Las investigaciones en el desarrollo infantil revelan que en el quinto año de vida se suceden importantes hechos en el desarrollo intelectual de los niños, los cuales comprenden también a la esfera del lenguaje y la inteligencia lingüística. No obstante, en esta área lo que se destaca es el logro de una mayor complejidad de los procesos básicos previamente adquiridos, así como una superior calidad de los logros del desarrollo previamente manifestados, como sucede con la conversación, que en este año adquiere un carácter contextual complejo, que les permite a los niños conversar en cualquier caso temporal, aunque todavía con frases cortas y no en extremo complicadas, pero con una expresión oral lógica, ordenada y coherente.

Es de trascendental importancia que las estructuras básicas de la lengua ya están plenamente conformadas en este año, lo cual constituye una base para la formación y manifestación de procesos que tienen una significación extraordinaria para el funcionamiento de la inteligencia lingüística, que en este año se profundiza al aparecer el habla para sí y su derivación hacia el lenguaje interno. Esto, unido a lo que está sucediendo en el pensamiento infantil, posibilita un mejor desenvolvimiento de los usos prácticos de esta inteligencia, y a una mayor complejidad de la sintaxis o estructura de la lengua, de su fonética, y del dominio de los significados.

El habla para sí, manifestación singular del desarrollo evolutivo de la lengua que aparece mucho más definida que en sus poco perceptibles premisas en el año de vida anterior, revela que el lenguaje ha pasado, de simple acompañante de los procesos del pensamiento como era característico en los años anteriores, a orientar, controlar y dirigir la acción cognoscitiva, lo cual le da a la inteligencia lingüística un rol predominante en la asimilación y apropiación de la experiencia a partir de este momento.

Es por eso que las actividades dirigidas a influenciar sobre el desarrollo del lenguaje cobran una particular importancia, sobre todo en aquellas que han de dirigirse a la mejor manifestación del habla para sí, y que con, el surgimiento de las primeras, aunque muy poco notables aún, primeras formas lógicas de realización de acciones cognoscitivas, van a constituir la base de lo que en poco tiempo ha de ser el pensamiento verbal, en el cual, pensamiento y lenguaje convergen en una unidad dialéctica.

Es por eso que las primeras actividades dirigidas a crear las premisas de lo que en un futuro próximo devendrá en las habilidades de leer y escribir, se asientan de forma aún sencilla incluso en este año de vida, pero que constituyen el primer paso en el largo camino de formación de estas habilidades, que también han tenido precedentes en todas las actividades productivas (dibujo, modelado, recortado, construcción, etc.) que los niños han aprendido y perfeccionado en su proceso educativo.

Es por eso que, como logros significativos del desarrollo del lenguaje y de la inteligencia lingüística se destacan los siguientes en este año:

  Surgimiento del habla para sí y del lenguaje interno.

  Consolidación del tiempo presente y uso del pasado, con oraciones combinadas, subordinadas y compuestas, aún de corta extensión.

  Conversación contextual de corta extensión, sin grandes complicaciones gramaticales, morfológicas o sintácticas.

  Identificación propia bien diferenciada, uso del nombre y un apellido.

Con respecto al sistema de actividades para su estimulación, se mantiene la misma organización del año de vida anterior:

  Actividades para el primer trimestre escolar.

  Actividades para el segundo trimestre escolar.

  Actividades para el tercer trimestre escolar.

Es importante recordar que muchas de las actividades del cuarto año de vida han de continuar realizándose en el presente, por lo que el educador ha de utilizar las mismas añadiéndoles una mayor complejidad en los objetivos, combinar estos o usar medios que apoyen estas actividades, como puede ser incluso el trabajar tareas en el ordenador con software simple en los que los niños tengan posibilidades de seguir instrucciones verbales o escuchar la pronunciación de los objetos que observan en el monitor.

Resulta significativo también el uso del estímulo verbal en la realización de las diferentes actividades de la lengua materna, relegando a un segundo plano el apoyo de láminas, fotos, representaciones gráficas, que han de ser utilizadas solamente cuando sean estrictamente necesarias, pues ya las relaciones esenciales referentes a la lengua han de buscarse a partir de los análisis verbales que hagan los niños de las tareas que se les presentan.

Esto es particularmente extensible a la elaboración de relatos, narraciones y cuentos que los niños han de hacer, que han de apoyarse en su creatividad e imaginación y no tanto ya en un estímulo visual que guíe su acción mental.

Se hace indispensable a su vez en este año de vida reforzar el uso del lenguaje para analizar y concienciar lo que se hace en cada una de las otras actividades del programa educativo, y el recuento de las actividades del día, pues estos son medios muy efectivos para desarrollar la inteligencia lingüística.

En este sentido la elaboración conjunta de las actividades por parte de los niños y el educador, ha de ser la pauta para planificar la mayoría de las actividades pedagógicas, pues esto contribuye a la creación en los niños de un plan mental de acción en los que el lenguaje juega un rol primordial.

 

 

 
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