1.-
Introducción
El ser humano nace para desarrollarse en diferentes facetas
de la vida. El movimiento es una parte importante de las conductas que
la persona manifiesta de modo permanente en su vida de relación social.
Pero la riqueza de movimientos y el ajuste de estos no viene dada en la
concepción. En ese momento existe un potencial genético que por el hecho
de ser humanos podrá desarrollar. Para que esto se produzca, necesitará
de un proceso progresivo de estimulación de diferentes substratos orgánicos
capaces de desarrollar unas funciones motrices, perceptivas, interpretativas,
etc.
Mas, todo se halla vinculado entre sí y lo que no entiendas
en tu cuerpo no lo entenderás en ninguna otra parte.
Para estudiar el tema de las inteligencias múltiples en
el niño de Educación Infantil debemos partir del principio inicial: “todo
se halla vinculado entre sí”.
A la hora de estudiar aspectos del desarrollo humano, parcelamos
la materia y tratamos de comprender, por módulos, cómo se produce la evolución
del niño.
En el estudio de la inteligencias también parcelamos y desgranamos
aquellos detalles que nos interesa examinar. Por ese motivo, desde esta
comunicación trataremos de centrar nuestra idea en la inteligencia motriz,
sin perder de vista la vinculación psico-socio-cultural que todo el ser
humano tiene en la aplicación de su vida.
Referido a la inteligencia, entre otros descriptores, el
diccionario de la Real Academia Española, dice: “Capacidad de entender
o comprender. Habilidad, destreza y experiencia”
Podemos considerar el desarrollo
como un cambio que nos capacita para entender o comprender, realizar tareas,
destrezas y adaptaciones a las necesidades de la vida de relación. Es
decir, ese desarrollo, ese aprendizaje va unido, en cierta medida, al
desarrollo de la inteligencia.
2.- Hipótesis de reflexión
Por eso nos planteamos la siguientes hipótesis:
Primera.- En la ontogénesis de la motricidad cada movimiento
nuevo implica un proceso de conocimiento nuevo que se incorpora en nuestra
función cognitiva e influye de manera positiva en el desarrollo de la
inteligencia motriz
Segunda.- Si detrás de cada aprendizaje hay una estructura
neurológica soporte de ese aprendizaje, los nuevos movimientos adquiridos
en el niño generarán mayor estructura neurológica
Tercera.- Si la inteligencia humana se caracteriza por la
capacidad de elección a la respuesta adecuada, la inteligencia motriz
se caracteriza por la capacidad de responder, en la motricidad, de forma
adecuada, a las situaciones y propuestas requeridas por el medio ambiente
y social
Por lo tanto podemos decir que detrás de cada aprendizaje
hay una estructura neurológica capaz de soportar ese aprendizaje. El aprendizaje
ha sido definido como “el proceso neural interno que se supone tiene lugar
siempre que se manifiesta un cambio en el rendimiento no debido al crecimiento
vegetativo ni a la fatiga”. (Knapp 1981-19).
Oxendine define el aprendizaje como: “el proceso por el cual
la conducta es desarrollada o alterada a través de la práctica o la experiencia”.
El aprendizaje motor es un tipo de aprendizaje como el intelectual
que permite un incremento en el rendimiento motor gracias a la práctica,
a la experiencia y a la percepción que de ella obtenemos.
Sobre estas definiciones nos podemos preguntar: ¿Qué entendemos
por aprendizaje motor? Si consideramos que el aprendizaje es un proceso
neural y que a su vez significa un cambio evolutivo del rendimiento, provocado
por la práctica y la experiencia, debemos reflexionar sobre estos criterios
que acabamos de exponer:
1º.- Cómo el sistema nervioso del ser humano interviene en
el proceso neuromotriz del aprendizaje
2º.- Qué entendemos por cambio evolutivo del rendimiento
motriz
3º.- Cómo analizamos esa responsabilidad derivada de la práctica
y la experiencia.
3.- Teorías de la motricidad y su referencia a la inteligencia
motriz
a) Sobre actuaciones espontáneas.
El niño, por su condición genética, tiene un impulso que
le lleva a activar su organismo desde el movimiento. Por eso el niño está
en acción permanente. Este accionar sus órganos encargados de la motricidad
le permiten su desarrollo y la capacitación para mejores umbrales de actuación.
b) La psicocinética de Le Boulch.
