• Realización de encargos y recados con tres o más variantes de respuesta.

Incrementar la memoria verbal y seguimiento de instrucciones orales complejas.

El educador ha de seguir en esta actividad la misma metodología propuesta en el trimestre escolar anterior, solo que ahora, en lugar de dos variantes, ha de utilizar tres o más.

Así, le puede proponer a un niño: “Ve a la clase de Julia y dile que te preste el bote de pintura verde, si lo está usando, que me mande entonces la cesta de flores, y si esto tampoco puede ser, que me envíe la muñeca de trapo”. El educador ha de prever que sus órdenes impliquen una exclusión o posibilidad divergente de acuerdo con la respuesta que se reciba, pues de no ser así solo está haciendo una actividad de seguimiento de tres órdenes, la cual es una acción del año de vida anterior.

  • Cambio de la significación de las palabras por antelación y adición de partes.

Hacer comprender a los niños que una palabra puede cambiar a otra si se le añaden partes y suprimen otras.

A diferencia de la actividad del trimestre anterior, en esta no sólo se trata de que los niños jueguen a cambiar las palabras quitando y agregando en su parte final, sino también en la inicial.

A través de un juego verbal, una rima, la realización de preguntas, el educador cuando empiece la actividad repetirá la metodología de final de palabras que ya ellos conocen: “Perro. Pe...pe...pecera”. Una vez recordado esto preguntará “¿Y no lo podemos hacer también con la parte delantera de la palabra?... A ver: “Perro... rro...rro...carro”, “Mosca...ca...ca...foca”, o semejantes.

En este trimestre el educador solamente usará palabras de dos sílabas, para hacer más asequible la tarea a los niños, aunque estos puedan dar respuestas de más de dos: “Gato...to...to...zapato”.

  • Repetición de canciones simples.

Lograr que los niños sean capaces de reproducir un texto musical que se les dice verbalmente.

La metodología de esta actividad sigue los pasos que en las actividades de educación musical se siguen para el aprendizaje de una canción:

  1. Motivación hacia la canción, que incluye una conversación del educador sobre el tema de la canción, en la cual la misma ha de incluir algunas frases de la canción: “Barquito de papel, mi amigo fiel...”, que repetirá varias veces.
  1. Tarareo de la canción con la voz o tocar su melodía con un instrumento.
  1. Audición de la canción por los niños mientras el educador canta dos o tres veces la canción a capella.
  1. Repetición por el educador de la primera frase ritmada “llévame a navegar por el ancho mar”.
  1. Repetición por el educador y los niños de esta primera frase ritmada.
  1. El educador dice la segunda frase “Yo quiero conocer amigos de aquí y de allá”, que los niños repetirán luego con el. Y así sucesivamente hasta el final del texto.
  1. El educador cantará la canción dos veces.
  1. Invita a los niños a cantar junto con el la canción completa.

Al final del trimestre escolar los niños han de ser capaces de repetir por sí solos una canción simple como “Barquito de papel”, “Los pollitos”, etc., pues esto constituye un logro del desarrollo al terminar este año de vida.

  • Relato de experiencias en tiempo pasado, presente y futuro.

Hacer que los niños relacionen su experiencia del presente, con lo pasado y el futuro.

A partir de la misma metodología utilizada en el trimestre escolar anterior para la vinculación de la acción presente con la que se realizó antes, y dentro de ese mismo tipo de actividad el educador, para suscitar que los niños relacionen lo que hacen con el día siguiente le pregunta a uno “¿Y mañana que harás?...” para recibir respuestas tales como “Mañana yo recortaré las bolas rojas y azules de papel satinado” o “Yo voy a pegar los adornos de las esquinas del mural”.

El futuro también se ejercita en cualquier acción cotidiana haciendo que los niños refieran que van a hacer posteriormente ese mismo día, a la jornada siguiente, o el fin de semana próximo.

