La multiculturalidad de las matemáticas

Terezinha Nunes

Departamento de Estudios Educacionales

Universidad de Oxford

La mayoría de las personas están de acuerdo de que el aprendizaje matemático requiere el uso de la lógica, y la mayoría de los educadores actualmente acepta que las matemáticas son un producto cultural, así que el aprendizaje matemático es aprender a dominar un invento cultural. Estas dos ideas son interesantes, pero puede parecer que están en conflicto: los principios lógicos deben de ser universales, pero para los inventos culturales no es así. En esta ponencia, intentaré demostrar cómo estas ideas pueden ser compatibles, trabajando con la noción de sistemas de razonamiento. Después, exploraré la noción de sistemas de razonamiento en tres contextos de aprendizaje matemático: aprender el conteo, utilizar el conteo para resolver diferentes problemas aritméticos y trasladar (o bien no trasladar) entre representaciones diferentes para las matemáticas.

Mientras exploro con estos ejemplos, trabajaré con tres suposiciones, que quiero mencionar de manera explícita. La primera es que yo supondré, siguiendo la tradición de Piaget, que el razonamiento lógico de los niños tienen sus orígenes en sus acciones. Esta suposición se usa en el diseño de los estudios que voy a describir, en los cuales se les pide a los niños que resuelvan problemas, y su forma de organizar sus acciones se interpreta como una indicación de su lógica. La segunda suposición es que las representaciones matemáticas que ellos usan provienen de la cultura, y deben ser integradas en su sistema de razonamiento para ser utilizadas. En este tema no importa cómo se aprenden las representaciones, el argumento es solo que son utilizadas bien únicamente cuando son asimiladas en un esquema de razonamiento. Finalmente, propondré que, una vez estas representaciones son asimiladas en un esquema de razonamiento, afectan la forma en que funciona, normalmente aumentando su potencia, pero también estructurando la forma en que manejamos la información. Esto significa que, una vez que algunas representaciones llegan a ser una parte del sistema, dirigen nuestra interpretación de información nueva y nuestros esfuerzos de resolución de problemas en maneras específicas. Cuando existen representaciones alternativas para la misma situación, puede que nos movamos bien entre ellas. Sin embargo, poder hacerlo sería beneficioso para nosotros.

¿Qué son los Sistemas de Razonamiento?

La teoría de sistemas fue aplicada al razonamiento por Piaget y los psicólogos rusos de desarrollo en la primera mitad del siglo veinte. Piaget y los psicólogos rusos de desarrollo intentaban resolver el mismo problema, y propusieron la teoría de sistemas como la solución. El problema que intentaron resolver fue el problema mente-cuerpo. El problema se aprecia fácilmente considerando el contraste entre las funciones biológicas y mentales superiores.

Las funciones biológicas se llevan a cabo típicamente por órganos especializados. Por ejemplo, la digestión se hace por el sistema digestivo, y la respiración por el sistema respiratorio. Las funciones biológicas se tratan de una tarea constante llevada a cabo por los mismos mecanismos, que conduce a un resultado invariable. Si tomamos la respiración como ejemplo, la tarea es traer oxígeno a las células del cuerpo. Este fin se logra con un mecanismo invariable: el oxígeno es recibido por las células de sangre y es transportada a todas las células del cuerpo. El resultado invariable es que las células reciben oxígeno.

