3.1. LA HIGIENE DEL BEBÉ

3.2. VESTIR AL BEBÉ

3.3. LA LACTANCIA MATERNA
3.4. LA LACTANCIA ARTIFICIAL
3.5. LACTANCIA MIXTA
3.6. PROBLEMAS DIGESTIVOS DEL LACTANTE
3.7. EL SUEÑO DEL RECIÉN NACIDO

3.1. LA HIGIENE DEL BEBÉ

El baño

El baño constituye un momento de contacto, ternura, besos y diversión, además de garantizar el bienestar y la salud del bebé.

En esta actividad las madres primerizas suelen sentirse inexpertas, pero en poco tiempo dominan la práctica utilizando palabras amorosas y gestos afectivos que el bebé recibe encantado.

El recién nacido disfruta en el baño, no hay que olvidar que se ha desarrollado durante nueve meses en el medio acuático del útero.

En la primera hora después de nacer, el bebé recibe su primer baño en el hospital. En algunos centros permiten que el padre esté presente en esos momentos si ha asistido al parto.

Una vez en casa, es aconsejable bañar diariamente al bebé aunque el cordón umbilical aún no haya cicatrizado.

No hay una hora determinada para el baño pero hay que evitar los momentos posteriores a la toma porque podría regurgitar la leche, tampoco sería placentero para el bebé si se le baña cuando está hambriento o molesto. Es conveniente que el horario del baño se mantenga con cierta regularidad para ayudar al bebé a tener un punto de referencia temporal que le proporcione seguridad.

El cuarto de baño o la habitación elegida para esta actividad debe ser cálida, entre 22º C y 25º C de temperatura, sin corrientes de aire y con espacio para tener a mano todo lo necesario.

Antes de coger al bebé de la cuna hay que tener todo dispuesto, para el baño y para después del baño, porque no se debe dejar sólo al bebé ni un segundo bajo ningún concepto.

Se llena la bañera con agua tibia, alrededor de 37º C, comprobando la temperatura con un termómetro de baño, con el dorso de la mano o con el codo.

Al desnudar al bebé en el vestidor, hay que proceder a la limpieza de las nalgas antes de meterle en el agua, evitando así que ésta se ensucie. Para la limpieza de esta zona se puede utilizar una toallita húmeda y después humedecer con agua tibia y jabón suave.

Aún en el vestidor, se enjabona el cuerpo del bebé con la manopla húmeda, sobre todo en los pliegues cutáneos y en los genitales. También se enjabona la cabecita para evitar que aparezcan costras debido a la secreción de sebo. No hay que preocuparse por enjabonar la zona de las fontanelas porque, aunque no esté osificada, es resistente. Si se forman costras puede ponerse aceite de almendras por la noche y lavar la cabecita por la mañana, de esta forma se desprenderán.

Una vez enjabonado todo el cuerpo, la madre o el padre pasa el brazo por debajo de la axila del bebé, de forma que la cabeza descanse sobre el antebrazo, y con la mano sujeta el hombro con firmeza para sumergirle poco a poco en el agua, procurando que no entre agua en sus ojos frágiles aún. Dentro del agua se le gira sujetándolo por debajo del pecho para aclarar las nalgas y la espalda.

Cuando el bebé esté más acostumbrado al baño, se le puede sumergir primero y enjabonarle después.

Para salir del baño, la madre o el padre deben asegurarse que sus manos no tienen jabón que haga resbalar al bebé al sujetarlo. Al salir se le abriga inmediatamente porque se enfría muy deprisa y a continuación se van secando las diferentes partes del cuerpo dando toques suaves con la toalla, sin frotar, desde la cabeza hacia abajo, poniendo especial atención en algunas zonas delicadas.

LO NECESARIO PARA EL ASEO

Para el baño

· Jabón suave y champú especial para bebés.
· Esponja o manopla (la manopla es más higiénica).
· Toalla o albornoz para salir del baño.
· Toalla pequeña para secar algunas zonas.
· Cepillo suave para el pelo.
· Pañales.
· Ropa interior de algodón.
· Prendas para vestirle después del baño.


Para los cuidados

· Loción hidratante, o aceite de almendra, para el cuerpo.
· Alcohol de 60ª.
· Algodón.
· Bastoncillos de algodón.
· Gasas estériles.
· Suero fisiológico.
· Antiséptico.
· Pomada cicatrizante.
· Toallitas húmedas.
· Crema protectora para el culito.
· Pera para extraer los moquitos.
· Colonia sin alcohol.
. Tijeras de punta roma para las uñas.

El culito

Los órganos genitales precisan cuidados especiales porque pueden irritarse causando molestias al bebé.

Aparte del aseo del baño, el cambio de pañal será una actividad cotidiana para los padres. En los primeros meses el bebé defeca a menudo, sobre todo si toma pecho, y hay que cambiarle con frecuencia porque su piel es muy delicada y puede irritarse al estar en contacto con la orina y las heces.

Se debe cambiar el pañal cuando el bebé despierta, comprobar si está seco y limpio antes de cada toma y revisar el estado del pañal con regularidad, sobre todo si el bebé está molesto.

Las toallitas húmedas son más higiénicas y cuando se usen esponjas hay que esterilizarlas con frecuencia. No es aconsejable poner polvos de talco, aunque lo propongan las abuelas, y hay que elegir los pañales de acuerdo a las características del bebé.

El cambio de pañal es un momento idóneo para estrechar los vínculos afectivos: jugar con el bebé, acariciarle, hablarle con dulzura o hacerle cosquillas, le ofrecen la seguridad de que sus padres le quieren.

El aseo en la zona genital de la niña.

La vulva es una zona de secreciones y es necesario realizar una limpieza meticulosa.

Si hay deposiciones, se retiran del abdomen y los muslos con una toallita húmeda o una esponja, después se limpian los genitales de delante hacia atrás para que los gérmenes del ano no lleguen a la vagina. Los labios se limpian sin frotar y luego se pasa a las nalgas y la parte posterior de los muslos sujetando por los tobillos para levantar suavemente la parte del culito. Con una toalla suave se seca la piel y sobre todo los pliegues. Después se puede aplicar una crema protectora en la zona externa de los genitales, cuidando de que no entren restos en la vagina.

El aseo de la zona genital del niño.

Los pasos a seguir son similares que en las niñas con unos pequeños cambios.

Los niños al orinar suelen mancharse también la tripa, los muslos y las nalgas, de modo que hay que extender la limpieza a estas zonas. Conviene lavarle desde los muslos hacia el pene poniendo especial atención a los pliegues y los alrededores de los testículos. Se puede desplazar suavemente el prepucio, que es la piel que recubre el glande, y volverla a su sitio después de limpiar la zona, pero si la piel no cede, no hay que insistir ya que, de momento, no hay riesgo de infección en caso de fimosis.

Después de secar la piel se puede aplicar crema protectora sobre los testículos, el ano y el pene, pero sólo por fuera. Conviene vigilar que no haya enrojecimiento, inflamación o calor fuera de lo normal.

La limpieza de la cara

Se puede limpiar la cara y el cuello del bebé con agua tibia, hervida previamente o embotellada al principio para evitar gérmenes y otras sustancias.

Con una gasa estéril empapada en el agua o en suero fisiológico se pasa la zona del ojo desde el lagrimal hacia fuera, utilizando una gasa diferente para cada ojo.

Para la limpieza de las orejas se puede utilizar un bastoncillo para cada una mojado en el agua hervida o en suero fisiológico, cuidando de no lesionar el oído del bebé, para evitarlo se vuelve la cabeza hacia un lado y, sujetándole con suavidad, se pasa el bastoncillo por todos los pliegues incluyendo la parte posterior de la oreja. Debe limpiarse la parte externa porque al introducir el bastoncillo en el oído se empuja el cerumen hacia el tímpano con riesgo de formar un tapón.

La nariz del bebé no suele precisar cuidados específicos porque ya dispone de las vellosidades que repelen la suciedad hacia los orificios de salida provocando el estornudo hasta expulsarlas. Se pueden limpiar las pequeñas mucosidades secas del borde de los orificios con un bastoncillo impregnado en suero fisiológico sin introducirlo demasiado.

A lo largo de los dos primeros meses no es preciso cortar las uñas del bebé porque son muy finas y podría dañarse la piel de los dedos, eso sí, conviene vigilar que no se arañe la cara cuando las uñas están muy largas, aunque suelen partirse solas. Pasado este tiempo, pueden cortarse con tijeras de puntas redondeadas, sin dejarlas demasiado cortas.

AFECCIONES FRECUENTES DE LA PIEL EN LOS PRIMEROS MESES

* Dermatitis de Jacquet o Amoniacal: Irritación de la zona del pañal provocada al contacto con las deposiciones, la flora bacteriana y sobre todo a la acción irritante de la urea de la orina que, al interactuar con las bacterias, se transforma en amoniaco. Para prevenirla hay que cambiar el pañal con frecuencia, utilizar las pomadas que recomiende el pediatra y dejar expuesta al aire la zona genital el mayor tiempo posible.

* Acné Neonatal: Son accesos de puntos blancos sobre la piel enrojecida que salen en la cara y el pecho después del primer mes. La higiene diaria es el único tratamiento preventivo de estos accesos que pueden durar varias semanas.

