El bebé ha percibido los movimientos de tu cuerpo desde casi el momento de la concepción y ahora los vive profundamente, por lo tanto, dejan impresiones cerebrales importantes. Cuando te pones de pie, caminas, viajas en coche, etc., el bebé percibe los cambios de ritmo, posición y velocidad. Por medio de tus movimientos también te comunicas con él.

Este mes te proponemos que bailes con el bebé en algunos momentos y en otros que lo hagáis los dos con el padre. El baile es una de las formas mas placenteras del movimiento. Además, bailar supone una autentica terapia porque muchas de las emociones que sentimos a veces permanecen en nuestro subconsciente hasta encontrar una forma de expresión a través de los músculos de la cara, los hombros, los brazos y las piernas. Existe una conexión profunda entre la emoción y el movimiento, por eso el bailes o la danza son un buen medio para comunicar vuestros sentimientos al bebé.

Podéis grabar una selección de melodías previamente. Valses como el Danubio Azul o el Vals del emperador de Strauss son estimulantes, rítmicos, alegres y fluidos. Deja que el sonido recorra todo tu cuerpo y muévete de forma espontánea al ritmo de la música permitiendo que tus músculos se llenen de energía y afloren las emociones. Si lo prefieres, prueba con música de Chaikovski, Mozart, Vivaldi o Schubert. Observa como reacciona el bebé a la música y a tus movimientos suaves y rítmicos.

Para otros momentos más tranquilos, graba melodías tiernas como las baladas o los boleros y baila con tu pareja. Sentid la música y disfrutad la experiencia como un abrazo de amor al bebé. También observa sus reacciones. Cuando no le guste una melodía reaccionará pataleando o moviéndose bruscamente, durante un tiempo no pongas esa música e inténtalo días después para observar si sus gustos han cambiado.