En esta ponencia se abordará el problema de la evaluación de la competencia matemáticas en Educación Infantil y se propondrá un instrumento útil para llevarla a cabo.

1.- Marco en el que surge.

La detección precoz de Necesidades Educativas Especiales  tiene grandes ventajas para dar una respuesta educativa adecuada. Pero en Educación Infantil    es difícil evaluar así como  distinguir entre un desarrollo verdaderamente retrasado que requiera intervención y la normal diferencia que se da entre los alumnos.

Esta prueba  surge de la carencia de instrumentos que evalúen las matemáticas en los primeros años de escolaridad  que estén  adaptados a los objetivos curriculares y  que a la vez  tengan una perspectiva evolutiva. 

Para elaborarla se llevó a cabo un análisis de las  pruebas de uso común en la evaluación psicopedagógica y  la revisión de la literatura científica sobre el desarrollo evolutivo de las matemáticas, que posteriormente se ha contrastado con las observaciones de los alumnos de Educación Infantil. También se han tenido en cuenta las opiniones del  profesorado sobre qué aspectos se deben evaluar, pues a ellos van dirigidos las orientaciones.

2. - Contexto histórico.

A lo largo de los años y dependiendo de las tendencia educativas y de investigación se han ido desarrollando diferentes instrumentos y procedimientos para medir la competencia matemática y las dificultades en su  adquisición.

Bryant y Rivera  (1997)  establecen tres períodos en la evaluación de las matemáticas.  En el primer período (1845-1915) tanto en Europa como en América se desarrollan pruebas de evaluación estandarizadas con la pretensión de llevar a cabo una evaluación objetiva, incluyendo  tareas matemáticas. En una segunda etapa, entre 1915 y 1940, la evaluación mediante test se hizo popular entre los psicólogos y los educadores. En estos años las pruebas se hicieron más sofisticadas y se aplicaron procedimientos estadísticos a las mismas.  Y en la última etapa, a partir de 1940, se produjo una gran proliferación de pruebas extendiéndose ampliamente su uso. En los últimos años de este período se empiezan a poner en práctica procedimientos de evaluación acordes con las normas marcadas por el “National Council of Teachers of Mathematics”, como es la evaluación “portfolio”,  los test de referencia criterial, las medidas de base curricular y el análisis de los errores, etc. (Bryant y Rivera,  1997).

En nuestro país la legislación desarrollada tras la   L.O.G.S.E de 1990 hace especial hincapié en la forma de evaluar. Tanto en lo referente a la evaluación llevada a cabo por los tutores como por los Equipos de Orientación Educativa y Psicopedagógica. En las orientaciones didácticas de las Cajas Rojas (Ministerio de Educación y Ciencia, 1992c), para Educación Infantil  y Educación Primaria se aboga por una evaluación continua, que tenga un carácter formativo, regulador, orientador y autocorrector del proceso educativo, indicando que para cumplir estas condiciones se debe utilizar una evaluación individualizada y criterial (en la que  se deben tomar como referencia unos criterios o metas establecidos teniendo en cuenta la propia situación inicial de cada alumno).

3.- ¿Cómo debe ser la evaluación?.

Los objetivos de la evaluación educativa en opinión de Waterman (1994) son los siguientes: 1. Identificar a los alumnos que tienen dificultades para aprender determinados contenidos, 2. diagnosticar la fuente de estas dificultades y determinar si son niños que precisan los recursos de Educación Especial, 3. proporcionar información con el fin de determinar cual es la mejor respuesta educativa: tipo y modo del apoyo, Programa de Desarrollo Individual, etc., 4.planificar la instrucción de forma apropiada en función de las necesidades del alumno y 5. evaluar el progreso del alumno.

También Rivera (1997)  nos define  la evaluación  como un proceso sistemático de recogida de información educativa relevante para tomar decisiones legales y de instrucción acerca de la provisión de servicios de educación especial. Según esta autora  la búsqueda de  respuesta a una serie de cuestiones (como son : ¿cuáles son los puntos fuertes y débiles de los conocimientos de los estudiantes?,  ¿qué estrategias usan?,  ¿dificultades en matemáticas?...) ayuda a los profesionales y a los familiares en la toma de decisiones sensatas acerca de las necesidades de cada sujeto. 

Baroody (1988) considera que una buena evaluación de las dificultades de los alumnos desde una perspectiva cognitiva debe contar con los siguientes elementos de evaluación y diagnóstico: 1.- examinar el conocimiento formal e informal; 2.- evaluar la precisión y eficacia de las técnicas (el uso de algoritmos en las matemáticas básicas); 3.- detallar la pauta individual de los puntos fuertes y débiles en el niño; 4.- debe evaluar conceptos (pues se puede aprender un algoritmo y no entender el concepto); 5.- examinar las estrategias seguidas para llegar a una solución, y 6.- analizar los errores que comete, ya que constituyen una importante fuente de información sobre los conocimientos subyacentes.