* Eccema del Lactante: Algunas zonas de la piel enrojecen, se forman vesículas con un líquido transparente en el interior y producen picor. Aparece a partir del tercer mes en la cara (menos en el mentón y la nariz y detrás de las orejas, aunque puede extenderse a los pliegues de la piel, el dedo pulgar y los pezones).

* Miliaria: Aparece en verano cuando los bebés sudan mucho. El sudor queda retenido en las glándulas sudoríparas y se forman pequeñas vesículas claras. Se suelen localizar en los pliegues de las articulaciones.

El cordón umbilical

Nada más nacer, la comadrona pinza y corta el cordón umbilical a un par de centímetros del cuerpo del bebé. La pequeña porción que queda en el ombligo se saca progresivamente hasta que llega a desprenderse espontáneamente en las dos primeras semanas de vida.

Hasta que los restos de cordón se caen, los padres deben realizar diariamente varias curas para garantizar que aparece un foco de infección. Si se observa enrojecimiento, supuración, inflamación, olor desagradable, o bien si no se desprende transcurridos 15 días, hay que acudir al pediatra.

Los cuidados del cordón pueden realizarse al cambiar el pañal y después del baño, asegurándose de que la zona está seca y no quedan restos de humedad. En el hospital indican a los padres los pasos a seguir, y aunque pueden variar las orientaciones, por regla general se siguen estas pautas:

CUESTIONARIO DE VERIFICACIÓN

SECCIÓN 2 - BLOQUE 3 CAPÍTULO 1 FECHA:

1. El bebé no debe sumergirse en el agua hasta que se cae la pinza del cordón umbilical.

2. El aseo de la zona genital de la niña debe realizarse de modo diferente a la del niño.

3. No debe aplicarse crema protectora sobre los testículos y el pene del bebé varón porque los restos pueden crear infecciones.
4. En la higiene de los ojos del bebé hay que utilizar una gasa estéril diferente para cada ojo.
5. Hay que mantener la zona circundante al cordón umbilical humedecida con agua hervida.

3.2. VESTIR AL BEBÉ

Después del baño, del aseo cuidadoso de las zonas delicadas y de la cura del cordón umbilical, llega el momento de vestir al bebé.

El vestidor es el lugar más cómodo para cambiarle de ropa o vestirle después del baño, hasta el año y medio de edad aproximadamente.

Se puede elegir cualquiera de los que hay en el mercado pero teniendo en cuenta que debe ser sólido y estable. Es preferible que el colchón carezca de bordes rígidos, que se limpie con facilidad y no supere los 12 ó 15 centímetros de altura. Para garantizar la seguridad, es mejor colocar el vestidor junto a la pared para que haya menos riesgo de que el bebé pueda girarse y caer.

Podéis elegir un rincón cálido, sin corrientes de aire, y colocar siempre a mano todo lo que se vaya a utilizar porque, una vez que se tumba al bebé, no hay que separarse de él bajo ningún concepto; si en algún momento el adulto necesita girarse, puede hacerlo agarrando con una mano al bebé.

Si se utiliza un vestidor plegable, al extenderle se comprueban siempre los cierres para evitar que se pueda plegar cuando se está vistiendo al bebé.

La ropa del bebé. No conviene acumular demasiada ropa porque el recién nacido crece rápidamente y pronto le quedará pequeña. Es mejor comprar ropa para tres o cuatro meses y después realizar compras para un período de tiempo similar, de este modo es más fácil calcular el tamaño y el número de prendas necesario.

Otro factor a tener en cuenta es la temperatura ambiental porque, además de frío, el bebé puede pasar calor.

Las prendas de vestir deben ser prácticas y holgadas para que permitan cambiar al bebé con facilidad y que él se encuentre cómodo. Los bodys, los trajecitos o los pijamas enteros es mejor que dispongan de automáticos, velcro o botones de presión y que estén abiertos por el pecho y las piernas. Las prendas interiores de una pieza permiten que la barriguita del bebé esté tapada sin que la ropa interior se le suba por debajo de la exterior. Mientras el bebé sea pequeño, conviene evitar las prendas que se ponen por la cabeza.

La piel del recién nacido es muy sensible, por eso, no sólo hay que cuidar la composición de los productos de su higiene personal, es imprescindible cuidar que la ropa que está en contacto con su piel esté confeccionada con tejidos cien por cien naturales para facilitar la transpiración y evitar irritaciones. La ropita del bebé se lavará siempre con productos no agresivos y se secará al aire libre, a ser posible expuesta al sol.

Para blanquear la ropita del bebé sin utilizar lejía, algunas madres meten las prendas, durante algunas horas, en un recipiente con leche, aclarándolas con agua abundante después.

La ropa de mohair o angorina puede resultar peligrosa si el bebé traga algo de pelo de la prenda. Tampoco son seguros los botones pequeños que pueden desprenderse, los imperdibles que pueden abrirse o las cintas y lazos que podrían enrollarse alrededor del cuello del bebé.

ROPA PARA EL BEBÉ

Verano

* 4 ó 6 bodys de manga corta abiertos por delante.
* 4 pijamas de algodón (los enteros son más cómodos).
* 3 ó 4 trajecitos de algodón o lana finos (o conjuntos).
* 2 ó 3 pares de patucos o calcetines de algodón o lana.
* 1 gorro de algodón.
* 1 toquilla o mantita fina.

Invierno

* 4 ó 6 bodys de manga larga abiertos por delante.
* 4 pijamas enteros de algodón.
* 2 pijamas saco.
* 3 ó 4 trajecitos gruesos de algodón o lana sin pelo (o conjuntos).
* 2 ó 3 pares de patucos o calcetines de lana sin pelo.
* 1 gorro de lana.
* 1 saquito o buzo.

Pasos a seguir

Para que el bebé no se quede frío, primero se coloca la camiseta o el body sin ajustar en la parte de abajo.

Si se va a colocar una de estas prendas abierta por el mismo lado que el jersey exterior, se puede introducir el body o camiseta dentro del jersey y de este modo sólo tienen que pasar los brazos por las mangas una vez. Para realizar esta acción es mejor recoger la manga, con una mano se coge el puño del bebé y se mete en la manga recogida mientras con la otra mano el adulto desliza la prenda hacia la axila suavemente.

A continuación se pone el pañal siguiendo unos pasos sencillos.

1. Situar al bebé tumbado boca arriba.
2. Agarrando con suavidad los tobillos, levantar las nalgas y deslizar por debajo la mitad del pañal.
3. Pasar la otra mitad por entre las piernas. Si el ombligo no está cicatrizado, doblar la parte de arriba del pañal para que quede por debajo de la pinza.
4. Fijar los dos lados del pañal con las cintas adhesivas de forma que ajuste pero no apriete en exceso.

Una vez colocado el pañal, se tira del body hacia abajo, se levantan las nalgas del bebé y, pasando el body sobre el pañal, se abrochan los automáticos.

Para colocar el pantalón se procede igual que con las mangas del jersey, se recoge una pernera y, una vez metido el pie, se tira de la prenda suavemente hacia la ingle, repitiendo la acción con la otra pernera.

Cuando se utiliza un traje de una pieza abierto por delante, primero se colocan las perneras, después se levanta un poco al bebé tirando del traje hacia arriba y luego se colocan las mangas.

CUESTIONARIO DE VERIFICACIÓN

SECCIÓN 2 - BLOQUE 3 CAPÍTULO 2 FECHA:

1. Cuando se utiliza un vestidor plegable hay que comprobar los cierres para evitar que se pueda plegar cuando el bebé está tumbado encima.

2. Hay que ser previsor y comprar la ropita del primer año del bebé antes de que llegue el parto.

3. La ropa interior de una pieza es más cómoda para el bebé.
4. La ropita del bebé se lavará siempre con productos no agresivos y se secará al aire libre.
5. Conviene evitar los botones pequeños que puedan desprenderse, es mejor utilizar imperdibles o cintas.

3.3. LA LACTANCIA MATERNA

La alimentación es una función vital en el desarrollo y crecimiento del bebé, por eso suele ser una de las primeras preocupaciones de los padres.

El crecimiento del bebé es muy rápido en los primeros meses y su organismo aún no dispone de reservas, por eso es necesario que la alimentación le aporte todas las sustancias nutritivas que precisa.

Para el bebé el momento de alimentarse es muy placentero, satisface una necesidad acuciante, pero también experimenta una serie de sensaciones que le proporcionan bienestar total. En brazos de la madre, percibe su olor corporal y los sonidos del corazón que le resultan familiares, puede ver su rostro amoroso mientras escucha palabras tiernas de aceptación y cariño, huele y saborea la leche que le hace sentir bien y descubre todo un mundo de sensaciones nuevas al tocar la piel y la ropa de su madre.

Amamantar al bebé significa ofrecerle un alimento vivo que cubre todas sus necesidades alimenticias y le protege de posibles infecciones y alergias.

Organizaciones como la OMS o UNICEF promueven la lactancia en todo el mundo porque las distintas investigaciones que se han realizado confirman los enormes beneficios que aporta, entre lo que podemos destacar los siguientes:

El calostro es la primera leche que segrega el pecho. Este líquido espeso, dulce y amarillento es muy rico en inmunoglobulinas y se produce los tres o cuatro primeros días después de dar a luz.