En contraste, las funciones mentales superiores no se llevan a cabo por un órgano especializado, sino a través de la coordinación de diferentes acciones. Se llevan a cabo por sistemas funcionales. Según la definición de Luria, en los sistemas funcionales "una tarea constante se hace por un mecanismo variable que lleva el proceso a un resultado constante” (Luria, 1973, p. 28). Demostraré el argumento utilizando los ejemplos de Luria. El primero es 'recordar'. Es fácil equivocarse pensando que tenemos un órgano especializado para recordar: el cerebro. Pero Luria señala que recordar implica sistemas funcionales en lugar de una única unidad biológica. Imagínese que es el cumpleaños de su pareja y quiere recordar comprar flores antes de ir a casa. Su tarea es recordar comprar flores. Usted puede hacerlo por una variedad de medios. Puede simplemente repetirlo muchas veces a si mismo hasta que usted piense que ya es imposible que lo olvide. Usted puede atar una cuerda en el dedo: como normalmente no tiene una cuerda en el dedo, lo que te recordará a comprar las flores. Puede apuntarlo para ayudar a recordarlo: en la palma de la mano, un sitio muy visible. O en una pegatina amarilla, por ejemplo, y pegarla a la cartera. O puede grabarlo en su agenda electrónica, y poner la alarma para sonar justo antes de la hora de su salida de la oficina. Estos mecanismos variables pueden ser utilizados con el mismo fin para recuperar la información. En ninguna única unidad biológica se encuentran todos los diferentes mecanismos que son necesarios para recordar algo, y la mayoría de nosotros no contamos con la memoria 'natural' para organizar nuestras vidas: tenemos agendas y escribimos en ellas lo que se supone qué tenemos que hacer, y cuándo lo tenemos que hacer. Utilizamos Powerpoint cuando damos charlas para ayudarnos a recordar lo que queremos decir en orden. La memoria humana está limitada, pero los humanos no dependen de lo que pueden recordar sin ayuda: nuestro sistema de memoria está abierto en el sentido de que puede funcionar con ayudas externas, y nos potencia aprender utilizar mecanismos de memoria externa que, conjuntamente con nuestra memoria natural, nos permiten recordar mejor. Muchas ayudas culturales funcionan en maneras que nos ayudan a superar los límites de nuestra memoria.

El segundo ejemplo que quiero explorar está relacionado con mecanismos externos que nos ayudan a superar los límites de nuestras percepciones de tiempo. Un experimento de pensamiento tal vez ayuda a demostrar lo que quiero decir. Imagínense que yo le pregunto a alguien, "¿Cuándo vamos a quedar mañana?"Si es una cultura sin relojes, ¿qué tipo de respuesta podría obtener? ¿Cómo cambia la respuesta cuando la pregunta se hace en una cultura con relojes? En una cultura sin medios para medir el tiempo, la respuesta debe diferir porque se basa en percepciones relacionadas con el tiempo, mientras en una cultura con relojes, utilizamos la medida de tiempo para responder. En una cultura sin relojes, nuestra idea de cuánto dura un día y cuánto dura l noche quizás dependen de si es invierno o verano, en una cultura con relojes, decimos que el día dura cierto número definido de horas, incluso si se oscurece antes en el invierno y más tarde en el verano. Así que nuestras concepciones de tiempo llegar a estar independiente de nuestras percepciones. Aunque no podemos percibir la diferencia entre las 10:00 y las 10:05, podemos mirar al reloj y decirle a otra persona, "Llegas tarde." Nuestras concepciones de tiempo en culturas que dependen de relojes se forman por la medida de tiempo: Relacionamos el día con 24 horas, las horas con 60 minutos, los minutos con 60 segundos, como si esto fuera lo que realmente es el tiempo. Pero podríamos pensar del mismo ciclo con 86.400 segundos, organizados en minutos de 100 segundos, y quizás no decimos nada de horas. En este caso, en lugar de decir, "Nos vemos a las 10 mañana," diríamos, "Nos vemos a los 360 minutos mañana." Tener una forma de medir el tiempo nos permite incorporarlo en nuestro sistema de razonamiento sobre el tiempo.

Los sistemas de razonamiento son sistemas abiertos: permiten la incorporación de herramientas que llegan a ser una parte integral del sistema. Vygotsky sostenía que lo más humano en los humanos es este principio de construcción de sistemas funcionales que permiten que las actividades sean mediadas por herramientas. Él llamó esto 'la organización extra cortical de funciones mentales complejas' para destacar que estos sistemas funcionales no se pueden reducir a solo el cerebro.