Por tanto, para evaluar al alumno es necesario un  instrumento que dé información tanto del nivel curricular del alumno como de las  estrategias puestas en práctica y de la forma de enfrentarse a la tarea, que recoja  los aspectos deficitarios y los puntos fuertes.

4.- Objetivos.

Teniendo en cuenta las aportaciones de las investigaciones en matemáticas y la experiencia de los autores valorando alumnos nos planteamos los siguientes objetivos a la hora de diseñar el instrumento:

ü      Aplicación rápida (1 hora).

ü      Adaptación a los criterios de Curriculum de estas etapas establecidos en los Decretos de Curriculum y en las Cajas Rojas.

ü      Base científica actualizada, y la orientación de la prueba coherente con un enfoque constructivista.

ü      Evaluar tanto la matemática formal como la informal.

ü      Permite ir recogiendo la información de forma sencilla.

ü      Aporta información tanto cuantitativa como cualitativa (como son las estrategias utilizadas por el alumno y el tipo de errores que comete).

ü      Valora por una parte la comprensión y solución del problema y por otra el algoritmo que debe aplicar para solucionarlo.

ü      Aunque dirigido a evaluar la competencia a final de etapa, discrimina distintos niveles de competencia en los diferentes cursos del mismo ciclo.

ü      Cuenta con un material atractivo para al alumno.

ü      Este material es fácil de divulgar y/o adquirir.

ü      Mediante la manipulación del material, la evaluación se realiza a un nivel más concreto y otro más abstracto.

ü      Se puede aplicar tanto por los profesionales de los E.O.E.P.s como por los profesores.

ü      Cuenta con instrucciones claras y sencillas incorporadas en la hoja de recogida de información, evitando así el engorro de tener que consultar un manual.

ü      Las observaciones de la actividad del alumno (estrategias, procedimientos, tipos de errores, etc.) están recogidas en la Tabla de resultados, facilitando y guiando así la labor de la persona que observa la conducta.

ü      Incorpora técnicas de entrevista con el fin de valorar procesos internos en la solución de problemas.

5. Presentación de la prueba.

            La prueba consta de dos cuadernillos: en uno responde el niño y el otro lo cumplimenta el adulto. En este último cuadernillo se recoge una lista de  observaciones de la conducta del niño (estrategias, procedimientos, tipos de errores, etc.),  facilitando y guiando la labor de la persona que observa, junto a unas instrucciones  claras y sencilla, que evita  el engorro de tener que consultar un manual. Se incorporan además a la prueba técnicas de entrevista, con el fin de valorar procesos internos en la solución de problemas.

Se pretende diferenciar la ejecución en matemáticas de otros procesos cognitivos que pueden estar influyendo en el comportamiento infantil como son: falta de motivación, dificultades para prestar atención, para memorizar los datos o para leer las actividades.

Con este fin se han establecido los siguientes procedimientos en la evaluación:

1. Se introducen tareas manipulativas en los niños más pequeños. Por ejemplo en la tarea de ordenar números, éstos se presentan escritos en tarjetas que pueden manipular, o en la resolución de problemas se dan los mismos materiales sobre los que versa el problema para facilitar los cálculos.

2. El contenido de los problemas es familiar y motivador, como por ejemplo caramelos o coches.

3. Se repiten los problemas, los datos o las explicaciones cuantas veces sean necesarias para no sobrecargar la memoria de trabajo.

4. Con el fin de que no interfiera en la ejecución en las tareas matemáticas la presencian de dificultades en lectura se le leen todas las tareas, tal como en investigaciones anteriores han hecho otros autores (Jordan y Hanich 2000; Jordan, Kaplan y Hanich, 2002).

 También nos interesa conocer el grado de comprensión de las tareas no resueltas o la razón de los errores. Por ello se pregunta si sabe que debe hacer.

            A continuación se describe cada una de las tareas que componen la prueba.

5.1.Numeración y relaciones numéricas.

5.1.1. Cuantificadores o esquemas proto-cuantitativos.

A edades precoces los niños discriminan numerosidad y  diferencian medidas, estos son juicios de comparación más que valores absolutos de medida. Esto hace pensar a Resnick (1989) que existe un esquema prelingüístico para la comparación cuantitativa de los objetos, de forma que cuando se desarrolla el lenguaje dos tipos de conocimiento adicionales empiezan a estar disponibles para el niño: los términos protocuantitativos que son conceptos que expresan cantidad sin precisión numérica y la cuantificación numérica cuya primera expresión es el conteo. En el Decreto de Curriculum los primeros son denominados como cuantificadores, definiéndolos como la cantidad que engloba un número sin necesidad de precisarla.

