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Llega el verano y, con el clima propio de esta estación, pronto llegan las vacaciones. Esta época es muy especial para el niño, le emociona salir a la calle con poca ropa, los días son más largos y los padres pueden dedicarle más tiempo. Cuando sale del colegio, la familia puede ir a la piscina, al campo o a pasear por el parque. Además, ¡llegan las vacaciones!

Durante el verano hay más ocasiones para relacionarse con familiares a los que no se ve habitualmente. Esto favorece el proceso de socialización del pequeño, además de ayudarle a consolidar el concepto de grupo familiar más allá de la familia nuclear. Aprende a relacionarse con abuelos, tíos o primos en un ambiente distendido y, con estas interacciones, empezará a comprender su rol dentro del grupo, sintiéndose un miembro activo.

Con el buen tiempo la familia pasa más horas al aire libre, lo que facilita el ejercicio psicomotor del niño. En  este ámbito es donde los padres notarán mayor avance del dominio de nuevas habilidades, hasta es posible que el niño de “un estirón”.

El tiempo de vacaciones de los padres ofrece un cúmulo de experiencias maravillosas para el niño y también para ellos. Al disminuir las obligaciones laborales, la interrelación afectiva va a ser más intensa y el niño estará feliz por pasar el día completo al lado de sus padres.

Si la familia viaja a zona de playa o bien de montaña, el niño va a descubrir un mundo apasionante con paisajes, personas, objetos y animales nuevos, y va a gozar de numerosas ventajas. Por ejemplo,  el yodo del agua del mar favorecerá la calcificación ósea; este ambiente también mejorará su apetito y oxigenará su sangre, estimulando la circulación sanguínea. Como beneficio extra, hará acopio de vitaminas que le van a proteger de posibles enfermedades respiratorias. Con la arena, el niño disfrutará apasionadamente y caminar descalzo, siempre que no haya peligro, ayudará a formar correctamente sus pies.

Si la familia disfruta las vacaciones en una zona de montaña, seguramente habrá lugares con césped donde podrá andar descalzo sin riesgos. El aire puro de este ambiente va a favorecer la ventilación pulmonar, también es posible que aumente su apetito y duerma mejor.

El salir de vacaciones implica algunos cambios, ya que el ambiente es diferente: la casa, los muebles, la cama, la comida, las relaciones con las personas, etc. Es lógico y normal que el niño reaccione con algo de inseguridad y ansiedad, pero los padres le pueden ofrecer la comprensión, el afecto y la estabilidad necesaria para que se adapte con rapidez a estos cambios. Tener en cuenta las siguientes sugerencias también puede ayudarles a preparar el viaje de vacaciones:

  • Conviene hablar al niño del viaje unos días antes, los padres le comunican su ilusión y entusiasmo pero sin generarle demasiadas expectativas.
  • Pueden localizar el lugar en un mapa, buscar juntos información en Internet, ver fotografías en libros y revistas, etc. comentando sobre la flora, la fauna, las costumbres gastronómicas, los paisajes, etc. Estas actividades ayudarán a toda la familia para ambientarse correctamente con el lugar.
  • No es necesario el cambio drástico de todas las costumbres de alimentación y de sueño.
  • Permitan que el niño elija algunos juguetes para llevar o aquellos objetos a los que esté más apegado. 
  • Háblenle mucho sobre las cosas nuevas que se vayan encontrando, anímenle para que exponga su opinión y motívenle para que hable de sus sentimientos.
  • Pueden felicitarle por lo bien que se esté portando, por sus esfuerzos de adaptarse a las nuevas situaciones y alabar sus pequeños logros.
  • Si es posible, faciliten encuentros con otros niños, que se relacione de forma independiente sin obligarle a compartir, seguramente lo hará él solo pasado un rato.
  • Si aún no lo ha hecho, este puede ser un momento oportuno para que aprenda a nadar. En muchos lugares turísticos, además de otras actividades lúdicas infantiles, organizan cursos de natación dirigidos por profesionales. Si le enseñan los padres, la actividad puede ser una ocasión única de vinculación familiar.
  • En la playa, en la montaña, en la piscina o en el parque ¡cuidado con el sol! Deben aplicar siempre un protector solar adecuado, como mínimo media hora antes de la exposición al sol. Siempre que sea posible que juegue en la sombra o con la camiseta puesta y no olviden la gorra, además de una loción repelente de insectos.
  • Lleven siempre la cámara de fotos o de vídeo para plasmar momentos inolvidables. Una vez hayan regresado, pasarán buenos ratos recordando las actividades vacacionales.
  • Animen al niño para que confeccione sus propios álbumes de fotos y dibujos de vacaciones. También pueden sugerirle que comience una colección de objetos significativos de los lugares que visitan.

Sin duda, este será un verano inolvidable para toda la familia, rico en estímulos y felicidad común. Para el niño y para los padres, no habrá ocasión de repetir una experiencia exactamente igual en el futuro, de modo que aprovechen cada instante con intensidad y emotividad.