La etapa de vida de los 5 a los 6 años de edad constituye un momento de especial significación para el desarrollo del lenguaje y de la inteligencia lingüística, pues implica un perfeccionamiento de las estructuras básicas de la lengua que se han conformado y culminado en los dos años previos, una consolidación y complejización de los logros del desarrollo alcanzados, y la cabal asimilación de las reglas gramaticales, por las que se guían los niños al hablar y comunicarse con los demás.

Desde este punto de vista, al concluir este año de vida, y salvo aquellas que corresponden al lenguaje escrito, todas las estructurales fundamentales de la lengua materna están formadas y organizadas, y en este sentido el habla de los niños a los seis años de edad, solo se diferencia de la del adulto en su contenido, mucho más vasto en este por su mayor experiencia vital, y en el menor desarrollo de su pensamiento lógico, que en este período manifiesta sus primeras formas elementales, y que posteriormente se ha de perfeccionar y permitir una mejor asimilación de la experiencia social y, consecuentemente, una expansión superior de las habilidades lingüísticas, fundamentalmente del caudal léxico-semántico.

Pero el sexto año de vida no es solamente una etapa de perfeccionamiento, sino que en él surgen también procesos y funciones que determinan un carácter cualitativamente diferente de los años de vida anteriores, como es la presencia, prácticamente desde principios del período, del sentido de la lengua, y que marca un hito en su devenir evolutivo.

El sentido de la lengua, o generalizaciones idiomáticas empíricas y de carácter no consciente, determina que por primera vez en el curso del desarrollo evolutivo del lenguaje, este cobra para los niños una “significación” como tal.

Hasta este momento, la lengua era para los niños algo consustancial a su propia vida, y por lo tanto, no se percataban de su existencia, tan solo hacían uso del mismo. Ahora, al surgir el sentido de la lengua, ellos se percatan de que las cosas pueden decirse de una y otra manera, de que se puede hacer uso del mismo de manera incorrecta y valorar los errores del habla en sí mismo y en los demás, aunque no sepa a ciencia cierta por qué. Esto hace a la vez que transformen y creen nuevas palabras en sus juegos, y se preocupen por el significado de aquellas que no conocen. Se dan cuenta, en la medida de que su razonamiento les permite, que el lenguaje es algo externo a ellos, y que puede ser, por lo tanto, aprendido, estudiado. Lo cual ha de constituir la base sobre la cual se ha de estructurar el estudio organizado y sistemático de la lengua materna en la edad escolar.

El surgimiento del sentido de la lengua les permite a su vez comprender y utilizar con frecuencia el lenguaje coloquial, que usa en su atribución popular y consciente de que no es lo más apropiado en su expresión oral.

Esto ha de derivar, al final de la etapa, en la posibilidad de sostener una conversación contextual compleja, la cual, como consecuencia de su dominio gramatical y léxico, y apoyada en este sentido de la lengua, pueden realizar en cualquier caso temporal, con frases largas y complicadas, y haciendo uso de una comunicación lógica, coherente y ordenada.

En lo que respecta al lenguaje oral, a finales de este año ya se han alcanzado todos sus objetivos, lo que le posibilita a estos niños hacer uso de la lengua para apropiarse de los datos de la realidad, comunicarse de manera efectiva con los demás y regular de manera efectiva su comportamiento. Esta dimensión cualitativa de la lengua les ha de permitir el hacer uso de la misma para expresar su pensamiento y hacerles conscientes de su propio proceso de aprendizaje.

Desde el punto del vista del desarrollo cognoscitivo general, este carácter cualitativo ha de incidir sobre todos los procesos psíquicos de manera significativa y, unido a la presencia de las formas iniciales del pensamiento lógico, ha de crear una unidad dialéctica, que tiene su manifestación más relevante en el pensamiento lógico-verbal, que se ha de convertir en el medio predominante para la adquisición y asimilación de la experiencia social que les rodea.

Los logros del desarrollo evolutivo para este año de vida son los siguientes:

v  Enriquecimiento del lenguaje interno

v  Asimilación completa de los tiempos fundamentales, con complejidades gramaticales, así como la secuencia y diferenciación de las acciones temporales

v  Aparición del sentido de la lengua, generalizaciones idiomáticas empíricas y de carácter no consciente

v  Presencia de la conversación contextual compleja

v  Verbalización del establecimiento de relaciones de causa y efecto complejas

v  Identificación propia bien consolidada, y de los demás respecto a sí, uso del nombre y dos apellidos

De acuerdo con el esquema seguido en los años de vida anteriores, el sistema de actividades para la estimulación del lenguaje y de la inteligencia lingüística se organiza de la siguiente manera:

§  Actividades para el primer trimestre escolar

§  Actividades para el segundo trimestre escolar

§  Actividades para el tercer trimestre escolar

En el caso del sexto año de vida la orientación de que las actividades señaladas para un trimestre escolar han de mantenerse en los siguientes constituye un procedimiento metodológico insoslayable, puesto que los logros del desarrollo del año de vida están manifiestos en su forma primigenia desde inicios del año, y la estimulación ha de realizarse de manera ininterrumpida, para poder alcanzar esos logros en su manifestación más plena.

Aún mas, las actividades del quinto año, particularmente las del último trimestre, han de continuar haciéndose en este sexto año, pues muchas de las habilidades que se han de formar ahora, tienen sus premisas en dicho año y siguen un curso evolutivo que encuentra su expresión más acabada en el año de vida actual.

Un ejemplo fehaciente esto es lo referido a la elaboración conjunta de las actividades entre los niños y sus educadores, que, debido al mayor desarrollo intelectual alcanzado por los pequeños, les permite participar de manera más activa en la planificación de estas actividades.