En la tabla  1 se recoge la tarea de evaluación que se aplica en Educación Infantil para evaluar el esquema protocuantitativo de cambios de cantidad y los cuantificadores. Como nos interesa saber si comprende el término y no si sabe evocarlo la respuesta del niño no es verbal sino señalando

Tabla 1: Evaluación esquemas protocuantitativos

Se le presentan al niño una tarjeta en la que hay unos dibujos de unos animales y le decimos:

T12a: “Mira este dibujo, hay una jirafa, un elefante, un avestruz y  una mariposa. Todos son distintos, vamos a ver en que se parecen y en que se diferencian. ¿cómo tiene la jirafa el cuello, largo o corto?  (a) El avestruz y la jirafa tienen las patas iguales, ¿cómo son las patas del elefante? ¿son cortas o largas? (b) Muy bien, y ¿qué me dices del cuerpo de la mariposa, es  pequeño o grande? (c)  y ¿el cuerpo del elefante y de la jirafa? (d)  ¿Quién tiene la cabeza más pequeña que la de la jirafa?. (e)  ¿Y quién tiene el cuerpo más grande que el del avestruz? (f)

Ante un dibujo hay cuatro personas de diversas edades y sus tartas de cumpleaños le preguntamos:

T12b: “Mira este es el abuelo, el padre, un niño y un bebe. Cada uno tiene su tarta de cumpleaños.(vamos señalando los elementos).

¿Quién  es el que tiene más velas? (1)

¿Quién tiene menos velas?  (2)

¿Quién tienen más velas que el niño? (3)

¿Quién tiene menos velas que el padre? (4)

¿Quién  tiene menos años que el niño? (5)

¿Quién tiene  más años que el padre? (6)

Se ponen unas tarjetas con números sobre la mesa en un orden preestablecido y le pedimos:

T12c: Se le muestra el número 4 (en una tarjeta) y le decimos:  (g) Elige de estos números uno  que sea mayor que este .... y ahora elige otro.

Elige (h) uno que sea menor .....y ahora otro (se colocan sobre la mesa todos los números).

5.1.2. Subitizing

El “subitizing” es la capacidad para aprehender de forma inmediata la cantidad de un pequeño conjunto y decir su etiqueta. Esta capacidad  parece proporcionar la base para la realización de sumas de forma temprana y sigue teniendo importancia  en los avances de los niños de más edad (Fuson, 1992). Esta forma de estimación preverbal tiene la gran ventaja de ser rápida, pero es muy inexacta con conjuntos superiores a 4 ó 5 elementos (Gallistel y Gelman, 1992).

En la prueba el niño debe decir la numerosidad de un conjunto de objetos representados en unas tarjetas sin contar, son entre 2 y 6 elementos en configuración geométrica que resulta más sencilla que la configuración lineal (Bermejo y Bermejo, 2004). 

Se valora si la respuesta es inmediata y se observa la conducta visual y los labios de los niños con el fin de comprobar si está contando. Se debe tener en cuenta que los niños de menos de 5 años normales cuentan 1 elemento por segundo (Resnick y Ford, 1991), por lo tanto la respuesta debe ser rápida.

Tabla 2:  Tareas de subitizing

 

Le damos una tarjeta con pocos objetos, por ejemplo 5, y le pedimos que nos diga cuantos hay sin contarlo, muy rápido. La configuración de los elementos es la misma que la de los dados con el fin de facilitar su reconocimiento. Medimos el tiempo y observamos el movimiento de los ojos.

T3:“Te voy a enseñar unas tarjetas con unos dibujos, me tienes que decir cuantas cosas hay, pero sin contarlas, de repente”.

T3c:“¿Cuántos coches  hay en este dibujo?” Respuesta: 2)

T3d:“¿Cuántas canicas hay?”.(Respuesta: 4)

T3e:“¿Cuántas peonzas hay en esta tarjeta? (Respuesta:5)

T3f: “Y aquí, ¿cuántas piruletas hay (Respuesta: 3)

T3g: “¿Cuántas rosquillas hay en esta tarjeta? (Respuesta: 6)

            5.1.3. Conteo.

El conteo existe en todas las culturas y consiste en una secuencia estándar de numerales (nombre de los números), posiciones del cuerpo o gestos con los  dedos o las  manos que se usan como acto indicativo de la relación de cada etiqueta numérica con la entidad que ha sido contada. La última etiqueta utilizada con el último objeto pasa de ser la etiqueta de ese objeto a constituir el significado cardinal de todo el grupo de objetos (Fuson, 1992).