Incluso las actividades matemáticas más elementales se llevan a cabo por sistemas funcionales. Resolver el problema más sencillo de adición, por ejemplo, supone un sistema de razonamiento. si para fraseamos a Luria, no tenemos ningún órgano especializado para la adición. Cuando un estudiante es preguntado el problema "Mary tenía tres caramelos y su abuela le dio tres más, ¿cuántos tiene Mary ahora?", el estudiante puede encontrar la respuesta a través de una variedad de mecanismos. El estudiante puede recordar un hecho de adición, 5 + 3, y no usar ningún dedo. Si fuera un número grande, puede que el estudiante utilice una calculadora. Hay mecanismos variables que dan el resultado invariable para respuestas de problemas de adición.

Para los educadores, una de las características más significantes de funciones mentales superiores es que son sistemas abiertos: los mecanismos variables, que a menudo son creados a través de la incorporación de herramientas, pueden reemplazarse introduciendo en el sistema algo nuevo del entorno. Cuando un mecanismo es reemplazado con algo nuevo, el sistema cambia. Usando la terminología de Piaget, cuando un niño asimila algo nuevo en su sistema de razonamiento, el sistema se acomodará a una manera nueva de funcionamiento.

Muchos de los cambios que introducimos en los sistemas de razonamiento matemático de los niños son 'representacionales': enseñamos a los niños a representar cosas de maneras diferentes que los potencian. Estas maneras nuevas de representación, a su vez, tienen unos impactos en su sistema de razonamiento, y les abren a posibilidades nuevas de razonamiento. Por supuesto, esto no es lo único que pasa en el aprendizaje matemático, pero es una parte muy importante de lo que pasa en el aprendizaje matemático. La idea de sistemas de razonamiento será ilustrada aquí con tres ejemplos: comprensión del conteo, usar el conteo para resolver diferentes tipos de problemas y diferentes sistemas para manipular adición y sustracción y cantidades intensivas.

El conteo

Para aprender a contar correctamente, los niños deben poder seguir tres principios: establecer una correspondencia de uno a uno entre etiquetas numéricas y objetos, tener un etiqueta numérica diferente para cada objeto que será contado (si no es así, el principio de correspondencia de uno a uno sería violado) y mantener las etiquetas numéricas en un orden fijo (en caso contrario, el conteo del mismo número de objetos puede acabar en una etiqueta numérica en ocasiones diferentes). Esto significa que el conteo de 1.000 objetos requería que los niños aprenden 1.000 palabras numéricas en orden fijo, una tarea asombrosa para nuestra pobre memoria. A través de la historia, las culturas han resuelto este problema utilizando un sistema de base para contar. Con un sistema de base, aprendemos cómo el sistema de conteo funciona y puede generar nuevas palabras de conteo que no habíamos oído antes.