Le Boulch nos describe la importancia del movimiento en la
educación. Con él podemos decir que sólo una educación que parta de
un apoyo fundamentado en el desarrollo motriz, basada en una metodología
activa, participativa, de hechos motóricos, acorde a los estadios de madurez
del niño, será la que posibilite la génesis de la imagen del cuerpo, núcleo
central de la personalidad.
c) La psicomotricidad, educación psicomotriz.
La psicomotricidad es una acción motriz vivenciada, propia
de la educación. Se apoya en la noción del desarrollo neuro-psico-socio-motriz
del niño. Facilita al niño el acceso al pensamiento operatorio.
La acción Psicomotriz es la toma de conciencia del YO corporal,
en su ser, su estar y su capacidad de movimiento para resolver diferentes
situaciones, tanto internas a uno mismo, como externas. Es, por tanto,
un concepto de desarrollo de la inteligencia motriz. El sentido cinestésico
es el sentido corporal para obtener conciencia real de sí mismo.
Podíamos definir la psicomotricidad como la percepción del
desarrollo estructural y funcional, según la cual se considera que existe
una identidad entre las funciones neuromotrices del organismo y sus funciones
psíquicas. También como “la percepción del desarrollo, según la cual se
considera que existe una identidad entre las funciones neuromotrices del
organismo y sus funciones psíquicas.
Según Lapierre, todo movimiento humano es indisociable del
pisquismo que lo produce, e implica por este hecho a la personalidad completa;
y a la inversa, el psiquismo, en sus diversos aspectos (mental, afectivo,
racional, etc.) es indisociable de los movimientos que lo han condicionado
y siguen condicionando su desarrollo.
Las conductas perceptivo motrices constituyen un papel fundamental
en el movimiento, y por lo tanto en la educación psicomotriz. Están ligadas
a la estructura del esquema corporal y directamente relacionadas unas
con otras. Así tendremos: la percepción espacial propia o interna; la
percepción espacial ajena a uno mismo, su relación y posicionamiento;
la percepción temporal en su propia funcionalidad de pensamiento y acción
y la relación con la sucesión temporal externa a uno mismo; el ritmo de
sucesión espacio temporal producido por la acción vivenciada. Mediante
el ritmo se va haciendo dueño de su cuerpo, favorece la coordinación de
movimientos y desarrolla su capacidad de ordenación neuromotriz.
Consideremos al ser humano conformado por una serie de atributos
que le dan capacidad para actuar en el medio ambiente donde habita. El
esqueleto de la teoría de Cratty (1982) queda plasmado en la representación
de los “canales de atributos” que se forman sobre los componentes: motriz,
verbal, perceptual y cognitivo. La persona se desarrolla en el movimiento,
con la palabra, a través del sentimiento de los hechos y por la afectividad
social, entre otras funciones.
d) La cinestesia
La enciclopedia Larousse define cinestesia como: "Sensación
o sentido por el cual se percibe el movimiento muscular, peso, posición,
etc., de nuestros miembros". Por lo tanto, esta sensación de movimiento,
en todo su universo, es lo que llamamos sentido cinestésico.
Las vías que van desde los receptores articulares, tendinosos
y ligamentosos hasta la corteza cerebral están para transmitir mensajes
de forma permanente acerca de la posición del cuerpo antes, durante y
después de un movimiento. La asociación de la conducta humana lleva consigo
otras informaciones y referencias para interpretar y desarrollar nuevas
formas de conducta
Este conjunto funcional guarda en memoria momentánea la secuencia
del movimiento realizado. Esto nos permite comprobar el movimiento programado
con las percepciones de lo que hemos realizado y, a partir del ajuste
posterior, perfeccionar la tarea. La retroalimentación (el feedback) a
partir de sensaciones conscientes en cuanto a la posición y movimiento
antes, durante y después de un movimiento, permite corregir si se ha fallado
o fijar la respuesta si hemos acertado. La madurez neurológica y la inteligencia
motriz nos permite relacionar la conducta motriz a las necesidades de
vida. La capacidad de poner en funcionamiento estos principios y aplicarlos
a cada situación constituye un alto nivel de funcionamiento intelectual.
Es decir, aplicamos nuestra inteligencia motriz para resolver, con el
movimiento adecuado, aquellas acciones de vida que deseamos y que consideramos
más oportunas.