Para Gelman y Gallistel (1978) el conteo es una actividad guiada por los siguientes principios:1.-Principio de correspondencia uno a uno: a cada objeto le corresponde un numeral. Requiere realizar correspondencias espacial y temporal. 2. Principio de orden estable: decir los numerales en el mismo orden.3.Principio de cardinalidad: la palabra final hace referencia a la cantidad de todo el conjunto. En algunos estudios (Bermejo, 1996; Bermejo y Lago, 1990 y Bermejo, Morales y García Osuna, 2004) se pone en duda la afirmación de que la cardinalidad sea parte del proceso de conteo, pues existe un concepto de cardinalidad precoz derivado del proceso de subitizing, de modo que el conteo no es el único proceso para llegar a la cardinalidad.

En el proceso de adquisición del conteo los niños pueden producir errores. Gelman y Gallistel (1978) observaron que los niños de 3 años, cuando cuentan conjuntos de 2 a 5 elementos hacen errores que suponen contar dos veces el mismo elemento u olvidar uno de los elementos en el 33% de los casos. A los  5 años el error tenía lugar en el 19% de los casos. Son varios los factores que producen estos errores, la preparación de los objetos (colocación), el número de elementos y si se pueden tocar o mover  los elementos. El tipo más fácil de conjuntos para contar sería un conjunto pequeño, que está colocado en hilera y que puede ser tocado. Al salir de este prototipo la actividad se va haciendo más difícil. Los fallos en la conducta de contar, en los principios del conteo, no implica necesariamente que el niño desconozca estos principios.

Por tanto, para llegar a dominar el conteo lo niños de todas las culturas deben aprender: la secuencia numérica, a indicar cada elemento conectando cada entidad con una de las etiquetas de la secuencia (hacer correspondencia), métodos para recordar que entidades ha contado y cuales le quedan por contar y el significado cardinal del conteo (Fuson 1992, 2000).

En la prueba de evaluación se diseñaron diversas tareas de conteo de dificultad variable en las que se tuvo en cuentan los errores que podían producir los niños, así como las situaciones facilitadoras y entorpecedoras de este proceso.

La valoración de la secuencia numérica se lleva a cabo por medio de cuatro tareas, conteo progresivo, conteo regresivo, decir el número anterior y posterior  y dado un numeral x decir cual es el numeral x-1. En las tareas los números ofrecidos por el examinador no superaban el 10.

En el conteo de objetos, y con el fin de valorar los principios propuestos por Gelman y Gallistel (1978), se proponen al niño tareas de diferente nivel de dificultad. En una de las tareas se presentan objetos que puede manipular, (ej.: 10 coches), en el resto se utilizan tarjetas con dibujos. La tarjeta con 10 elementos tiene también representados coches. En el resto de las tarjetas la configuración de los elementos es igual a la de la tarea de subitizing pero con distintos dibujos. Después de alguna de las tareas se le pregunta ¿cuántos hay?, para comprobar si tiene adquirida la cardinalidad tras el conteo.

Tabla 3: Valoración de la secuencia numérica

T1a:  “Me gustaría que me enseñases como sabes contar”.

T1b:Se le dice al niño:

- “Antes contaste muy bien hacía adelante, 1, 2, 3, 4, ¿podrías hacerlo ahora al revés?, ¿podrías contar hacia atrás?  Nosotros le damos el ejemplo desde X+5 y al llegar a X paramos y le decimos,  Ahora sigue tú. Le mandamos parar en X-15.

-“Ahora cuenta  desde el 10 hacia atrás”.

-“Ahora desde el 7 hacia atrás.”

-“Ahora desde el 5 hacia atrás.”

T13: “Ahora me vas a decir que número va delante o detrás de otro, por ejemplo el 2 va detrás, es posterior al 1 y va delante, es anterior  al 3.”

¿Qué número va delante, es el anterior al 9?   

¿y detrás, cual es el posterior al 9?

¿Qué número va delante, es el anterior al 3?

¿y detrás, cual es el posterior al 3

¿Qué número va delante, es el anterior al 5?

¿y detrás, cual es el posterior al 5?

T7a: Partimos desde el número  (Y) desde el que cuenta de forma regresiva, si este es mayor de 10 y le preguntamos : “¿Si a  (y) le quitamos 1 cuantos quedan? Y vamos bajando de 2 en 2, es decir ¿Si a y-2 le quitamos 1, ¿cuántos quedan?. Así hasta 3 contestaciones correctas.

T7b: Si a 7 le quitamos 1 ¿Cuánto nos queda?

T7c: Si a 5 le quitamos 1 ¿Cuánto nos queda?

T7d: Si a 3 le quitamos 1 ¿Cuánto nos queda?

