El rio

Tema
psicomotricidad
Objetivos pedagógicos

· progresar en la adquisición de hábitos y actitudes relacionados con el bienestar y la seguridad personal, la higiene y el fortalecimiento de la salud.

· valorar la importancia del medio natural y de su calidad para la vida humana, manifestando hacia él actitudes de respeto y cuidado, interviniendo en la medida de sus posibilidades.

Edad recomendada
a partir de 3 años
Materiales
  • las mochilas de los niños/as, botellas de plástico, bricks, papel albal, bolsas de plástico,
  • papel de periódico, cajas de cartón, pilas, botella de detergente, tela de color azul,
  • vasos y platos de plástico, latas, papeles, ladrillos de psicomotricidad, bolsas de tela,
  • contenedores de papel y plástico y una carta.
Elaboración

Los niños/as se meten en una historia en la que ellos son los protagonistas y van a imaginar que son exploradores y que se van de excursión un día al río.

Para eso cogemos nuestras mochilas y metemos en ellas todo lo necesario para un día de excursión (los niños/as cogen sus mochilas y las llenan de botellas de plástico, de tetrabricks, hacen bocadillos y los envuelven en papel albal, etc.).

Cuando ya estamos preparados, nos disponemos a hacer una fila detrás del maestro/a y comenzamos a andar. Llegamos al campo, pero para llegar hasta el río tenemos que atravesar un largo campo y hay muchos peligros, o sea, que:

- abriremos mucho los ojos para verlo todo muy bien (hacen el gesto de abrir los ojos y miran hacia todo los lados)

- nuestros oídos estarán muy atentos para no perdernos ni un sonido (nos tocamos las orejas para oírlo todo)

- tocaremos todas las cosas que veamos (movemos las manos para prepararnos a tocar)

- la nariz tendrá mucho trabajo, dejadle que trabaje y que os diga los olores (movemos la nariz y hacemos el gesto de oler)

Como ya estamos preparados comenzamos a atravesar el campo. Hay muchos obstáculos, como ha llovido mucho, hay grandes charcos de agua (con papel de periódico hacemos círculos y tienen que saltarlos, primero con los dos pies juntos, luego a la pata coja, lo pueden bordear, etc.).

Por el viento, se han caído algunos troncos de árboles, o ramas (ponemos cajas de cartón o los ladrillos de psicomotricidad o deben tumbarse y pasar reptando, o por debajo de las cajas, etc.)

Por fin llegamos al río (colocamos una tela grande azul en el suelo como simulando el río) y como estamos muy cansados, nos tumbamos a descansar y oímos los sonidos de los pájaros y sentimos el fresquito del río (podemos respirar profundamente, mover los brazos para descansar, tumbarnos y hacer la croqueta, escuchar los pájaros y hacemos todos pío-pío y nos imaginamos la brisa de aire fresco, que podemos imitar soplándonos unos a otros).

Como ya hemos descansado y tenemos mucho calor, nos bañamos en el río (nadamos boca abajo, boca arriba, buceamos aguantando la respiración, nos tiramos al río, etc.).

Ya es hora de comer y sacamos los bocadillos y las bebidas (se saca todo de las mochilas y lo tiramos por el suelo). Descansamos un poco y nos ponemos a fregar los vasos y platos en el río con detergente y de repente, hay mucho viento y como hemos dejado todos los papeles y las bolsas tiradas en el suelo, se caen al río.

Antes de que se ponga a llover, cogemos muestras mochilas y nos vamos a casa.

Al día siguiente se encuentran los niños/as una botella con una hoja dentro. ¡Era una carta del río para los niños/as! y decía:

¡Hola queridos niños/as!:

Soy el río donde habéis estado el otro día y me siento muy enfermo. Necesito vuestra ayuda para curarme. Yo os iré dando las pistas para poder curarme si seguís el antídoto el resto de vuestras vidas. También se lo tendréis que contar a todo el mundo para que yo no me vuelva a poner enfermo.

Los niños/as se fueron corriendo al río con el antídoto en la mano para hacer todo lo que el río les escribió. Al llegar se encontraron al río con un color muy feo, había manchas del detergente (se pinta en un folio una mancha de color que represente al detergente) y todos los papeles de los bocadillos, las bolsas de plástico, las botellas, etc. y no olía nada bien ni había la brisa del otro día.

Los niños/as se pusieron muy tristes, al ver al río tan enfermo y siguieron paso a paso, las indicaciones del antídoto:

1. coger una bolsa de tela y guardar todos los papeles de los bocadillos y tirarlos en el contenedor del papel

2. recoger las botellas y las bolsas de plástico, tirarlas al contenedor de plásticos

3. las pilas, las tendréis que buscar en seguida, porque me ponen mucho más enfermo, es un gran veneno para mí

4. los detergentes tendrán que disolverse por sí solos, pero no tendréis que volver a echarlos nunca más, pues pueden matar a los peces y plantas que hay en el río.

Los niños/as se dividen en grupos y unos recogen los plásticos y otros los papeles. Y así poco a poco fueron viendo que el río se curaba y volvía a tener buen color.

El río les dio las gracias y de recompensa les regaló un vaso de agua limpia para cada uno.

Los niños/as al volver a casa, se lo contaron todo a sus padres y amigos, para que nadie más ponga enfermo al río.

Adaptación a otras edades

se puede reducir el número de actividades o ampliar en función de la edad o el tiempo, así como introducir más ejercicios de concienciación o un diálogo de porqué hay que hacer todas estas cosas.

Podemos buscar los contenedores y realizar una salida para tirar todos los desperdicios de la clase o del patio.

Podríamos hablar de para qué usamos el agua, de lo que la desperdiciamos y de ¿qué haríamos si no tuviéramos agua?

Recursos y actividades complementarias
Hacer una excursión y poner en práctica todo lo que hemos realizado.
Reflexión
Concienciarles de la importancia de la conservación del medio ambiente y de que nosotros podemos ayudar mucho en esa labor, que no nos cuesta nada hacer las cosas bien. Ya que nuestro bienestar depende del bienestar de la naturaleza. Y que debemos comprar productos que luego se pueden reciclar (si lo llevamos a su contenedor) y podemos buscar alternativas como usar bolsas de tela en lugar de plástico.
Actividad preparada por:
Demelza Hernández y Beatriz Tornero