De igual manera pueden utilizarse juegos y rimas verbales en la que estos tengan que expresar en futuro una frase que se les dice en presente, por ejemplo, el educador les dice “Yo voy ahora al parque”, para que ellos digan “Yo iré luego al parque”, incluso pueden hacerse competencias para ver cómo son capaces de decir las cosas en futuro sin equivocarse, formando dos pequeños grupos que compitan entre sí.

El objetivo fundamental es que los niños escuchen y digan cosas en caso temporal futuro, sin que se les exija que interioricen esta relación temporal.

  • Conversación sobre temas sugeridos por el educador.

Ejercitar a los niños en una de las formas más comunes del lenguaje dialogado.

La conversación forma parte del contenido del cuarto año de vida y dependerá  del objetivo que el educador se proponga alcanzar, por ejemplo, si lo que le interesa es que los niños hablen del trabajo de las personas, el educador puede realizar un paseo por las áreas del centro infantil, y destacar a un trabajador que por las ropas que tiene y por los instrumentos con los que trabaja, es el jardinero.

A partir de este estímulo puede iniciar entonces un intercambio verbal entre los niños y el jardinero, procurando que los pequeños hagan preguntas, expresen opiniones, hablen uno después del otro, y haciendo que la mayoría diga cosas respecto al tema.

Aquí es importante estimular la libre expresión oral de los niños, que pueden relatar o contar cosas relacionadas con el tema partiendo de sus propias vivencias, lo cual no impide que pueda interrumpir ocasionalmente para hacer aclaraciones, orientar hacia el tema, etc.

La actividad puede concluir con la ayuda de los niños en la labor que realiza el jardinero, o dibujar al jardinero al regresar a la clase, entre otras cosas, relacionando así lo conversado con otras actividades.

Como éstas, pueden crearse otras situaciones, por ejemplo, a través de una pequeña dramatización por parte del educador que se ha propuesto hablar sobre el trabajo del médico en el centro infantil. En este caso puede incluso coordinar con el médico para que participe de la actividad. Así, el educador puede simular al entrar a la clase que le duele una rodilla, preguntar a los niños que hacer al respecto, para que estos sugieran ideas y expresen sus criterios. Estos pueden sugerir ir a buscar al médico, entonces éste entra en la clase, pregunta que sucede, actúa para resolver el dolor de la rodilla, y sobre esta base propicia el educador una rica conversación sobre lo sucedido, el trabajo del médico que permiten aliviar el dolor, etcétera.

Las situaciones de juego pueden utilizarse igualmente para propiciar un intercambio verbal entre los niños, y sobre la base de lo que han hecho, entablar una conversación. No se debe olvidar que la conversación es más rica cuando ellos parten de una experiencia propia, como puede ser una visita al zoológico, que cuando es trasmitida por el adulto y los niños no la conocen o no tienen la vivencia.

Las conversaciones pueden tener temas muy diversos: la familia, los paseos, la naturaleza, los animales, en fin, todo lo que rodea al niño en su contexto cercano, por lo que los temas que sugiere el educador deben siempre partir del medio circundante y de las experiencias cercanas de los pequeños.

Aunque en este año de vida los temas de las conversaciones son generalmente propuestos por el educador, hacia el final del curso escolar, es posible introducir temas libres sugeridos por los propios niños, si el grupo ha alcanzado el suficiente nivel verbal para llevarlo a cabo.

Para la conversación pueden utilizarse diversos procedimientos, tales como paseos, dramatizaciones, juegos de roles. El educador ha de buscar las formas organizativas que considere más propicias para el logro de estos contenidos, siempre despertando el interés y motivando a los niños de forma lúdica.

Un aspecto importante en la realización de las conversaciones, ya sean de temas libres o sugeridos, es el no apoyar constantemente la conversación con preguntas hechas por el educador, hay que enseñar al niño a exponer sus ideas sin esperar la pregunta. A su vez el uso de interjecciones o frases, tales como “¿Sí?”, “¡No me digas!”, “¡Qué bien!”, “¿Tú crees?”, “¡Para eso!”, “¡Oh!”, entre otras muchas expresiones son estímulos que propician la conversación, sin tener que caer continuamente en las preguntas.

