LA PSICOMOTRICIDAD FINA, PASO PREVIO AL PROCESO DE ESCRITURA

JAVIER AGURRE ZABALETA

Profesor de Desarrollo Psicomotor en la Universidad Pública de Navarra

Doctor en Ciencias de la Actividad Física y el Deporte

1.- INTRODUCCIÓN.

La expresión de movimiento en el ser humano nos lleva a observar tres formas diferenciadas de experimentar y reproducir acciones referidas al movimiento voluntario: la movilidad global de la persona (referida a la marcha, la carrera, los lanzamientos, etc.), la oro motricidad (que nos lleva a vocalización de las palabras y sonidos guturales), y la motricidad de la pinza digital, también llamada motricidad fina (que nos llevan a la manipulación de las cosas y a la escritura, además de otras grandes funciones que podemos realizar con las manos). Estos tres bloques de la motricidad, a nivel neurológico y neuromotriz, funcionan de forma diferenciada y hay estructuras neurológicas encargadas para las diferentes funciones.

Nuestra exposición se centra en la motricidad fina de la pinza digital. Desde esta motricidad fina, trataremos lo referente a la ejecución de movimientos relacionados con el aprendizaje de la escritura.

2.- MOTRICIDAD FINA

La motricidad fina, micro-motricidad o motricidad de la pinza digital tiene relación con la habilidad motriz de las manos y los dedos. Es la movilidad de las manos centrada en tareas como el manejo de las cosas; orientada a la capacidad motora para la manipulación de los objetos, para la creación de nuevas figuras y formas, y el perfeccionamiento de la habilidad manual.

La actividad motriz de la pinza digital y manos, forma parte de la educación psicomotriz del escolar. Su finalidad es la de adquirir destrezas y habilidades en los movimientos de las manos y dedos.

Se desarrolla con la práctica de múltiples acciones como:

Coger - examinar - desmigar - dejar - meter - lanzar - recortar.

Vestirse- desvestirse - comer - asearse

Trabajos con arcillas. Modelados con materia diferente

Pintar: trazos, dibujar, escribir.

Tocar instrumentos musicales. Acompañar.

Trabajos con herramientas: soltar - apretar - desarmar - punzar - coser - hacer bolillos.

Juegos: canicas - tabas - chapas - cromos - imitar - hacer pitos.

Bailes: sevillanas, danzas, palmas, etc.

Otras acciones diversas.

Por tanto, el concepto de motricidad fina se refiere a los movimientos de la pinza digital y pequeños movimientos de la mano y muñeca. La adquisición de la pinza digital así como de una mejor coordinación oculomanual (la coordinación de la mano y el ojo) constituyen uno de los objetivos principales para la adquisición de habilidades de la motricidad fina.

Se trata de estudiar una conducta motriz humana orientada hacia una tarea tan educativa como la de escribir. La escritura representa una actividad motriz común que requiere el control de esos movimientos, regulados por los nervios, músculos y articulaciones del miembro superior. Está asociada a la coordinación visomanual. La escritura requiere la organización de movimientos coordinados para reproducir los alógrafos propios de las letras que deseamos escribir.

Requiere el dominio de elementos: conceptuales, lingüísticos y motores. Las destrezas de la motricidad fina se desarrollan a través del tiempo, de la experiencia, de las vivencias y referencias espacio temporales, y del conocimiento. El control requiere conocimiento y planificación para la ejecución de una tarea, al igual que equilibrio en las fuerzas musculares, coordinación y sensibilidad natural.

La actuación manipulativa comienza desde los primeros momentos de vida, con el reflejo prensil. El niño coge objetos y a través de esa acción estimula los receptores táctiles. La manipulación como actividad del niño se da en todo el manejo de las cosas, los trabajos con arcilla, modelado de ceras, plastilinas, amasamientos, presiones sobre pelotas de espuma, adaptaciones a las pelotas de juego, en la utilización de los instrumentos musicales, al dibujar, escribir, recortar, juegos de canicas, de tabas, de chapas, de platillos, tareas de autonomía propia como lavarse, comer, vestirse, etc.

Isabel Cabanellas (1994) analiza el proceso de aprendizaje consciente en el acto del dibujo y la manipulación con la materia plástica. Ha realizado interesantes investigaciones con niños de seis meses en adelante y describe la importancia que tienen estas actividades y la influencia sobre la maduración,  y destaca que:

- La creación de un acto no es algo pre-dado, sino que es algo construido.

- Parte de la interacción entre el sujeto y el objeto.

- Destaca el carácter interactivo de los sistemas de actuación.

- Se apoya en la existencia de una conciencia primaria desde la que se originan diversos impulsos de actuación, por los que en el sujeto se genera un interés por conocer y mejorar.

- Considera los procesos conscientes como parte esencial del acto para integrar la consciencia primaria con una consciencia de orden superior.

En todos estos trabajos se activan los sentidos cinestésico, táctil, visual.... Estos sentidos, a veces, están vinculados entre sí y actúan interactivamente con los sistemas de actuación. En el trabajo manual, el sistema táctil tiene gran responsabilidad en la información. Depende de los receptores de la piel. El sistema cinestésico registra el movimiento por medio de los receptores en los músculos, tendones y articulaciones, que facilitan información respecto al movimiento de los diferentes segmentos corporales.

 Le Boulch considera imprescindible la actividad manual y la propia coordinación ojo-mano, por cuanto de ella depende la destreza manual indispensable para el aprendizaje de la escritura. Especialmente la destreza fina o movimiento propio de la pinza digital.

Cratty, en un detallado estudio sobre la actividad manual plantea que: "A medida que los niños establecen contacto con objetos por medio de sus manos, pasan por tres fases generales: 1) contacto simple; 2) presión palmar rudimentaria e inspección; y 3) formación de copias motrices exactas de los objetos, mediante su inspección táctil precisas".

La actividad manipulativa es tan importante, que buena parte de la conducta humana está basada en la manipulación. Todas las referencias orientadas a la medición de la fuerza en los niños están referidas a la fuerza prensil de las manos. Incluso la misma formación de la voluntad pasa por esta constancia de trabajos manuales.

Dentro de esta actividad óculo manual distinguimos lo que es destreza fina y destreza gruesa. La destreza fina está basada en los movimientos de la pinza digital; la destreza gruesa abarca los movimientos más globales del brazo en relación con el móvil que manejamos y donde generalmente hay  desplazamiento e intervención de la motricidad general.