Las hormonas. Al expulsar la placenta disminuye drásticamente la producción de estrógenos y progesterona y el organismo de la madre aumenta el nivel de prolactina y oxitocina.
La prolactina es una hormona que se responsabiliza de la producción de leche y la oxitocina se encarga de que el líquido salga del pecho.

Cuando el bebé succiona, estimula las terminaciones nerviosas del pezón que trasladan señales al hipotálamo para que la glándula pituitaria del cerebro libere prolactina. Esta hormona traslada señales a los alvéolos de los senos que se encargan de producir la leche. A través de la sangre llega la oxitocina que provoca la contracción muscular alrededor de los alvéolos obligándoles a mandar la leche a través de los conductos galactóforos a los senos lactíferos, que es donde el bebé succiona y obtiene la leche.

La leche materna se adapta a las necesidades del bebé a lo largo de cada toma. Al principio contiene más agua y lactosa y, poco a poco se espesa, aumentando la cantidad de materias grasas. Si el bebé sólo toma la leche inicial, discurre con rapidez por el intestino y no se absorben todos los nutrientes, por eso hay que esperar hasta que se vacía una mama antes de cambiar a la otra. Se nota que el pecho se ha vaciado cuando no está tenso, pudiendo vaciarse entre 10 y 20 minutos, según la intensidad de succión.

La leche tiene una composición diferente en cada mujer, incluso la leche de una misma mujer cambia sus componentes de un día a otro y a lo largo de un día. Por ejemplo, el contenido de grasas es menor durante la noche y aumenta a lo largo del día.

La mejor forma que tiene la madre de garantizar la producción de leche es garantizar que los pechos se vacían con regularidad. La leche contiene una sustancia química que actúa como inhibidor y, al estar la leche mucho tiempo en el pecho, provoca que se reduzca la producción.

No hay un período de tiempo fijo para cada pecho porque cada bebé succiona con distinta intensidad. En general, el primer día después del parto suele mamar 5 minutos de cada pecho y el segundo día duplica este tiempo. La secreción de leche no es totalmente regular hasta pasados 15 días, de modo que conviene que mame de los dos. Más adelante es posible que se sacie con un solo pecho y habrá que ofrecerle el otro en la siguiente toma.

Al principio el bebé tiene períodos de sueño cortos y suele despertarse con hambre, tanto de día como de noche. Es aconsejable espaciar las tomas como mínimo dos horas porque en un período inferior no hay tiempo para digerir la leche y tener hambre de nuevo.

La frecuencia de las tomas la marca el bebé y lo mejor es darle el pecho cuando lo pida, de esta forma la alimentación se adapta a las necesidades del bebé respetando su ritmo personal y sus períodos de sueño.

Durante el primer mes suele hacer de 6 a 8 tomas al día. A medida que va pasando el tiempo, disminuyen hasta hacer 5, y después, 4 diarias. Conviene intentar que aumente la cantidad que ingiere al final de la tarde para que también aumenten las horas entre tomas por la noche. Cuando el bebé pese 5 ó 6 kilos podrá pasar 6 ó 7 horas nocturnas sin tomar alimento porque ya dispondrá de reservas. Con cuatro meses puede dormir la noche entera y realizar cuatro o cinco tomas durante el día.

El proceso del amamantamiento

El recién nacido dispone de una serie de reflejos que le ayudan a adaptarse de forma óptima al nuevo ambiente. Uno de estos reflejos es el de succión, por eso el bebé chupa en cuanto nota cualquier roce en los labios. Pero aunque dispone de este reflejo, no se alimenta correctamente porque traga aire, suelta el pezón de vez en cuando sin desearlo y le sale leche por las comisuras de los labios. Por esto resulta imprescindible seguir unas pautas mínimas para que el lactante se alimente de forma adecuada y placentera.

Antes de comenzar la toma se debe preparar todo lo necesario y colocarlo cerca. La higiene de las manos y los pezones es imprescindible y, si la madre sospecha que puede estar acatarrada, conviene ponerse un pañuelo o mascarilla en la boca.

Es aconsejable que la madre descanse un ratito antes de dar el pecho al bebé porque el nerviosismo contribuye a reducir la producción de leche.

Hay que evitar que algo o alguien interrumpa durante el amamantamiento, que si es posible se realizará siempre en el mismo lugar, con ambiente tranquilo y silencioso. La postura debe ser cómoda para la madre y para el bebé, de forma que pueda acceder con facilidad al pezón.

La madre puede sentarse en la cama o en una silla baja, con la espalda recta y el brazo que sostiene al bebé apoyado en unos cojines. Los pies pueden estar colocados sobre un taburete bajo y situar otro cojín sobre las rodillas para que el bebé se encuentre cómodo.

Una vez sentada, la madre sujeta al bebé en su regazo de forma que la boca esté a la altura del pezón y la cabecita se apoye en su antebrazo. Hay que ofrecer el pezón al bebé sin prisas, rozando su mejilla se girará con la boca abierta dispuesto a comenzar la succión.

El bebé debe abarcar con la boca el pezón y gran parte de la areola para que la succión sea correcta. La madre puede sujetar el pecho colocando el dedo pulgar por encima de la mama y el resto de dedos por debajo, pero sin tocar la areola. Con esta postura se asegura el espacio entre el pecho y la nariz para que el bebé respire normalmente y se facilita la salida de la leche.

Al principio de la toma el bebé succiona de forma regular y continua, con succiones cortas y rápidas. A medida que va saciando su apetito las succiones se hacen más prolongadas y lentas. En ocasiones hace pausas, pero no significa que haya terminado, estas pausas pueden aprovecharse para ayudarle a expulsar el aire. Cuando se sienta satisfecho, además de parar la succión, retirará la boca del pecho.

COMO AYUDAR AL BEBÉ A EXPULSAR EL AIRE

Al acabar la toma, o bien durante la misma, hay que ayudar al bebé a expulsar el aire que haya ingerido.

Recién nacido:
Colocarle con la carita sobre el hombro del adulto mientras se le frota con suavidad la espalda y se sujeta la cabecita.

A partir de los tres meses:
*
Mantenerle sentado bien sujeto y ligeramente inclinado hacia delante, mientras se frota o se dan ligeros toquecitos en la espalda.
* Colocar al bebé boca abajo sobre las piernas del adulto colocando el brazo debajo del pecho y la mano debajo del abdomen mientras se frota la espalda o se dan palmaditas suaves.

El apetito del bebé varía de una toma a otra, pero esto no debe preocupar a los padres, él toma lo que necesita. No es necesario pesarle después de cada toma, una vez que recupera el peso de nacimiento, durante el primer mes aumenta entre 100 y 150 gramos por semana y entre 150 y 200 gramos semanales los tres meses siguientes.

CONSECUENCIAS DE LA COLOCACIÓN INCORRECTA DEL BEBÉ DURANTE LA TOMA

Para no fracasar en la lactancia hay que cuidar la colocación del bebé. Si la posición no es adecuada:

  • El bebé debe esforzarse más para sacar la leche y se cansa pronto, demandando alimento poco después.
  • Pasa mucho tiempo para sacar una cantidad insuficiente.· Si el bebé no vacía los pechos, disminuyen la producción de leche de la madre.
  • El aumento de peso no progresa adecuadamente.
  • La madre puede sufrir hipersensibilidad y grietas en los pezones.

La lactancia debe comenzar cuanto antes, si hay posibilidad, el mejor momento es en la sala de partos, aunque se haya aplicado la epidural.

Cuanto más tarde empiece el amamantamiento, más costará que el bebé coja el pecho pero, aunque se retrase el comienzo unos días, no se perderá el calostro y el bebé podrá mamar con éxito.

Al principio de la lactancia no es aconsejable el uso de biberones y chupetes porque confunden al recién nacido. Algunos bebés maman bien aunque los usen pero en muchos casos los pequeños comienzan a tener dificultades con la lactancia cuando se les da chupete o biberón.

Los pechos durante la lactancia

El organismo de la madre se prepara para la lactancia a lo largo del embarazo y, cuando decide dar de mamar, también debe prepararse para la lactancia.

Durante el último mes de gestación conviene hidratar y nutrir la piel de los pezones y la areola y realizar un masaje para acostumbrar al pecho a la estimulación que recibirá a lo largo de la lactancia. El masaje debe ser circular, al principio suave y progresivamente más intenso hasta que se produce una pequeña secreción de calostro.

Con la lactancia ya iniciada, los cuidados del pecho deben mantenerse. La piel del pezón y la areola se sigue nutriendo e hidratando después de la ducha y, si se desea, entre tomas. Utilizando una crema sin olor no molestará al bebé porque la piel la absorbe rápidamente, no obstante, al lavar la zona antes de la toma se eliminan los restos que pudieran quedar. Antes de que el bebé mame, la madre puede masajear de forma circular la parte superior del pecho y tirar del pezón para que sobresalga, sobre todo cuando los pezones son muy sensibles.

La recogida de leche

Si la madre tiene mucha leche y necesita evitar que el pecho se llene excesivamente o bien vaciar parte del pecho porque el bebé no ha mamado bien, puede utilizar discos protectores recogeleche o extraer la leche regularmente y guardarle en el frigorífico hasta 24 horas en un biberón esterilizado.

* Los discos protectores recogeleche pueden utilizarse cuando sube la leche entre toma y toma. También pueden llevarse puestos para recoger la leche cuando salga de forma espontánea.