  • Narración de cuentos y fábulas conocidas.

Iniciar a los niños en la habilidad de utilizar el lenguaje monologado.

La narración es la exposición oral de un hecho o suceso en su desarrollo, por lo que los niños han de recordar las partes (principio, trama, final), de lo ocurrido para contarlo, narrarlo.

Al relatar los niños deben prestar atención, observar lo ocurrido, analizar lo sucedido, por lo que debe ordenar sus ideas para hacer comprender lo que narra, y esto lo obliga a expresar su lenguaje con mayor coherencia.

Con respecto a la narración hay dos posturas: una, la de aquellos que ven en la narración oral un medio placentero, para deleite de los niños, y otros que ven en la misma un recurso didáctico de gran valor para el desarrollo intelectual. En realidad ambos puntos de vista son válidos, no se oponen, sino que se complementan: La  narración oral puede jugar un papel importante en el desarrollo intelectual de los niños, proporcionándoles esquemas válidos de pensamiento, y a su vez, propiciarles placer y satisfacción.

El trabajo de la narración en esta edad implica formar primero la habilidad de escuchar con atención, contestar preguntas sobre el cuento, y luego narrar ayudando al niño. El educador ha de estar atenta al formular las preguntas, que deben ir unas encaminadas a hacer comprender el sentido de la obra, y otras a su secuencia lógica. Por ejemplo, en algunos casos puede preguntar: “¿Y por qué el lobo se vistió con las ropas de la abuelita?”, y en otro, “¿Y que hizo Caperucita al llegar a la casa de su abuela?”.

La narración de cuentos y fábulas descansa fundamentalmente en el relato oral, pero puede apoyarse a su vez en láminas o ilustraciones, en este caso el educador puede hacer uso de láminas como material de apoyo, ya sean presentadas al inicio o al final de la narración, que pueden también estar al alcance de los niños cuando se les pida que reproduzcan el relato.

  • Narración basada en láminas, ilustraciones y otras representaciones gráficas.

Iniciar en los niños la utilización del lenguaje monologado con apoyo gráfico externo.

Otra forma de la narración que se inicia en este trimestre es aquella que se apoya en el uso de láminas y otras representaciones gráficas.

La narración basada en láminas o ilustraciones se cumplimenta utilizando imágenes sencillas que permitan al niño hacer pequeños relatos ayudado por el educador.

El educador presenta las láminas y orienta su observación, luego hace preguntas atendiendo a la trama que ha de llevar la narración. Después de responder las preguntas, el educador hace la narración como modelo, y luego invita a los niños a hacerla por sí mismos.

Por ejemplo: El educador muestra dos láminas, una en la que se ve un gato blanco con una pelota, otra en la que se observa a otro gato en el jardín con una pata levantada. Luego les hace preguntas a los niños respecto a lo observado. “¿En donde están los gatos?”, “¿Quién tiene la pelota?”, “¿Por qué el gato está con la pata levantada?”.

Luego hace la narración: “Había unos gatitos jugando en el jardín. El gato blanco le lanzó la pelota al otro gatito, pero este no la alcanzó y tuvo que correr detrás para agarrarla”...etc.

Sobre la base de esta narración inicial, los niños harán el relato con posterioridad. Según van adquiriendo la habilidad de relatar es conveniente que el educador les deje poco a poco hacer las narraciones por sí mismos, de manera independiente, es decir, que ellos creen el relato sobre la base de las láminas e ilustraciones observadas.

Los propios dibujos realizados por los niños pueden ser una fuente para que ellos hagan sus narraciones o cuentos, es decir, que de un dibujo, una pieza modelada o una composición hecha por ellos, se les puede pedir que creen un cuento.

