La cestita de papel

Amor, Bondad, Compasión, Honestidad, Esfuerzo, Generosidad, Respeto a lo ajeno.

Todas las mañanas el abuelo Joaquín riega sus flores: margaritas y claveles.
Una vez a la semana las lleva al mercado del pueblo para venderlas. Con las monedillas que ahorra se compra unos zapatos nuevos.
Un día al atardecer  el abuelo Joaquín observa desde su casa como Miguel, el hijo del carpintero, salta la valla, entra en su huerto y en una cestita se lleva unas cuantas margaritas y otros tantos claveles.

Al día siguiente al atardecer Miguel vuelve a llevarse en su cestita  las flores del abuelo Joaquín, y así un día tras otro. Un día  el abuelo Joaquín  decide hablar con él. Abre la puerta de su casa y le dice:
-           Miguel, ¿por qué saltas mi valla y te llevas mis flores?-
-           ¡Oh, señor! No piense que las voy a tirar o a estropear- Responde el muchacho.
-           Cada tarde cuando salgo de la escuela recojo estas hermosas flores en mi cestita para entregárselas a la ancianita ciega que está sentada en las escaleras de la iglesia---
El abuelo Joaquín está muy sorprendido y al mismo tiempo emocionado. Miguel continúa hablando: - Ella sonríe, recoge las flores y las coloca en la caja de madera que le pedí a mi padre, luego me coge de las manos y me muestra las monedas que ha conseguido vendiendo las flores. Este año se podrá comprar unos guantes y una larga bufanda para pasar el duro invierno.
Entonces el abuelo Joaquín le dice a Miguel:
-           Está bien Miguel, quiero que vengas mañana a mi casa, muy temprano, antes del amanecer y recuerda que nunca debes coger sin permiso lo que no es tuyo.
A la mañana siguiente antes de salir el Sol el abuelo recibe a Miguel, le enseña a remover y preparar la tierra. En un saquito le entrega unas diminutas semillas y le dice:
- Ahora Miguel tendrás tus propias flores. Hasta que broten y crezcan podrás llevarle a la ancianita de las mías, pero me ayudarás a cuidarlas y regarlas.
A los pocos meses Miguel ya recoge las flores del trocito de tierra que el abuelo Joaquín le ha regalado. Y cada tarde al salir de la escuela entra en el huerto, y en su cestita se lleva unas cuantas  margaritas y otros tantos claveles para la ancianita ciega  que está sentada en las escaleras de la iglesia.

 


AUTOR:
Eva María Riber Herráez
PAIS: España
E-MAIL : eva_riber@hotmail.com