11 MESES

En el undécimo mes, la mayoría de niños y niñas ya disponen de madurez psicomotora suficiente para comenzar la locomoción. Este logro es posible porque existe emancipación funcional de las piernas, los pies y los dedos, pero sólo a través de la ejercitación conseguirán la marcha autónoma.

Los niños y niñas que aún no caminan solos lo hacen con bastante seguridad si el adulto los sujeta por las manos cuando están de pie. Se desplazan con facilidad agarrados a los muebles o a un "correpasillos", dejándose caer de nalgas para sentarse o gatear y, agarrados con una mano a un mueble bajo pueden agacharse para coger un objeto del suelo.

El hecho de que un niño o niña no domine la marcha independiente hasta los 13 ó 14 meses no supone un retraso evolutivo. Existen factores como el exceso de peso, la falta de estimulación, la talla elevada, etc., que dificultan el progreso óptimo en ciertas habilidades motoras. Lo verdaderamente importante es ofrecer múltiples ocasiones para que el pequeño o pequeña experimente y ejercite todo tipo de destrezas en este ámbito.

Durante este mes el niño o niña perfecciona el sentido del medio y del fin, del continente y del contenido, el de profundidad, lo sólido, lo alto y lo bajo, lo junto y lo separado. La prensión y la precisión manual es más hábil y, para experimentar estas adquisiciones, explora constantemente la tercera dimensión de los objetos, las ranuras y los orificios.

Ahora imita lo que ve y lo que oye en el momento y también diferido en el tiempo. Practica una "charla" constante mientras juega, aumentando el vocabulario y los deseos de comunicación verbal. Imita la pronunciación de palabras que escucha a los adultos pero simplificando y atribuyéndolas un significado diferente en muchas ocasiones.

Intensifica las relaciones afectivas con las personas de su entorno. Integra los abrazos, caricias y besos como manifestaciones emocionales y sigue mostrándose reticente a relacionarse con extraños si el padre o la madre no se encuentran dentro de su campo de visión.