Estimulación de la inteligencia lingüística: base para el desarrollo del habla y la lectoescritura. | |||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||
Consideramos
de suprema importancia iniciar esta intervención partiendo de algunos
principios o conceptos fundamentales, para facilitar su comprensión
y maximizar sus ganancias, al momento de la puesta en ejecución.
Cuando nos planteamos el estudio de la inteligencia, ya sea de su evaluación y/o su estimulación o mejora, la primera cuestión que se nos presenta es la de su conceptualización. Así pues, necesitamos responder a la siguiente pregunta: ¿A qué llamamos “Inteligencia”?. En este sentido presentamos una revisión
de algunas de las definiciones más conocidas de inteligencia. Para Spearman “la inteligencia es la facultad de percibir ideas universales, de formar conceptos abstractos y, sobre todo, de percepciones ideales, de juicio y razonamiento”. Stern afirma que la inteligencia es la capacidad general del individuo para ajustarse a nuevas exigencias, mediante la utilización adecuada del pensamiento; es la capacidad psíquica general de adaptación a nuevas tareas y condiciones”. Mientras que Hunt sostiene que “la inteligencia es el conjunto de destrezas cognitivas que una persona posee”. Así pues, para el psicólogo E. García Pérez parece haber un acuerdo generalizado para establecer las siguientes afirmaciones:
Hoy en día podemos afirmar que las personas aprenden, representan y utilizan el saber de muchos y diferentes modos. Estas diferencias desafían el sistema educativo que supone que todo el mundo puede aprender las mismas materias del mismo modo y que basta con una medida uniforme y universal para poner a prueba el aprendizaje de los alumnos. Los alumnos estarían mejor asistidos si las disciplinas fueran presentadas en diferentes modalidades y el aprendizaje fuera valorable, a través de la variedad de los medios. El tema de la Inteligencias Múltiples se ha venido estudiando y desarrollando desde siempre. Por ejemplo: Jean-Jacques Rousseau opina que el niño debe aprender a través de la experiencia, allí se pone en juego las relaciones inter e intra personal y las inclinaciones naturales. Johann Pestalozzi apuesta a un currículo de integración intelectual basado también en las experiencias. Friedrich Froebel (fundador de los Jardines de Infancia) habla del aprendizaje a través de experiencias con objetos para manipular, juegos, canciones, trabajos. John Dewey ve al aula como un microcosmos de la sociedad donde el aprendizaje se da a través de las relaciones y experiencias de sus integrantes. El lenguaje integral usa la inteligencia lingüística como centro, pero usa otras inteligencias para lograr sus objetivos; como la música, las actividades manuales, la introspección, etc. Para el Dr. Thomas Armstrong, “es de máxima importancia que reconozcamos y formemos toda la variedad de las inteligencias humanas, todas las combinaciones de inteligencias. Todos somos diferentes, en gran parte porque todos tenemos distintas combinaciones de inteligencias. Si lo reconocemos, por lo menos tendremos una mejor oportunidad para manejar de manera adecuada los muchos problemas que nos enfrentan en el mundo”. En 1904 el gobierno francés pidió al psicólogo Alfred Binet y a un grupo de colegas suyos, que desarrollaran un modo de determinar cuáles eran los alumnos de la escuela primaria en “riesgo” de fracasar; para que estos alumnos recibieran atención compensatoria. De sus esfuerzos nacieron las primeras pruebas de inteligencia. Importadas a los Estados Unidos varios años después, las pruebas de inteligencia se difundieron, así como la idea de que existía algo llamado “Inteligencia” que podía medirse objetivamente y reducirse a un puntaje de “coeficiente intelectual”. Armstrong, asevera que “nuestra cultura ha definido la inteligencia de manera demasiado estrecha. El Dr. Howard Gardner, director del Proyecto Zero y profesor de Psicología y Ciencias de la Educación en la Universidad Harvard, propuso en su libro “Estructuras de mente”, la existencia de por lo menos siete inteligencias básicas. Cuestionó la práctica de sacar a un individuo de su ambiente natural de aprendizaje y pedirle que realice ciertas tareas aisladas que nunca había hecho antes y que probablemente nunca realizaría después. En cambio, sugirió que “la inteligencia tiene más que ver con la capacidad para resolver problemas y crear productos en un ambiente que represente un rico contexto y de actividad natural”. Al tener esta perspectiva más amplia, el concepto de inteligencia se convirtió en un concepto que funciona de diferentes maneras en las vidas de las personas. Gardner proveyó un medio para determinar la amplia variedad de habilidades que poseen los seres humanos, agrupándolas