Hay que limpiar y esterilizar los discos nada más utilizarlos y la leche no debe permanecer en ellos más de 30 minutos.

* Obtener y conservar la leche con un sacaleches manual o eléctrico es una medida adecuada cuando el bebé no mama correctamente o cuando está hospitalizado por ser prematuro u otro problema que impida que tome el pecho con normalidad.

Los sacaleches estimulan la subida de la leche y favorecen la continuidad de la producción. La recogida en el biberón esterilizado debe hacerse en condiciones higiénicas rigurosas.

Posibles complicaciones

Los pezones suelen estar doloridos con frecuencia, las molestias pueden aparecer en los primeros días o bien después de la segunda o tercera semana.

En general, se debe a que la postura adoptada durante las tomas no es la correcta. El pezón debe estar centrado en la boca del bebé que ocupa, además del pezón, gran parte de la areola. Si la succión es demasiado rápida, se puede relentizar sujetando suavemente el mentón del bebé. También para evitar la succión agresiva del principio de la toma, la madre puede extraer un poco de leche antes de comenzar.

La hipersensibilidad de los pezones suele disminuir a medida que el bebé aprende a mamar correctamente, no obstante, conviene que los pezones se mantengan limpios y secos además de utilizar alguna crema de lanolina con vitaminas A y D.

Como en el caso anterior, normalmente se deben a una mala postura del bebé que sólo coge la punta del pezón y lo succiona sin tomar nada de leche irritando la piel. Cuando la irritación es fuerte, los pezones se agrietan y comienzan a sangrar, lo que conlleva una suspensión de la lactancia hasta que cicatricen. Mientras la madre puede extraer la leche cada tres horas y ofrecérsela al bebé en biberón.

Hay que mantener una higiene total en la zona, secar bien las lesiones y aplicar crema hidratante, vitamina E en aceite o alguna crema que recomiende el médico.

Cuando los pezones sobresalen poco o están hundidos, al bebé le cuesta un poco más mamar con eficacia, pero no hay que renunciar a la lactancia natural porque el pezón la facilita facilita, aunque no es indispensable para dar el pecho.

Normalmente el médico recomienda unos ejercicios específicos durante el embarazo para preparar los pezones. Cuando la lactancia ha comenzado, los masajes antes de dar el pecho son imprescindibles y el uso de pezoneras de silicona pueden favorecer la succión.

Puede ocurrir que en la boca del bebé se localice un hongo llamado candida albicans que produce una infección o afta ocasionando enrojecimiento, escamación y ardor en los pezones.

El origen de estas molestias se comprueba si el bebé tiene manchas blancas en el interior de la boca, sobre todo en la lengua o las encías. Es imprescindible mantener los pezones secos y solicitar al médico que recete alguna crema antifúngica. Algún remedio casero, como aplicar yogur natural, alivia el problema porque contiene bacterias que combaten este hongo.

Es una infección de los senos y requiere la consulta con el médico para que recete un antibiótico. Esta infección provoca enrojecimiento, dolor e hipersensibilidad de la zona, también causa fiebre alta, dolores musculares e incluso náuseas y vómitos.

A menos que lo indicara el médico por alguna complicación, no es necesario interrumpir la lactancia porque el problema se localiza en el seno sin afectar a la leche.

Este problema se produce cuando uno o varios conductos se bloquean y no permiten el paso de la leche. Puede aparecer un bulto duro y doloroso que se nota al tocarlo.

La madre tiene que evitar la retención de leche dando de mamar con frecuencia y comenzando la toma por el pecho dolorido. Cuando pase un tiempo más largo del habitual entre tomas, puede extraer la leche hasta vaciar el seno. Es aconsejable aplicar calor húmedo y masajear suavemente el seno antes de comenzar la toma.

Es una inflamación de las glándulas mamarias que provoca la aparición de una zona roja y dolorosa en el pecho que se encuentra bastante tenso.

Normalmente produce fiebre y precisa la consulta médica para que recete un tratamiento. El bebé puede seguir mamando del otro pecho los 3 ó 4 días que suele durar el problema.

Normas básicas para el amamantamiento

Para que la lactancia tenga éxito a corto y medio plazo, es imprescindible que la madre siga unas normas básicas:

- Mantener una alimentación sana, equilibrada y completa, rica en vitaminas y minerales.
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Descansar y dormir lo necesario, evitando las situaciones estresantes.
-
Tomar líquidos, sobre todo agua.
-
Evitar el tabaco, el alcohol, la cafeína y otras sustancias nocivas para el bebé y la madre.
-
Consultar al médico antes de tomar un medicamento.

La alimentación de la madre durante la lactancia debe ser muy similar a la de los últimos meses de embarazo, incluyendo mayor cantidad de productos lácteos fáciles de digerir.

Conviene que haga tres comidas principales más el almuerzo y la merienda.

Los huevos, la carne y el pescado aportan principalmente proteínas, la fruta y la verdura facilitan las vitaminas y sales minerales y las féculas la vitamina B.

En cada comida puede tomar fruta sin abusar de los cítricos, las ciruelas, la piña, etc., que pueden tener efectos laxantes.

Es bueno tomar líquidos (leche, infusiones, zumos naturales, etc.) sobre todo agua para facilitar la lactancia, para calmar la sed y eliminar la sensación de sequedad en la boca.

En las primeras semanas de lactancia hay que moderar el consumo de algunos alimentos como las legumbres, los guisantes o las coles porque pueden entorpecer la digestión del bebé.

El sabor de alimentos como el puerro, el ajo, la cebolla, el apio, el pimiento o el espárrago pasa a la leche y puede disgustar al bebé. En muchas ocasiones, los gases o las heces demasiado líquidas del lactante se corrigen disminuyendo la cantidad de ensaladas, de verduras, de zumos y frutas de la dieta de la madre.

Transcurridas las primeras semanas, la alimentación de la madre puede contener todo tipo de alimentos, procurando moderar el consumo de los mencionados anteriormente.

La madre, bajo ningún concepto, debe tomar medicamentos sin prescripción médica. Los tranquilizantes, los somníferos, los analgésicos o los laxantes pasan sus efectos a la leche y perjudican al bebé.

También el alcohol y sustancias nocivas del tabaco, el café o el té provocan en el bebé desde cólicos o hiperexcitabilidad a dificultades respiratorias y otras alteraciones de su salud.

La lactancia después de una cesárea

Aunque haya sido necesario realizar una cesárea, la madre puede amamantar al bebé en cuanto la evolución general lo permita. Cuanto antes comience, más pronto se beneficiarán la madre y el bebé.

El médico informará a la madre de los efectos de los calmantes en el bebé. Muchos pediatras, incluso la American Academy of Pediatrics, recomiendan la lactancia desde el primer momento porque los beneficios son mayores que los efectos de estos fármacos, que suelen limitarse a un posible estado de somnolencia.

En caso de cesárea debe variar la posición durante la toma porque el peso y los movimientos del bebé pueden molestar a la madre.

La madre puede elegir alguna de estas posturas:

- Sentarse con una almohada grande en el regazo y colocar sobre ella al bebé.
- Tumbada sobre la cama para que las piernas del bebé no presiones en la zona de la incisión.
- Colocando al bebé sobre una almohada de forma que la cabeza esté sobre el regazo de la madre y las piernas bajo su axila en dirección a la espalda.
El destete

Hay madres que toman la decisión de no dar pecho a su bebé, en estos casos el médico administra un fármaco poco después del parto para interrumpir la producción de leche.

Sin embargo lo más frecuente es que la lactancia materna se suprima de forma progresiva añadiendo una alimentación a base de leche adaptada en biberón.

Para comenzar el destete, el primer paso debe ser facilitar que el bebé se habitúe al contacto de la tetina y a la succión que es distinta a la del pecho, además de adaptarse al sabor de la leche artificial. Se aprovechará un período en el que el bebé se encuentre bien de salud, y los biberones complementarán la toma del pecho hasta sustituirlas poco a poco. Las últimas tomas a suprimir serán la de la mañana porque las mamas están llenas de leche y la de la noche porque es necesario vaciarlas.

La colaboración del padre en el proceso del destete es muy importante ya que puede encargarse de dar la leche adaptada y servir de apoyo afectivo para la madre y el bebé que deben vivir una separación difícil para ambos.

La elección del momento del destete corresponde a la madre y todos los motivos que la muevan a tomar la decisión son válidos.

El pediatra orientará a los padres sobre la leche adaptada a utilizar y los pasos a seguir en función de la evolución del bebé.

El médico también puede recetar a la madre un fármaco para reducir la producción de leche, además de recomendar la reducción de ingesta de líquidos.

CUESTIONARIO DE VERIFICACIÓN

SECCIÓN 2- BLOQUE 3 CAPÍTULO 3 FECHA:

1. La leche materna es un alimento vivo porque contiene gérmenes que no han logrado incluir en las leches adaptadas.

2. La leche materna cambia su composición a lo largo del día e incluso durante una toma.

3. Cuanto más succione el bebé más estimula la inhibición de la producción de leche.
4. Después de recuperar el peso de nacimiento, el bebé suele aumentar entre 100 y 150 gramos semanales durante el primer mes.
5. Muchos fracasos de la lactancia se deben a una mala posición durante el amamantamiento.