Según dice Piaget (1985), la toma de conciencia de un esquema
de acción transforma éste en un concepto, ya que esa toma de conciencia
consiste esencialmente en una conceptualización. Esta actividad dinámica
es la que pretendemos encaminar hacia una actividad consciente. Nuestra
orientación hacia la preparación del golf está encaminada a reclamar a
la conciencia voluntaria como guía de la acción del sujeto. La toma de
conciencia es la base del sistema de aprendizaje. De esta forma, durante
la ejecución del movimiento, las sensaciones propioceptivas, visuales,
auditivas o cinestésicas aportan una información a partir del cual es
posible corregir o modificar el movimiento.
e) El principio de estimulación defendido por Domann.
No podemos omitir el modelo que plantea Doman (1991) sobre
la relación entre la motricidad y la inteligencia. La reflexión sobre
las oportunidades, posibilidades de intervención, la creatividad de nuevos
modelos de participación, la ideación de la actividad motriz permiten
desarrollar ese componente intelectual que sólo se da en el ser humano.
Ya define tres tipos de inteligencia motriz: la que representa la motricidad
general; la motricidad del habla (oro motricidad); y la motricidad de
la escritura (grafo motricidad)
4.- Proceso teórico de la asimilación del movimiento
1/ El estímulo llega desde los receptores: básicamente
visuales (situación del campo, posición de la bola, etc.) y propioceptivos
(receptores musculares, tendinosos, articulares, laberínticos, táctiles)
para activar con precisión la postura, los palos, en su movimiento correcto.
Todo ello llega hasta los centros superiores del sistema nervioso central.
2/ El estímulo provoca la sensación. En el niño,
como su sistema nervioso es muy receptivo, esas sensaciones son transmitidas
hacia centros neurológicos superiores. En el adulto, puede ser aceptadas
o ignoradas.
3/ Si es aceptada con interés se produce la percepción
en los centros superiores del sistema nervioso, dependiente de las aferencias
del sentido cinestésico y los receptores especiales del movimiento. Más…,
no siempre percibimos de forma correcta. Necesitamos diferentes vías de
información para ajustar mejor aquello que requiere gran precisión. La
información del profesor (visual o auditiva) es importante, y la comprensión
del receptor fundamental para el progreso.
4/ Gracias a la percepción y el ajuste motriz, se produce
la abstracción de esos movimientos en las áreas de aprendizaje
motriz. Esto nos permite utilizar los movimientos ya conseguidos, en sucesivas
actuaciones.
5/ La abstracción nos permite el aprendizaje y fijación
del acto o acción realizada.
6/ una vez conseguido un cierto nivel de actuación, y gracias
a la significación y comprensión del movimiento lo asociamos
al espacio-tiempo y lo aplicamos al juego práctico o al comportamiento
natural.
7/ La comprensión nos lleva a la conceptualización del
movimiento y su disponibilidad para transferirlo a otros conceptos
y principios, a otras situaciones de necesidad, a tomar decisiones, cómo
intervengo, cuándo, en qué lugar, hacia dónde, con quién, etc.
8/
Conceptualizar de forma supraordenada las acciones que realizamos en la
medida que nos son útiles para el desenvolvimiento de nuestra tarea deportiva,
social, cultural y humana.
Podemos defender
que la inteligencia motriz se desarrolla por el movimiento gracias a:
La acción. El movimiento implica acción. Los seres humanos
en los primeros años de vida somos, por excelencia, motóricos de acción
y pensamiento.
Esta acción es percibida por mecanismos fisiológicos y psicológicos.
A partir de esa premisa, los hechos se asimilan en conceptos.
Siguiendo a Vygotsky (1982) entendemos que el desarrollo
intelectual se da cuando la acción ideada, la actividad práctica y la
percepción convergen.
El movimiento que lleva de la percepción al concepto equivale
al tránsito desde lo concreto y sensorial hasta lo abstracto e imaginable
(Davydov 1982)
La UNESCO
formula que el niño necesita durante los años de crecimiento desarrollar
equilibradamente las diversas capacidades físicas, morales y estéticas,
mediante el ejercicio físico y el deporte.
La persona humana, con sus posibilidades de movimiento y
su capacidad intelectual progresa en ambas y desarrolla su capacidad creativa.
La relación entre movilidad e inteligencia es muy íntima y siempre de
gran importancia en los niños.