inicialmente en siete categorías o inteligencias. Sin embargo, recientemente el Dr. Gardner, en su libro La inteligencia reformulada, ha sostenido “la posible existencia de varias otras inteligencias”. Tres nuevas inteligencias han sido nominadas: Inteligencia Naturalista, Inteligencia Espiritual e Inteligencia Existencial. Para el tema que nos ocupa, aunque no podríamos hacer una disección de cada una de ellas por estar estrechamente relacionadas, nos centraremos en la Inteligencia Lingüística, su desarrollo y beneficios al ser estimulada adecuadamente en los niños(as). La Inteligencia Lingüística es la capacidad para usar palabras de manera efectiva, sea en forma oral o de manera escrita. Esta inteligencia incluye la habilidad para manipular la sintaxis o significados del lenguaje o usos prácticos del lenguaje. Algunos usos incluyen la retórica (usar el lenguaje para convencer a otros de tomar un determinado curso de acción), la mnemónica (usar el lenguaje para recordar información), la explicación (usar el lenguaje para informar) y el metalenguaje (usar el lenguaje para hablar del lenguaje). Demos un breve vistazo general a los fundamentos de las Inteligencias Múltiples, a través del siguiente cuadro:
Puntos clave en la teoría de las Inteligencias múltiples:
La mayoría de las personas pueden desarrollar todas las inteligencias hasta poseer en cada una un nivel de competencia razonable. Que las inteligencias se desarrollen o no, depende de tres factores principales:
Es evidente que tanto el hogar como la escuela son, por el momento en que intervienen y su capacidad de interactuar, los grandes responsables de la educación de los niños. Los medios de comunicación son poderosos sugerentes, manipuladores gigantes con uso abusivo de apreciaciones subjetivas, pero es la retroalimentación de los padres y los maestros lo que más incidencia tiene en el desarrollo del intelecto. Los niños viven pendientes del reconocimiento de los adultos. La expresión valorativa de las figuras parentales es muy poderosa en la mente en formación del infante. Existen dos tipos de experiencias extremas que es importante tener en cuenta. Las experiencias cristalizantes y las paralizantes. Las primeras, son hitos en la historia personal, claves para el desarrollo del talento y de las habilidades en las personas. A menudo, estos hechos se producen en la temprana infancia o pueden presentarse en cualquier momento de la vida. Son las chispas que encienden una inteligencia e inician su desarrollo hacia la madurez. De manera inversa, el término experiencias paralizantes “cierran las puertas” de las inteligencias. Las experiencias de este tipo están llenas de emociones negativas, capaces de frenar el normal desarrollo de las inteligencias. Sensaciones de miedo, vergüenza, culpa, temor, ira y otras emociones negativas impiden a nuestras inteligencias crecer y desarrollarse. Revisemos el siguiente cuadro que analiza los estilos de aprendizaje, según la inteligencia prevalente:
Dada esta amplia revisión general a la teoría de las Inteligencias Múltiples, podemos adentrarnos a la segunda parte de nuestra propuesta temática: adquisición del habla y la lectoescritura; para fusionar una, en tanto estrategia de estimulación, con la otra, en tanto conocimiento indispensable para la adecuada articulación de ambas. Algo importante que cabe señalar es que las producciones que va logrando el niño durante los procesos de adquisición de su lenguaje, no son copias abreviadas del lenguaje adulto, sino que él va estructurando su propio sistema, el que si bien tiene estrecha relación con lo que escucha a su alrededor, no es una mera imitación reducida. Un claro ejemplo de esto es la excesiva regularización, fenómeno característico en niños de 3 años aproximadamente. Así el niño muchas veces dice “andé” por “anduve”, “pudí” por “pude”. Lo más curioso de esta etapa es que el niño antes utilizaba las formas correctas, pero luego, al enfrentarse a la realidad de que la mayoría de los verbos son regulares (comí, salté, corrí, hablé), él elabora sus propias reglas y transforma los verbos irregulares en regulares. El niño comienza a desarrollar su capacidad para la adquisición del lenguaje desde el nacimiento, desde los primeros llantos. A su vez aprender a hablar no implica una simple acumulación de palabras al azar, sino que existe una serie de procesos y desarrollos que deben darse inevitablemente para poder afirmar que el niño sabe hablar o que está aprendiendo a hablar. Sin duda alguna, estos procesos están determinados e incididos por factores emocionales y afectivos, por la capacidad de poder relacionarse con su entorno, jugar, experimentar, escuchar, ver, en fin determinados e incididos por la posibilidad que el niño tenga o no de vivir sus propias