La Princesa Malvada

Amistad, Bondad, Generosidad.

Había una vez una princesa llamada Sofía, que vivía en un castillo de cristal con hermosas luces de colores brillantes que iluminaban toda la ciudad. A Sofía le gustaban mucho los animales por eso en su castillo había unicornios, dragones y minotauros con los que jugaba, hacía travesuras y hasta volaba por la ciudad asustando a todos los niños y niñas del pueblo. No tenía muchos amigos, sólo unos pocos en el colegio al que asistía, la mayoría le tenían miedo porque Sofía no era una princesa común y corriente, buena y amable; sino más bien todo lo contrario, disfrutaba haciendo maldades y le encantaba que le tuvieran miedo.
Un día organizó una gran fiesta de disfraces y “maldades” en el castillo e invitó a todos los niños y niñas de la ciudad, pegó carteles en las calles, hizo invitaciones para todos los compañeros del colegio, hasta repartió propagandas desde el cielo subida a su caballo volador. Pero nadie quería ir a esa fiesta y Sofía se entristeció, entonces fue en busca de Melodía, su hada madrina a la que le encantaba la música, y le pidió que con su varita mágica lograra que todos los niños y niñas del pueblo acudieran a su fiesta. Y así fue.

Sofía los recibió disfrazada de bruja malvada y, a medida que entraban les convidaba un delicioso bombón de chocolate que adentro tenía dulce de leche con patas de arañas y ojos de sapos triturados, ya comenzaba a disfrutar de sus maldades cuando… Melodía agitó su varita y la fiesta comenzó, en ese preciso momento Sofía sintió una sensación muy extraña como un escalofrío y de repente se encontró jugando, cantando y bailando con todos, podía disfrutar y divertirse alegremente, comenzaba a sentir a los niños y niñas como “verdaderos amigos”, no lo podía creer! miró a Melodía y comprendió lo que estaba pasando; ella, su hada madrina la había hechizado. Continuó jugando y divirtiéndose como nunca lo había hecho, en ese momento y sin que Sofía pudiera darse cuenta, Melodía deshizo el hechizo y dejó que la princesa actuara naturalmente, para sorpresa de todos Sofía siguió divirtiéndose y jugando como si estuviera bajo los efectos del hechizo.
Cuando la fiesta terminó, la princesa le pidió a Melodía que de ahora en adelante cada mañana antes de salir del castillo la tocara con su varita mágica y así podría ser buena con sus amigos para siempre; su hada madrina le confesó que el hechizo había desaparecido durante la fiesta y que ella solita había logrado ser buena. Sofía se sintió feliz y comprendió lo hermoso que es tener amigos, poder jugar, divertirse y compartir con ellos en lugar de hacer maldades. Y desde ese día la princesa estuvo siempre rodeada de amigos y cada tarde al volver del colegio tomaban la merienda en el castillo y se divertían jugando.  

 

AUTOR: María Verónica San Martín
PAIS: Argentina
E-MAIL : marivesm
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