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Los hábitos correctos para la salud bucal deben iniciarse en las etapas más tempranas de la vida. Desde que son muy pequeños, los padres deben prevenir los trastornos bucofaciales, además de vigilar y diagnosticar las enfermedades peridentales y maloclusiones.

Los problemas más importantes y frecuentes de la salud bucal durante la infancia son los siguientes:

La caries dental.

Se produce cuando existe una destrucción de los tejidos duros del diente, con evolución centrípeta hacia la pulpa. Para el establecimiento de la caries es fundamental la formación de la placa dental, capa densa, amarillenta, consistente en microorganismos diversos que se adhieren a la superficie del diente. Su formación depende de los siguientes factores:

  • Higiene dental
  • Régimen alimentario
  • Anatomía y posición de los dientes
  • Tpo de saliva

En el proceso de las caries pueden distinguirse estas diferentes fases:

  • Cuando se descuida la higiene dental, sobre todo si se han comido productos dulces, se forma al cabo de horas o días una espesa capa de sarro en las fisuras, en las superficies y en la proximidad de las encías.
  • Los microorganismos de la placa empiezan a transformar el azúcar en ácido, que puede acumularse en pequeñas cantidades en los lugares donde la saliva no llega.
  • El ácido produce disolución parcial del esmalte. En esta fase aparecen manchas blanquecinas o pérdida del brillo normal del diente.
  • En las primeras fases no hay dolor. Cuando la caries afecta a la dentina, aparece el dolor, sobre todo con el frío, el calor, el dulce, etc. El problema se hace crónico si afecta a la pulpa dentaria.

En todo caso, debe restringirse el consumo de carbohidratos (azúcares) en los alimentos porque la sacarosa, metabolizada por los microorganismos de la plaza dental, es la que va a formar el ácido que desmineraliza el esmalte.

Otra actuación importante para la prevención es fomentar la fluoración. El flúor es esencial para formar cristales de fluoropatía que revisten el diente y lo hacen resistente a la caries. La fluoración es el método más eficaz para prevenir y evitar las caries.

La maloclusión dentaria.

Consiste en la falta de ajuste entre los dientes de la arcada superior con la inferior. Se considera temporal y, en general, en la infancia se corrige por sí misma. Las causas que pueden producir la maloclusión son:

  • La succión permanente del pulgar o el chupete.
  • La pérdida prematura de los dientes primarios.
  • La obstrucción nasal por excesivo aumento de adenoides o amígdalas que obligan a la respiración bucal con ronquido nocturno y deformidad facial.

La Higiene dental.

Debe iniciarse tan pronto como nacen los dientes. El método más recomendable es el «cepillado dental», con él se consigue suprimir la «placa dental» por medios físicos.

Esta práctica debe comenzar en el primer año, siendo los padres los encargados de limpiar los dientes y las encías y de estimular al niño para que comience a cepillarse los dientes solo.

Es necesario realizar la limpieza minuciosa de los dientes después de todas las comidas del día, utilizando cepillos blandos, con o sin crema dental. Cualquier método de cepillado es válido, siempre que incluya todas las superficies de los dientes (facial, lingual y zonas de oclusión). Otros métodos, como los enjuagues bucales, no deben sustituir el cepillado dental.

Desde los dos o tres años, es aconsejable acudir al odontólogo una vez al año para que revise la dentadura del niño y, por supuesto, acudir de inmediato a la consulta cuando se sospecha el inicio de una caries.