Continuar ampliando el caudal léxico-semántico y articulatorio del niño y la niña, promoviendo su la asimilación activa de las palabras.

La intención principal de esta actividad es que el niño y la niña no sólo comprendan la palabra que se les dice, sino que reaccionen ante la misma y traten de expresarla oralmente, con el propósito de facilitar generalizaciones más complejas. Así, ante la descripción de un objeto o la referencia a una acción, la educadora ha de procurar que el niño y la niña repitan la palabra que escuchan y actúen consecuentemente.

La educadora puede seguir la técnica usual para este tipo de contenido, o introducir variantes que considere oportunas, y evaluando el nivel de desarrollo lingüístico de cada niño o niña en particular, para introducir los vocablos y acciones que estime pertinentes para cada uno de ellos.

 

Consolidar el componente fonético-fonológico y su apropiada articulación.

La metodología utilizada es la usual, lo importante en este período es que la educadora refuerce que los sonidos espontáneos, y en particular las palabras, reflejen en lo más posible la similitud fonética de los mismos, aunque, como en el caso de las palabras, estas no sean exactas a como son en la realidad.

Es decir, que el objetivo fundamental de la actividad es la repetición fonéticamente igual o lo más semejante posible al sonido o vocablo pronunciado inicialmente.

Ha de tenerse en cuenta que a finales del trimestre el niño y la niña podrán emitir su primera palabra significativa como tal, y que generalmente estas suelen ser de segundo y tercer grados de similitud, por lo que la educadora ha de trabajar para que ellos emitan estas primeras palabras verdaderas lo más exacto posible, es decir, sean de primer grado de similitud.

 

Reforzar la expresión oral del niño y la niña, ejercitando la modulación de la voz.

Partiendo de la misma metodología utilizada en los trimestres anteriores, en este se ha de procurar usar cuentos y situaciones más complejas, y estimular a una repetición activa, gestual y verbal por parte del niño y la niña, de la entonación que ha escuchado de la educadora. Se ha de elogiar el logro realizado, para que, después de forma espontánea, y ante la solicitud del adulto, ellos repitan la entonación aprendida.

 

Consolidar la relación del movimiento con la palabra y su reproducción activa

Se ha de utilizar la misma o variantes de la utilizada en trimestres anteriores, lo fundamental ahora es que el niño y la niña repitan el juego motor ante la simple petición de la educadora, sin que sea necesario que esta lo ayude con gestos, sino tan solo ante la demanda verbal.

 

Reforzar a la palabra como concepto generalizador de los objetos particulares.

Este contenido reviste una particular importancia, y puede combinarse con otros: la realización de acciones objetales para el surgimiento de generalizaciones elementales de la palabra.

Para ello se hace necesario que la educadora utilice diversas variantes de un mismo objeto, tanto en cuanto a los colores y materiales diferentes, así como el ubicarlos en posiciones distintas.

Lo importante es que al usar los objetos en las actividades la educadora en todas ellas mantenga los principios siguientes:

- que los objetos iguales varíen en su forma, color, tamaño, textura, complejidad, etc.

- que se utilicen diversos objetos y no concretarse a una sola familia de ellos.

-que se coloquen en distintas posiciones y localizaciones, tanto cuando se utilicen aislados o un grupo de ellos

Esta actividad propicia la creación de múltiples actividades que se combinan con esta, tales como el cumplimiento de órdenes sencillas, la demostración de acciones objetales simples, la descripción de láminas, la realización de juegos en los que se nombran objetos iguales y diferentes, entre otros muchos.

El logro aquí esta obtenido cuando el niño o la niña sean capaces de reconocer el objeto independientemente de su variedad, diversidad o localización.

 

Propiciar que el niño y la niña sean capaces de cumplir una acción que le demanda verbalmente la educadora, sin el apoyo de gestos o acciones motoras.

Se mantiene la misma técnica previamente utilizada por la educadora en el trimestre anterior, pero ahora esta debe procurar hacer la demanda sin acompañarla de gesto a acción motriz alguna que la apoye, pues lo fundamental es que el niño y la niña hagan lo que se les pide por comprensión verbal de lo que se le dice.

Las acciones de búsqueda o entrega de objetos facilitan la realización de esta actividad, pero siempre en todo caso se ha de mantener la demanda de una sola orden a la vez.

 

Reforzar la identificación personal del niño y la niña, y reconocer a los demás por su nombre.

A partir de la técnica anterior, específicamente en este trimestre se debe trabajar para que el niño y la niña reconozcan el nombre de quienes lo atienden, as! como el de otros niños y niñas. Esto se logra llamando a otra educadora por su nombre y diciéndole al niño o la niña "ż Dónde está Rosa? ĦOh, aquí está Rosa!", que en este caso hará algún gesto o acción motora hacia el niño o la niña para que entiendan que se están refiriendo a ella, pero la orden se ha de hacer exclusivamente verbal.

Cuando ya el niño o la niña reconozcan a quien se nombra, se ha de tratar de que verbalice algunos de los nombres que ya identifica, uniendo a la técnica anterior frases tales como: " A ver, Ħllama a Rosa!", "ĦRosa, Rosa, ven acá!", quien a su vez los estimulará y dirá cualquier frase como "żEl nene me llama?" o semejante para que comprueben que es la persona que llaman.