experiencias lingüísticas y compartirlas con los demás. El lenguaje es un sistema arbitrario de símbolos abstractos reconocido por un grupo de personas, que sirve para comunicar sus pensamientos y sentimientos. Los símbolos pueden ser verbales o no verbales. El lenguaje debe reconocerse como algo más que sólo un medio de comunicación entre los seres humanos, pues es la característica que hace claramente humana la conducta humana. Normalmente el hablar con otras personas se nos hace algo de lo más cotidiano, sin embargo, el lenguaje es algo muy complejo donde interactúan diversas actividades mentales. Primero es necesario reconocer las palabras dentro de la cadena sonora, después determinar el significado de cada una de ellas en el contexto de la oración que forman, identificar el nivel de significado o significados de la oración, y formular una respuesta. El hombre se sirve del habla para numerosos propósitos como para satisfacer demandas y necesidades, controlar a otros, establecer contactos con la gente, expresar sentimientos, simular, crear, preguntar, escribir. También el lenguaje es la razón fundamental por lo que el hombre crea cultura, mientras que otras especies no tienen dicha capacidad. Existe una gran variedad de lenguajes que parecen ser muy diferentes, pero que comparten ciertas propiedades fundamentales. La más importante es la productividad, todas las lenguas naturales son productivas en dos sentidos:
Detrás de esta productividad se encuentran ciertos rasgos fundamentales que todas las lenguas poseen (Universales lingüísticos) y que Roger Brown señala:
La universalidad de estos 4 rasgos llega incluso al lenguaje de señas de las personas sordas. En las últimas décadas, varias investigaciones se han dirigido a los procesos de aprendizaje del lenguaje, tanto por su propio valor como por las luces que arrojan sobre otras áreas del aprendizaje. Ha habido mucha controversia sobre el modo preciso en que se desenvuelve este proceso, pero es posible destacar cuatro componentes que forman parte de él:
Entre las teorías sobre la adquisición del lenguaje que gozan de mayor aceptación en el ámbito de la psicolingüística, podemos mencionar las siguientes: Teoría de Chomsky o del dispositivo
de adquisición del lenguaje: La teoría de Piaget: Teoría de Vygotsky o de las
influencias socioculturales: Teoría de Skinner o del condicionamiento: Las investigaciones experimentales han demostrado que el aprendizaje de la lectura tiene tres etapas (Egorov):
En este punto de nuestra intervención retomaremos algunos de los postulados de Vygotsky, para sustentar nuestra propuesta de estimulación oportuna de las inteligencias, particularmente la Inteligencia Lingüística, para obtener un adecuado desarrollo del habla y, posteriormente, de la lectura y la escritura. Diferenciar entre aprendizaje (escolar) y desarrollo, permitió a Vygotsky describir un principio central en su teoría, la zona de desarrollo próximo. En gran medida su razonamiento sobre ese concepto se derivó de una insatisfacción con el uso de los test de Coeficiente Intelectual (CI) para medir la inteligencia del niño. Consideraba que estos tests únicamente eran capaces de medir la amplitud del conocimiento del niño en un momento dado. En cambio, no decían nada de los procesos por los cuales el niño llegaba a la solución. Para dar cuenta de esta discrepancia entre producto y proceso, Vygotsky propuso la zona de desarrollo próximo. Este concepto teórico fue introducido para explicar la distinción entre el nivel de desarrollo real del niño, medido por los tests de CI, por ejemplo, y el nivel de desarrollo potencial. El último nivel se caracteriza por lo que el niño es capaz de llegar a conseguir dado su desarrollo sociocultural hasta ese momento. Para valorar el nivel potencial de desarrollo sería necesario presentar al niño un problema cuya solución esté por encima de sus capacidades mentales y permitirle interactuar con otra persona mientras busca la respuesta. Los procesos por los cuales el niño llega a la solución darían una idea más ajustada de su capacidad intelectual que el simple examen de lo que ya sabía. Más formalmente, Vygotsky definió la zona de desarrollo próximo como “la distancia entre el nivel de desarrollo real determinado mediante la resolución independiente de problemas y el nivel de desarrollo potencial estimado a través de la resolución de problemas bajo la guía de un adulto o en colaboración con compañeros más capaces”. Trazar la zona haría posible descubrir lo que el niño es capaz de conseguir en un momento dado y también lo que podría conseguir en un futuro próximo. Para que el niño aprenda habría que establecer tareas que estén un poco por encima de su nivel de desarrollo real y dirigir la instrucción hacia su nivel