Los pilares de tu sistema inmunológico

Para aumentar las defensas de tu organismo y vencer cualquier patología, debes reforzar tu sistema inmunológico. Lo puedes conseguir gracias a una dieta equilibrada y una forma de vida sana que incluya un poco de ejercicio.

Tu médico te habrá indicado una dieta adecuada al período de gestación, síguela, sin duda contará con las vitaminas, minerales y oligoelementos que refuerzan tus defensas. A continuación te detallamos algunos:

VITAMINA A: Aumenta la resistencia a las infecciones, es un buen antivírico, mantiene la humedad de las mucosas y es imprescindible para la piel y los dientes. Se encuentra en las zanahorias, las espinacas, el brécol, las acelgas, la lechuga, el perejil, los melocotones, los albaricoques, la yema de huevo, la mantequilla, el queso, etc.

VITAMINA C: Tiene un excelente poder antivírico y bactericida, además de depurar estos gérmenes, impide que aumenten funcionando como un antibiótico natural y muy eficaz para los resfriados. Encuentras vitamina C en los cítricos, las fresas, los kiwis, el ajo, la cebolla, la sandía, el pimiento, el perejil, las patatas, las verduras de hoja verde, etc.

VITAMINA B6: Potencia la acción de los glóbulos blancos para eliminar elementos patógenos y ayuda a mantener el equilibrio hormonal. Se encuentra en la levadura de cerveza, los huevos, las legumbres, el arroz integral, las hortalizas verdes, las patatas, la soja, la avena, las semillas de girasol, las nueces, la melaza, el salmón, la ternera, etc.

MAGNESIO: Protege al organismo contra microorganismos. El agua rico en magnesio aporta cerca del 30% de las necesidades diarias de este mineral, pero también se encuentra en el pescado, la soja, los frutos secos, las hortalizas de hoja verde, los aguacates, los dátiles, el germen de trigo, el marisco, etc.

CALCIO: Como todos sabemos, contribuye al mantenimiento del sistema óseo de tu organismo y a la formación del mismo sistema del bebé. Además potencia la acción destructora de virus de los glóbulos blancos y equilibra el sistema muscular y el nervioso. El calcio se encuentra en la leche entera, los derivados lácteos, las almendras, los huevos, el pescado, las hortalizas verdes, etc.

SELENIO: Es un oligoelemento que, asociado a la vitamina E, colabora en la formación de anticuerpos. Se encuentra sobre todo en verduras y cereales, pero la riqueza de esta sustancia depende mucho de la tierra de cultivo.

MANGANESO: Resulta muy eficaz contra los virus y las alergias, también colabora con el calcio en la formación de los huesos y cartílagos, y equilibra el metabolismo de la glucosa. Puedes obtener este oligoelemento de los cereales integrales, las legumbres, las hortalizas verdes, el germen de trigo, el salvado de arroz, los frutos secos, el té, etc.

HIERRO: Participa en la producción de los glóbulos blancos y en la síntesis de anticuerpos, además de ser esencial en la producción de hemoglobina. Durante el embarazo es posible que el médico te mande suplementos de este mineral, pero consulta sobre la conveniencia de dejar de tomarlo unos días cuando sufras algún proceso infeccioso porque un nivel elevado de hierro puede contribuir a la proliferación de bacterias. Encuentras hierro en las legumbres, la carne, los cereales integrales, los huevos, los frutos secos, las setas, etc.

ZINC: Colabora en la acción de los glóbulos blancos alertando de la presencia de sustancias patógenas. Ayuda en la formación del cerebro y del sistema nervioso del bebé y, como la vitamina B6, ayuda a combatir las náuseas. Encuentras zinc en el pescado blanco y azul, en los plátanos, la carne, los productos lácteos, los cereales integrales, los frutos secos, las legumbres, las semillas de girasol, etc.

Si sufres un proceso vírico como el resfriado, los alimentos ricos en vitamina C te resultarán muy útiles, también infusiones como las de tomillo que tiene poder antiséptico, o bien las de escaramujo o rasa canina por su contenido en hierro y vitamina C.

Puedes utilizar también otros aliados naturales con poder antibiótico en caso de necesitarlos. El ajo es bactericida, antiséptico, antivírico y descongestivo. El jengibre tiene gran poder antiviral actuando contra la fiebre, la tos y los dolores musculares, aunque no es recomendable si tienes hipertensión. La equinácea estimula el sistema inmunológico ayudando a combatir procesos infecciosos como el catarro, la gripe, la bronquitis y la faringitis.

No olvides que la utilización de productos naturales nunca debe sustituir a la consulta médica cuando tu salud lo requiera.

La visión

Debes estar atenta a tu visión. Desde el momento de la concepción has empezado a segregar una hormona, la gonadotropina coriónica, y se han alterado los niveles normales de estrógenos y progesterona. Estas alteraciones hormonales producen muchos cambios, entre ellos, los que afectan a la córnea y el cristalino de tus ojos. Muchas embarazadas pueden tener problemas oculares como alteración de la capacidad de visión, sequedad o picor. Son problemas pasajeros que suelen desaparecer gradualmente después del parto, pero debes acudir al oftalmólogo si notas algún síntoma.

Si usas gafas o lentes de contacto, también es aconsejable la consulta con el especialista para hacer el seguimiento durante la gestación.

Aunque no notes síntoma alguno, sigue los consejos habituales de higiene ocular, sobre todo utiliza una iluminación adecuada (a ser posible natural) cuando leas, mantén una distancia apropiada cuando trabajes en el ordenador, una alimentación equilibrada, cuida los útiles de maquillaje, etc.

El bebé y tú en este mes

Es posible que a lo largo de este mes vayan desapareciendo las náuseas y el agotamiento que has sentido desde el principio. De forma paralela irá aumentando tu energía, cargándote de optimismo y entusiasmo.

Si estas preocupada por el riesgo de un aborto espontáneo, las posibilidades a partir de ahora son mucho menores. También es posible que te asalten preocupaciones sobre el estado de salud de tu bebé, las revisiones médicas son una ocasión excelente para transmitir todo tipo de inquietudes y aclarar los interrogantes que te vayan surgiendo.

El bebé está creciendo rápidamente. Con 16 semanas de gestación mide unos 15 centímetros y cada vez es más receptivo a los estímulos que le llegan del exterior del útero: distingue el sabor dulce del amargo, reacciona a la estimulación táctil, a los ruidos fuertes y la luz intensa, es capaz de tranquilizarse con música de Mozart o Vivaldi y de comenzar a moverse pataleando con ritmos musicales como el rock. Por su estructura cerebral, dispone del circuito neuronal necesario para ejercitar una memoria rudimentaria, además es capaz de un aprendizaje condicionado y desarrolla comportamientos intencionales en apariencia.