PLUMITA, EL INDIECITO


Valentía, respeto a la diversidad

El hombre con sus máquinas taladoras abrieron  un interminable sendero….Este era el camino que desvelaba a Plumita el indiecito.
 -¿Qué habría del otro lado del mismo? ¿Qué era eso de la civilización y de la escuela?-Se preguntaba.
El deseo de averiguarlo hizo que en una noche juntara los tesoros personales que creyó que necesitaba para su viaje y partiera  montado sobre Rayo (su caballo) para conocer lo que tanto le intrigaba.                                                     
Cabalgó sin ningún temor en plena oscuridad  y los primeros rayos del sol lo condujeron al frente mismo de la escuela, amarró su caballo al árbol más cercano y esperó silencioso  la llegada de la maestra y los chicos.
Cuando Ana, la señorita, lo conoció invitó a esta nueva visita a pasar al grado y allí le preguntó su nombre y de donde venía, Plumita contó que venía de la selva, que había cabalgado toda la noche para llegar hasta allí y que a su nombre lo había elegido su padre.
El indiecito se acomodó en el último banco porque tenía  miedo de equivocarse ya que era la primera vez que iba a la escuela y esto le daba un poco de vergüenza.
 
Ese día el grado tenía una prueba, entonces la maestra dijo:
-Saquen una hoja y los útiles  para escribir.
Todos los niños sacaron sus hojas rayadas y lápices, pero cuando Martín (el alumno que se sentaba delante del indiecito) miró hacia atrás observó que Plumita había sacado una hoja….
           
¡PERO DE PALMERA!
También había sacado algo para escribir……

¡PERO ERA MEDIO CARBÓN!
Silencioso se arrimó a la seño y le contó lo ocurrido….Ana entonces le llevó hojas y lápices  a Plumita para que escribiera.

Más tarde Ana dijo:-Chicos es hora de pintar.
Todo el grado estaba haciendo hermosos dibujos con colores y témperas…Pero cuando Martín miró al  nuevo alumno casi se desmaya….
                            
¡SE HABÏA PINTADO TODA LA CARA!
Se levantó muy despacio para  contarle a Ana lo sucedido, pero ella ya se había dado cuenta así  que lo tranquilizó diciéndole:-No te preocupes ni te rías, a veces hacen eso los indios.
                                      
A la hora de la merienda la maestra invitó a los alumnos a hacer una merienda compartida,
había galletas, alfajores, turrones, sándwiches, gaseosas y…DOS CHOCLOS…

¿SABÉS QUIÉN LOS HABÍA TRAÍDO?
Nuestro amigo el indiecito

Ese fue el momento en que Ana aprovechó para este nuevo compañero hablara de sus diferentes costumbres y todos pudieran conocerlo mejor.
Desde entonces muchos otros días el indiecito ha concurrido al colegio, ahora lo hace con guardapolvo blanco y hasta come alfajores,
Algunas veces Plumita aprende y otras… ¡ENSEÑA!
Desde el árbol siempre lo espera  Rayo entre las bicicletas     

 
Autor: Adriana Helena Rolando de Cattaneo
País: Argentina
E-Mail: Adrirola_56@yahoo.com.ar