6. La madre debe prestar cuidados especiales a los pechos desde el embarazo y mantenerlos después del parto.
7. La leche materna puede recogerse con discos protectores recogeleches o extraerse con un sacaleches manual o eléctrico.
8. Mientras el bebé tome pecho, la madre debe abstenerse de fumar y de tomar café, alcohol y líquidos.
9. Es imprescindible que la madre se alimente correctamente durante todo el período de lactancia.
10. Después de una cesárea se debe comenzar la lactancia materna cuando cicatrice la sutura porque el peso del bebé puede abrir los puntos.
11. Si se piensa destetar al bebé antes del tercer mes, es mejor comenzar con leche adaptada desde que nace.

3.4. LA LACTANCIA ARTIFICIAL

Actualmente la lactancia artificial es una opción segura para la alimentación del bebé ya que todas las fórmulas adaptadas cubren sus necesidades nutricionales porque tiene una composición similar.

La madre también puede transmitir todo su amor cuando alimenta al bebé con biberón porque lo verdaderamente importante es la actitud que mantiene en esos momentos, los gestos afectivos de su rostro, las miradas amorosas y las palabras cariñosas. Si el bebé no se distrae y deja de succionar, éste es el mejor momento para hablarle, cantarle suavemente, acariciarle, darle besitos y muchos mimos.

Aunque la madre opte por dar el biberón desde el principio, es muy importante que considere la posibilidad de amamantar al bebé los primeros días para ofrecerle el calostro que, como se ha explicado con anterioridad, además de los nutrientes necesarios, contiene inmunoglobulinas para proteger al bebé hasta que su sistema inmunológico consiga la madurez necesaria. En la actualidad, a pesar de los constantes avances en alimentación infantil, ningún laboratorio ha sido capaz de incluir en la leche artificial anticuerpos que sustituyan, al menos en parte, a los que ofrece el calostro.

Las leches de fórmula adaptada

Estas leches se obtienen a partir de la leche de vaca, modificándola hasta conseguir una composición lo más aproximada posible a la leche materna.

El pediatra es la persona más experta para poder recomendar la leche más indicada para el bebé en todo momento y aconsejará el cambio de marca si los factores de crecimiento no progresan de la forma esperada o si el bebé no la tolera.

También el pediatra establece la cantidad de mezcla para preparar el biberón y el número de tomas en función de las características del bebé y la evolución de su crecimiento.

LAS LECHES DE FÓRMULA ADAPTADA

* Leche de inicio. En el envase indica el número 1. Se administra desde el nacimiento hasta los seis meses aproximadamente. Está muy adaptada a la fisiología del lactante aunque no posee anticuerpos. Se presenta en polvo.

Composición:
- Calorías: Cada 100 ml debe tener entre 64 y 72 kcal. Un número mayor de calorías puede provocar un exceso de concentración de la leche perjudicando al riñón del bebé que aún es inmaduro.
- Proteínas: Cada 100 ml contiene de 1,2 a 1,9 gramos. Si el aporte de proteínas es excesivo, el organismo del recién nacido no puede metabolizarlas.
- Grasas: Cada 100 ml ha de contener entre 2,7 y 4,1 gramos. Las grasas forman el 50% del aporte energético de la leche.
- Hidratos de carbono: Cada 100 ml debe tener entre 5,4 y 8,2 gramos. La lactosa contiene principalmente azúcar además de glucosa o dextrinomaltosa.
- Minerales: Como el organismo del bebé absorbe menor cantidad de calcio contenido en la leche adaptada, la cantidad de calcio debe ser mayor que el de la leche materna. También es preciso que contenga suplementos de hierro y vitaminas.

* Leche de continuación. En el envase indica el número 2. Se administra desde los 6 meses hasta los 12 ó 15 meses. Es rica en ácidos grasos de origen vegetal, comparada con la de inicio, disminuye la concentración de grasas y aumenta el contenido de calcio, hierro y otros minerales. Se presenta en polvo normalmente, aunque también existe en líquido.

* Leche de crecimiento. Se administra desde los 12 ó 15 meses hasta los tres años. Como la de continuación, es rica en ácidos grasos y minerales. Es la leche más adecuada hasta que el organismo del niño o niña está preparado para tomar leche de vaca. Se presenta en polvo o en líquido.

Leches especiales

Cuando se presentan algunos problemas, el pediatra puede recomendar la utilización de un tipo de leche especial de fórmula adaptada. Los casos más habituales son los siguientes:

En caso de nacimiento prematuro, la leche materna sigue siendo el alimento óptimo. Pero si no es posible porque la madre produce una cantidad insuficiente o surge algún problema, existen leches adaptadas de fórmula especial, más ricas en glucosa y con menos cantidad de lactosa que las normales. También el contenido en vitaminas es superior, pero los pediatras suelen recomendar además suplementos de vitaminas y hierro.

Para estos casos hay leches de origen vegetal, por ejemplo la de soja, aunque es necesario vigilar que no se presenten síntomas de alergia a la soja.

Cuando el metabolismo del bebé está afectado de algún defecto congénito carece de los enzimas encargados de metabolizar algún nutriente esencial. Según el problema concreto, el pediatra indica la fórmula especial para cada caso.

Después del período en el que el bebé ha sufrido una diarrea, el pediatra recomienda una fórmula sin lactosa porque la mucosa intestinal durante un tiempo no puede digerir esta sustancia debido a la inflamación que ha sufrido.

La esterilización

Como mínimo hasta los 8 ó 9 meses de edad del bebé hay que seguir unas normas de esterilización estrictas para evitar la proliferación de bacterias que pudieran causar enfermedades graves para el recién nacido como la gastroenteritis y otros trastornos digestivos para el lactante de meses.

Cuando se proceda a la esterilización, conviene lavarse las manos con agua y jabón en primer lugar y después, con los mismos ingredientes, se lava el biberón, la tetina, la rosca, las tapaderas y todos los elementos que vayan a estar en contacto con la leche y el bebé. Conviene utilizar escobillas especiales que se comercializan para este fin y dar la vuelta a la tetina para limpiarla en profundidad. Una vez limpios y aclarados todos los elementos, se procede a la esterilización.

Actualmente, algunos pediatras consideran suficiente extremar la higiene sin proceder a la posterior esterilización. Nuestro consejo es realizar este último proceso hasta los 6 u 8 meses porque no requiere demasiado esfuerzo y permite a los padres estar tranquilos al respecto.

FORMAS DE ESTERILIZAR EL BIBERÓN

Cualquier sistema es válido si garantiza la esterilización del biberón y todos sus elementos.

Hervir: Sumergir el biberón y sus elementos totalmente en agua y dejarlo hervir durante 10 minutos.

Esterilizar en frío: Introducir el biberón, la tetina, la rosca, etc., en un recipiente con agua y una solución química y mantenerlo así como mínimo una hora. El agua y la solución deben renovarse cada 24 horas.

Esterilizador eléctrico: Es un aparato, de venta en el mercado, que tiene un termostato que interrumpe la corriente eléctrica produciendo vapor de agua que esteriliza en 10 minutos.

Esterilizador en microondas: La estrilización se produce por vapor de agua, aproximadamente en 10 minutos.

Se pueden esterilizar por la mañana los biberones que se van a utilizar durante el día, manteniéndolos en el esterilizador o guardándolos en la nevera, nunca al aire libre donde podrían recibir gérmenes. Si se utiliza un solo biberón, hay que proceder a lavarle y esterilizarle antes de cada toma.

Si se elabora la mezcla de la leche en el biberón y se desea mantener así algún tiempo antes de dársela al bebé, hay que guardar el biberón en la nevera. Si la leche caliente se guarda en un termo, proliferarán en ella las bacterias.

Cuando se pasa el día fuera de casa, es mejor llevar agua embotellada de baja mineralización y elaborar la mezcla en el momento de la toma. Si se lleva el biberón preparado, habrá que conservarlo en una neverita o bolsa termo con hielo. También pueden utilizarse las leches de fórmula que se comercializan en tetra-brik.

Como dar el biberón

Igual que en la alimentación materna, la comodidad y la serenidad de la madre o el padre es importantísima para que la toma se realice con éxito.

- Hay que buscar un lugar tranquilo y confortable, acomodándose en unos cojines, con la espalda del bebé sobre el antebrazo del adulto y su cabecita en el hueco que forma el codo, un poco echada hacia atrás y mirando hacia el padre o la madre.

Acercar suavemente la tetina sin llevarla a la boca del bebé. No hay que pretender que comience a succionar enseguida, sobre todo en las primeras tomas. Se puede tocar la mejilla con la tetina para que el reflejo de succión le haga volverse hacia ella abriendo la boca.

Cuando la tetina esté en la boca, el adulto inclinará el biberón para garantizar que llega la leche sin tragar aire. Si el biberón se inclina demasiado puede provocar el atragantamiento del bebé.

Si se desea garantizar que el caudal de salida de la leche es el adecuado al bebé, puede utilizarse un biberón de los que tiene tres velocidades diferentes de salida de leche y regular la base de la tetina según la succión del bebé. También hay en el mercado tetinas de orificio regulable que permiten una salida de leche mayor o menor según la posición en que se administra la leche.

- De la gama amplia de tetinas que hay en el mercado, habrá que elegir el modelo de la que resulte más cómoda para el bebé.