La trascendencia del desarrollo y dominio manual en relación con los aprendizajes escolares es defendida por todos los educadores y psicólogos estudiosos del movimiento. Para el ser humano, la mano es el vehículo fundamental de aprendizaje, por lo que su desarrollo óptimo es, más que una obligación, una condición sine qua non, que el proceso educativo debe imponerse.

3.- LA COORDINACIÓN DE LA ACTIVIDAD NEURO-MUSCULAR

Toda conducta motriz está regulada por funciones neuromusculares. La conducta motriz está regulada por lo que llamamos coordinación motriz de los movimientos. Pero, ¿qué es la coordinación motriz?

Coordinar significa literalmente ordenar. ¿Ordenar qué? En el ámbito de la motricidad se podría decir que: "la coordinación motriz es la ordenación de las unidades motrices que intervienen en un movimiento"; "ordenar las fases de movimiento en su estructura biomecánica y en el ritmo de movimiento". "La coordinación motriz es el ordenamiento, la organización de acciones motoras en dirección a un objetivo determinado".

La motricidad fina está organizada de igual manera por unidades motrices. El estudio neurológico sobre unidades motoras ha sido realizado por Fernstein y colaboradores, y Christensen quienes encontraron grandes diferencias en el número medio de fibras por unidad motora: desde el oponente del pulgar con trece células por neurona, el cutáneo delcuello con veintidós como unidades más pequeñas, o el gemelo interno que tiene por encima de las mil. Estos valores confirman que los músculos con movimientos delicados, como los de la motricidad fina, tienen unidades más pequeñas que los músculos de actividades posturales y encargados de fuertes impulsos que poseen unidades con gran número de células musculares, (Linch 1970).

Todos los movimientos se componen de conjuntos de contracciones de unidades motoras ordenadas en su acción para producir el movimiento ideado. Cada músculo se compone de un conjunto de células musculares que, a su vez, están inervadas por varias neuronas motrices. En cada músculo hay varios cientos de unidades motrices en perfecta organización para su contracción. Según la función de cada músculo, las unidades motrices están formadas por mayor o menor número de células musculares por motoneurona. (Fox, E. 1984). Así, los músculos de la motricidad fina tienen unidades más pequeñas que los músculos posturales que son los de unidades de mayor número. (Morehouse 1974).

Con esta organización, donde cada unidad motriz interviene en el momento oportuno, con la frecuencia necesaria y en sintonía con la orden que le llega del cerebro, va a producir la rica y variada forma de movimientos consiguiendo así una sinfonía motriz tan perfecta como cualquier obra del artista en otra faceta de la vida.

Al escribir necesitamos activar la motricidad de nuestra mano y dedos. Esta motricidad está regulada por unidades motrices encargadas de estos movimientos. Los nervios radial, cubital y mediano son los encargados de llevar las órdenes de contracción y regular los movimientos de la mano y dedos. Los músculos del antebrazo, mano y dedos forman una combinación magistral, con un orden y perfección de funciones biomecánicas, que permiten la riqueza de movimientos que nuestras manos realizan. (Kendall 1974). Describir todos los músculos sería excesivo para este trabajo, por eso describiremos de forma global según las funciones.

Los flexores son los que se encargan de flexionar la mano y dedos. Desde el palmar mayor y menor a los flexores de los dedos tienen sus funciones específicas. En el análisis cinemático son los encargados de realizar los trazados verticales. Los primeros que se dominan.

Los extensores son antagonistas de los flexores y por tanto su función y movimientos están orientados hacia la extensión de la mano y dedos.

Los abductores (los que se insertan en la zona exterior del dedo gordo) el abductor largo y corto del pulgar, son los que se encargan de separar el dedos pulgar de los otros dedos.

Los aductores: cubital posterior, cubital anterior. Encargados del movimiento de avance en la tarea de la escritura.

Los pronadores y supinadores, reguladores de la posición del antebrazo y la mano.

Los que hacen la oposición de los dedos y son los protagonistas de hacer funcionar la pinza digital: Lumbricales, interóseos palmares, aductor del pulgar, que tienen como función, junto con alguna porción de los flexores de los dedos, de coger la pintura, la pluma o los cubiertos de la comida y desarrollar esas funciones de la pinza digital. También realizan la función de tener las cartas o el abanico.

Esta regulación neuro-muscular tiene doble función. A la vez que se activan las unidades motrices, tenemos en funcionamiento otras unidades de percepción. En la actividad del tacto, percibimos aquello que tocamos. Esto se produce por la activación de unidades de percepción del sentido del tacto. Pero también hay otras unidades de percepción cinestésica que nos dan información sobre el movimiento que realizamos, sobre la tensión que ponemos, sobre la angulación de las articulaciones, etc. Son las percepciones cinestésicas, diferentes a las táctiles y que deben servirnos para controlar nuestra actuación y posición del cuerpo.

   Esta regulación se consigue gracias a la motricidad voluntaria y los patrones motores establecidos mediante la inteligencia motriz. ¿Cómo se realiza este acto motor voluntario? Según el funcionamiento neurológico lo planteamos en cinco fases:

ESQUEMA DE LAS FASES PATRÓN MOTOR

IDEACIÓN MENTAL.- ZONA PREFRONTAL

COMPARACIÓN CON VIVENCIAS Y CONEXIONES ANTERIORES

INTELIGENCIA MOTRIZ. ADAPTACIÓN

IMPULSO MOTRIZ. TRANSMISIÓN

EJECUCIÓN MOTRIZ. ÓRGANOS MOTORES

   Esquema: Fases del patrón motor

1ª. Ideación o imagen mental. Es la ideación interna del gesto que queremos realizar, mediante la imaginación de cada parte de que se compone. Cuanto más clarividente sea tal interiorización, mayores posibilidades de corrección ejecutiva obtendremos en el movimiento.

2ª. Praxias o conexiones ideomotrices. Esquemas de movimiento. Conexiones de movimientos aprendidos con anterioridad semejantes a los que deseamos realizar.

3ª. Selección de la imagen. Adaptación a la "representación mental inicial" y a las condiciones requeridas según los medios o características propias del momento.

4ª.- Impulso motor voluntario. El pensamiento hecho acto gracias a la transmisión del impulso, a través de las neuronas piramidales y extrapiramidales.

