1 MES

EL RECIEN NACIDO

En los momentos después del nacimiento todo el organismo del bebé intenta adaptarse a un ambiente totalmente diferente al que tenía en el útero materno. Son instantes cruciales para que el padre y la madre den la bienvenida y establezcan una relación amorosa que ofrezca seguridad y bienestar físico y psicológico al recién nacido. El vínculo afectivo que se establece durante el embarazo ahora asume un nuevo significado.

El bebé sano dispone aproximadamente de dos horas de calma y alerta a partir del momento del parto. Nace completamente despierto y sus sentidos captan cualquier estímulo, como si la naturaleza le ofreciera este período para adaptarse de forma óptima al nuevo ambiente. Transcurrido este tiempo de alerta especial, el bebé comienza a sentir desorientación durante las siguientes 24 horas: pasa unos minutos semidormido y los siguientes semidespierto, experimenta cambios repentinos, llora y al momento se calma, se agita y minutos después se queda quieto. Tras las 24 horas iniciales se estabiliza y va creando un patrón de sueño y vigilia.

EVOLUCION DURANTE EL PRIMER MES

En las dos primeras semanas el recién nacido conserva aún la postura fetal que tenía en el útero materno. Mantiene las piernas y los brazos flexionados bajo su cuerpo y los puños cerrados, relajándose a medida que pasan los días. Esta postura ayuda al aislamiento de las células nerviosas y previene posibles pérdidas de calor corporal.

A lo largo del primer mes, cuando está tumbado boca abajo, gira la cabeza hacia el lado de su preferencia que normalmente es hacia el lugar de donde procede la luz. Alrededor de la tercera semana, en muchos casos antes, levanta ya la barbilla y gira la cabeza hacia ambos lados, siendo esta una postura en la que respira con mayor facilidad.

Actualmente muchos bebés parecen tener un buen control cefálico desde el nacimiento, pero sus músculos aún son débiles porque no se han ejercitado y es conveniente que el adulto sostenga la cabeza y la columna cervical colocando su mano en el cuello del bebé. Hasta el final del primer año debe cuidarse que la cabeza se mueva en armonía con el cuerpo para evitar lesiones en el tejido cerebral. El uso de saltadores del tipo de los que cuelgan de la puerta, levantar de forma brusca al bebé por encima de la cabeza del adulto, simular que se le lanza al aire o hacerle volteretas son actividades que pueden representar serio peligro.

Durante el primer mes, el bebé puede centrar la atención unos instantes en objetos situados a una distancia entre 25 y 35 centímetros de sus ojos. También puede seguir con la mirada un rostro u objeto en movimiento lento hasta la línea central de su cara, volviendo después a girar la cabeza hacia un lado. Diferencia todos los colores, mira el contorno de los objetos y su estructura tridimensional. Le molestan las luces fuertes, sobre todo las que le llegan por el lado derecho ya que éste es más sensible a todos los estímulos en los primeros meses. El recién nacido prefiere los colores que ofrecen mayor contraste, por eso le llama poderosamente la atención la combinación del blanco y el negro. Le encanta observar rostros que gesticulan, charlan o cantan, le interesa mirar los ojos de personas o animales y, desde las primeras semanas, prefiere los objetos móviles mejor que los fijos y los que son relativamente complejos en vez de los simples.

El bebé oye muy bien, discrimina el volumen, el timbre y el tono. Diferencia la voz humana del resto de sonidos, reconoce la voz de la madre y del padre, localiza sonidos girando la cabeza, le molestan los ruidos fuertes (sobre todo los que percibe por el oído derecho) y no hace caso de sonidos monótonos.

La comunicación se limita al llanto cuando siente alguna necesidad como hambre, dolor, frío, calor, incomodidad, o bien desea la presencia del adulto. Cuando siente que todas sus necesidades están satisfechas emite pequeños gruñidos o chillidos de bienestar. La sonrisa aún es refleja y casual.

LAS RUTINAS

Tanto para el bebé como para la madre y el padre es muy positivo establecer rutinas básicas desde el principio para la actividad diaria. Se aumenta así el sentido de seguridad y confianza del bebé además de ayudarle a comprender el nuevo entorno y lo que puede esperar de él. La madre puede fijar unas rutinas y el padre otras distintas en función del tipo de actividades que realizan con el bebé.

Las rutinas deben establecerse observando el patrón de comportamiento del bebé y realizando los ajustes necesarios para constatar que se atienden adecuadamente sus necesidades. No es aconsejable un seguimiento rígido y estricto, sólo rutinas como seguir los mismos pasos cuando el bebé despierta o cuando se le acuesta, mantener las mismas formas de actuación cuando se atiende a su llanto, al alimentarle o a la hora del baño. También es desaconsejable que las rutinas se alteren cuando llegan visitas de familiares y amigos.

EL SUEÑO

Como se ha explicado con anterioridad, el recién nacido pasa los primeros días gran parte del tiempo semidormido o semidespierto y será a lo largo del primer año de vida cuando vaya estableciendo el ritmo vigilia-sueño. Este ritmo se establecerá con mayor facilidad si se regula y relaciona con acontecimientos que suceden todos los días a la misma hora, es decir, por rutinas.

Al cumplir el primer mes, el bebé duerme aproximadamente el 60% del tiempo. Va acostumbrándose a dormir períodos más largos durante la noche por el silencio y la falta de luz. Por el día los sueños son más cortos ya que la luminosidad y la multitud de estímulos acortan la duración del sueño profundo. Esta diferencia entre la noche y el día facilita la regulación de la rutina vigilia- sueño.

Por la noche no es aconsejable dejar luces encendidas en su cuarto. La oscuridad es necesaria para que su organismo segregue melatonina, que es la hormona que favorece el descanso y la regulación del ritmo vigilia-sueño. Con luz el bebé descansa peor ya que se dificulta la secreción de melatonina y durante el día está más irritable, alterándose constantemente las horas de sueño.

Durante el día puede dormir en lugares menos oscuros y silenciosos, desde el principio lo hará sin dificultad porque está acostumbrado al entorno ruidoso del útero.