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Cada vez es más frecuente encontrar bebés de pocos meses que necesitan llevar un tipo de casco específico, colocado en la cabeza durante algún tiempo, para corregir una malformación de origen postural.
¿Por qué ocurre esto?
Cuando el bebé nace, los huesos planos del cráneo aún no están completamente osificados. Estos huesos están separados entre sí por unos espacios compuestos de tejido conectivo fibroso que, cuando se encuentran en una zona donde se articulan más de dos huesos, forman las fontanelas. |
Las fontanelas son imprescindibles para que la cabeza fetal pueda pasar a través del canal del parto, ya que permiten la superposición entre las placas óseas del cráneo. Después del nacimiento, los huesos vuelven a la posición original y las fontanelas permiten la osificación del cráneo y la presión intracraneala. Sin este mecanismo sería imposible el crecimiento del encéfalo que contiene al cerebro.
La adaptación para el desarrollo de la capacidad craneal, que se completa entre los cinco y los siete años, provoca que la cabeza tenga una enorme capacidad de deformación cuando el bebé mantiene la misma posición durante largos períodos de tiempo. Los primeros meses de vida son los más críticos para que aparezcan este tipo de deformidades. Por este motivo, es importante prestar atención a las posiciones del bebé y seguir algunos consejos para garantizar la correcta evolución del crecimiento de la cabeza:
- Por los riesgos de muerte súbita del lactante, conviene acostar al bebé boca arriba, vigilando que su cabeza se gire alternativamente hacia uno y otro lado, para disminuir riesgos si sobreviene un vómito y evitar que la zona posterior del cráneo soporte permanentemente la presión.
- Por la misma razón, es aconsejable acostarlo de lado, alternando sobre uno y otro costado para que la cabeza del bebé no reciba la presión siempre sobre la misma zona craneal
- Cambiar la posición del bebé en la cuna, alternando los extremos donde se sitúa la cabeza. De este modo, el bebé gira su cabeza cada vez hacia lados distintos para observar la zona de su preferencia visual que, normalmente, suele ser el lugar de donde procede la luz, como una lámpara o la ventana, o la cama donde duermen sus padres, la puerta por la que entran, etc.
- Colocar móviles con movimiento y sonido, alternando los lados de la cuna.
- También se alternan los lados, cuando se sostiene al bebé en brazos, para que la región cervical y la cabeza se movilicen hacia lados diferentes.
- En los ratos de juego, se utiliza también la posición sobre uno y otro costado.
- Cuando el bebé está tumbado sobre la espalda, por ejemplo, durante el cambio de pañal o al jugar con él, se pueden ofrecer estímulos visuales o sonoros alternativamente a uno y otro lado pero, sobre todo, al lado contrario al que suele estar girado, para fortalecer la rotación de la cabeza.
- Para el tiempo en que el bebé permanece sentado en su hamaca o sillita, se cambia con frecuencia el lugar y la posición donde se sitúa la sillita.
- También se varían los lados durante la alimentación para que gire la cabeza hacia el pecho, el biberón o la cuchara.
- Durante la vigilia activa del bebé, se procura se procura no dejarle períodos largos de tiempo en la misma posición. Se pueden alternar las posiciones boca arriba, boca abajo, de costado sobre un lado, sobre el otro y sentado con apoyo.
- Cuando el bebé está despierto, es importante colocarle algunos ratos tumbado sobre el estómago para estimular el desarrollo psicomotor: al levantar la cabeza y girarla, al apoyarse en los antebrazos y las manos, al fortalecer los músculos de la espalda cuando gira el cuerpo hacia los lados, etc.
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