Las láminas, ilustraciones, cuadros y otras representaciones gráficas que se utilicen para las narraciones, pueden mostrar paisajes, fenómenos de la naturaleza, objetos, etc., ricos en contenido y que propicien un buen argumento, para que de ellos se puedan crear narraciones. Es muy importante que las mismas tengan un orden lógico que permita hilar una trama sencilla, pero coherente.

Los procedimientos que el educador puede utilizar son diversos, y estarán en dependencia de las habilidades logradas por los niños. Las preguntas se usarán solamente cuando sean necesarias para hacer coherente la narración, ello persigue no crear una dependencia en los niños de esperar por las mismas para desarrollar la idea.

El modelo del educador puede ser otro procedimiento para guiar al niño en su narración, especialmente en este cuarto de vida en que se comienza a trabajar este contenido.

  • Invención de palabras.

Hacer comprender a los niños que las palabras pueden ser creadas.

La invención de palabras suele ser una actividad que gusta mucho a los niños, pues en ella pueden dar rienda suelta a su imaginación y creatividad.

Con este propósito el educador puede hacer situaciones lúdicas en las que plantee a los niños la necesidad de comunicarse mediante palabras que ellos mismos han de crear (como puede ser una visita al planeta Marte, en la que “los marcianos” no hablan español).

En el juego, se hacen pequeños grupos y se dividen en “astronautas y marcianos”. Los primeros le harán preguntas a los marcianos de cómo se llaman las cosas (señalando objetos diversos del área de juego) y estos contestarán inventando una palabra para cada objeto designado, con esos nombres podrán hacerse cuentos, chistes, rimas, etc. Luego los papeles se intercambian, y los ahora marcianos darán nuevos nombres a los objetos, esto provoca confusiones y crea un estado emocional de juego muy favorable en el grupo.

Esta actividad se relaciona con la de agregar y suprimir partes de una palabra, pero en aquella el producto es siempre una palabra verdadera, en esta la palabra es una total invención, como “lajardo”, “sentuto”, “musoqui”, y por el estilo, pero ambas persiguen familiarizar al niño con el concepto de palabra.

  • Hacer muecas y expresiones faciales extremas frente a un espejo.

Ejercitar las estructuras fonoarticulatorias de la pronunciación.

El objetivo central de esta actividad consiste en que los niños se percaten de cómo se ponen sus labios, mejillas, etc., cuando realiza los ejercicios fonomotrices previamente aprendidos, y que sirven de base a los que ha de aprender. En este sentido el educador les pedirá que realicen los ejercicios que han aprendido a hacer antes (movimientos de rumiación, jadeo, lengua en péndulo, susurros largos, entre otros).

En particular el educador ha de insistir en los que se refieren a la masticación sonora y emisión de susurros, que son los que en este trimestre se presentan o ejercitan por primera vez.

  • Realización de actividades que intervienen en la emisión de la voz.

Ejercitar los órganos fonatorios y articulatorios que apoyan la emisión verbal.

Las actividades para la ejercitación de la voz son una continuidad de las previamente iniciadas en trimestres anteriores.

Los ejercicios para la voz resultan muy graciosos, pues es como si se masticara los sonidos. Los mismos incluyen como contenido en este trimestre escolar la masticación sonora amplia de vocales y sílabas sin sentido, y la emisión de susurros de sonidos cortos y separados.

La metodología es la siguiente: Sobre la base del ejercicio fonatoriomotor ya conocido de los movimientos de rumiación (lo que hacen las vacas cuando descansan después de ingerir la hierba) con la boca abierta, como si se comiera un alimento imaginario, se pronuncia una vocal aislada, por ejemplo, la a, moviendo ampliamente las mandíbulas.

Esto puede incluirse en un juego: un cocodrilo que se come algo, es muy ruidoso al comer, algo se le atraviesa en la garganta y dice cosas sin sentido, etcétera.

Los susurros son muy parecidos al ejercicio anterior, solo que al hacerse ahora es necesario el masticar con los labios cerrados, los sonidos que se emiten así son sin sentido.

 

 

 
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