5ª.- Ejecución motriz. Excitación conveniente por los nervios motores a los músculos encargados de producir el movimiento.

4.- LA MOTRICIDAD FINA ESTUDIADA DESDE LA VISIÓN PSICOMOTRIZ.

Toda tarea motriz debe estudiarse desde el proceso psicomotriz. Si tratamos de centrar nuestro estudio en una tarea educativa como la escritura o movimientos propios de la pinza digital, no podemos perder nuestra orientación desde la visión piscomotriz y el soporte sobre el cual se sustenta, como es el sistema nervioso.

En este contexto, podemos decir que la psicomotricidad es una acción vivenciada, propia de la educación. Se apoya en la noción del desarrollo neuro-psico-socio-motriz del niño. Facilita al niño el acceso al pensamiento operatorio.

La psicomotricidad tiene gran variedad de enfoques y consiste en una actividad interdisciplinar cuyo objetivo fundamental es la motricidad conductual. El niño antes que nada es movimiento. Por ello la psimotricidad se concibe como el desarrollo psíquico que se obra en el sujeto a través del movimiento.

Podíamos definir la psicomotricidad como la percepción del desarrollo estructural y funcional, según la cual se considera que existe una identidad entre las funciones neuromotrices del organismo y sus funciones psíquicas. En el aprendizaje y desarrollo de la escritura se establece esta relación psicomotriz, donde se relacionan lo cognitivo, lo psicológico y lo afectivo.

a) En lo cognitivo debemos partir de la hipótesis que debe sustentar nuestra visión neurológica de desarrollo. "Detrás de cada aprendizaje hay una estructura neurológica capaz de soportar ese aprendizaje". Esta hipótesis nos lleva a la interpretación de la teoría localicista de las funciones del cerebro, descrita por Brodmann, Vogt, Kleist, entre otros y que nos llevó a la aparición de los mapas corticales. (Asensio 1986).

La teoría opuesta radica en considerar que el cerebro actúa en la participación activa de un todo. Es la teoría del sistema funcional complejo u holístico. Un sistema funcional así, interrelaciona diferentes zonas del cerebro cada una de las cuales contribuye con su papel específico a la realización de un determinado proceso mental.

Centrados en cualquiera de las teorías, sí que podemos considerar que todo aprendizaje está sustentado por una estructura neurológica. La adquisición de los movimientos manuales no puede ser diferente. El aprendizaje ha sido definido como "el proceso neural interno que se supone tiene lugar siempre que se manifiesta un cambio en el rendimiento no debido al crecimiento vegetativo ni a la fatiga". (Knapp 1981-19). También se define el aprendizaje como: "el proceso por el cual la conducta es desarrollada o alterada a través de la práctica o la experiencia". En la escritura, los cambios que se producen, requieren un proceso largo e integrador de las habilidades adquiridas.

El aprendizaje motor de la escritura es un tipo de aprendizaje, como otro de cualquier categoría intelectual, que permite un incremento en el rendimiento motor de la motricidad fina, gracias a la práctica, a la experiencia y a la percepción que de ellas obtenemos. Si consideramos que el aprendizaje es un proceso neural y que a su vez significa un cambio evolutivo del rendimiento, provocado por la práctica y la experiencia, debemos reflexionar sobre estos criterios que acabamos de exponer:

1º.- ¿Cómo el sistema nervioso del ser humano interviene en el proceso neuromotor del aprendizaje de la motricidad fina?

2º.- ¿Qué entendemos por cambio evolutivo del rendimiento motor?

3º.- ¿Cómo analizamos esa responsabilidad derivada de la práctica y la experiencia desde la intervención del docente?

Sobre estas preguntas quizás no se reflexiona con frecuencia, pero siempre las necesitamos para interpretar el sentido educativo que hay en nuestra práctica.

Todo el proceso regulador de los movimientos del brazo, antebrazo, muñeca, mano y dedos, están relacionados con la función de diferentes áreas cerebrales, sobre las cuales recae el fenómeno del aprendizaje. Entre las más importantes podemos destacar:

- El área prefrontal: encargada de la elaboración del pensamiento y la emoción.

- Áreas motoras: incluye la corteza motora, corteza premotora y área de Broca. Están relacionadas con el control y la actividad muscular. Controla y regula los movimientos corporales mediante la percepción y la regulación de contracciones musculares coordinadas.

- Área de Broca y habla: controla el habla. La primera localización cerebral conocida ha sido la del lenguaje articulado, situada por Broca en el pie de la tercera circunvolución frontal izquierda.

- Área sensitivo somática (lóbulo parietal). Detecta sensaciones táctiles, presión temperatura, dolor.

- Área visual (lóbulo occipital). Detecta sensaciones visuales.

- Área de Wernicke (lóbulo temporal). Analiza información sensitiva de todas las fuentes.

- Área auditiva (lóbulo temporal) Detecta sensaciones auditivas.

En el funcionamiento de estas áreas, cada una tiene su misión: la vista debe recibir la imagen y colaborar en la transferencia viso-motriz; las áreas de interrelación establecen los ajustes necesarios para que el proceso perceptivo, de pensamiento y emocional, contribuyan en el comportamiento ideal del niño en formación. La función auditiva al igual que la percepción táctil, se integran de manera simultánea para colaborar al resultado de aprendizaje y ejecución que deseamos conseguir en la persona que practica una acción como la de escribir, manipular o crear otros movimientos posibles.

Hay datos demostrativos de que la evolución de las capacidades manipulativas es acompañada por cambios significativos en la corteza cerebral que controla los movimientos de las manos. Cratty describe estudios realizados, en los cuales, alrededor del segundo año, se advierte un cambio en el desarrollo cortical en la región del área motriz que controla los movimientos de la mano.

Por eso debemos hacer mención, igualmente, a la teoría de "la localización dinámica de los sistemas funcionales" en el que intervienen las áreas de asociación, para elaborar el proceso de asimilación de la experiencia y generar los diferentes modelos de inteligencia y actuar en la vida con la mejor efectividad posible.

       Campo visual I          Campo visual D

                                          Mano I            Mano D

El esquema anterior nos muestra el modo en que los campos visuales izquierdo y derecho se proyectan a las cortezas visuales invertidas, debido a la decusación parcial del quiasma óptico. La audición también está cruzada en gran medida. El olfato es ipsolateral. El control de la mano derecha para la escritura tiene su procedencia en el hemisferio izquierdo. Popper y Ecles, El yo y su cerebro Pág. 357.