Las tetinas de silicona soportan bien las temperaturas altas y las soluciones químicas de la esterilización. Son apropiadas para los primeros meses, pero cuando el bebé tiene dientes que puedan morder y desgarrar la tetina, es mejor sustituirla por otra de diferente composición porque podría tragarse algún trocito desgarrado.

Las tetinas de caucho son más blanditas pero soportan peor la esterilización y hay que sustituirlas a menudo.

También hay tetinas especiales para prematuros que no deben utilizarse con los bebés nacidos a término porque son muy finas y podrían romperse al succionar con fuerza.

LAS TETINAS DE LOS BIBERONES

En el mercado existe una gama amplia de tetinas que se adaptan a las características de cada bebé.

Ø Anatómicas: La forma y el tipo de succión es muy semejante a la lactancia natural.
Ø Anti-hipo: Disponen de unas válvulas para vaciar el aire cuando succiona el bebé, evitando que lo trague.
Ø Para el primer mes: Tienen la base ancha y forma de pezón corto.
Ø De 1 a 4 meses: Adaptadas al tamaño pequeño de la boca del bebé.
Ø Más de 4 meses: La forma se adapta a la boca del bebé que también utiliza cuchara en su alimentación.
Ø Tetinas especiales: Para bebés con problemas de paladar, prematuros, etc., también especiales para otros tipos de alimentos (zumos, papillas, etc.).

Si el bebé succiona demasiado rápido conviene interrumpirle para que no se atragante. Tampoco es aconsejable que siga con la tetina en la boca si se queda dormido.

Cada bebé tiene su propio ritmo de succión, por eso el tiempo que tardan en realizar la toma varía de unos bebés a otros.

Si suelta el biberón durante la toma puede deberse a que ha tragado aire y necesita expulsarlo, para ayudarle sirven las mismas indicaciones que en la lactancia materna: colocar al bebé recto sobre el hombro del adulto mientras le frota ligeramente la espalda, sentarle en el regazo con una mano sujetando la cabeza mientras la otra frota la espalda o colocarle boca abajo sobre las rodillas del adulto sujetándole con un brazo por el pecho y el abdomen mientras con la otra mano le frota la espalda o le da palmaditas suaves.

- No hay que obligar al bebé a terminar el biberón si no tiene apetito, hay más niños y niñas obesos criados con biberón que con leche materna. La leche que no haya tomado el bebé en una toma debe tirarse y nunca conservarla para recalentarla tiempo después.

- Cuando parece que el bebé se queda con hambre al terminar la toma hay que comentarlo con el pediatra para que recomiende los cambios que deban realizarse.

- Si el bebé tiene moquitos le costará respirar y tragar la leche. En este caso hay que utilizar suero fisiológico o alguna solución salina que recomiende el pediatra y extraer la mucosidad con una pera antes de comenzar la toma.

La preparación del biberón.

1. El primer paso consiste en lavar las manos con agua y jabón, también el biberón, la rosca, la tetina y la tapadera. Esterilizar después todos los elementos.
2. Hervir el agua para elaborar la mezcla durante 10 minutos desde que rompe a hervir. Tapar el recipiente y dejarlo hasta que el agua esté tibia.
3. Echar en el biberón la cantidad de agua indicada por el pediatra.
4. Llenar el cacillo que el fabricante incluye en el bote de la leche, sin comprimir el polvo de leche y rasar el cacillo con un cuchillo u otro elemento. Echar en el biberón el número de cacillos aconsejados por el fabricante o por el pediatra.
5. Tapar el biberón con el disco y el aro y agitarle para que se disuelva totalmente el polvo y no queden grumos.
6. Quitar el disco protector y colocar la tetina ajustando el tapón de rosca, sin forzarle.
7. Comprobar la temperatura echando unas gotas en la parte interior de la muñeca o en el dorso de la mano.

Cuando se alimenta al bebé con la leche artificial, igual que con la leche materna, no es necesario mantener horarios rígidos. Es posible que el bebé no pida el biberón hasta transcurridas tres horas y media o cuatro de la última toma. La leche adaptada contiene más proteínas que la materna, por lo tanto, aporta más calorías y el bebé hace menos tomas de biberón que de pecho.

Aunque parezca que no tiene importancia, hay que evitar echar más leche de la indicada en el agua del biberón porque es perjudicial para el organismo del bebé, los biberones demasiado concentrados pueden provocar trastornos digestivos o renales y también deshidratación. No hay que insistir para que tome todo el contenido, no todos los bebés tienen exactamente las mismas necesidades de alimentación.

Entre toma y toma se puede ofrecer un poquito de agua al bebé, favorecerá el tránsito intestinal porque las leches adaptadas carecen de las sustancias de la leche materna que estimulan el intestino. Por este motivo, el estreñimiento es frecuente en los lactantes alimentados con biberón y prácticamente inexistente en los bebés que toman leche materna.

Los bebés que toman biberón en ocasiones lloran porque tienen sed, no por hambre.

CUESTIONARIO DE VERIFICACIÓN

SECCIÓN 2 - BLOQUE 3 CAPÍTULO 4 FECHA:

1. Las leches de fórmula adaptada se fabrican en laboratorio a partir de leche de vaca.

2. El primer semestre el bebé debe tomar leche de inicio y en el segundo leche de continuación.

3. Hay leches de fórmula especiales para bebés prematuros, para los alérgicos a las proteínas de la leche de vaca, para los que sufren enfermedades metabólicas o para los procesos diarréicos.
4. Para la alimentación correcta hay que seguir escrupulosamente las normas de esterilización, adoptar posturas correctas, utilizar la tetina adecuada y preparar el biberón siguiendo las indicaciones del pediatra o del fabricante.

3.5. LA LACTANCIA MIXTA

Con este tipo de alimentación, además de la leche materna, el bebé toma suplementos de leche adaptada.

Esta lactancia se aconseja cuando existe una producción o secreción insuficiente de leche materna que puede estar provocado por enfermedades generales o mamarias, por motivos psicológicos maternos, por causas sociales o laborales o en el caso de gemelos que, aunque la producción de leche es normal, es insuficiente para los dos bebés.

El pediatra suele recomendar el método a seguir para realizar la lactancia mixta. Se pueden alternar las tomas de pecho y biberón pero esto implica que, al estimular poco la mama, la producción de leche disminuye y termina por desaparecer. Es mejor iniciar la toma con el pecho y complementarla después con la leche adaptada.

Conviene tener en cuenta que si se utiliza biberón, se corre el riesgo de que el bebé prefiera obtener la leche a través de la tetina porque requiere menos esfuerzo. Se puede intentar administrar la leche adaptada con cuchara.

CUESTIONARIO DE VERIFICACIÓN

SECCIÓN 2 - BLOQUE 3 CAPÍTULO 5 FECHA:

1. Cuando la lactancia es mixta, sólo hay que dar el pecho por la mañana y por la noche.

2. Se aconseja lactancia mixta sobre todo cuando la producción de leche materna es insuficiente.

3. El pediatra recomienda el método a seguir cuando hay que complementar la lactancia con biberones.
4. Algunos bebés prefieren el biberón porque les resulta más cómoda la succión y pueden dejar de tomar la del pecho.

3.6. PROBLEMAS DIGESTIVOS DEL LACTANTE

En los cuatro primeros meses de vida el bebé debe duplicar su peso de nacimiento, por eso necesita comer mucho y a menudo. Cada bebé sigue sus propios ritmos de sueño y alimentación, tanto si ésta se realiza mediante pecho como con biberón.

Aunque el bebé dispone de una gran capacidad de adaptación, es posible que surjan algunos problemas digestivos que precisan atención:

Esta afección por hongos (micosis) se caracteriza porque el bebé presenta unos puntos blanquecinos, como posos de leche, en los labios y el interior de la boca (encías, lengua, paladar o interior de las mejillas). Esta micosis irrita y provoca molestias en la boca impidiendo la alimentación normal.

En estos casos, el pediatra receta un tratamiento a base de antifúngicos locales o generales porque el muguet puede extenderse a las nalgas. También es muy importante seguir unas atenciones corporales estrictas durante los 10 ó 15 días que puede persistir el problema.

El bebé regurgita y expulsa pequeñas cantidades de leche procedentes del esófago o del estómago sin que haya nauseas ni contracciones de los músculos del abdomen. Es habitual en las primeras semanas de vida y no suele influir en el incremento de peso. Normalmente las regurgitaciones disminuyen con el aumento de edad y desaparecen alrededor de los ocho meses.

La regurgitación no tiene nada en común con el vómito de gran cantidad de alimento acompañado de nauseas en bebés que no han vomitado con anterioridad. Este problema requiere la consulta médica.

Cuando esto ocurre, el bebé se niega a tomar alimento, se retuerce y regurgita fácilmente. Puede tener dolores abdominales mientras se alimenta y, al terminar la toma, los eructos son ácidos y le irritan la mucosa del esófago.

El pediatra receta un tratamiento para administrar antes o después de las tomas y aconseja a los padres que después de ingerir el alimento se sujete al bebé en posición vertical mientras se sostiene la cabeza y la espalda. También es aconsejable acostarle con la cabeza un poco más elevada que el resto del cuerpo.

Suele presentarse después de la toma y persistir algunos minutos. No tiene ningún peligro. Puede ocurrir que, al llegar el alimento al estómago, éste se distienda y provoque un movimiento reflejo del diafragma, que es el músculo de separación entre el tórax y el abdomen.

