El desarrollo evolutivo en este trimestre no señala grandes transformaciones respecto al trimestre anterior, por lo que no hay comportamientos que resulten significativos en su caracterización.

En este sentido se observa una mayor comprensión léxico-semántica y la posibilidad de combinar más acciones por demanda verbal, así como el “nacimiento” de las respuestas predominantemente silábicas ante las preguntas que realiza el adulto, a diferencia de los trimestres anteriores en que los niños respondían fundamentalmente con sonidos.

Las actividades que se proponen para este trimestre son las mismas del trimestre anterior, aunque deben hacerse un poco más complejas, y se introducen algunas nuevas que han de continuarse en el siguiente trimestre.

§  Comprensión y realización de órdenes planteadas por los adultos (hasta dos órdenes).

Relacionar la realización de más de una acción con su demanda verbal correspondiente.

La metodología es la misma usada previamente cuando se trataba de una orden, solo que ahora se trata de combinar que sean dos al menos. Si los niños no son aún capaces de cumplir ambas órdenes a la vez, se ha de trabajar cada una por separado y luego unirlas. Por ejemplo, si se le pide “Busca la pelota que está en la mesa y tráemela” y no es capaz de realizar ambas, se le dice entonces “Busca la pelota que está en la mesa” y luego “Tráeme la pelota que está en la mesa”, y si ya aisladamente tiene éxito, entonces combinar ambas. Por regla general los niños de esta edad logran concatenar ambas órdenes cuando se les practica por separado.

§  Utilización de preguntas por el educador para estimular respuestas verbales

Superar las respuestas en formas de sonidos y sustituirlas por fonemas monosilábicos.

La utilización de preguntas es importante para lograr la asimilación de las formas del lenguaje. Las actividades pedagógicas en que se usen preguntas han de ser variadas, y donde los niños vean, toquen, y realicen acciones con los objetos, ya que el dominio de las acciones en el plano externo antecede a la palabra. En este proceso el niño aprende los procedimientos de acción y las palabras utilizadas por el educador para  designar el objeto y sus acciones.

Las preguntas a esta edad deben ser cortas y siempre realizadas de manera aislada, es decir, una pregunta de cada vez y no unir dos preguntas en una sola oración. Si los niños contestan con un sonido y no con una palabra, el educador ha de estimular la respuesta, dando el modelo para que la imiten. Si contestan con un monosílabo, como puede ser “si” o “no”, el educador reforzará esta respuesta con una frase corta de varias palabras.

Así, si le pregunta a un niño “¿Quieres jugar con la muñeca?” y le responden “Sí”, ella deberá decir “¡Ah! (su nombre) quiere jugar con la muñeca”, para ir preparando la emisión de frases de al menos dos palabras, lo cual constituye un logro del desarrollo al final del último trimestre de este año de vida.

Un medio importante para posibilitar hacer preguntas y obtener respuestas verbales de los niños lo es el usar láminas, pues las mismas  despiertan el interés por la imagen del objeto. En un principio las imágenes han de reflejar el objeto en sí mismo, pero poco a poco se han de ir introduciendo láminas con los objetos en acción, es decir, por ejemplo, la de un perro comiendo de un plato, o de un niño jugando con un juguete.

Estas láminas deben ser sencillas con un contenido claro y preciso; las figuras han de estar representadas con todas sus partes y características, sin exceso de detalles, tener un fondo de color plano y cuando representen acciones han de ser fáciles de percibir por los niños.

§  Utilización de objetos en diversos planos de la realidad para relacionar con palabras que los designan, sus cualidades y sus acciones

Hacer generalizaciones verbales de objetos que se presentan en diversos planos de la realidad.

La tarea de activar el vocabulario implica enseñar a los niños a emplear palabras que designen objetos, cualidades, acciones y sus relaciones. Los objetos y fenómenos con los cuales se familiarizan amplían considerablemente sus representaciones. Esto hace que puedan reconocerlos en su forma objetal, en láminas y fotos, y otros tipos de representaciones.

Es por ello que, en la programación de la activación y enriquecimiento  del vocabulario, se ha de propiciar que los niños se pongan en contacto y hablen de los objetos y fenómenos en todas sus posibilidades: el objeto real; su representación gráfica (láminas o cuadros), y su representación  real  (juguetes, muñecas, medios creados por  el educador), etc. 

urante estas presentaciones se ha de hablar sobre las partes del objeto, sus detalles y cualidades: la camisa tiene botones, bolsillos, mangas, cuello; la naranja es dulce, redonda, sabrosa. En la asimilación de las nuevas palabras y en el conocimiento de las mismas, lo más importante es que los niños las conozcan, se comuniquen y hablen de ellas, sin poner el énfasis en el conocimiento del objeto.

Así, por ejemplo, en una actividad se está trabajando las partes de un perro, se habla de las orejas, las patas y el rabo. Los niños, motivados por el conocimiento del animal, empiezan a hablar de forma espontánea y activa sobre el mismo, lo cual refuerza sin duda, de manera indirecta, su conocimiento, pero el educador no ha de insistir en que se “aprendan” estas partes, sino que hablen de ellas. Claro está, sin dejar de comprender que en esta edad tan temprana el conocimiento del objeto y la posibilidad de su designación verbal por los niños, están todavía muy ligados.

Estos objetos han de mostrarse en sus tres planos de la realidad (objeto real, su representación real, su representación gráfica) para que los niños comprendan que, no importa como se les presente, la palabra que los designa es la misma, lo cual no solamente aumenta el vocabulario sino también significa un desarrollo cognoscitivo.

§  Planteamiento de sencillas agrupaciones apoyadas por la emisión verbal

Lograr diferenciaciones verbales de objetos sobre la base de clasificaciones simples.

Para esta actividad se han de seleccionar objetos de dos tipos para que los niños los ubiquen mediante demandas verbales que hace el educador. Aquí lo importante no es que ellos aprendan a clasificar, sino que agrupen los distintos objetos que se presentan en dos clases a través del conocimiento verbal que tienen de dicho objeto. Al respecto, el educador puede traer un grupo de perros y gatos de peluche, plásticos, etc., y pedirle a los niños que agrupen los gatos a un lado y los perros a otro, e irá sustituyendo los objetos en la medida en que ellos resuelvan bien la tarea (autos y camiones, tazas y platos, bolas y pelotas, entre otros), lo que incrementa su vocabulario a la vez que se sientan las premisas para el futuro aprendizaje de la habilidad intelectual general de la clasificación

§  Estimulación de las estructuras fonatorias y motoras de la emisión verbal.

Ejercitar los órganos de fonación y motores que intervienen en la pronunciación y articulación

El mismo procedimiento metodológico se mantiene en las actividades actuales de ejercitación de estas estructuras, que deben seguir activando y realizando las acciones previamente orientadas.

Ahora se pretende que los niños aprendan a realizar los movimientos rotatorios de la lengua (arriba-comisura-abajo-comisura) se realice en un solo movimiento circular, por lo que el educador creará situaciones de juego en las que ellos podrán hacer dicho movimiento. En este sentido una sugerencia es inventar una fiesta en la que hay tortas deliciosas que los niños se deleitan comiéndolas y luego con su lengua se lamen los rastros de dichas tortas, aunque se pueden crear otras situaciones lúdicas que también lo posibiliten.

 

 

 
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