En definitiva, parece ser que las funciones mentales dependen más del funcionamiento armónico de las distintas áreas del cerebro no equivalentes entre sí ni necesariamente próximas en su ubicación anatómica.

El área cognitiva hace referencia a cómo el niño va tomando conciencia de sí mismo y de su entorno, como entidades separadas. A medida que se desarrolla, sus relaciones con los objetos o las personas que le rodean se van haciendo más complejas. Por ello, el objetivo principal de esta área es que el niño elabore estrategias cognitivas que le permitan adaptarse a los problemas con los que se va encontrando en los primeros años. Pero, ¿cómo va elaborando esas estrategias? El niño explora su entorno principalmente mediante el movimiento, es decir, la motricidad gruesa, y lo analiza mediante la exploración de los objetos, principalmente mediante la motricidad fina.

b) Lo psicológico ya lo defendió Freud. "Lo psicológico nace de lo biológico". Cuando un niño realiza una actividad manual, está contribuyendo a que su naturaleza psicológica se active y genere estados de satisfacción gratificante. La mano enriquece la mente, la mente enriquece la capacidad de realizar nuevos y precisos movimientos. Ambas interrelaciones se retroalimentan y generan equilibrios de conductas. Nada más natural y nutritivo para un buen equilibrio psicosomático que dominar aquellos impulsos naturales que el ser humano tiene para intentar perfeccionar sus capacidades de realizar estas funciones. La mano se considera como el instrumento principal para la conquista del mundo exterior.

 Le Boulch nos describe la importancia del movimiento en la educación. Con él podemos decir que "sólo una educación que parta de un apoyo fundamentado en el desarrollo motriz, basada en una metodología activa, participativa, de hechos motóricos, acorde a los estadios de madurez del niño, será la que posibilite la génesis de la imagen del cuerpo, núcleo central de la personalidad". A medida que el niño adquiere comportamientos motores, experimenta una psicología que le es propia y que está en paralelo con la estructuración progresiva del sistema nervioso.

c) Lo afectivo y emocional llega con la naturaleza básica de quererse y querer lo que el niño hace. El aprendizaje de los movimientos de la mano y dedos en tareas como tocar instrumentos musicales, bailar, acariciar, cuando se realizan cargadas de sentimiento afectivo, desarrollan una capacidad perceptiva y de ejecución que genera transferencia a la realización de otros movimientos como la escritura.  Cuando el cuerpo responde a los deseos del ser humano, la afectividad sobre sí mismo se enriquece. La afectividad debe partir del amor hacia uno mismo. Ello nos ayudará a querer lo que hacemos, a querer a los demás y a las cosas que nos sirven y al medio ambiente en el que vivimos. La forma de realizar la escritura depende tanto, y a veces más, de los sentimientos que de los pensamientos. La sensibilidad cinestésica y la perfección de los movimientos de la mano van unidos al desarrollo neurológico y están, a su vez, en relación con las capacidades de información y realización. (Da Fonseca 1988). La cuestión está en pensar ¿Cómo podemos desarrollar más inteligencia y más sensibilidad afectiva por la acción de escribir?

La función emocional permite incrementar las fases de atención y concentración, desarrollar su autoestima y confianza en si mismos. Gracias a ella, el ser humano, logra un sentimiento de seguridad, su autocontrol y una motivación intrínseca por lo positivo de la experiencia. Por añadidura, aprenden el valor del trabajo independiente, del compañerismo y el saber escuchar a los demás.

5.- EVOLUCIÓN DE LA MOTRICIDAD EN LA EXTREMIDAD SUPERIOR

Una cuestión conocida es que la maduración del sistema nervioso se realiza de lo céfalo caudal y lo próximo distal. Este proceso analizado en la extremidad superior nos lleva a un análisis de observación desde los movimientos globales del brazo a la diferenciación segmentaria hombro-brazo, brazo-antebrazo, antebrazo-mano-dedos. En un primer momento, los niños agarran con toda la mano. Más tarde el pulgar se opone a los otros cuatro dedos, y poco a poco la prensión es más fina, de manera que es capaz de coger objetos pequeños, como una canica o incluso migas de pan. La complejidad de las unidades motoras, actuando sobre la arquitectura funcional de las articulaciones permite los movimientos precisos y coordinados de la motricidad fina. La evolución de la prensión es a su vez compleja. Pasa de una prensión palmar a una activación de oposición del pulgar, para alcanzar la precisión de la pinza digital cuando el pulgar consigue la oposición con todos los dedos de la mano.

Esta evolución de los movimientos de la mano está vinculada a la evolución de la inteligencia motriz y por consiguiente con las inteligencias del ser humano. Por eso aludimos a la hipótesis siguiente: "si la inteligencia humana se caracteriza por la capacidad de elección de la respuesta adecuada, la inteligencia motriz se caracteriza por la capacidad de reproducir movimientos, de forma adecuada, en las situaciones y propuestas requeridas por las necesidades sociales".

6.- ESTIMULACIÓN DEL ÁREA DE LA MOTRICIDAD FINA Y COGNICIÓN.

El niño de 0 a 3 meses.- El periodo de 0 a 3 meses es propio para la actuación refleja, pero también para la acción asistida. Al niño se le deben activar los movimientos en función de sus posibilidades de actuación. El niño puede realizar los siguientes movimientos:

Mantiene las manos cerradas, dedos flexionados. A veces las abre ligeramente.

Aprieta las manos cuando toca un objeto.

Puede mantener sujeto un objeto cuando se le coloca en la mano.

Puede quedar suspendido, soportando el peso de su cuerpo, cuando se agarra a los pulgares de un adulto.

La activación de estas acciones en el bebé provoca en su organismo estímulos, que son captados por los receptores cinestésicos y táctiles. Esta activación debe valorarse en los parámetros de frecuencia intensidad y duración para darle al niño lo más oportuno para su desarrollo.

El niño de 3 a 6 meses

Entre la dieciséis y veinte semana comienza un nuevo tipo de prensión, prensión verdadera (que dirá Gesell), auto-dirigida, bajo un control visual y táctil. Es importante que estemos con él, hablándole. Pero sobre todo contribuye a que el niño domine el trayecto del dedo a la boca, previo a que coma con los dedos y a la alimentación autónoma.

