Tus movimientos provocan situaciones placenteras o incómodas para el bebé porque implican unas posiciones en el interior del útero que se complican en el final del embarazo.

En las ecografías pueden observarse expresiones faciales de disgusto como reacción a algunos movimientos de la madre, lo que indica el inicio más elemental de la psicomotricidad gruesa del bebé. El posicionamiento de su cuerpo en el interior del útero provoca diferentes expresiones faciales que indican actividades mentales o psicológicas muy elaboradas. Por ejemplo, aunque no llora exactamente, utiliza los músculos de la cara para expresar sentimientos de desagrado o malestar de forma similar al llanto. A partir del 5º mes, a estos gestos parecidos al llanto, le suma movimientos de los brazos y las piernas. Sin embargo, en la etapa final de la gestación, la falta de espacio, disminuye estos movimientos.

Como sabes, los movimientos del bebé son una forma de conversar contigo, te comunica cómo se siente a través de ellos. Estate atenta, a partir de ahora no podrá moverse con libertad por la falta de espacio; deberás echar mano de la intuición y lo que has aprendido sobre él para saber lo que le gusta y le disgusta.

El bebé se encuentra más cómodo cuando estás de pie y más incómodo con ciertas posturas relacionadas con la columna vertebral.

Para este mes te aconsejamos pasear conversando con el bebé. Realiza un recorrido agradable todos los días, acaricia al bebé en tu abdomen de vez en cuando y relata lo que vas encontrando a tu alrededor. Explícale cómo es el mundo exterior. Si te parece más oportuno realiza esta conversación mentalmente. Para conseguir esta comunicación mental, concéntrate en el bebé antes de salir de casa, imagina que ambos estáis dentro de una burbuja y nadie puede interferir en vuestra conversación. Habla con él desde ese momento del mismo modo que si mantuvieses un “parloteo mental” contigo misma.

Si vives en una ciudad del interior, pasea por un parque; si tienes la suerte de estar en una ciudad costera, pasea descalza sobre la arena de la playa y si vives en una zona rural, camina en comunión con la naturaleza del campo. Sé consciente del modo en que te mueves y como el movimiento repercute en el abdomen. Pasea con cadencia, con ritmo. De vez en cuando cambia el ritmo de los pasos y acaricia la tripa, sobre todo cuando quieras atraer la atención del bebé y no dejes de hablar con él en todo momento. Disfruta del paseo y no te esfuerces, para a descansar cuando lo consideres oportuno.