Los sistemas de base pueden ser utilizados simplemente como una serie de palabras que son fáciles de generar. Sin embargo, representan una idea nueva, que va más allá de la correspondencia uno a uno: representan la composición aditiva del número. Es posible que los niños, al principio, usen un sistema de conteo con base sin entender este principio, y solamente más tarde entienden la idea de composición aditiva que en una parte de un sistema de base. Llevamos años usando la 'Shop Task' como un experimento fácil que muestra si los niños entienden composición aditiva. En esta tarea, se les pide a los niños que actúen con si compraran cosas del investigador. Se les ofrecen monedas que pueden utilizarse para comprar estas cosas. En la condición de correspondencia de uno a uno, se les dan muchas monedas de 1 céntimo a los niños, y se les pide que paguen, por ejemplo, 13, 17, 23 y 25 céntimos por los juguetes diferentes. Lo único que tienen que hacer es contar las monedas una por una hasta alcanzar el número deseado. Nuestros estudios han demostrado que los niños en su primer año de colegio en el Reino Unido (la edad media para nuestro último estudio, 5 años 10 meses, N=112) no tienen dificultades en contar las cantidades deseadas de monedas en esta condición de correspondencia de uno a uno, y alcanzan casi 100% de respuestas correctas. Con la condición de composición aditiva, se les dan a los niños monedas de valores diferentes: para pagar 13 céntimos y 17 céntimos, se les dan una moneda de 10 céntimos y 9 monedas de 1 céntimo, y para pagar 23 y 25 céntimos, se les dan una moneda de 20 céntimos y 7 monedas de 1 céntimo. Su actuación en esta segunda tarea es bastante distinta. El 51% de los niños no da ninguna respuesta correcta (de seis elementos), cuentan las monedas de 10 y 20 céntimos como monedas de 1 céntimo, aunque sepan los valores de las monedas. No usan las monedas de valores diferentes para componer cantidades aunque pueden contar hasta esas cantidades cuando se les dan solamente monedas de 1 céntimo. Concluimos que estos niños utilizan un sistema de base como si fuera una serie simple, que solamente requiere principios de correspondencia de una a uno. Con el tiempo, y también con el apoyo de la enseñanza, el razonamiento de los niños se acomoda al principio de composición aditiva que está incrustado en el sistema, y a través de esto los niños ganan más potencia en el uso del sistema de conteo.

Mucha investigación ha demostrado que la regularidad del sistema de conteo afecta la facilidad con que los niños aprenden a contar (e.g. Miller & Stigler, 1987; Nunes & Bryant, 1996) y también la facilidad con que entienden la idea de composición aditiva (e.g., Nunes & Bryant, 1996; Miura et all, 1988). Esta investigación se puede resumir examinando una de nuestras comparaciones entre los niños de Tapei y Oxford. El sistema de conteo chino es bastante regular, y las palabras para 11, 12, etc. son las equivalentes a diez-uno, diez-dos, etc. Las palabras para 20, 30 y las otras décadas son literalmente traducidas como dos-diez, tres-diez, etc. 21, 22, etc. son literalmente traducidas como dos-diez-uno, dos-diez dos, etc. Este sistema regular, que representa la idea de composición aditiva tan claramente, contrasta con el inglés, en que las palabras de conteo de 13 a 19 son irregulares. Noten, sin embargo, que ninguno de los dos sistemas da pistas a la idea de composición aditiva cuando los niños tienen que pagar 7 céntimos utilizando una combinación  de cinco más dos unos. Así que, si los niños Taiwán eses producen mejor estas combinaciones de monedas, esto demuestra que ellos no meramente están vinculando palabras a monedas, sino que han entendido el principio de composición aditiva. Dimos la 'Shop Task' a niños de cinco años de los dos países usando denominaciones variadas de monedas relevantes: en algunas pruebas se usaban solamente monedas con valor de 1, en otras combinaciones de monedas con valores de 1 y 5 y en otras monedas con valores de 1 y 10. Dentro de este campo, los niños de Taipei y Oxford no se diferían cuando pagaban los juguetes en la 'Shop Task' cuando las monedas eran todas de un valor de 1. Sin embargo, se diferían significantemente cuando tenían que usar el principio de composición aditiva. Los niños de Taipei se equivocaban muy poco (solamente 8%) en las combinaciones de valor de 10 y 1, que es donde su sistema puede ayudarles con la idea de composición aditiva muy directamente, y unos más se equivocaban (20%) cuando tenían que contar con combinaciones con valores de 5 y 1, donde no tienen ayuda directa del sistema. En los dos casos, actuaron significativamente mejor que los niños de Oxford, que se equivocaban en 56% de las pruebas en que se utilizaban combinaciones con valores de 10 y 1, y en 46% de las pruebas en que se utilizaban combinaciones con valores de 5 y 1.