Agarra objetos

Tira objetos

Hace oposición pulgar dedo índice. Comienzo de la pinza digital.

El bebé de esta edad lleva la mirada hacia las manos. Lleva la mirada de la mano al cubo que está sobre la mesa. Pasea la mirada de su mano al cubo con el deseo de resolver cierto movimiento de coordinación visomotriz.

Mira el objeto que le ponemos sobre la mesa y va a por él.

De aquello que atrapa, percibe información sobre su rugosidad, forma, temperatura etc.

Darle objetos para que los agarre y suelte

Ponerle migas de pan para que las coja.

Objetos pequeños que sean inofensivos: trozos de fruta etc.

Coger  cubos  de unos cuatro centímetros de lado, los mira, los suelta.

Son especialmente interesantes los juguetes fáciles de coger, de mango alargado y fino, los de colores vistosos, de diferentes texturas, los que se mueven o los que suenan. No sólo resultan atractivos para el niño y estimulan diferentes sentidos, sino que además van facilitando la asociación de los movimientos del niño a lo que ocurre con el objeto. Es decir, si lo mueve, suena. Son las primeras relaciones de causa - efecto y van dando conciencia al niño de que sus acciones tienen consecuencias en el medio que le rodea

Seis a nueve meses:

Las acciones múltiples que podemos provocar en el niño son de gran interés. Sin embargo, no se deben olvidar los objetos cotidianos: cucharas, vasos, platos, peines, cepillos, etc. Cosas de la casa que le gustan y además ayudan a que las vaya conociendo y familiarizándose con ellas

Comienza a utilizar la pinza digital. Oposición de los dedos.

Coge uvas e intenta desgranar.

Es conveniente ponerle migas de pan para que las coja.

Pasa objetos de un recipiente a otro.

Toma trozos de fruta que le ponemos a su alcance y se los lleva a la boca.

Coger dos cubos.

Pasa un cubo de una mano a la otra.

Cambia objetos de un recipiente a otro.

Pasa páginas de un libro.

Es conveniente provocarle acciones de aplaudir.

Estas propuestas de movimiento deben valorarse por las variables que siembre hemos de tener en cuenta: frecuencia, intensidad y duración. Además, por el hecho de estar implicados en su tarea, generamos lazos de comunicación social y afectiva.

Nueve a doce meses:

El niño cuando aprende a coger y soltar, sin depender del reflejo de prensión palmar, comienza a lanzar, que es un soltar divertido. Este movimiento irá progresivamente perfeccionándose hasta la etapa de Educación Primaria, en que se conseguirá un lanzamiento contralateral. Los movimientos de manipulación se activan al:

Ponerle a su alcance materia que pueda manipular sin peligro de comerla o tragarla.

Darle al niño objetos a la mano para que los coja, explore y suelte o lance.

Poner a su alcance objetos y recipientes que pueda sacar y meter, buscar y cambiar de situación.

Ponerle juguetes que los pueda soltar, manipular, activar de forma manual, darle diferentes funcionamientos. Él irá descubriendo las posibilidades de actuación.

Colocar objetos en recipientes.

Colocar objetos según formas y tamaños.

Aplaude cuando está sentado o de rodillas.

Ponerle campanillas de diferentes sonidos y tamaños para que las haga sonar.

Ayudarle a descubrir posibilidades nuevas en el manejo de objetos.

La miga de pan en la mesa, así como la fruta, la masa de pasta, provocan propensión a hurgar, palpar y amasar

Gesell detalla la siguiente observación. "Cuando el examinador coloca la bolita al lado de la botella, crea dos estímulos opuestos: objeto grande contra pequeño. A las treinta y seis semanas el niño se dedica primero a la botella, despreciando la bolita; a las cuarenta semanas atiende antes a la bolita; a las cuarenta y ocho semanas presta una atención casi exclusiva a la bolita, y a las cincuenta y dos semanas intenta introducirla en la botella." Esta sucesión madurativa refleja la ordenación y delicadeza del proceso evolutivo.

Doce a dieciocho meses:

El niño de un año posee formas de prensión que se aproximan a las del adulto. La prensión de la pinza digital es hábil y precisa. La musculatura flexora, la de asir los objetos, es independiente de la extensora, lo que le permite coger y soltar con facilidad y deseo voluntario. Este control inhibitorio le permite soltar las cosas con ademán de lanzamiento.

El gateo no es un movimiento propio de la motricidad fina. A pesar de ello, Doman advierte que tanto el gateo como el braqueo ayudan al niño en la destreza de la escritura. ¿Por qué? Porque para que el niño pueda escribir necesita controlar la punta del lápiz y ser capaz de ver lo que la pluma está haciendo. Lo primero se consigue por el desarrollo de la habilidad manual adquirida, lo segundo a través de la convergencia de la visión creada cuando el niño gatea.

El niño en esta fase maneja los cubos con cierta seguridad. Puede mantener uno en cada mano. Puede poner uno encima de otro como si construyera una torre.

Es interesante ponerle juguetes que manipule, suelte, cambie de posición o de lugar.

Ponerle objetos que pueda investigar es de gran utilidad. Quitar y poner, cambiar de lugar, cambiar de forma, ajustar a otra forma, crear nuevas figuras y formas por su actuación.

Los dibujos de los libros le atraen y el paso de las hojas puede hacerlo con cierta dificultad, pero lo intenta y es bueno ofrecerle oportunidades.

Ponerle cubos para que realice torres. Nosotros construimos y él construye.

Practicar el juego de "cinco lobitos".

Desplazar bolitas sobre un rail.

Las actividades de los meses anteriores son también repetidas pero con más precisión.

Poner tornillos de madera: enroscar y desenroscar.

Ponerle cubos para que realice torres. Nosotros construimos y él construye.

Su motricidad manual ha progresado, y a los dieciocho ya es capaz de formar torres de tres cubos. Las unidades motrices que controlan el movimiento manual tienen buena precisión para actos globales. La mielinización de los cordones nerviosos le permite progresar en sus actos.

Dieciocho a veinticuatro meses:

El flujo del desarrollo profundiza con la edad. El niño en esta fase se hace más reflexivo, observa lo que le rodea con gran atención y se hace más partícipe de sus acciones motrices.

El periodo de dieciocho a veinticuatro es muy evolutivo en autonomía.

El dominio de la cuchara progresa con rapidez. A los veinticuatro ya puede comer con alguna presteza. Dieciocho toma el vaso de agua con dos manos y veinticuatro lo puede tomar con una.

