En el quinto mes de gestación el cerebro del bebé está totalmente receptivo a todos los estímulos, es capaz de percibir y procesar información a través de los sonidos, el tacto, la luz, el gusto, etc. Aunque tus hormonas seguirán actuando de forma decisiva durante todo el embarazo, ya no depende tanto de ellas para ir entendiendo el mundo exterior.

Los estímulos que llegan al bebé promueven el desarrollo de las dendritas, que son las ramificaciones de las neuronas encargadas de establecer las conexiones que forman la red neural.

¿Ya te han dicho las abuelas si el bebé será niño o niña por la redondez de tu abdomen?. El único que puede facilitarte el sexo del bebé es el médico que lo ve en la ecografía. El aspecto de la zona abdominal está relacionado con la forma que adquiere el útero a medida que crece el bebé. Si hay alguna zona más puntiaguda se debe al tamaño y la postura del bebé, no a su sexo.

Seguramente ya no sientes las molestias de los meses anteriores y tu estado de ánimo se mantiene positivo. Los miedos y ansiedades de la primera etapa de gestación no te atenazan, pero habrá otros temores e inseguridades que se introducirán en tu mente aunque quieras desterrarlos: ¿seré buena madre?, ¿mi bebe estará sano?, ¿perderé libertad después de nacer el bebe?, ¿seré capaz de afrontar el parto con entereza?,... Tu cuerpo continua cambiando, te asombras de la capacidad de ciertas zonas para crecer, como los senos o el abdomen. Es posible que temas no recuperar la figura después del parto o que dudes de tu atractivo sexual, ¿te preocupa que tu pareja siga encontrándote atractiva?, ¿temes que pueda serte infiel?. Todas estas dudas son normales y comunes a todas las mujeres embarazadas.

¿Te has parado a pensar si tu pareja siente también dudas, temores o ansiedad?. Tal vez tema no ocupar un lugar protagonista en tu vida. El bebé ya ocupa hoy gran parte de tu mundo emocional y aún no ha nacido, es normal que se pregunte como encajará él en la nueva constelación familiar o si el bebé absorberá todo tu tiempo y atenciones. Por otra parte, le puede producir cierta ansiedad pensar en la economía familiar, en el espacio disponible en la casa, en su propia pérdida de libertad o en los cambios que deberá realizar en su forma de vida cotidiana.

Aunque la vuestra sea una relación sólida y ambos hayáis deseado más que cualquier otra cosa el ser padres, es posible que los temores y ansiedades provoquen tensiones relacionales. La carga psicológica siempre es menos pesada cuando se comparte, hablad abierta y sinceramente sobre el tema. Hablad, mientras os miráis a los ojos, acerca de lo que siente cada uno: sobre si mismo, respecto al otro y acerca del nacimiento del bebé. Hablad con el corazón, con sinceridad y escuchad del mismo modo. Introduciros dentro de la piel del otro para comprender mejor sus sentimientos. No os sintáis culpables ni hagáis que el otro albergue sentimientos de culpa por lo que decís. Pedid perdón si lo consideráis oportuno y perdonad de corazón.