Nuestra conclusión es que el sistema de razonamiento que los niños forman para contar depende de la lógica, los principios de correspondencia mencionados antes y el principio de composición aditiva, cuando se usa un sistema de base, y también depende de la herramienta culturalmente concebida para el conteo, un sistema de etiquetas numéricas. Aprender el sistema de etiquetas numéricas en inglés o chino les permite a los niños a superar los límites de su memoria natural, porque pueden generar las etiquetas numéricas usando la lógica del sistema. Si esta lógica es más transparente en el sistema, pueden comprenderla más rápidamente.

Usar el conteo para resolver tipos diferentes de problemas

De los ejemplos anteriores parece que el conteo se relaciona con la adición de forma directa, que saber contar y sumar son cosas casi iguales y que el conteo consiste en sumar. Para destacar que el conteo es una herramienta en la aritmética en general, y no solo una base para la adición, basta considerar algunos ejemplos en los cuales la lógica de los niños guía la manera en que organizan materiales para contar y encontrar la respuesta para diferentes tipos de problemas. En estos ejemplos, la lógica de los niños guía su manera de manipular los objetos y lo que cuentan, una vez que han representado el problema.

El primer ejemplo es un contraste entre dos problemas de substracción. Los dos son problemas de cambio, pero en uno el valor que falta es el resultado final y en el otro el valor que falta es el cambio. Un problema de cambio con resultado desconocido sería así: un niño tiene 6 canicas, las mete en el bolsillo y sale de casa, tiene un agujero en el bolsillo y 4 canicas se le caen, ¿cuántas canicas le quedan cuando llega a casa? El mismo problema con el cambio desconocido: un niño tiene 6 canicas , las mete en el bolsillo y sale de casa, tiene un agujero en el bolsillo y algunas canicas se le caen cuando llega a casa, quedan 4 canicas,¿cuántas canicas se le han caído? En ambos problemas, el niño puede utilizar los materiales para representar el total, el cambio y el resultado. En el primer problema, el niño quita 4 canicas y cuenta las que quedan. En el segundo problema, el niño cuenta 4, que es el estado final, y debe concluir que las otras son las canicas que quedan en el bolsillo del niño. Aunque los problemas parecen ser similares, cuando los niños actuaron para resolver el problema, el problema de estado final que falta obtuvo el 75% de respuestas correctas en nuestro grupo de niños en su primer año de colegio, mientras el problema de transformación que falta obtuvo el 35% de respuestas correctas. El niño tiene las mismas herramientas, pero una manipulación lógica distinta se requiere.

El segundo ejemplo es el uso del conteo para resolver problemas de multiplicación. Les dimos a los niños el siguiente problema de multiplicación: en cada casa de esta calle (cuatro casas son dibujadas) viven tres perros. ¿Cuántos perros viven en esta calle? Para resolver este problema, los niños cuentan señalando las casas, no en correspondencia de uno a uno, sino en correspondencia uno a muchos porque señalan y cuentan tres veces con cada casa. La actuación de los niños en estos problemas es sorprendentemente buena: el 58% de las respuestas (de 5 problemas) de los niños son correctas cuando los niños están en su primer año de colegio (5y10m de edad, N=112).

Estas diferentes maneras que los niños utilizan para el conteo ilustran cómo su lógica guía la manera de que cuentan para resolver problemas. Saber contar es una herramienta, necesaria pero no suficiente, para resolver problemas, como tener un reloj es necesario, pero no suficiente para que los niños puedan decir la hora.

Trasladación entre herramientas: la habilidad de calcular problemas de adición y substracción

Los niños primero aprenden a resolver problemas de adición utilizando sus dedos para representar los objetos en el problema. El principio utilizado por el sistema de razonamiento de los niños en esta representación es correspondencia de uno a uno: un dedo representa un caramelo, una palabra de conteo se agrega a un dedo y la última palabra de conteo indica el número de caramelos. Hay una maniobra lógica importante que es fundamental para esta manera de resolver problemas: si los niños comprenden que pueden contar los dedos para resolver problemas de caramelos, comprenden que el referente (dedo, caramelo) no afecta el resultado de una operación de adición. Es decir, 1 + 1 = 2 independientemente de lo que representen los números.