Tabla 4: Valoración del conteo

T2a:   “Cuenta los coches de este dibujo”.

T4a: Cuando ha contado los elementos de la tarjeta se le vuelve a preguntar: ¿Cuántos hay?. Para valorar   si sabe decir el cardinal . (Respuesta: 10 coches.)

T2b:  “Y estos, cuántos coches son?”.

Se le dejan los coches desordenados sobre la mesa. (Respuesta: 10 coches.)

T2: “Estas otras ya  puedes contarlas”

T2c:“¿Cuántos mariposas hay en este dibujo?”.(Respuesta: 2)

T2d:“¿Cuántas estrellas hay?”.(Respuesta: 4)

T2e:“¿Cuántos vasos hay en esta tarjeta?(Respuesta:5)

T2f: Y aquí, ¿cuántos balones hay?”.T4f: Después de que haya contado le volvemos a preguntar ¿Cuántos hay?  Para valorar si nos dice el cardinal. (Respuesta: 3)

T2g: ¿Cuántos helados hay en esta tarjeta?. T4g: Después de que haya contado le volvemos a preguntar ¿Cuántos hay?  Para valorar si nos dice el cardinal. (Respuesta: 6)

En el apartado de observaciones se recogen los errores derivados de no aplicar el principio de orden estable o el de correspondencia uno a uno (por ejemplo: cuenta dos veces el mismo objeto, se salta objetos, no conoce la retahíla de números, etc.).

Se ha considerado que el niño había adquirido la cardinalidad si su respuesta correspondía con el último numeral dicho por este, correspondiese o no con la magnitud del conjunto. No se ha distinguido entre la “verdadera respuesta de cardinalidad” y la ”respuesta de cardinalidad parcial” a la que ser refieren Bermejo y Lago (1991), en el segundo caso los niños no sólo responden con el último cardinal sino que entienden que ese cardinal representa la numerosidad de todo el conjunto (ver Bermejo, Morales y García de Osuna, 2004).

5.1.4. Ordenar números.

Ordenar números es una tarea muy común en el colegio, e implica dominar la retahíla numérica y comprender la relación entre los números. Aunque en el R.D. del curriculum de Educación Infantil no se establece que se deba aprender a leer y escribir números, la escritura y lectura de números es uno de los contenidos que aparecen en los textos de Educación Infantil, trabajándose hasta el 10 a nivel escrito.

Para valorar esta habilidad se le presentan los números escritos en unas tarjetas para que pueda manipularlos al ordenarlos y siempre tenga el estímulo delante. No se le presenta de forma escrita pues queremos evitar confundir las dificultades para escribir o las limitaciones de la memoria de trabajo con la comprensión de esta tarea. Otra de las tareas a las que se debían enfrentar los niños era la de ordenar por tamaños unos lápices representados en tarjetas.

Tabla 5: Ordenar números

Antes de hacer la tarea que nos interesa recogeremos información sobre la lectura de números, para lo cual le  vamos poniendo los números sobre la mesa y le pedimos “Dime qué números son los que te voy enseñando”.

            5      2     7    4       9     8

Cuando estén todos sobre la mesa se le dice:

T14a: “Ordena de mayor a menor estos números, el más grande lo pones aquí (señalamos su izquierda) y el más pequeño aquí (señalamos su derecha)”.

T14 b: “Ordena estos lapiceros por su tamaño, de menor a mayor”

 

5.1.5. Escritura y lectura de números.

Se valoró mediante un dictado de números menores de 10 y una tarea en la que se le pedía al niño que escribiese números por orden hasta donde supiese, estas dos tareas también han sido incorporadas por Fayol, Barrouillet y Marinthe (1998) a la batería de pruebas empleadas por ellos en la detección precoz de Dificultades de Aprendizaje. La lectura se evaluó pidiéndole que leyese los números impresos en las tarjetas que se le mostraban en la actividad de ordenar.

            5.1.6. Descomposición.

La descomposición de números nos permite valorar si el niño ha adquirido la competencia de ver el número bajo una perspectiva parte-todo. Este entendimiento es crucial en el desarrollo de la comprensión del número (Fuson y Briars, 1990). Guzmán (1994) anima a los profesores a que no retarden las tareas de descomposición de números. Una de las tareas que se suele proponer a los niños a estas edades son los diagramas de Venn, en los que se le pide al niño que pongan el numeral correspondiente al número de objetos que hay en el diagrama. Con el fin de dar un paso más y realizar una tarea que implique lo que Resnick (1989) llama esquemas protocuantitativos de la relación parte-todo le proponemos al niño un diagrama de Venn en el que el numeral ya está escrito pero no corresponde con el número de objetos dibujados, por lo que el niño debe dibujar los que faltan (tabla 6).

