LA GORRA NUEVA DE JUAN
RESILENCIA


Cuando la vio en la vidriera de la tienda del barrio supo que era para él: roja, con letras azules y detalles en dorado en la visera. Juan pensaba que, con esa gorra sobre su cabeza, se atrevería a correr en la carrera que organizaba su escuela.

Claro que había otros niños más veloces y grandes que él, incluso Ignacio, que iba a su clase y siempre lo molestaba por ser más pequeño.

Sacó de sus bolsillos sus últimos ahorros y se la compró. Cuando regresó a su casa, se la mostró a su mamá.

_ "Es una gorra muy bella, tiene lindos colores y te queda muy bien"_ dijo su mamá, con una aprobadora sonrisa.

_ "Me la compré porque estoy seguro de que, si me la pongo en el momento de competir en la carrera del martes, voy a ganar. Hasta le podría ganar a Ignacio, que siempre se burla de mí porque soy más pequeño"_ explicaba Juan.

_ "Bueno _ comenzó a decir la mamá_ yo creo que tienes buenas posibilidades de ganar, con o sin la gorra. A demás, tal vez seas más pequeño que Ignacio, pero ten en cuenta que todavía les falta mucho por crecer: aún tienen seis años. Yo creo que debes pensar en lo que tú eres capaz de hacer por ti mismo, sin compararte con los demás."_

_"Sí, mamá"_ contestó Juan, que no estaba muy convencido, pero que siempre apreciaba las palabras de su mamá, porque sabía que ella lo amaba mucho.

El martes Juan se levantó muy temprano, se vistió con su mejor ropa deportiva, se peinó cuidadosamente y......¡claro!, se calzó la gorra. Su mamá lo acompañó hasta la puerta del salón de clases y luego se ubicó en el campo de deportes en el lugar asignado para los padres.

Juan advirtió que Ignacio lo miraba con enojo. Cuando se descuidó, le arrebató la gorra nueva y se la pisoteó muy fuerte dejándola sucia y deformada. Juan lloró mucho y hasta pensó en dejar de competir. Pero recordó las palabras de su mamá: él era capaz de ganar a pesar de no tener su gorra y, aunque Ignacio se burlara, él intentaría correr muy fuerte. Sabía que ganar era importante, pero que, más importante aún era poner lo mejor de sí para intentarlo.

Los seis niños se ubicaron en la línea de largada y salieron a todo correr cuando escucharon el silbato que les daba la señal. Al principio, Juan quedó medio rezagado, pero luego fue ganando velocidad, hasta que quedó junto a Ignacio, disputándose el primer puesto. A poco de finalizar, Juan le llevaba cierta ventaja a Ignacio, pero de pronto su contrincante cayó al suelo, sujetando su tobillo y llorando de dolor, ya que se había torcido un pie.

Juan tampoco podía creer lo que hizo entonces: se detuvo y ayudó a su compañero a ponerse de pie. Claro que ambos perdieron la carrera.

_"Podrías haber ganado"_ le dijo Ignacio. _"A demás tenías una gorra muy bonita, la verdad es que eso me dio envidia, a demás, aunque eres más pequeño que yo, corres más rápido".

_ "¿De veras lo crees?"_ preguntó Juan.

"Claro que sí. Pero lo mejor de todo es que eres un buen amigo"_ dijo, sonriendo, Ignacio.

Para su cumpleaños, Ignacio le regaló a Juan una hermosa gorra roja, casi igual a la que le había estropeado. A Juan le pareció más bella, porque era el regalo de su mejor amigo.

AUTOR: Alejandra Irene Hocher
PAIS: Argentina
E-MAIL: carlosberns@arnet.com.ar