Más tarde, los niños son capaces de 'count on' (seguir contando): cuando resuelven el problema 'Una chica tiene 5 caramelos, su abuela le da 3, ¿cuántos caramelos tiene ahora?". Reemplazan el uso de cinco dedos con solamente la palabra 'cinco'. Este cambio parece ser un cambio de representación: en lugar de un dedo por cada caramelo, una palabra, 'cinco', representa los cinco caramelos al mismo tiempo. Este cambio pequeño tiene un impacto enorme en el sistema de razonamiento: mientras los niños tienen un número limitado de dedos, las palabras numéricas siguen indefinidamente. Un sistema con límites fijados llega a ser más poderoso quitando los límites con un cambio de herramientas.

Hay algunas indicaciones en nuestra investigación de que este cambio de representación se relaciona con la comprensión de los niños de composición aditiva. Un estudio llevado a cabo por Katerina Kornilaki apoya esta idea. Ella les dio a los niños diferentes tipos de tareas, que se trataban del conteo con niveles distintos de representación de uno de los números sumados, el otro número sumado siempre se representó visiblemente. En el primer tipo de tarea, se les pidió a los niños que dijeran qué fueron los totales de dos series que fueron representadas visualmente, y que quedaron representadas todo el tiempo para que simplemente pudieran contar todos los objetos visibles. En el segundo tipo de tarea, adoptada de Steffe y sus colegas (1982), se les pidió a los niños que sumaran dos series, pero una de ellos fue contada y después escondida. Por ejemplo, se les dijo a los niños que se imaginen una chica con seis monedas, se les enseñan las seis monedas, que después se meten en una cartera. Después a la chica se le dieron tres monedas, que quedaron visibles para los niños. Se les preguntó a los niños cuántas monedas tenía al final la chica.. Tareas con números sumados escondidos, como ya había descubierto Steffe, pueden resolverse por procedimientos de 'count all' (contar todo) o 'count on' (seguir contando). Cuando los niños contaron todo, señalaron la cartera con las monedas dentro, y contaron hasta seis, y después siguieron contando las monedas fuera de la cartera. Cuando los niños 'count on', los niños simplemente dijeron 'seis', y siguieron contando. El tercer tipo de tarea fue nuestra 'Shop Task'. La diferencia entre las tareas es la representación del primer número que se suma; o es completamente visible, o visible al principio pero luego oculto, o codificado en una moneda de más valor que 1. Las tareas claramente difieren en nivel de dificultad: la primera es la más fácil, y la tercera, la 'Shop Task' es la más difícil. Un análisis de la actuación de los niños en todas las tareas demuestra que solamente los niños que pudieron 'count on' en la tarea de número sumado oculto pudieron hacer la 'Shop Task', pero no todos ellos: 'count on' fue necesario, pero no fue una maniobra suficiente para comprender la composición aditiva requerida para tener éxito en la 'ShopTask'.