Tabla 6.  Descomposición de números

T6a: Le presentamos los  diagramas de Venn y le decimos: “Dibuja  en el círculo  las cosas que faltan para que este bien el número que está escrito en el cuadrado” .

Si no entiende la tarea le decimos  “Mira este número, ¿está bien puesto?”......Si no responde: cuántos “x” hay en el dibujo, ¿está bien?...... Bueno, pues dibuja las cosas que faltan para que este número este bien”.

5.2. Cálculo.

En el curriculum de Educación Infantil se recoge el uso de cálculos sencillos en los niños de estas edades. Cálculos que impliquen “quitar” y “poner”. Pues la concepción de niño sobre la numeración todavía está anclada en la secuencia numérica. A la vez que la suma y la resta son entendidas como un conjunto al que se le quitan o ponen elementos, no como la unión de dos conjuntos (Bermejo y Bermejo, 2004 ; Resnick,1989).

Entre los 5 y los 6 años la mayoría de los niños resuelven tareas simples de sustracción siempre que dispongan de objetos físicos que les permitan representar tanto los términos del problema como las relaciones entre los mismos, en estas edades suelen utilizar las estrategias de “separación de”, “separar a”,  “añadir a” y de “emparejamiento” que requieren la presencia de objetos físicos (Carpenter y Moser, 1983; Bermejo, 1990).

5.2.1. Algoritmos.

La evaluación del dominio de los algoritmos se ha realizado en todos los casos como parte de la resolución de problemas verbales, por lo que si el niño no sabe resolver algún problema el evaluador le indica que operación debe aplicar, de modo que se pueda valorar el manejo de todas las operaciones.

En esta etapa los cálculos implican la suma y la resta con números menores de 10, facilitando el empleo del apoyo digital (ver tabla 10). También se ha introducido la división como reparto (tabla 7).

La secuencia seguida en el caso de la suma y la resta ha sido el siguiente: 1.- Se le lee al niño el problema verbal y se deja que este lo resuelva como quiera (ayudándose con los dedos, haciendo rayitas, etc.). 2.- Cuando ha intentado responder a los seis problemas se le vuelve a repetir los problemas a la vez que se pone el material manipulativo sobre el que versa el problema sobre la mesa y se le dice que puede utilizarlo para responder. Introducimos la  utilización de objetos después de que el niño haya intentando responder por medio de otros procedimientos, pues si bien el material manipulativo facilitan la representación y la comprensión del problema también puede inducir al uso de estrategias más simples en aquellos alumnos que podrían  hacer uso de otras más evolucionadas (Bermejo y Rodríguez, 1990).

Tabla 7: División como reparto

T11a: Se le presenta a los muñecos por su nombre: Este es....., este es ..... y este/a es .... (Minnie, Donald, Micky o Pluto), tenemos que repartir estos 12 rotuladores entre estos tres muñecos,  de forma que los tres tengan el mismo número de rotuladores, tengan la misma cantidad”

T11b:  “Ahora vamos a repartir estos 8 coches entre estos dos muñecos   (Minnie, Donald, Micky o Pluto),  de forma que los dos tengan el mismo número de coches, tengan la misma cantidad”

5.2.2. Cálculo mental y estrategias de cálculo.

            En este apartado queremos valorar la capacidad del niño de hacer cálculos sin ayuda del lápiz y el papel, así como el tipo de estrategia que emplea para alcanzar la respuesta.         Los niños pueden llegar a la respuesta por medio del cálculo mental o por medio del conteo (con o sin apoyo digital). Para conocer estas estrategias hemos tenido que aplicar técnicas de observación y entrevista. El procedimiento empleado ha sido utilizado en diversas investigaciones (Bull y Johnston, 1997; Geary, Hoard y Hamson, 2000; Ostad, 1999; Siegler, 1988). En estos estudios se les pide a los niños que describan lo que han hecho después de haber respondido a un problema, y se les solicitan aclaraciones cuando contesta sin dar muchos detalles. Durante la resolución de problemas el evaluador también debe vigilar las indicaciones físicas de conteo tales como movimientos de dedos o labios. Por cada tarea el evaluador inicialmente clasificaba la estrategia como conteo con dedos o conteo verbal dependiendo si el niño usaba o no sus dedos para contar. Si el niño respondía rápidamente sin indecisión y sin movimientos relacionados con el conteo entonces la tarea era clasificada como recuerdo. Si cuando se interroga al niño la respuesta de éste (por ejemplo: “lo sabía”) difiere de las observaciones del evaluador (por ejemplo: vio al niño mover los labios contando) éste anota desacuerdo entre el niño y el evaluador. Si el conteo es evidente entonces el evaluador lo clasifica esto como estrategia de conteo.