5.- Las áreas cerebrales del control del movimiento
El mundo de la percepción está regido por el sistema nervioso.
De las células nerviosas, entre el 75 % y el 80% son neuronas sensitivas,
el resto son motoras. Esto quiere decir que, en la persona, más que la
función eferente (de salida) predomina la función aferente (de entrada).
Nosotros somos fundamentalmente receptivos. Cuanto más hagamos percibir
sensaciones variables más información va a tener nuestro archivo a la
hora de confeccionar conductas motrices y por lo tanto más autonomía de
elección. Cuanto más activo esté nuestro sistema receptor más capacidad
obtendrá en su función. No podemos olvidar que nuestro cerebro es un contenedor
que cuanto más se le mete más capacidad tiene.
Poseo la indubitable experiencia de que, mediante el
pensamiento y la voluntad, puedo controlar mis acciones si lo deseo,
por más que en la vida, estando en vela, sólo rara vez se ejercita
esta prerrogativa. No puedo dar una explicación de cómo el pensamiento
puede llevar a la acción, si bien este fracaso sirve para subrayar
el hecho, al que se ha aludido en diversas secciones de discusión,
de que nuestra física y nuestra neurobiología actuales son demasiado
primitivas para esta tarea tan apasionante, consistente en resolver
la antinomia entre nuestras experiencias y nuestra comprensión de
la función cerebral. Cuando el pensamiento lleva a la acción, como
neurólogo, me veo obligado a conjeturar que, de algún modo, mi pensamiento
cambia los patrones operativos de las actividades neuronales de mi
cerebro. Así pues, el pensamiento acaba por controlar las descargas
de impulsos de las células piramidales de la corteza cerebral, y finalmente
las contracciones de los músculos y los patrones de conducta que se
derivan de ahí. Podemos replantear este problema neurológico fundamental,
de la siguiente manera: ¿Cómo puede el deseo de un movimiento muscular
poner en marcha acontecimientos nerviosos que conduzcan a la descarga
de las células piramidales de la corteza motora y, de ese modo, a
la activación de la vida nerviosa que lleva a la contracción muscular
que produce el movimiento? (Eccles 1993-318).
La movilidad, expresada desde la riqueza motriz, no es una
operación sencilla garantizada por el hecho de nacer. Es, mas bien una
operación neuromuscular, dirigida a nivel cerebral, cuyo grado de percepción
depende de la oportunidad para moverse, de la práctica motriz y de la
calidad de percepción de los movimientos. Todo esto se traduce en estímulos
recibidos por el sistema cinestésico que llevan al desarrollo de la inteligencia
motriz. La adecuación neurológica, lograda en las primeras etapas de la
vida del niño, le permiten un seguro de madurez equilibrada, con incidencia
en los aprendizajes escolares de etapas sucesivas.

En la circunvolución
precentral aparece el mapa aproximado de las áreas de transmisión motora,
mientras que en la circunvolución poscentral aparece un mapa semejante
en el que se señalan las áreas de recepción somático-sensorial.
Doman (1991, 1996) estima que si estudiamos a un niño, desde
su nacimiento a los seis años, en estos comportamientos de la inteligencia
humana, considera que la más básica es la inteligencia motriz.
Los investigadores soviéticos han estudiado sobre las consecuencias
de la motricidad en el desarrollo humano. Destacan la influencia socio-cultural
en el desarrollo motriz y cómo el niño adquiere la herencia de los adultos
por la integración en la sociedad y su integridad física y motriz.
La inteligencia física, como así la denomina Doman, tiene
su base en la función cortical. La movilidad es uno de los elementos que
permiten alcanzar un armónico y gradual desarrollo cerebral en las áreas
de percepción motriz y motóricas. Para este investigador, un cerebro organizado
y mejor desarrollado es un cerebro más inteligente.
Los aportes de Le Boulch (1971, 1981), Vayer (1977), Cratty
(1982) Doman (1991) y otros, han servido para comprender el desarrollo
humano y establecer sistemas pedagógicos de relieve internacional. Dan
importancia a la motricidad para el desarrollo del sistema nervioso y
sobre todo en las funciones corticales de interrelación de áreas y funciones.
La educación en los primeros años no puede dejarse a la libertad del niño,
es fundamental el papel del adulto en el desarrollo motor y en su relación
con el medio, ya que es el adulto quien pone al niño en un medio rico
para el aprendizaje.
