3 MESES

En el tercer mes la interacción con el entorno es constante. Los múltiples estímulos del ambiente (afectivos, visuales, auditivos, táctiles, etc.) llegan en cascada a las diferentes áreas del cerebro del bebé. Su sistema nervioso está madurando rápidamente, va apareciendo su individualidad, comienza a dar muestras de su temperamento.

A los tres meses se desarrolla la capacidad de coordinar los sentidos de la vista y el oído con los movimientos de la cabeza y las manos. El bebé ya no es un receptor pasivo de estímulos porque empieza a creárselos él mismo y, como el juego le reporta placer, dedica gran parte de su tiempo de vigilia a jugar de forma activa. Da manotazos y sacude juguetes que producen sonidos u otros cambios que le reportan estimulación auditiva, táctil y visual.

Cuando está tumbado sobre el vientre se apoya en los antebrazos, estira el pecho y eleva la cabeza en hipertensión.

Ahora puede mantener recta la parte alta de la espalda y sostener la cabeza erguida cuando está sentado y sólo la deja caer hacia delante de vez en cuando. Tumbado de espaldas se acerca las manos a la cara y las lleva a la boca. Intenta alcanzar objetos constantemente pero suele errar en muchos de los intentos. La boca es muy sensible al tacto y, al margen de este sentido y el del gusto, cuando lleva un objeto a la boca también estimula el olfato.

Además de interesarse por sus manos, a lo largo de este mes comienza a descubrir su cuerpo y, a través del tacto, comienza el aprendizaje de su extensión.

Todavía una mano ignora a la otra, sujeta con fuerza los objetos que le colocan en la mano, los observa y agita pero no existe verdadera prensión por eso los suelta de forma involuntaria después de 30 ó 40 segundos. Lo que sí toca de forma voluntaria son sus manos y pies, incluso ya consigue juntar ambas manos.

Ya ha desaparecido la lateralidad innata y comienza a desarrollarse la suya propia por eso es posible que al final del tercer mes comience a usar una mano más que otra. También al final de este mes pueden comenzar los movimientos individuales con los dedos de la mano cuando manipula objetos.

Los ojos fijan la atención durante un tiempo más prolongado que en el segundo mes y siguen el movimiento de un objeto o rostro a 30 centímetros, con ambos ojos, en un ángulo de 180º girando por completo la cabeza. El campo visual se amplía y observa objetos que están a una distancia de hasta tres metros.

El bebé centra sus acciones sobre su propio cuerpo (reacción circular primaria) y, repitiendo las acciones constantemente, va consiguiendo la coordinación de sus movimientos. En muchos bebés aparecen indicios de cierta anticipación a un hecho posterior, sobre todo en momentos relacionados con la alimentación.

Aparecen las primeras muestras de memoria cuando reacciona con placer al ver juguetes o personas que ya conoce.

La relación con las personas de su entorno es cada vez más estrecha, comienza a reír con fuerza, responde a la sonrisa del adulto con otra sonrisa y, con todo su cuerpo, a las caricias y gestos cariñosos, llorando si se le deja solo. Para mostrar sus preferencias utiliza gorjeos y sonrisas. Al final del tercer mes utiliza sonrisas diferentes ante personas distintas.

Balbucea emitiendo sonidos distintos compuestos de consonantes y vocales. En la mayoría de las ocasiones muestra alegría o placer utilizando consonantes guturales como "ga-ga", "egu". En los estados menos placenteros usa consonantes nasalizadas como "nga". El bebé escucha fascinados sus gorjeos y fonaciones y, al interactuar con adultos, realiza movimientos con la lengua y los labios.

LA NATACIÓN

 

Durante los dos primeros meses el bebé dispone de un reflejo que le permite nadar en el agua. Este es un medio que le ofrece confianza porque se ha movido en él durante los nueve meses de embarazo. Es muy positivo familiarizar al bebé con este elemento desde el tercer mes de vida para que retenga esta destreza aunque, hasta el tercer año, no está capacitado para el aprendizaje de las técnicas de respiración y la coordinación de movimientos necesarios.

Existen centros especializados en enseñar a los bebés a nadar, siempre acompañados por el padre o por la madre. La natación es una actividad positiva, estimulante y placentera siempre que el proceso de aprendizaje esté dirigido por auténticos profesionales especializados.