Ha de recordarse que en este nivel de desarrollo el niño o la niña podrán hacer solamente un sonido propositivo, y en el mejor de los casos decir el nombre "Rosa" completo o no.

 

Consolidar la relación objeto-palabra y de los sonidos habituales que los caracterizan.

La técnica se mantiene semejante, por que lo que se varía es una mayor complejidad de los sonidos onomatopéyicos de los objetos, y una demanda mas activa por parte de la educadora para que el niño y la niña hagan su reproducción.

Ha de recordarse no solamente usar objetos representativos de animales (gato, perro, pollo), sino también otros de uso común, como un reloj, un globo, una maraca, entre otros.

 

Extender el vocabulario de palabras prohibitivas en relación con las situaciones que lo demandan.

La metodología no tiene variaciones sustanciales con la utilizada en el trimestre anterior, lo que se hace es incorporar expresiones algo más complejas como "No se puede", aprovechando una mayor comprensión del habla por parte del niño y la niña.

Es bueno reafirmar que al usar estas palabras prohibitivas que pretenden controlar la conducta, el rostro de la educadora se mantenga serio, pero sin que le sea necesario mostrar un enojo extremo, pero tampoco hacerlo riendo o de manera jovial, porque esto no ayudaría al niño y la niña a diferenciar lo significativo de estas palabras.

 

Acostumbrar al niño y la niña a que sus acciones tienen respuestas verbales de mas de una palabra.

Mas un procedimiento que una verdadera metodología, y aunque no debe constituir una exigencia para el niño o la niña, cada vez que estos reclamen o soliciten algo de la educadora mediante una palabra aislada o de un gesto, o la educadora intuya que ellos la reclaman, ella ha de enfatizar el darle la respuesta utilizando frases de varias palabras, para estimular su comprensión.

Por ejemplo, si ellos dicen "pelota" o cualquier sonido que se sabe significa lo mismo, "ota" o "popa", la educadora podrá exclamar: "ĦAh, la pelota del nené!", "ĦQue linda es la pelota!", o cualquier frase semejante en relación con lo que ellos reclaman o señalan.

También lo hará de esta manera cuando se trate de solamente un gesto o juego motriz que el bebé espontáneamente haga, como, por ejemplo, "Ah, cucu tras, żdónde está?", ante el gesto representativo del juego.

 

Propiciar que el niño y la niña reconozcan otra forma de presentación de los objetos y las relacionen con palabras.

Teniendo al niño o la niña en su regazo o sentado junto a una mesa baja, la educadora les ha de mostrar diversas representaciones (fotos, láminas, dibujos) y las describirá de manera simple, solicitando que ellos puedan responder verbalmente como se llama el objeto, o señalen donde está, para que progresivamente comprendan que la misma palabra puede designar al objeto palpable como a su imagen.

 

Hacer ejercitaciones más complejas de las zonas orgánicas y funcionales de la emisión oral.

En este se pueden realizar una serie de ejercitaciones motoras más complejas, dadas las posibilidades de una mayor comprensión del habla adulta por parte del niño y la niña.

Estas ejercitaciones se hacen sobre la base de acciones imitativas, y pueden incorporarse como juegos dentro de la propia actividad libre o como contenidos dentro de las actividades pedagógicas.

La educadora ha de realizar ella misma estos gestos motores y estimular al niño y la niña a su repetición. Entre los mismos están el inflar cachetes y botar el aire abriendo la boca, soplar "velitas" o pajaritas de papel, realizar chasquidos con la lengua, entre otros mas que se le puedan ocurrir.

De igual manera estas ejercitaciones se pueden combinar con las acciones que se refieren a la imitación por la educadora de los sonidos que ellos emitan, tales como vocalizaciones, estornudos, bostezos, trompetillas, entre otras, e incorporarlos como acciones de "juego" conjunto.

 

Ampliar el reconocimiento auditivo hacia fuentes artificiales productoras de sonidos o palabras.

Partiendo de semejantes principios, la metodología ahora incorpora canciones infantiles mas elaboradas, y donde el fondo musical sea suave y posibilite la recepción clara de las palabras que se cantan, a su vez los fragmentos musicales instrumentales pueden también incorporar la banda de metales y viento, pero sin ser estridentes ni altisonantes.

 

Incorporar a la entonación melodiosa humana sonidos provenientes de fuentes artificiales.

Las canciones y rimas orientadas en el trimestre anterior se mantienen de igual manera, y estas pueden ser cantadas a capella o tarareadas, y a su vez con acompañamiento de instrumentos.

Cuando la canción se acompañe de un instrumento melódico, como puede ser, por ejemplo, un melodium, una triola, o una guitarra, o de percusión, como es el caso de un triángulo o unas claves, la educadora ha de tocar de manera suave el instrumento, para que este no se vaya por encima de la palabra hablada o altere al niño o la niña por su intensidad.

 

Iniciar la introducción de acciones en la secuencia verbal de un cuento simple.

Siguiendo la misma técnica del trimestre anterior, y manteniendo la secuencia de no más de tres imágenes, la educadora ha de introducir alguna acción no directamente visualizada en el argumento de su breve cuento.

En el ejemplo del bebé, la pelota y la mesa, además de poder decir "El bebé pone la pelota en la mesa", que está directamente respaldado por una imagen visual, la educadora podrá añadir "El bebé se ríe cuando pone la pelota grande en la mesa", que incorpora acciones verbales anexas a las imágenes.