El dominio y control de los cubos es altamente superior a los dos años. Construye torres dos veces más altas que dieciocho y presta atención a la forma de realizar esas tareas los adultos. Denota un progreso real en la capacidad de atender.

Manipulamos materias moldeables, que no conlleven peligro de ingerir.

Hacemos bolitas de papel.

Hacemos bolitas de pan.

Actividad de meter objetos en cajas de tamaño reducido.

Es interesante además practicar juegos como: "los cinco lobitos", o "tortitas tortitas que viene papá".

Poner pinturas y papel para que garabatee

Utilizar cubiertos en las comidas. Comer con la cuchara.

Con las pinturas puede realizar trazos verticales. Esta característica es debida a que su musculatura flexora es más activa que la extensora o la que produce la abducción o aducción.

Los trazos se hacen todavía con rasgos de motricidad gruesa.

Dos a tres años.

Con dos años se convierte en un ser de múltiples acciones. Su motricidad progresa de forma rápida y eficaz. Le deleita el juego de acción intensa: que le cojan y lo bailen, lo suban y bajen, lo lancen, etc. El impulso natural de movimiento está activo de forma permanente. Como dirá Gessel "hormiguea en los músculos fundamentales la sensación de movimiento". Los músculos accesorios también están activos. Menea el pulgar y mueve la lengua. Esto permite que su oro-motricidad y su motricidad fina alcancen grados de perfección para realizar actividades escolares. Domina mejor el plano vertical y progresará en el plano horizontal, pero el oblicuo deberá esperar. Esta característica neuro-motriz va en consonancia con la madurez de las neuronas del sistema nervioso encargadas de la percepción espacial. Por eso no podemos perder la estela de la motricidad gruesa y ciertas características que rigen el comportamiento del ser humano.

Referente a la motricidad fina es capaz de:

Ensartar bolitas sobre pita gruesa.

Construir torres de ocho cubos sin que se caigan.

Pasar páginas una por una.

Doblar un papel por la mitad.

Destornillar y atornillar.

Hacer bolas o figuras sencillas con arcilla.

Armar y desarmar piezas de los juguetes.

Tomar el lápiz entre el pulgar y el índice apoyado en el dedo medio.

Garabatear.

Trabajos con plastilinas: bolitas, churros, medallones, etc.

Tres a cuatro años

Al comienzo de los tres años es muy importante la fijación de la postura para afrontar la acción de escribir. El escolar hace tareas de gran valor creativo e imaginativo. Consideramos de gran importancia el tono muscular. Las referencias bibliográficas sobre el tono muscular de los niños están centradas en la fuerza de las manos. Por esta razón defendemos la importancia que tiene el gateo en le etapa de la infancia y el braqueo en esta edad infantil. Estas actividades le permiten dominar la contracción relajación y enriquecer su actividad manual.

Pintar dibujo imitativo, al igual que dibujo espontáneo

Desarrollar la postura correcta para el aprendizaje de la escritura.

Puede copiar un círculo

Hace sus primeros ensayos con algunas letras y números.

Pasa páginas en sus libros aunque sólo vea los dibujos de los cuentos.

Domina el punzón, empieza tijeras.

Rellena superficies delimitadas.

Cuatro a cinco años:

La adquisición de movimientos precisos y elegantes de la motricidad gruesa, se reflejan también en la motricidad fina. A esta edad hay patrones motores bien definidos. Los movimientos de transferencia a la escritura deben ser cuidados con esmero. La etapa de tres a cinco años es muy determinante para la toma correcta de la pintura, el pincel, el lápiz, la pluma, etc.

Construye torres y puentes con buena precisión en la colocación de los cubos

Usa tijeras para recortar

Cuando maneja objetos, precisa el agarre con los dedos, en vez de agarrarlos con la mano.

Comienza la escritura de letras mayúsculas, palabras y números

Cinco años:

Colorea dentro de las líneas

Copia palabras y números

Dibuja una persona con al menos ocho partes de su cuerpo

Maneja los cubiertos con naturalidad en las comidas.

Tiene gran movilidad y precisión con su pinza digital

Ejercicios naturales para el desarrollo de la motricidad de la pinza digital:

Braquear.

Amasar

Pintar con bloque, pintura, caña 1, 2, 3, pluma, lápiz

Rasgar con los dedos tiras de papel  cada vez más pequeñas.

Subir y bajar cierres. (cremalleras).

Enrollar un cordón alrededor de un lápiz.

Abrochar y desabrochar botones.

Envolver garbanzos o semillas en hojas de papel liviano (papel de seda). Colocarle las tapas a distintos envases. Los envases deben presentar tapa a rosca.

Hacer choricitos de plastilina y cortarlos con la tijera en trozos pequeños.

Cortar con tijera sobre las líneas paralelas dibujadas en un papel. (En una hoja se trazan líneas paralelas a una distancia de 2 cm. cada una)

Realizar nudos con cuerdas o sogas.

Hacer choricitos de plastilina y colocarlos sobre las líneas curvas dibujadas sobre una hoja. ( en una hoja se dibujará  una línea curva o espiral y los niños deben colocar el choricito de plastilina sobre la línea siguiendo la dirección.

Picar con un punzón sobre la línea dibujada en una hoja (la línea puede ser recta o curva).

Ensartar

Manejar herramientas de carpintero con llaves, destornilladores, pinzas, etc.

Lavarse las manos, dientes.

Bailar sevillanas.

Tocar instrumentos musicales.

La eficacia de estas actividades está en función de la frecuencia, intensidad y duración con la que se practican.

Entre la motricidad de la pinza digital y la escritura aplicamos ciertos movimientos orientados a la grafomotricidad que se orientan hacia las formas próximas de la escritura.

La grafomotricidad nos permite relacionar la teoría de los movimientos de la motricidad fina con la práctica de la escritura, para que se de el producto grafico.

La grafomotricidad es una práctica psicomotriz para la enseñanza de la  escritura. Sirve de base para adquirir dominio de los movimientos y hacer madurar las neuronas de la percepción espacial.

El control de su motricidad manual orientado hacia la grafía, hace que se produzcan diferentes momentos de estimulación cognitiva: percepción espacial, (trayectorias, distancias, direccionalidad); coordinación viso-manual, fluidez y armonía del tono muscular; dominio segmentario.

