Los índices del desarrollo evolutivo en este trimestre se caracterizan fundamentalmente por:

v     Surgimiento de la palabra-frase u oración monopalábrica

Este índice tiene una extraordinaria significación en la apropiación de la lengua materna, pues implica una comprensión activa de la misma pero que se manifiesta de forma expresa en una sola palabra. Desde este punto de vista la palabra-frase implica siempre un conjunto de palabras que expresan una acción. El educador ha de ser lo suficiente sagaz para percatarse que pretende expresar el niño con esa sola palabra, para actuar consecuentemente al respecto.

Las actividades a desarrollar para estimular el nacimiento de nuevas palabras-frase ha de implicar que el educador utilice siempre frases de varias palabras en su comunicación con los niños. Entre estas actividades se recomiendan las siguientes:

§         Decir frases cortas de varias palabras usando sustantivos, acciones y cualidades

Ampliar la comprensión del lenguaje adulto.

Para estos propósitos el educador aprovechará todas las actividades y procesos de la vida cotidiana, y utilizando los más variados objetos, para decir frases cortas, de varias palabras, a los niños, señalando dichos objetos, cuales son sus particularidades y sus posibles acciones. Esto puede hacerlo en pequeños grupos de hasta tres niños, pero nunca más de esa cifra, y de manera individual con cada uno de ellos.

En el trabajo individual es un buen recurso metodológico del educador utilizar aquellas palabras que ya los niños expresan de manera activa en sus palabras-frase para consolidar la comprensión de lo que les dice.

§         Responder a la palabra-frase que emitan los niños con frases cortas de varias palabras

Reforzar por el adulto la acción que los niños pretenden decir.

En oposición a la actividad anterior en la que el educador pretende hacerse comprender por los niños con frases de varias palabras, en este caso se parte de la comprensión de lo que estos quieren expresar verbalmente, a partir de la interpretación por el educador de la situación que provoca la emisión oral de aquellos.

Ello implica conocer bien a cada niño, valorar el momento en que se emite la palabra-frase y actuar consecuentemente al respecto. Así, si se observa que un niño tiene cerca una pelota y dice de pronto la palabra “pelota” (o su equivalente de similitud), el educador responderá con frases de varias palabras, tales como “Ah, la pelota que está en el suelo” o “Que linda la pelota del niño”, y por el estilo.

Esta actividad conlleva un buen nivel de observación de las acciones que realizan los niños en cada momento de la vida cotidiana.

§         Pronunciar palabras de forma paralela a sus sonidos onomatopéyicos y sustituir las onomatopeyas por sus significados.

Consolidar el componente semántico de los sonidos onomatopéyicos que conocen los niños.

Esta actividad consiste en una complicación de la metodología utilizada en el primer año de vida, y en la que se pretende ir sustituyendo las onomatopeyas que ya conoce el niño por su significación semántica, e introducir sonidos onomatopéyicos más complicados.

Lo importante en esta actividad es que cada vez que se pronuncie un sonido onomatopéyico se acompañe de su palabra correspondiente, se repita de esta forma un par de veces a lo sumo, y luego se continúe con la acción utilizando solamente palabras de primer grado de similitud.

§         Utilizar palabras y oraciones que designen personas, objetos y animales diversos, así como sus acciones

Ampliar y consolidar la significación y uso activo de palabras y frases concernientes al medio circundante

Para esta actividad ha de utilizarse la más variada gama de situaciones de la vida cotidiana en la que se involucren personas, animales y sus crías, objetos y juguetes, plantas, alimentos, objetos de uso personal, vestuario, así como las acciones que se desprendan de estos.

La maestría pedagógica del educador ha de posibilitar usar estas personas, objetos, animales y plantas en las más diversas situaciones de estimulación, mediante acciones directas con los mismos.

En este período es importante trabajar con el objeto real, por lo que si se utilizan animales ha de procurarse mostrar el animal verdadero, para que los niños observen que hace, como se desenvuelve, como se puede interactuar con el mismo, tomando las debidas protecciones para evitar algún percance.

Las plantas han de mostrarse preferentemente en su entorno natural y, de no ser posible, mostrarlas en macetas asequibles a los niños.

Las personas han de ser del conocimiento inmediato del niño, y en caso de ser alguien no conocido por los niños, ha de procurarse que sean estos los que se acerquen al adulto y no tratar este de realizar una acción hacia ellos que pueda provocar una reacción ante el extraño.

En todo caso la estimulación del educador ha de dirigirse al objeto como un todo y a sus posibles acciones, sin insistir en las partes específicas de dichos objetos, animales, plantas o personas.

§         Relacionar palabras con partes del cuerpo humano

Iniciar el conocimiento del esquema corporal.

Utilizando todas las posibles situaciones de la vida cotidiana, el educador ha de designar las partes del cuerpo humano que son susceptibles de ser aprendidas por los niños en el segundo año de vida (fundamentalmente los ojos, nariz, boca, orejas, cabeza, manos, pies) estimulándolos a señalar estas partes del cuerpo mediante frases tales como “¿Dónde están los ojos?” o “Enséñame los pies”, entre otras.

En este trimestre solo se ha de trabajar porque los niños den la respuesta con respecto a señalarlo en el cuerpo del educador, sin pretender que lo puedan hacer o señalar en el propio. Esto se debe a que a esta edad les es más fácil indicar donde está por lo que observan, que hacer el proceso reversible de señalarlo en el suyo.

§         Ejercitación de las estructuras fonatorias y motoras que intervienen en la emisión oral

Estimular los órganos y estructuras fisiológicas que intervienen en la emisión oral.

La estimulación de las estructuras orgánico-fisiológicas que intervienen en el proceso de la pronunciación y emisión de fonemas y palabras son de gran significación, pues cada sonido requiere de un lugar articulatorio dentro de la cavidad bucal y determinado grado de intensidad muscular y respiración que permita incluso el paso de una posición a otra.

La correcta ejercitación de estos órganos articulatorios activos (lengua, labios, y velo del paladar blando) estimula la función de estos órganos, su precisión articulatoria y su tono muscular.

Las actividades orientadas en el último trimestre del primer año (inflar globos, soplar velitas o bolitas de algodón, hacer chasquidos con la lengua) han de mantenerse en el trimestre actual. De igual manera se pueden hacer molinillos de papel y estimular a los niños a que las soplen para hacerlos girar.

Ahora se incorpora el golpetear de labios con emisión de vocales, en un juego semejante al “como hacen los indios”, en los que se estimula a los niños a que jueguen diciendo las vocales “a, o, e, etc.” a la vez que golpean con sus manitas los labios, esto se puede acompañar con algún tipo de movimientos imitativos de “baile de indios” que hagan más atractivo el juego que se realiza.

 

 

 
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