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En la sociedad actual, el sentido de la vista adquiere gran relevancia al haberse generalizado la comunicación a través de imágenes. Los niños suelen ampliar sus conocimientos acerca del mundo por medio de la fotografía, la televisión, el vídeo, el cine, los ordenadores, etc., que van reemplazando a las palabras, los números y otros códigos de comunicación humana tradicional.

La visión es uno de los mecanismos más complejos del organismo humano. Sin embargo, la función visual, el nervio óptico y las estructuras internas del ojo llegan a desarrollarse perfectamente a lo largo de los dos primeros años.

El ojo es el órgano del sentido de la vista, recoge sensaciones ópticas o visuales realizando acciones específicas como mirar, observar y ver. El nervio óptico envía las sensaciones al área concreta del cerebro que se encarga de interpretarlas, archivar la información o reaccionar ante ella, gracias a las conexiones neuronales. El proceso resumido es el siguiente: La luz de un estímulo visual pasa a través del cristalino y se invierte, después choca con la retina en la parte posterior del ojo y allí, las células sensibles a la luz la convierten en una información de pulsos eléctricos.  Estos pulsos viajan por el nervio óptico (uno por cada ojo) y se entrecruzan en “x” en el quiasma óptico. De allí, los tractos ópticos llevan la información a los cuerpos geniculados laterales que forman parte del tálamo, desde donde viajan al área V1 en la parte posterior del cerebro, la corteza visual, que está dividida en pequeñas áreas encargadas de procesar diferentes aspectos: el color, la forma, el tamaño, etc., y después, la conciencia de los objetos vistos es conducida al sistema límbico o cerebro emocional.

Para aquellos padres que están interesados en conocer las áreas de la corteza visual, a continuación se enumeran:

V1: Exploración y análisis general.
V2: Visión estereoscópica.
V3: Profundidad y distancia.
V4: Color.
V5: Movimiento.
V6: Determinación de la posición absoluta del objeto.
V1, V2, V3, V5, V6: Analizan el dónde.
V1, V2, V4: Analizan el qué.

El nervio óptico está formado en la octava semana de gestación y se ha comprobado que el cerebro responde a la luz aproximadamente a las veintisiete semanas. De hecho, los bebés prematuros de treinta semanas mantienen su mirada en figuras estimulantes.

Cuando el niño nace, ve bastante bien, pero su agudeza visual no es muy buena. Las células aún no tienen capacidad de ajuste a diferentes distancias, por eso podría decirse que distingue una nebulosa a su alrededor. No puede enfocar objetos muy cercanos o lejanos hasta pasado algún tiempo, pero ve claramente a una distancia de entre veinte y treinta centímetros, la distancia que hay aproximadamente entre los ojos del bebé y el rostro de la mamá cuando lo amamanta. Por este motivo, uno de los primeros estímulos visuales que el recién nacido es capaz de interpretar y de asociar a sensaciones placenteras como el tacto cálido, la caricias, el calor, la saciedad del hambre, el olor, la voz, etc., es el rostro de su madre.

Es errónea la creencia de que nada más nacer el bebé tiene una visión del mundo en blanco y negro. Es cierto que el número de conos, que son las células del ojo responsables de distinguir los colores, es muy reducido y esto provoca que vean los colores diluidos. El recién nacido sólo percibe claramente las sensaciones de claro y oscuro, por eso prefiere mantener su mirada sobre los colores que ofrecen mayor contraste y, entre las combinaciones, llama más su atención el blanco y negro o el rojo y blanco.

El interés por los contrastes continúa hasta aproximadamente los seis meses, después comienza a percibir los valores e intensidades de algunos colores.

A los dieciocho meses empieza a mostrar preferencias hacia los tonos claros y vivos, descartando los oscuros y tonos pasteles. A partir de los dos años ya puede discriminar los colores rojo, amarillo, verde, azul, naranja, morado y marrón, además del blanco y negro.

Si los padres juegan con el niño ofreciéndole ocasiones variadas para que perciba y experimente con los colores, pueden lograr la percepción y discriminación de estos colores a una edad más temprana y, del mismo modo, pueden favorecer la fijación, el rastreo y la exploración visual.