Gracias a estas prácticas, el niño consigue habilidades motoras que le permiten el trazo de grafias orientadas al control de la escritura.

7.- EL LENGUAJE ESCRITO.

El leguaje oral está mediatizado por la percepción auditiva y la reproducción de los sonidos por la oro-motricidad. La lectura y escritura requieren otros aprendizajes específicos. Diferentes circunstancias hacen que estos procesos puedan ser alterados y resueltos con ciertas dificultades.

Hemos dicho, en párrafos anteriores, que la escritura precisa una buena coordinación entre los aspectos verbales, visuales y motores. Esto requiere un buen funcionamiento de los sistemas auditivo, visual y motriz, al igual que las áreas de asociación encargadas de regular las transferencias de estas funciones.

Las dificultades para extraer sentido a la lectura o para realizar el lenguaje escrito, parecen deberse a causas todavía no precisadas. Para explicar la dislexia, o ciertas disgrafías, no está claro que obedezcan a alteraciones importantes de la visión ni a déficit intelectual. Según Asensio (1986), las causas pueden estar en el uso de sistemas inadecuados, problemas afectivos, bilingüismo, agnosia visual o auditiva, pero ninguna de estas causas parece, por si sola, suficiente para explicar el fenómeno de la dislexia u otras alteraciones motrices de la escritura.

El tratamiento de las perturbaciones del lenguaje escrito conlleva un proceso que resulta adecuado para evitar posibles trastornos. Entre las consideraciones a tener en cuenta podemos destacar:

a) Garantizar un desarrollo psicomotor que de estabilidad y seguridad a la personalidad del niño.

b) Generar conciencia de lateralidad integrada en la actividad motora.

c) Posicionar conceptos relativos al espacio y tiempo con el fin de crear bases para el aprendizaje.

d) Utilizar material didáctico que facilite el dominio de la motricidad de lo proximal a lo distal (hombro, brazo, antebrazo, muñeca, mano, dedos), de lo mayor a lo menor.

e) Acompañar al niño en el proceso constructor de su acción creada, con propuestas de refuerzo que le permitan generar nuevos niveles de creación.

f) Completar toda la actividad con un componente afectivo, de apoyo, de refuerzo.

g) Observar la evolución del niño y aplicar el proceso metodológico en función de las diferencias personales de aprendizaje.

h) Evitar prisas y precipitación, que genera en el niño ansiedad por terminar. La práctica de la escritura requiere serenidad.

Esto nos lleva a considerar que primero está la acción motriz que junto con la percepción y el sentimiento, nos lleva a la construcción de la arquitectura emocional del cerebro. La emoción afectiva conduce a la reconciliación entre el impulso de acción y el razonamiento conceptual. Esta sintonía permite trabajar y disfrutar en la creatividad de lo que el niño desea, de lo que le interesa construir. Es otro detalle que debemos tener presente el proceso educativo. Cada escolar, cada persona tiene un equilibrio diferente entre los factores que determinan el aprendizaje y la creatividad.

Una cuestión plagada de incógnitas es la que nos lleva a pensar cómo el sistema semántico se resuelve por medio de la palabra o por la escritura. Por un lado, el léxico fonológico es un almacén en el que se encuentran representadas las formas fonológicas de las palabras; en el léxico ortográfico se encuentran las formas ortográficas. El resultado del proceso léxico indica cómo son las figuras de las letras o cómo las queremos hacer. Pero los movimientos que debemos ejecutar para realizar, sobre el papel, cartulina, pizarra, etc., esas palabras hay que aprenderlos. Este aprendizaje se da gracias a los sonidos que el niño escucha, a las imágenes que percibe, y los intentos de movimiento percibido que realiza.

Los sonidos del idioma nos llevan al léxico fonológico y las imágenes de las distintas formas que se puede representar cada letra nos lleva al léxico ortográfico y grafémico. Esto quiere decir que cierta estructura neuronal se va a encargar de generar el almacén grafémico. A partir de aquí el niño, y gracias a los patrones motores gráficos, va a construir su acción propia de la escritura.  Según Cuetos (2004), una vez seleccionado el alógrafo, el siguiente proceso pasa ya del campo lingüístico al campo motor ya que está destinado a traducir los alógrafos en movimientos musculares que permiten su representación gráfica. Para llevar a cabo esta tarea lo primero que hacemos es recuperar el patrón motor correspondiente al alógrafo que pretendemos escribir, en otra zona de la estructura neuronal denominada almacén de patrones motores. Estos procesos motores son los que hemos tratado anteriormente en la coordinación neuro-muscular y en el proceso psicomotriz de la motricidad de la pinza digital.

8.- METODOLOGÍA

¿Cómo conseguir que el sustrato biológico del niño vaya desarrollándose? ¿Cómo lograr que la escritura de los escolares alcance un grado de satisfacción en su ejecución?

La primera pregunta está sujeta a los principios del desarrollo humano. Principios de desarrollo del potencial genético más los principios de la influencia de actuación en los ámbitos de la motricidad. La acción. La acción mediatizada por las variables de frecuencia, intensidad y duración. Y en toda esta práctica, imprescindible para la progresión del potencial humano, está el "cómo" se realiza el acto motriz, base la experiencia.

Dentro de la metodología cabe comentar la importancia de la aplicación del componente lúdico, el juego y la fantasía para conseguir lo que deseamos del alumno que tratamos. El  uso independiente de los dedos de la mano es nuestra referencia. Cuando se utilizan unas tijeras, cuando se llama a un timbre, o se marca un número de teléfono o se utiliza un instrumento musical, usamos los dedos de manera independiente. Para conseguir estas habilidades, utilizamos juegos de gran utilidad como: "este compró un huevito"; "pintar caras en cada dedo y establecer diálogos entre ellas". Pero una forma donde se juntan lo lúdico y la fantasía y que es específica para la buena toma del lápiz, con los tres dedos (pulgar, índice y medio), es la que se adopta cuando tratamos de imitar al pollito en su pío, pío con los dedos de la mano. El niño es fantasía, es imitación. Cuando el pollito forma parte de la clase, todos los miembros del grupo se identifican con él. ¿Cómo hace el pollito? ¿Cómo cogemos la pintura? Siempre asociamos los tres dedos con el pío, pío y la toma de la pintura.