Actualmente hay una línea de la psicolgía cognitiva que trata
de estudiar la relación existente entre motricidad y cognición. Justifican
las investigaciones sobre la cognición y motricidad basados en los siguientes
criterios:
- El movimiento mismo puede ser objeto de procesos cognitivos,
esto se da cuando el objetivo perseguido por el ejecutante coincide con
la forma de movimiento producido, (Pailhous y Bonnard, Cratty, Doman).
- La motricidad aparece como la fuente del pensamiento (Piaget,
Le Boulch).
- La actividad motriz adquiere un rol importante en el proceso
de socialización de las personas (Wallon, Parlebas,...)
- La respuesta motriz integrada es la base de integración
de los procesos que aseguran la organización y el control de la personalidad
(Vayer).
- La riqueza de movimientos está en relación con la inteligencia
motriz (Domann 1996).
Sobre estos manifiestos deberemos consolidar toda la acción
motriz. El movimiento inteligente es movimiento pensado y sentido. El
movimiento comprendido nos lleva a querer más movimiento. El controlar
nuestro cuerpo en movimiento nos lleva a encontrar seguridad en aquello
que queremos.
Si para lograr esto el alumno tiene su oportunidad correspondiente,
con la aplicación de la frecuencia necesaria, la cantidad adecuada, la
intensidad oportuna, dentro de un campo afectivo, el aprendizaje y el
desarrollo de la inteligencia motriz será una realidad.
Para ello necesitamos
alimentar los conceptos de valores humanos que hacen más sensibles a las
personas en lo referente a sí mismos, al trato y consideración con los
compañeros, al respeto hacia las cosas y al cuidado del medio en el que
vivimos.
Y en este tejido educativo, el movimiento tiene una función
que nos parece digna de aplicarle y tener en consideración: es la de ser
intermediario en la formación de la personalidad, porque como dirá
Vayer en su obra “El diálogo corporal”, todos los datos del desarrollo
del niño están íntimamente vinculados a ese dato fundamental de la personalidad
que es la elaboración del esquema corporal.
Un cerebro activo en edad infantil, es un cerebro que crece.
Los principios del desarrollo del ser humano, parece ser que, son más
importantes que los métodos. Los principios son la base de la técnica
de los métodos. Los principios están en la naturaleza del desarrollo:
principios - técnicas - métodos. Por eso Pérez Gómez, en la introducción
que hace de la obra de Elliott (1990), sobre la investigación-acción en
educación, nos dirá que: “son los valores y principios, y no los resultados
observables, los que convierten un proceso en educativo”.
6.- Análisis del movimiento
y su relación con el espacio, tiempo, objetos y personas.
Pensemos en una acción muy natural: “gatear”

Si analizamos cada una de las columnas del esquema anterior
encontramos que el niño realiza los movimientos de gateo de forma variada
y divergente. Podíamos plantear otra acción cualquiera. Esto le permite
incrementar su riqueza motriz, por tanto su inteligencia motriz.
Esta variación de movimientos los adapta al espacio y a tiempos
diferentes. Cada vivencia, cada experiencia le permiten nuevos niveles
de intervención; nuevos ajustes a las necesidades del momento.
Según progresa, la intervención con las cosas se hace más
rica, más variada, más ajustada. Su movimiento, en el espacio y tiempo
unido a la relación con las cosas le permite investigar, descubrir, crear
y recrearse en su mundo interior y exterior. Son aspectos necesarios para
organizar su inteligencia espacial.
A su vez, tenemos la relación con otras personas. La interrelación
con sus padres, hermanos, compañeros de escuela, de juego, etc., le permiten
desarrollar sus capacidades interpersonales.
La vivenciación consigo mismo, su cuerpo, sus posibilidades
es necesaria para su desarrollo intrapersonal. Lo psicológico nace de
lo biológico (Freud). Las interacciones consigo mismo se refuerzan por
el movimiento. Desde la percepción motriz, algo que se da con facilidad
en el proceso de la psicomotricidad. La satisfacción personal tras la
consecución de logros personales. La aceptación, autoestima o comprensión
de uno mismo le hacen crecer en el afianzamiento de su personalidad. Todo
se halla vinculado entre sí, pero en tu cuerpo eso se organiza de manera
natural y efectiva.
