a cabo. Por este motivo, es preciso que actúen coordinados.

Por lo que, una de las tareas que competen al educador y al equipo educativo del que forma parte, consiste en determinar los cauces y formas de participación de los padres y madres del centro.

De tal forma, que aconsejamos elaborar toda una serie de estrategias en las que mezclaremos las reuniones, las comunicaciones escritas, y vías directas de participación de los padres en el centro como por ejemplo, a través de talleres. Por ello proponemos una serie de consideraciones que el centro tendrá que tener en cuenta para una adecuada intercomunicación con los padres y madres. Así, debemos ser conscientes con la realidad de los tiempos actuales y en consecuencia racionalizar los mensajes y reuniones entre los educadores y padres, de manera que nuestro discurso sea oído, analizado y asimilado y no directamente rechazado por insistente, pesado en la repetición y reiterativo.

Por consiguiente, unos de los propósitos del centro de educación infantil respecto a los padres será enseñar, que educar correctamente al niño exige que, desde muy temprana edad se le enseñe ciertas normas y hábitos de la vida que garanticen tanto su salud física y mental como su ajuste social. De tal modo que será vital que cooperen y colaboren en todas las tareas que se les planteen, para lograr de esta manera una concienciación de que el centro de educación infantil constituye una extensión del hogar.

Además, si un niño no actúa adecuadamente, es porque no se han formado estos hábitos desde su más tierna infancia. Ya que un hábito no es más que la forma de reaccionar frente a una situación determinada, que se obtiene a través de un entrenamiento sistemático; o sea, es la tendencia que existe de repetir un acto que se ha realizado previamente y que, una vez establecido, se realiza automáticamente, sin analizar lo que se esta haciendo.

Para que el niño adquiera normas y hábitos adecuados de reciclaje y medio ambiente, es indispensable que se trabaje en todos los entornos en que se relaciona el niño: casa, escuela, etc.. Es decir, si se desea que un niño separe las basuras, por ejemplo, primeramente hay que mostrarle como debe actuar. El ejemplo que ofrecen los padres y demás adultos que viven con él es muy importante. Además, es fundamental ser persistente, constante y tener la suficiente paciencia para no decaer en el logro del propósito.

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