Tus movimientos corporales se proyectan en el interior del útero y el bebé, como hábil receptor, aprende a distinguir entre los movimientos propios y los que pertenecen a tu actividad.

Posiblemente, el bebé desarrolle su actividad exploratoria a través de la recepción y elaboración de las sensaciones cinestésicas. Esta sensibilidad hacia el mundo del movimiento estimula las capacidades receptivas, sensitivas y perceptivas que lo preparan para otras situaciones más intensas y complejas que vivirá en el futuro.

El bebé reacciona ante los movimientos y gracias a ellos va aprendiendo cosas del mundo exterior. Capta con certeza los ciclos de tu actividad y los suyos, lo que le va capacitando para poseer, de forma remota, la conciencia de sí mismo y de los demás. Cada vez que caminas, corres o te agachas, el bebé se mueve también dentro de ti. Incluso estando quieta, tu respiración mece al bebé al mover el líquido amniótico.

Dentro del útero, el bebé experimenta, de forma remota, el concepto perceptivo del espacio y el conocimiento de su medio. Después de nacer llegarán los movimientos voluntarios, primero con respecto a los objetos y después en el espacio con los diferentes desplazamientos.

Te aconsejamos que disfrutes del agua, que realices movimientos en este medio y ofrezcas al bebé experiencias enriquecedoras.

El agua es un elemento vital para el ser humano y la fuente de energía más importante de la naturaleza. Usando el agua de forma adecuada, puede convertirse en un elemento terapéutico y de estimulación para ti y para el bebé.

La natación es la actividad física más completa y recomendable en cualquier momento de la gestación.

Las propiedades del agua puedes disfrutarlas en una piscina o en casa en forma de baños y duchas. Dependiendo de la presión, la temperatura y el tipo de agua, obtendrás diferentes resultados.

Efectos según la temperatura:

Puedes aprovechar los efectos locales del agua en determinadas zonas de tu cuerpo. Si tu estado de salud es bueno, utiliza agua fría o caliente, se trata de que te sientas bien y transmitas las mismas sensaciones al bebé. Ten cuidado especial cuando dirijas el agua a la zona del abdomen, utiliza poca presión.

Programa diariamente una sesión de baños en la piscina o bien en casa, utilizando el baño o la ducha.

Si tienes oportunidad, ve a la piscina y disfruta del agua con tu bebé.