La comprensión de composición aditiva es una idea poderosa, y parece ser la base de la adición y substracción de números grandes en la aritmética oral. El sistema de razonamiento de la aritmética oral puede desarrollarse sin el conocimiento de aritmética escrita. En Brasil, estos dos sistemas existen como prácticas culturales independientes: la aritmética oral se usa en los mercados de la calle y en la economía informal en general, y la aritmética escrita se usa en las escuelas. El contraste entre estos dos sistemas ilustra como los mismos principios lógicos crean diferentes sistemas de razonamiento cuando las herramientas culturales utilizadas por la persona son distintas. Nuestro trabajo anterior en Brasil ha demostrado que la gente joven y los adultos con poca educación formal pueden tener muy buena habilidad de cálculo en el modo oral, y pobre habilidad de cálculo en el modo escrito. Esta diferencia no se explica por las diferencias en principios lógicos utilizados para calcular usando la aritmética oral comparada con la aritmética escrita: se explica por las diferencias en las herramientas culturales que se utilizan. El análisis de los procedimientos de cálculo de los niños en la aritmética oral y escrita demuestra que ambos tipos de aritmética dependen de la lógica de la composición aditiva de números y la propiedad asociativa de adición. Si 17 es igual que 10 más 7, y 13 es igual que 10 más 3 (la composición aditiva), la suma de 17 y 13 se puede encontrar sumando los dieces, sumando los unos, y después sumando estos dos resultados. Estos son los principios utilizados cuando los niños resuelven problemas de adición y substracción oralmente, y también son los principios utilizados en los algoritmos escritos. Sin embargo, como la herramienta de representación cambia, números orales o escritos, los sistemas de razonamiento utilizados en el cálculo son diferentes. Pueden ser integrados, pero también pueden existir en aislamiento. Nuestro trabajo demuestra que los niños que son expertos en la aritmética oral todavía pueden tener dificultades en el uso de los mismos principios de razonamiento para calcular con el sistema escrito (un análisis de esta investigación se encuentra en Nunes, Schliemann and Carraher, 1993), y viceversa: mucha gente puede usar el sistema escrito para cacular, pero no el sistema oral. La trasladación entre sistemas orales y escritos de cálculo no es fácil. Sin embargo, es posible imaginarse de un sistema que coordina ambos sistemas, y que sería más poderoso y flexible que los dos.

La trasladación entre herramientas: lenguaje proporcional y fraccional en las cantidades intensivas

El ejemplo final que utilizaré aquí es la representación de cantidades intensivas, y cómo afecta la comprensión de los niños de problemas de cantidades intensivas. Cantidades intensivas son cantidades definidas por la proporción entre dos otras cantidades. Por ejemplo, el sabor del zumo de naranja depende de la proporción entre el concentrado de naranja y el agua. La probabilidad de que ocurre un acontecimiento (por ejemplo, coger una canica azul de una bolsa) depende de la proporción entre los casos favorables y no favorables (las canicas de otros colores). Muchas (aunque no todas) cantidades intensivas se pueden representar numéricamente o por proporciones o fracciones. La mezcla de zumo de naranja se puede expresar como una taza de concentrado por dos tazas de agua, o 1/3 concentrado. La probabilidad de coger una canica azul se puede describir como una canica azul por dos canicas blancas, o como 1/3. Ambas formas de representación incluyen el razonamiento proporcional cuando hacen comparaciones: por ejemplo, entre el sabor de zumo de naranja de dos mezclas o la probabilidad de coger una canica azul de dos bolsas con una mezcla de canicas blancas y azules.

Despina Desli comparó la habilidad de los niños para resolver problemas de cantidad intensiva cuando la información fue presentada a ellos en lenguaje proporcional o en lenguaje fraccional. Se les dieron problemas a los niños como éste: Una niña hace tres tazas de zumo de naranja mezclando una taza de concentrado con dos tazas de agua. El zumo sabe perfectamente, así que el día siguiente, cuando va a hacer el zumo para una fiesta, quiere que sepa exactamente igual. Tiene que hacer 18 tazas de zumo. ¿Cuántas tazas de concentrado y cuántas tazas de agua debe utilizar? Este problema está impregnado de lenguaje proporcional. A la mitad de los niños se les presentó el problema así. A la otra mitad, se le presentó el problema en lenguaje fraccional: Una chica hace tres tazas de zumo de naranja usando una mezcla de 1/3 concentrado con 2/3 agua. El zumo sabe perfectamente. Así que el día siguiente va a hacer zumo para una fiesta y quiere que sepa exactamente igual. Tiene que hacer 18 tazas de zumo. ¿Cuántas tazas de concentrado y cuántas tazas de agua debe usar? La mitad de los niños de cada grupo tuvo cosas para manipular para ayudarles a resolver el problema: tazas pequeñas de color naranja y blanco. La otra mitad de los niños solamente tuvo papel y lápiz. Se seleccionaron los niños al azar en estas condiciones.