Las estrategias empleadas han sido clasificadas siguiendo la tipología de Carpenter y Moser (1983) y de Bermejo (1990) que recogemos en las tablas 8 y 9.

Tabla 8. Tipos de estrategias para solucionar restas sencillas Carpenter y Moser (1983) y Bermejo (1990).

Parte de la representación del  minuendo

quitando objetos

Separar de: es este caso, se representa con objetos primeramente el minuendo, quitando de la misma el substraendo, por ejemplo ante 9-4, pone 9 dedos, quita 4 dedos y cuenta los sobrantes, la respuesta es 5.

Separar a: se van quitando objetos o dedos del minuendo hasta que quedan sólo la cantidad del substraendo, los objetos que se van quitando se cuentan para encontrar la respuesta. Por ejemplo en  9-4, pone 9 dedos y va quitando dedos hasta que quedan 4,dice “8,7,6,5,4”, cuenta los dedos quitados “1,2,3,4,5”, la respuesta es 5

añadiendo objetos

Añadir a: Se forma primeramente el conjunto mayor, después se hace el conjunto menor y luego se añaden objetos hasta igualar al conjunto mayor y se cuenta los objetos que fueron necesarios. Por ejemplo en 9-4, se ponen 4 dedos y se añaden dedos hasta que se tienen 9, luego se cuentan los añadidos, “1,2,3,4,5”.

 

Emparejamiento:  el niño forma dos conjuntos que representan los términos de la resta, hace correspondencia uno a uno, el resultado es el número de objetos no emparejados

No representa el minuendo.

conteo regresivo

Contar hacia atrás a partir de: se cuenta desde el número minuendo y se va retrocediendo tanta veces como el substraendo, por ejemplo en 9-4, se retrocede 4 veces desde el 9 “ 8,7,6,5”, respuesta 5.

Contar hacia atrás: se cuenta hacia atrás hasta que se llegue a la cantidad del substraendo, y se cuentan los objetos o dedos necesarios para llegar a la respuesta. Por ejemplo en 9-4, se va retrocediendo hasta el “8,7,6,5,4”, tras lo cual se cuentan cuantas veces se ha bajado que en este caso son 5.

conteo progre-sivo

Contar a partir de lo dado: se cuenta desde el número más pequeño hasta que se alcance el mayor, contando la cantidad de numerales que emite se obtiene la respuesta. Por ejemplo 9-4, cuenta “5,6,7,8,9”, como se han tenido que añadir 5 la respuesta es 5.

Elección: se elige la estrategia de contar “Contar hacia atrás a partir de” o “Contar a partir de lo dado” en función de la eficacia de cada estrategia, por ejemplo el primer caso se elegiría ante 82-7 y la segunda ante 9-7.

Tabla 9: Tipos de estrategias para la suma.

Bermejo (1990)

Contar todo: representan ambos sumandos y cuentas todos los elementos.

Contar a partir del primero: cuentan a partir del primer sumando dado. Ej. 2+6, representan el  6 y cuentan 3,4,5,6,7,8.

Contar a partir del mayor: hacen lo mismo que antes, pero esta vez eligen contar a partir del número mayor.

            5.3. Problemas.

Antes de seleccionar los problemas a los que deben enfrentarse los niños conviene tener en cuenta los factores que influyen en su dificultad. Gran parte de la dificultad de la resolución de problemas verbales de matemáticas se debe a la dificultad en comprender el enunciado más que a las operaciones que hay que poner en práctica. Así mismo aumenta la dificultad si es necesario tener en cuenta muchos elementos o pasos y la memoria de trabajo se ve desbordada (Resnick y Ford, 1991).

En las instrucciones del Ministerio de Educación y Ciencia (1992b) no se hace referencia al tipo de problemas que se deben introducir en cada etapa, simplemente se refiere al tipo de operaciones, por ello hemos seleccionado los problemas en función de la información procedente de las investigaciones al respecto.

La  dificultad de los problemas de adición y sustracción dependen de cuatro factores: el tipo de estructura semántica del problema, el lugar de la incógnita, la magnitud de los cardinales propuestos (Bermejo, 1990; Bermejo, Lago y Rodríguez, 1998) así como de la familiaridad e interés del problema (Ginsburg, Klein y Starkey, 1998).

La estructura semántica que hemos elegido para todos los problemas es la de cambio, pues es la más sencillas y puede ser resuelta por los niños de Educación Infantil  (Bermejo, Lago y Rodríguez, 1998, Bermejo y Rodríguez, 1990.   Para facilitar sus resolución el lugar de la incógnita está en el resultado, los números son menores de 10 y la temática es familiar.

