Niñas y Princesas

Amistad y respeto a la diversidad

Mercedes iba todos los Sábados a visitar a su abuela. Allí muy cerca había una plaza a la que iba especialmente para treparse a la higuera, el árbol más misterioso que Mercedes había conocido.
Aquella higuera era especial, siempre se escuchaban sonidos, y  Mercedes sentía cosquillas en la cara cada vez que se trepaba a sus ramas. La mamá le decía que lo que seguramente escuchaba era el sonido de los grillos y que las cosquillas eran las mariposas aleteando cerca de ella. Hasta que un día, se preparó para ir a ver de que se trataba eso que tanto le intrigaba.

Me trepé a la higuera, estornudé y muchas voces al unísono me preguntaron por qué había estornudado en este árbol. Aquellas voces cobraron vida y se convirtieron en cuatro princesas que no se parecían nada a las de los cuentos.

Una se llamaba Bajilda y era tan pequeña que dormía dentro de un caracol. Otra era Viruliana y tenía el pelo igual a lo que usan las mamás para limpiar las ollas. A su lado se encontraba Juaneta quien tenía en uno de sus pies un juanete parecido al de mi abuela. Y la más llamativa se llamaba Nazarena y tenía una nariz tan larga que los pajaritos se posaban en ella para cantar.
Ninguna de ellas era como las princesas de los cuentos que me lee mamá. No tenían cabellos largos ni brillosos, tampoco llevaban corona ni vivían con un príncipe.
Bajilda contó que vivían en un cuento y que habían decidido viajar y quedarse en la higuera para conocer a los niños porque eran los mejores inventores de juegos de todo el planeta.
Ese día le pidieron a Mercedes que fuera su amiga y que les enseñara a jugar.
Así fue como cada Sábado que Mercedes iba a visitar a su abuela corría hasta la  plaza y se trepaba a la higuera para jugar a la mamá, a la maestra, a las escondidas o a las adivinanzas. Las princesas le contaron a Mercedes como eran sus juegos y a veces también jugaban a andar en carroza colgadas de las ramas o a bailar el vals cuando había mucho viento.
Mercedes estaba feliz, había conocido a las princesas de sus cuentos, que se parecían a ella y a sus amigas porque todas  eran diferentes y también muy divertidas.

 


AUTOR:
Carolina Barba
PAIS:Argentina
E-MAIL : Carob32@yahoo.com.ar