Todos los niños en el estudio, de edades de 8 a 10, habían sido enseñados en el colegio sobre las fracciones utilizadas en el problema. Los niños de 8 y 9 años a que se les presentó el problema en el lenguaje proporcional actuaron significativamente mejor que los a que se les presentó el problema en lenguaje fraccional, la diferencia no fue significativa para los niños de 10 años. Como los niños habían sido seleccionados al azar a estas condiciones de prueba, es razonable imaginar que las diferencias de lenguaje explican las diferencias de actuación. Es posible que los niños puedan empezar a desarrollar su comprensión de proporcionalidad usando una representación proporcional sin poder conectarla a una representación fraccional, y solamente más tarde consiguen esta coordinación.

Un análisis de las estrategias de los niños sostiene que este es el caso. Cuando los problemas son presentados en lenguaje proporcional, el 30% de los niños pueden usar el razonamiento de correspondencia, y replicar las correspondencias hasta que alcanzan la cantidad total. Por ejemplo, una taza de concentrado con dos tazas de agua hacen 3 tazas, dos tazas de concentrado con 4 tazas de agua harían 6 tazas, etc., hasta que obtengan las deseadas 18 tazas en total. La lógica de correspondencia se desarrolla tempranamente y los niños pueden empezar a resolver problemas proporcionales con ella. No es fácil para los niños usar este esquema cuando se les presenta el problema en lenguaje fraccional. Como los niños no se trasladan fácilmente entre dos formas de representar problemas, aunque podrían usar correspondencia para resolver el problema, muy pocos (el 4%) de los a que se les presentó el problema en lenguaje fraccional pensaron en esta solución.

Conclusiones

Estos ejemplos fueron utilizados para demostrar cómo la idea de sistemas de razonamiento, que son abiertos y pueden lograr el mismo fin a través de mecanismos diferentes, pueden coordinar el uso de la lógica con herramientas diferentes que son desarrolladas culturalmente. Estas herramientas pueden potenciar los usuarios, ayudándoles a superar los límites de memoria y percepción, por ejemplo. También influyen en cómo los usuarios visualizan los problemas matemáticos. Como las diferentes herramientas de representaciones destacan aspectos diferentes de la misma situación, los usuarios que pueden coordinarlas son más flexibles. Sin embargo, esta coordinación tal vez no llegue de manera fácil y espontánea: uno de los fines de la enseñanza matemática debe ser ayudar a los usuarios a coordinar sistemas que parecen funcionar independientemente, pero se relacionan a la misma lógica.


Referencias

Kornilaki, K. (1999). Young children's understanding of multiplication: A psychological approach. PhD thesis, Institute of Education, University of London.

Luria, A. (1973). The working brain. Wandsworth (UK): Penguin.

Miller, K. F., & Stigler, J. W. (1987). Counting in Chinese: cultural variation in a basic skill. Cognitive Development, 2, 279-305.

Miura, I. T., Kim, C. C., Chang, & Okamoto, Y. (1988). Effects of language characteristics on children's cognitive representation of number: cross-national comparisons. Child Development, 59, 1445-1450.

Nunes, T. & Bryant, P. (1996). Children doing mathematics. Oxford: Blackwell.

Nunes, T., Schliemann, A. & Carraher, D. (1993) Street mathematics, school mathematics. New York: Cambridge University Press.

Steffe, L. P., Thompson, P. W., & Richards, J. (1982). Children's Counting in Arithmetical Problem Solving. In T. P. Carpenter, J. M. Moser & T. A. Romberg (Eds.), Addition and Subtraction: A Cognitive Perspective (pp. 83-96). Hillsdale, NJ: Lawrence Erlbaum Associates.

Vygotsky, L. S. (1978). Mind in society. In M. Cole, V. John-Steiner, S. Scribner & E. Souberman (Eds.).  The development of higher psychological processes. Cambridge MA:  Harvard University Press.


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