Tabla 10 : Problemas de adición o substracción de Educación Infantil.

Problemas de cambio con números menores de 10.

T8a: Si tienes 2  canicas  y después te doy 4 canicas. ¿cuántas tienes en total?.

T8b: María tenía 5 rotuladores y su hermano le da 3. ¿Cuántos rotuladores tiene ahora María?.

T8c: Laura tenía  2 coches y su amigo Pedro le regala 6 ¿Cuántos coches tiene ahora Laura?.

T9a: Si tenemos 9 globos y explotan 6 ¿cuántos globos nos quedan?.

T9b: Juan tiene 8 canicas. Da 5 canicas a Tomás. ¿Cuántas canicas tiene ahora Juan?

T9c: Alicia tenía  4  caramelos y se comió 2 . ¿Cuántos caramelos tiene ahora?.

Como hemos comentado antes los niños desde los 3 años son capaces de repartir un conjunto de objetos en grupos iguales, se puede considerar esta actividad una división informal. Y eso es lo que hemos pedido a los niños de esa etapa educativa (la tarea se encuentra descrita en la tabla 7).

            5.4. Análisis del tipo de errores.

            En este análisis hemos seguido la clasificación propuesta por Bermejo y Rodríguez (1992), quienes dividen los errores en conceptuales, de procedimiento y de utilización (siguiendo el modelo de Greeno, Riley y Gelman de 1984). Las características de cada uno de estos serían las siguientes:

a)    Errores en la competencia conceptual: los niños poseen un conocimiento incompleto del algoritmo y las reglas y principios que las rigen. Se encontraría dentro de este tipo de respuesta contestar cualquier cosa o repetir una de las cantidades de la operación.

b)    Errores en la competencia de procedimiento: los fallos se situarían en la elección de la estrategia para resolver la tarea, por ejemplo al intentar representar los elementos de la operación con los dedos de la mano cuando los números son mayores de 10.

c)     Errores en la utilización (en la prueba a este tipo se le llama de ejecución): el error se produce al poner en marcha un procedimiento adecuado, como por ejemplo contar para sumar pero confundirse al hacerlo.

6. Análisis de fiabilidad y correlación.

            En el análisis de fiabilidad de la Prueba de Educación Infantil el Alpha Estandarizado es igual a 0´8662.

La correlación entre los resultados totales en la prueba de Educación Infantil aplicada al principio de 1º y a principios de 2º es de 0´81,  y con los resultados a principios de 3º es de 0´611. Esta correlación es inferior debido al efecto techo de la prueba. Pero la correlación entre los resultados de esta prueba a principios de 1º con una prueba de valoración de la competencia curricular del Primer Ciclo de Educación Primaria aplicada al principio de 3º es de 0´858.

Es por tanto un instrumento útil para predecir el rendimiento futuro de nuestros alumnos, que además nos permitirá gracias a su análisis cualitativo de las respuestas diseñar estrategias de instrucción que permitan que los niños superen sus dificultades, o por lo menos no vayan acumulándolas hasta el final del primer ciclo sin una intervención precoz.

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Autores:

Vicente Bermejo Fernández

bermejo@psi.ucm.es

Fue discípulo de Piaget y profesor durante varios años en la Facultad de Psicología de Ginebra. Actualmente es catedrático de psicología evolutiva y de la educación en la Facultad de Psicología de la Universidad Complutense de Madrid, en donde lleva investigando más de dos décadas sobre la enseñanza-aprendizaje de las matemáticas en el niño. Ha publicado varios libros (El niño y la aritmética, Aprendiendo a contar, PEI: Un programa de intervención para la mejora del rendimiento matemático, Cómo enseñar matemáticas para aprender mejor, etc.) y decenas de artículos en revistas nacionales e internacionales.

Margarita Blanco Pérez

mblanc5@serbal.pntic.mec.es

Licenciada con grado en Psicología por la Universidad Pontificia de Salamanca. Especialista en Psicología del Lenguaje. Cuenta con experiencia docente en Educación Primaria y Secundaria y actualmente trabaja como Orientadora en el  E.O.E.P. de Tordesillas. Próximamente defenderá su tesis doctoral  “Dificultades específicas del aprendizaje de las matemáticas en los primeros años de escolaridad: detección precoz y características evolutivas” en la Universidad de Valladolid. En el año 1999 obtuvo una mención Honorífica   en los PREMIOS NACIONALES A LA  INNOVACCIÓN EDUCATIVA 1999 por su  trabajo:  “Desarrollo de un instrumento de  evaluación, diagnóstico y orientación curricular del área de  matemáticas en los primeros años de escolaridad: Prueba Evolutivo-Curricular de   Matemáticas de Tordesillas (PRECUMAT)”.


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