El bebé rechaza el pecho o el biberón. Llora, se retuerce agitando las piernas y vomita. Cuando parece que se calma, palidece agotado y vuelve a retorcerse de dolor. Ante esta sintomatología hay que acudir urgentemente al médico porque podría tratarse de una invaginación intestinal aguda.

Esta conducta siempre debe ser motivo de preocupación, sobre todo si no evoluciona el incremento normal de peso. Hay que consultar con el pediatra para descartar la existencia de alguna enfermedad y, en caso de que el bebé se encuentre sano, él os dará algunos consejos (evitar abrigarle en exceso para que no se adormezca, establecer un horario más rígido de alimentación, etc.).

El bebé se muestra excesivamente apático o irritable. Otros síntomas son los vómitos, la erupción cutánea, la diarrea o el poco aumento de peso. Ante uno, varios o todos estos síntomas, el pediatra debe descartar la posibilidad de alergia a la leche o trastornos metabólicos congénitos. En cualquiera de los dos casos se impone la alimentación con la leche adaptada de fórmulas especiales.

La ictericia tras el parto puede persistir hasta 10 y 15 días. Cuando se mantiene transcurrido este plazo y el bebé toma pecho, es muy posible que se trate de ictericia por leche materna. Este trastorno se debe a que el contenido en ácidos grasos de la leche inhibe el metabolismo normal de la bilirrubina. En estos casos la orina es clara y no existe incompatibilidad sanguínea con la madre. Conviene consultar con el pediatra, aunque esta ictericia no supone gravedad alguna. Sólo en el caso de que fuese muy intensa, la alimentación debería interrumpirse unos días pero, en general, no es necesario.

Los bebés con alimentación materna rara vez sufren estreñimiento.

El número de deposiciones varía mucho, normalmente entre 1 y 8 deposiciones diarias, o bien cada vez que realiza una toma.

La frecuencia de las deposiciones suele disminuir progresivamente a partir del primer mes, independientemente del tipo de alimentación. Al llegar a los tres meses, algunos bebés sufren estreñimiento, sobre todo si toman biberón, es posible que hagan una deposición cada tres o cuatro días. La evacuación del intestino se va regulando al introducir otros alimentos como la fruta y la verdura.

Cuando las heces son muy duras y supone un verdadero esfuerzo para el bebé evacuarlas, hay que consultar con el pediatra aunque es posible que sólo aconseje introducir zumos de naranja o uva en la dieta.

Después de nacer, a través de las primeras deposiciones, el bebé expulsa el meconio. Estas deposiciones son verdosas y negruzcas, pegajosas y sin olor. Unos días después el bebé defeca las heces de transición que son cada vez más amarillentas y menos abundantes, hasta que comienza la eliminación de heces normales.

La diarrea es muy rara en los bebés alimentados a pecho. Estos lactantes suelen hacer una deposición semilíquida después de cada toma, el color es amarillento, tiene olor ácido y pequeños grumos blanquecinos.

La verdadera diarrea se acompaña de malestar, distensión abdominal, estancamiento o disminución de peso y, en ocasiones, fiebre o vómitos.

Si se observa una variación repentina en las características de la deposición o aumenta el número de veces que el bebé defeca sin que haya cambiado la alimentación, hay que acudir al pediatra.

En ocasiones, sobre todo al final de la tarde, el bebé se siente mal aunque ha comido hasta saciarse, ha eructado y no hay síntomas aparentes de enfermedad. El bebé llora de forma periódica, en ocasiones violentamente, porque tiene sensación de malestar debido a problemas digestivos que también le impiden establecer los ritmos del sueño. Los cólicos del lactante son un trastorno muy frecuente que suele desaparecer antes de los tres meses.

Los episodios de llanto agudo se pueden repetir varias veces a lo largo de un período de tiempo que puede durar hasta 3 ó 4 horas. Los síntomas más frecuentes de este trastorno son los siguientes:

*El bebé no consigue conciliar el sueño o bien se despierta repentinamente gritando y llorando, mientras se retuerce, enrojece o palidece.
*La tripa está tensa e inflamada, suelta gases y “le suenan las tripas”.
*Las deposiciones pueden tener un olor agridulce, un color verdoso, poca consistencia, y puede aparecer dermatitis de Jacquet por la acidez elevada de las heces.
*Está estreñido, se pone colorado, llora y se retuerce porque le supone un gran esfuerzo defecar. Las deposiciones son secas, como bolitas y poco frecuentes.

Cuando los cólicos son leves, el bebé se tranquiliza cogiéndolo en brazos y meciéndolo suavemente, pero si son intensos, el pediatra puede indicar la administración de algún medicamento que alivie el problema.

CONSEJOS PARA ALIVIAR LOS CÓLICOS

*Cuando se despierta llorando y retorciéndose al poco de dormirse, no hay que adelantarle la toma, es mejor cogerlo en brazos y calmarlo o sacarle a pasear en el cochecito para que el movimiento le distraiga.

*Alimentándose o llorando puede tragar demasiado aire, si la tripa está tensa puede darse un masaje circular suave en la tripa en el sentido de las agujas del reloj, también notará alivio si se le coloca boca abajo sobre el antebrazo del adulto que ejerce presión con la mano en la zona del abdomen.

*Si aparece dermatitis conviene acudir al pediatra para que recomiende una pomada o tratamiento específico.

* Para aliviar el estreñimiento es aconsejable que la madre tome más fruta fresca si le da el pecho al bebé. Cuando la alimentación es artificial, se puede intentar que tome más agua y zumos de naranja o uva. También le beneficia el masaje circular sobre la tripa. Si el problema persiste hay que consultar con el pediatra, nunca buscar remedios como la administración de laxantes o el exceso de zumos que pueden irritar el intestino.


CUESTIONARIO DE VERIFICACIÓN

SECCIÓN 2 - BLOQUE 3 CAPÍTULO 6 FECHA:

1. El muguet es una afección por hongos que puede afectar a la zona de las nalgas del bebé.

2. Cuando el bebé regurgita hay que darle más cantidad de leche para compensar la que ha expulsado.

3. El hipo le produce al bebé irritación de la mucosa del esófago.
4. Cuando el bebé sufre una invaginación intestinal aguda se niega a tomar alimento
5. Si el bebé sufre ictericia por la leche materna hay que suspender definitivamente la lactancia.

6. Las leches de fórmula adaptada garantizan que el bebé no sufrirá estreñimiento.

7. La diarrea se da rara vez en los bebés alimentados a pecho.
8. Los cólicos del lactante son frecuentes durante el primer trimestre y se presentan, sobre todo, al final de la tarde.
9. Los masajes circulares en la zona de la tripa alivian los cólicos

3.7. EL SUEÑO DEL RECIÉN NACIDO

El proceso del sueño, junto con el de la alimentación, son funciones primordiales para el bebé. Durante las primeras semanas parece que no hace otra cosa que comer, dormir y llorar sin seguir un orden concreto. Establecer una rutina para que el recién nacido adapte estos procesos va a depender de los hábitos de sueño que vaya adquiriendo.

Pretender “educar” los ritmos de sueño del recién nacido es una empresa inútil, sólo él será capaz de encontrar sus ritmos y, después de varios meses, alcanzar el equilibrio. Para que pueda conseguirlo, es necesario que no se alteren los ciclos de su sueño.

Los cuatro primeros meses suponen un período complicado para el bebé porque continuamente debe adaptarse a un entorno que, poco a poco, va descubriendo. En esta etapa, la adaptación está dominada por sus ritmos biológicos y las funciones naturales del sueño y la alimentación que entre si están relacionadas porque las controla el núcleo supraquiasmático del hipotálamo.

La mayoría de los recién nacidos duermen entre 16 y 20 horas diarias. Suelen dormir en ciclos de 3 ó 4 horas coincidiendo con las tomas. Durante las primeras semanas no distinguen entre el día y la noche y, hasta el 3º ´4º mes, sólo se despiertan si tienen hambre, frío o calor, si han ensuciado el pañal, si tiene alguna molestia o cuando ya han dormido suficiente.

Cada bebé dispone de una fisiología propia y ésta marca en gran medida las pautas de vigilia y sueño. Cuando el bebé pesa poco, suelen demandar alimento con más frecuencia y los períodos de sueño son más cortos.

Los estados del sueño

Todas las personas cuando dormimos pasamos una sucesión de varios ciclos, desde el sueño superficial hasta el más profundo, que se resumen en dos períodos: Sueño paradójico activo o fase REM y sueño lento o fase no-REM, en el bebé con menos de 4 meses se añade también el período de adormecimiento. Conocer estos períodos permite a los padres comprender las reacciones del bebé y respetar sus ritmos.

Aunque está dormido, parece que el bebé se encuentra en un estado de somnolencia. Si en esta fase los padres le hablan o cogen en brazos puede despertarse y más tarde le costará conciliar el sueño.

Este período ocupa como mínimo el 50% del tiempo que pasa dormido el bebé, el porcentaje se reduce progresivamente, siendo del 25% cuando el niño o niña tiene 2 años.

En esta fase se producen los sueños o manifestaciones oníricas y bastante animación en el cuerpo del bebé. Disminuye el tono muscular, hay un aumento de la resistencia eléctrica de la piel, el pulso y la respiración se alteran y es más intensa la actividad eléctrica cerebral.