Alguna conexión existe también con el cuento. Cuando el niño escucha un cuento, éste puede conmoverlo y activarlo en un sentido muscular, ya que el niño mentalmente tiende a reproducir y transmitir mensajes a sus músculos como si quisiera realizar el movimiento de lo que escucha. Es otra forma que podemos aprovechar en el aprendizaje de la escritura. Hacerle sentir de manera vivenciada los movimientos reales e imaginados, con imágenes, cuentos, que le lleven a integrar su psicomotricidad en el acto que queremos lograr.

El motivo de incluir aquí el juego es que probablemente sea el factor más importante en el desarrollo cognitivo del niño, ya que sus principales experiencias de aprendizaje se consiguen durante el mismo.

Los expertos en desarrollo infantil comentan que en el juego existe libertad para experimentar con nuevas experiencias y para cometer errores. Durante el juego el niño establece sus propios ritmos y controla la situación, es independiente y tiene tiempo para resolver los problemas que se le plantean. Todos ellos factores importantes para obtener un pensamiento eficaz. Los adultos deben ser agentes mediadores para llevar al niño a realizar juegos eficaces y con sentido, acercándole las situaciones y juguetes de los que pueda aprender más

No hay duda de que la metodología debe enlazar con la evolución del desarrollo neuromotriz y con la evolución de la percepción espacial. Hay otro matiz que debe marcar el proceso de aprendizaje de la escritura: la serenidad en la realización de dicha actividad. Los escolares, hasta los nueve-diez años puede apreciarse cierta tranquilidad y serenidad al realizar las tareas escolares, pero después de cierta edad, se da una cierta precipitación, lo cual le lleva a no controlar las unidades motrices que deben realizar un acto sereno y ordenado. Es como si tuvieran prisa para concluir cada palabra, frase o párrafo. Estas prisas pueden llevar a generar, en ciertos momentos ansiedad. Por eso creemos que la metodología ha de regular, en la medida de lo posible, la forma en la que trabaja el escolar.

Por todo esto, queremos describir algunas reflexiones que podemos deducir de este trabajo:

Los aprendizajes escolares básicos están sustentados por estructuras neurológicas psicomotoras.

La evolución psicomotriz del niño determina el aprendizaje de la lectura y escritura. Ciertas tareas requieren una integración correcta del esquema corporal y lateralización

Se requiere un dominio del cuerpo y una inhibición voluntaria para poder fijar la atención en los movimientos de la escritura.

Esto nos hace afirmar que es imposible separar la educación de las funciones neuromotrices y perceptivo motrices de las funciones puramente intelectuales.

Las actividades manuales, mejoran en los niños su destreza y permite una exploración del mundo desde el sentido del tacto y cinestésico, lo que facilita un posterior aprendizaje de la escritura.

Hemos de acompañar al niño en el proceso constructor de su acción creada, con propuestas de refuerzo que le permitan generar nuevos niveles de creación.

Hay que completar toda la actividad con un componente afectivo, de ilusión, de refuerzo, siempre apoyado en la confianza.

Es necesario conocer la evolución del niño y aplicar el proceso metodológico en función de las diferencias personales de aprendizaje.

Todo el componente educativo estará fundamentado desde la acción, la reflexión, la confianza y la serenidad. La familia, el Centro Educativo, las profesionales del ámbito educativo que basen su método en la confianza y la serenidad, tienen un valor añadido a su tarea.

TEST DE VALORACIÓN DE LA AGILIDAD MOTRIZ DE LA MANO.

Cratty (1982) describe los siguientes test.

Prueba

Forma de ejecución

Edad

Resultados

Test de Stott. Oposición de los dedos

Los niños tocarán con su dedo pulgar cada uno de los restantes dedos de la mano

Como actividad se puede hacer con escolares de 5 años, pero de forma lenta.

En una investigación hecha en un grupo escolar, el 70 % de las niñas de 6-7 años lo hacían con corrección, mientras que los niños sólo el 47%  (1)

Holbrook.

Dejar 20 monedas en una caja abierta.

Los niños deberán tomar las monedas, con su mano preferente, una por vez, y depositarlas en la caja. También con ambas manos.

A los 5 - 6 años es la edad donde se encuentran pruebas con resultados validados.

A los 5 años, el 30% lo hacía en menos de 16 segundos, con la mano preferente.

A los 7 años el 80%

Keogh. Ensartar cuentas.

La tarea consiste en formar una sarta con 8 cubos en un cordón de punta metálica.

A los cinco-seis años se puede realizar como tarea de aprendizaje.

A los 8 años, el 80% lo realizaba en menos de 20 segundos.

Osertzsky. Meter fósforos en una caja.

Cinco fósforos en cada lado de la caja. Depositarlos en la caja uno con cada mano, alternando.

A los cinco años.

Keogh comprobó que los varones eran más lentos que las niñas.

Holbrook estudió con 10 pares de fósforos.

Comprobó que sobre 16 segundos a los cinco años lo superaban el 25 % y a los 8 años, el 70 %

(1) Grant, en otro estudio realizado en 1973 no encontró diferencia por sexos

En observaciones sobre la realización de dibujos con niños de cuatro a siete años se puede advertir:

Niños de 4 años: El 50 % Cierran la línea de sus círculos.

A los cinco años, los dibujos de rectángulos, círculos y cuadrados, se distinguen claramente unos de otros.

Los niños que utilizan la mano derecha. Para hacer el círculo y el cuadrado, lo realizan en sentido inverso de las agujas del reloj.

Los niños que utilizan la mano izquierda, en sentido de las agujas del reloj

A los seis años realizan el triángulo con precisión.

Hasta los siete años, normalmente, no reproducen con exactitud el rombo.

Al copiar las figuras geométricas, los niños dibujan de menor tamaño las más difíciles.

Cratty (1982) recoge varios datos sobre trabajos de investigación que describen con detalle las características de las diferentes edades.

¿A QUÉ DEBEMOS LLEGAR?

A mejorar la enseñanza - aprendizaje. ¿Cómo ayudar a aprender?

A generar una estructura neurológica capaz de disponer de patrones motores gráficos propios para una buena escritura.

A conseguir una buena coordinación de las unidades motrices que intervienen en la consecución de cada grafema

A lograr una escritura fácilmente legible y limpia. Caligrafía.

A mantener una postura acorde con las normas de salud, higiene y equilibrio postural.

A disfrutar de la confianza y la serenidad que debe reinar en el ámbito educativo.


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