de desarrollo potencial. La instrucción juega un papel fundamental en la teoría de Vygotsky, especialmente porque para él instrucción significaba enseñanza y aprendizaje combinados. La instrucción sería el mecanismo por el cual el niño podría evolucionar intelectualmente e interiorizar los procesos necesarios para ese desarrollo. El adulto o un compañero más capaz en colaboración con el niño, le trasmitiría los instrumentos sociales, los cuales podrá utilizar en la interacción y posteriormente por sí solo, independientemente. La idea del aspecto instruccional de la zona de desarrollo próximo ha generado una gran cantidad de investigaciones en los últimos años y los psicólogos están empezando a identificar procesos de funcionamiento cognitivo individual que tienen sus raíces en la interacción social. De acuerdo con Vygotsky, el aprendizaje y el desarrollo están interrelacionados desde muy pronto en la vida del niño. Dentro de este marco, Vygotsky pudo examinar cómo cambian las funciones del lenguaje hablado en los niños pequeños. El habla se vuelve interior porque su función cambia con el desarrollo del niño. El habla egocéntrica es funcionalmente habla interior en el sentido en que el niño la utiliza para sí mismo. En ese sentido, el habla egocéntrica es precursora del habla interiorizada, con sus funciones de planificación y control, aunque es comunicativa en cierta mediad. Respecto al desarrollo del lenguaje, Vygotsky afirmó que los niños aprenden este último de los adultos, asimilando los nombres de los objetos del ambiente. Los niños hacen preguntas a los adultos y no solamente adquieren información lingüística, sino también información sobre una serie de fenómenos. En general, los niños están acostumbrados a ser instruidos, a aprender, incluso antes del período de aprendizaje formal en la escuela. Han tratado algunos de los conceptos intelectuales que les serán enseñados en la escuela y el aprendizaje escolar debería por tanto construirse sobre el aprendizaje y la experiencia que ha tenido lugar antes. Sin embargo hay algunas diferencias entre le aprendizaje preescolar (en casa) y el aprendizaje con que el niño se enfrenta en la escuela. Por escritura, Vygotsky entendía el lenguaje escrito en lugar de los procesos de escritura. Consecuentemente, en términos evolutivos, éste implicaría tanto el aprendizaje de la lectura como el de la escritura. Normalmente el proceso de la escritura se enseña dentro de las estrechas limitaciones del currículum escolar. No se concibe como una actividad de desarrollo continuo. Esto contrasta fuertemente con la prominencia y el alto grado de importancia concedido a la escritura como actividad cultural y social. El aprendizaje de la escritura también está ensombrecido por el de la lectura. Parte del problema reside en el hecho de que es difícil enseñar la escritura. Se anima al niño a que haga trazos sobre el papel, pero no necesita escribir. Enseñar a escribir requiere esfuerzo por parte del profesor y habilidades de motricidad fina y motivación por parte del niño. En el juego de ficción, el niño aprende que una caja puede ser la cama de una muñeca o que un palo largo puede ser una espada. Vygotsky estableció paralelismos entre estos juegos y los primeros dibujos del niño. El nivel de simbolismo en los dos casos es frecuentemente bastante imperfecto, pero existe una evidencia rudimentaria de que el niño puede entender que los objetos cotidianos se pueden representar de diversas formas. Todo esto ocurre de forma natural y espontánea y constituye en precursor de ulteriores desarrollos. En el caso del desarrollo de la escritura se da un desplazamiento desde dibujar líneas y garabatos a darse cuenta de que de hecho éstas pueden significar algo. Además, existe una distinción entre dibujar y escribir. Las figuras que simbolizan objetos como hombres, casas, árboles o caballos, se han de diferenciar de las líneas y figuras que son signos. El niño se da cuenta de que el habla también se puede representar con la escritura. Vygotsky postuló que la progresión en el desarrollo sería de “dibujar cosas a dibujar el habla”. Recogiendo el sentido de la propuesta de Vygotsky de intentar organizar y facilitar la transición de dibujar cosas a dibujar el habla, deben hacerse intentos de introducir esta secuencia como fundamento para enseñar al niño la escritura. Bajo este marco de referencia científico-teórico desarrollaremos nuestra propuesta en este taller, haciendo énfasis de los aportes aquí expresados y en los recursos que los padres y docentes pueden emplear en el hogar y el aula, respectivamente, para potenciar las capacidades innatas de los niños y mejorar las áreas en que se detecte posibles deficiencias. Bibliografía:
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