El bebé se agita, mueve con rapidez los ojos bajo los párpados entreabiertos, realiza expresiones faciales de sonrisa, enfado, llanto, etc., mueve ligeramente las manos y los pies, hace pausas al respirar y parece que fuera a despertar de un momento a otro.

En esta fase se registran en la memoria las experiencias vividas en la vigilia.

Si los padres, pensando que está despierto e incómodo le cogen en brazos o le hablan es muy posible que se despierte y le cueste volver a dormir.

En esta fase el bebé suele dormir con los puños cerrados, los músculos mantienen tonicidad y no se aprecia agitación alguna.

Durante el sueño lento el organismo segrega la hormona del crecimiento (somatotropa o GH), sobre todo en las primeras horas de la noche por eso, si el bebé duerme poco, o no llega a esta fase habitualmente, el desarrollo físico (incluido el peso y la talla) y el de sus funciones cerebrales no se vería beneficiado. Este hecho explica el que los bebés duerman tantas horas diarias durante los tres primeros meses en los que su organismo se desarrolla con tanta rapidez.

El bebé pasa de la fase de sueño lento o no-REM al sueño paradójico activo o REM (digamos del sueño profundo al ligero) de forma brusca con bastante frecuencia (cada media hora aproximadamente) y en esta transición puede despertarse, pero si no recibe estímulos, como cogerle en brazos, vuelve a conciliar el sueño.

FASES DE LA VIGILIA DEL BEBÉ

· Vigilia tranquila. El bebé está despierto y tranquilo, muy atento a todos los estímulos del entorno, se mueve poco y sus sentidos se encuentran en estado de alerta.

· Vigilia activa. Mueve brazos y piernas, los músculos presentan gran tonicidad y está bastante agitado. Aunque percibe los estímulos que le presentan, no presta mucha atención o lo hace muy poco tiempo.

· Vigilia agitada. Parece nervioso, se mueve, llora con intensidad y no se calma fácilmente. Esta fase es más frecuente en el recién nacido, se va reduciendo progresivamente y suele desaparecer alrededor del tercer mes.

Los primeros cuatro meses

El bebé necesita mucha comprensión por parte de sus padres en las primeras semanas de vida. Durante este tiempo las fases más frecuentes y prolongadas son las de sueño paradójico activo y la vigilia agitada. Necesita la atención y la ternura de los adultos para adquirir la seguridad necesaria.

· Hay que mantener un entorno tranquilo, armonioso y afectivo a su alrededor, intentando evitar los ruidos fuertes, pero sin pretender un silencio absoluto.

· No se deben alterar los ritmos de sueño del bebé confundiendo las fases de vigilia con la de sueño paradójico activo. Si, al observar que se agita, abre los ojos o lloriquea dormido, los padres le cogen en brazos, le costará volver a conciliar el sueño. Siempre que el bebé llore, es necesario comprobar que ocurre, pero si todo está bien, es mejor esperar a cerciorarse que está despierto y en fase de vigilia. Si cada vez que protesta o lloriquea le cogen en brazos o le alimentan, será más difícil que establezca sus propios ritmos de sueño y la sobrealimentación agravará el problema.

· Elegir un capazo o cuna adecuados garantiza el confort del bebé. En los primeros meses pasa muchas horas echado, el capazo es muy agradable y amoroso al principio pero pronto se le queda pequeño.

Una vez que el bebé pasa a la cuna hay que procurar no cambiarle. Si la cuna es plegable puede llevarse en los viajes para que, aunque cambie de cuarto, los elementos familiares de su cuna le ofrezcan tranquilidad y seguridad. La cuna puede cambiarse de ubicación dentro del cuarto porque de este modo el bebé recibe estímulos más variados, pero si se le pasa a otro cuarto, se debe pasar también la cuna.

Al bebé le encantará contar con algunos elementos estimulantes en la cuna como móviles, lamparitas que proyectan figuras mientras suena una melodía, sonajeros o peluches.

· Después de las tomas y antes de entrar en la fase de adormecimiento, el bebé pasa por un período de vigilia tranquila que los padres pueden aprovechar para jugar con él y darle mimos pero, cuando sospechen que empieza a cansarse, deben llevarle a la cuna para que aprenda a dormirse solo. Es posible que lloriquee un poco porque es su forma de coger el sueño, pero los padres no deben volver a cogerlo en brazos, unas caricias suaves o una canción de cuna le ayudarán a dormirse.

· Para que aprenda a diferenciar el día de la noche se deben seguir rituales diferentes.

Durante el día puede dormir con los sonidos habituales de una casa, se reduce un poco la intensidad de la luz y, si es posible, se le acuesta en el capazo o en el cochecito para que aprenda a asociar la cuna con el sueño nocturno, diferenciando el día de la noche.

Cuando el bebé se encuentra en una fase de vigilia, los padres pueden y deben aprovechar para ofrecerle estímulos y mimarle. Estos son los mejores momentos para presentarle objetos de colores y otros sonoros, hablarle, acariciarle y darle mimos. Además de transmitirle todo su amor, de esta forma los padres le ayudan a desarrollar su potencial físico e intelectual y el bebé aprende a asociar el estar despierto con diferentes actividades.

Por la noche debe reinar el silencio y la oscuridad. La última hora de la tarde puede ser un buen momento para el baño y, después de la toma, se sigue el ritual que se mantendrá todas las noches. Por ejemplo, echar el aire, cambiar el pañal, acostarle en la cuna, cantar una nana y apagar la luz. Siempre en el mismo orden.

Para la toma nocturna se elegirá un lugar con poca intensidad de luz, casi en penumbra. No conviene hablarle ni jugar con él y cuando haya expulsado el aire, se le acuesta de nuevo.

Se puede ir reduciendo progresivamente las tomas nocturnas. Si el bebé lloriquea por la noche no hay que apresurarse a cogerle para que haga una toma. Después de comprobar que todo está bien, es más prudente dejar que llore un poquito, posiblemente se vuelva a dormir después de una tranquilizadoras caricias. Cuando el bebé pesa alrededor de 5 kilos puede prescindir de la toma nocturna porque ya tiene reservas suficientes, pero los padres deben tener en cuenta que hasta los 4 meses el bebé no suele dormir 8 ó 10 horas seguidas.

Se impone la paciencia por las noches, no perder los nervios y ofrecer al bebé grandes dosis de dulzura, pero con firmeza, en las actuaciones.

· No es aconsejable acostar al bebé con los padres, mucho menos si el colchón es blando o si hay demasiada ropa de cama que genere mucho color. El padre o la madre podrían girarse cuando están profundamente dormidos y lesionar al bebé. Aunque a la madre le resulte cómodo dar el pecho sin levantarse de la cama, está totalmente desaconsejado dormir con el bebé en la cama.

Durante el primer mes se puede colocar la cuna en un lugar confortable del dormitorio de los padres, pero transcurrido este período, lo ideal es que la cuna se sitúe en una habitación propia para el bebé.

· A partir de los 15 días de vida, muchos bebés al caer la tarde lloran y se retuercen aunque no haya una causa física para estos signos de malestar. Los pediatras denominan a estos episodios disritmia vespertina (más vulgarmente ansiedad del anochecer), se deben a una especie de descarga de la tensión que el bebé ha acumulado a lo largo del día. Este problema suele alcanzar su máxima intensidad hacia la sexta semana, disminuye progresivamente y suele desaparecer alrededor del tercer mes.

Se impone la paciencia y el amor de los padres, es bebé está intentando adaptarse a los ritmos del día y la noche y necesita la comprensión y la calma de los padres.

Por supuesto están desaconsejados los somníferos y los tranquilizantes que, además de no solucionar los problemas del sueño del bebé, pueden perjudicar el desarrollo y la maduración de su sistema nervioso.

La posición del bebé para dormir

Actualmente los pediatras recomiendan que se acueste al bebé boca arriba porque parece ser que los riesgos de elevación de la temperatura (hipertermia) disminuyen en esa posición, además el bebé dispone de un área mayor para respirar mejor sin que exista el riesgo de asfixia cuando el bebé coloca la nariz y la boca en la almohada.

Para evitar el riesgo que podría suponer la regurgitación, se puede acostar al bebé de lado, colocando una toalla o manta enrollada en su espalda para que mantenga la postura.

El colchón de la cuna debe ser firme y no es necesario utilizar almohada. Es más práctico poner al bebé un pijama manta que colocar sábana, manta y colcha o edredón en la cuna porque toda esta ropa puede molestar al bebé. Hay que tener siempre presente que al bebé le perjudica el frío pero también el calor, ambas situaciones pueden provocar su malestar e interrumpir sus fases de sueño.

CUESTIONARIO DE VERIFICACIÓN

SECCIÓN 2 - BLOQUE 3 CAPÍTULO 7 FECHA:

1. La mayoría de recién nacidos duermen entre 16 y 20 horas diarias.

2. Si el bebé se encuentra en una fase de sueño paradójico activo y llora porque tiene una pesadilla, hay que cogerlo en brazos y conseguir que se tranquilice o no volverá a dormirse.

3. La hormona del crecimiento se produce en la fase de adormecimiento.
4. Si los padres quieren jugar y estimular al bebé los mejores momentos son los de vigilia activa.
5. Para que el bebé aprenda a diferenciar el día de la noche, hay que seguir rituales distintos al acostarle.