Una particularidad muy destacable en este año de vida consiste en que hacia el final ya están presentes la gran mayoría de las estructuras básicas de la lengua materna (fonético-fonológicas, léxico-semánticas, morfosintácticas), lo cual hace a este año de especial significación a los fines del desarrollo del lenguaje.

La explosión del lenguaje, característica del año de vida anterior, continúa en este, lo que permite una mayor ampliación del vocabulario y una complicación progresiva del componente gramatical, que va a determinar la presencia de oraciones compuestas más complejas y el uso de modos temporales más extendidos, y que van a condicionar la posibilidad de una mayor expresión oral y de una comunicación más efectiva.

El análisis comparativo de estos dos años de vida en su conjunto permite afirmar que el período sensitivo del lenguaje se enmarca en este lapso, desde su manifestación primigenia en la explosión del lenguaje dada en el tránsito del segundo al tercer año de vida, hasta la asimilación de prácticamente todas las estructuras básicas de la lengua durante este cuarto año.

Es por esto, que el trabajo educativo en el presente año, reviste una importancia particular para garantizar que dichas estructuras básicas se formen en el tiempo y con la calidad requeridas. El hecho de que los niños transiten por este año sin completar las estructuras básicas de la lengua, en ningún momento quiere decir que estas no se habrán de adquirir posteriormente, pero la evidencia empírica y experimental demuestra que de ser así, dichas estructuras nunca tienen la calidad y complejidad cualitativa de cuando las mismas se logran en este período sensitivo. De ahí la necesidad de una labor educativa bien encauzada y científicamente organizada para posibilitar la apropiación más efectiva del idioma natal en este estadio.

Tomando esto en consideración, se observa que los logros del desarrollo evolutivo del lenguaje y la inteligencia lingüística en este año se corresponden con:

     Dominio por el niño del tiempo presente (simple y condicional), con dificultad gramatical ocasional.

     Uso amplio del pasado simple, que permite relatar vivencias en pretérito, con oraciones cortas y sencillas.

     Utilización del modo temporal futuro presente, o de carácter inmediato o cercano.

     Repetición de una canción simple.

     Verbalización del establecimiento incipiente de la relación causa-efecto, con surgimiento de los porqués de tipo cognoscitivos de carácter directo.

     Conversación de tipo situacional, con elementos contextuales, fundamentalmente relacionada con vivencias personales.

     Uso apropiado de las relaciones de lugar, pero no así de las temporales.

     Identificación y diferenciación por su nombre propio, agregando un apellido ante la pregunta del adulto.

La presencia de un número tan considerable de logros del desarrollo indica la relevancia de lo que está sucediendo en la evolución del lenguaje, y señala la importancia de las actividades a realizar en el período, las cuales, siguiendo el mismo esquema del año de vida anterior se han de agrupar de la manera siguiente:

  • Actividades para el primer trimestre escolar
  • Actividades para el segundo trimestre escolar
  • Actividades para el tercer trimestre escolar

A diferencia de los años de vida anteriores en los que las actividades que se realizaban iban dirigidas al uso del lenguaje como una unidad sin diferenciar entre sus diversos componentes, a partir del cuarto año de vida, las mismas tienen objetivos centrales bien definidos, que se agrupan en cuatro fundamentales:

q       Vocabulario

q       Construcción gramatical

q       Expresión oral

q       Actividad fonatorio-motora

El hecho de que se diferencien lo que trata de señalar es hacia donde se dirige el énfasis fundamental de la actividad, puesto que en cualquier actividad, se han de trabajar todos los componentes. Es decir, por ejemplo, si una actividad tiene como objetivo principal introducir una nueva palabra (que pertenece al área del vocabulario) esto no quiere decir que la misma no se ejercite como forma de expresión verbal o que no se incluya dentro de una determinada estructura gramatical, incluso puede activarse mediante una ejercitación fonatoria y motora.

Esto es importante a los fines de la determinación del objetivo principal de la actividad pedagógica para que el educador esté muy consciente de hacia donde dirige básicamente su acción, pero sin aislarla de los demás componentes, pues en el habla cotidiana no se hace una diferenciación entre los mismos.

Es por ello que se ha preferido no ubicar las actividades por objetivo principal, sino que el análisis del propio contexto de la actividad es el que determina hacia donde dirige el educador el énfasis mayor. De esta manera sabe que siempre tiene que trabajar con todos los componentes, pero que por lo general ha de haber uno que exija una mayor dedicación en la actividad en cuestión.

Para que se desarrolle el lenguaje y la inteligencia lingüística de los niños, y se produzca una verdadera comunicación entre ellos y el adulto, es necesario que las actividades estén exentas de rigidez, que siempre este presente el sentido lúdico, y el educador se convierta en orientador y no centrador en sí del diálogo, pues son los niños los que deben pensar y expresar sus ideas, que sean ellos los que conversen, relaten o describan.

Las actividades se han de realizar en cualquier parte de la escuela infantil, y no necesariamente en la clase, pues los contenidos pueden desarrollarse hasta en un paseo, y proporcionarles muchas vivencias, para que puedan hablar de ellas.

Un elemento importante que no ha de olvidar es la utilización consecuente del estímulo verbal: representaciones verbales y palabras. El estímulo visual: láminas, juguetes, ilustraciones, cuadros, etc., se han de usar, pero de manera racional, siempre que se requiera para apoyar una actividad, para ilustrar algo al niño, pero el estímulo verbal, la palabra, debe usarse siempre que sea posible, ya que en especial a partir de este año de vida, cobra una mayor importancia, no solo para el desarrollo del lenguaje en sí mismo, sino también para posibilitar un mayor desarrollo intelectual, ampliar su imaginación y creatividad, y permitir, por lo tanto, una mayor riqueza de su expresión oral.

 

 

 
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