Desde este mundo de divergencias y convergencias, las áreas
asociativas del cerebro permiten interpretar y ajustar lo querido, deseado
y convenientemente ideado a las necesidades del niño y a su mundo complejo.
Está claro que el niño a lo largo de su evolución, va adquiriendo
una serie de capacidades que significan que existen una serie de neuronas
encargadas de regular esa acción. Estas neuronas están conectadas de tal
manera en forma de circuito que son capaces de dar una respuesta motriz
adaptada al medio, modificando este o actuando sobre él para activar su
propio organismo.
En este sentido hemos de subrayar otro concepto importante:
la edad crítica para desarrollar una función, es decir, encontrar el momento
o la facultad idónea para el crecimiento y desarrollo del sistema nervioso.
Autores como Susan Ludington, Glenn Doman, Rachel Cohen,
F. Manuel Kovacs, David Lewis, entre otros, han estudiado la importancia
de la estimulación oportuna en los momentos críticos de desarrollo del
niño para aplicarlo a la enseñanza de las tareas escolares, e incluso
en el periodo fetal, donde recomiendan estimulaciones antes del nacimiento
con resultados sorprendentes en el cociente intelectual. Ya María Montessori
defendió lo que describió como "periodos sensitivos" a los momentos
idóneos de aprendizaje de ciertas tareas escolares, y hoy se aplica en
las escuelas de la pedagogía Montessori.
Nuestro trabajo se orienta en la vía del desarrollo motriz,
y en este sentido también encontramos momentos críticos. El neurólogo
Francisco Manuel Kovacs afirma que: “a partir del día noventa de gestación,
existen orgánicamente los canales semicirculares del sistema vestibular,
pero aparentemente eso no funciona hasta aproximadamente el día ciento
ochenta, alrededor del sexto mes”. Cuando el niño capta los estímulos
de que se rota, de que se mueve, esta fomentando también la creación de
las conexiones necesarias, de los arcos reflejos motores que en periodos
posteriores le serán muy útiles. Por lo tanto estimular el equilibrio
es francamente importante. El niño utiliza, a partir del concepto del
equilibrio, su orientación de arriba y abajo para situarse "in útero"
y facilitar su anclaje para la salida al parto. Por tanto, la materia
orgánica ha formado el sistema vestibular funcional para el quinto o sexto
mes; a partir de aquí, los movimientos de la madre y del propio feto van
a desarrollar los primeros arcos reflejos que permitirán en el niño un
desarrollo psicomotor más rápido y efectivo. Esto significa que los movimientos
de la madre durante el embarazo benefician la estimulación del complejo
vestibular, el cual será encargado de regular diversas funciones del equilibrio
en el niño.
En este estudio de la actividad motriz queremos plasmar una
visión integral, donde consideremos a la vez el movimiento humano como
activador y partícipe de diferentes procesos. a)El proceso fisiológico
para la utilización de la energía. b)La actuación motriz, o manifestación
motriz conlleva la respuesta a ciertas órdenes del sistema nervioso, las
cuales son, a su vez, una manifestación de la interpretación de las experiencias
del ámbito motriz. c) La acción motriz, activa el proceso neurológico
de recepción de nuestro cuerpo hacia el centro de control, considerado
como tal al sistema nervioso central.
Desde estas tres orientaciones sobre las que la motricidad
humana tiene influencia, hemos establecido ciertos conceptos de estudio,
que hemos agrupado en tres bloques: las aptitudes físicas, fundamentadas
en los procesos fisiológicos; los componentes cinestésicos, fundamentados
en los procesos propioceptivos; y los procesos de la manifestación motriz,
representados en la coordinación dinámica general, con la coordinación
motriz y la coordinación visomotriz.
Todo ello enmarcado en el espacio y el tiempo. Mediatizado
por el impulso fisiológico de acción, el medio ambiente y la motivación,
para llegar al movimiento conceptual. Esta representación esquemática
nos permite interpretar la psicomotricadad desde una óptica integral y
generalizada.

Como reflexión final nos preguntamos:
¿ES NECESARIA
LA ACCIÓN SISTEMATIZADA
PARA QUE LA FUNCIÓN
DE LOS ÓRGANOS
ENCARGADOS DE
LA INTELIGENCIA MOTRIZ
PUEDAN MEJORAR
EN LA MEDIDA IDEAL
O MÁXIMO POTENCIAL?
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