El poder de la mente y la visualización son dos herramientas de incalculable valor para la vida del ser humano. Si has optado por practicar las visualizaciones que te hemos propuesto, habrás comprobado los resultados. Pudiera ocurrir que no te hayas planteado hasta ahora realizar ese tipo de ejercicios, te aconsejamos practicarlos durante el resto de gestación, te serán de gran valor para la comunicación con el bebé y para afrontar su nacimiento.

A través de la mente puedes llegar a controlar innumerables procesos de orden mental y fisiológico. Para comprobar la estrecha relación entre el cuerpo y la mente, haz el siguiente ejercicio de visualización:

Con total seguridad has experimentado una reacción fisiológica de salivación al visualizar el limón.

Al principio, el limón sólo existía en tu mente. Allí tenías almacenado un recuerdo sobre la experiencia real de haber experimentado en el pasado la reacción física en relación a las papilas gustativas y el sabor ácido del jugo de limón. Ese recuerdo es el que induce al sistema nervioso a la respuesta salivar. Es un efecto de la mente que provoca una respuesta en el cuerpo y, cuanto más practiques la visualización, más rápida será la respuesta fisiológica.

Calcula la cantidad de reacciones diarias que se producen en tu cuerpo motivadas por tu mente aunque no las controlas. Estas reacciones pueden ser positivas, pero también negativas. Sin premeditarlo, la mente puede llegar incluso a provocar enfermedades al cuerpo, imaginarias o reales. Del mismo modo, pero en sentido positivo, produce estados de bienestar.

Cuando observes que actitudes negativas como la angustia, la irritabilidad, el nerviosismo, la tensión, etc., se están adueñando de ti, tómate unos minutos para relajarte. Una vez que los músculos disminuyan la tensión y la respiración oxigena correctamente todo tu organismo, experimenta los beneficios de la visualización mental.

Imagina escenas con tu bebé, observa con atención sus ritmo internos e intenta visualizar las acciones que realiza en su pequeño entorno. Elige visualizaciones en las que estéis juntos.

Es importante que seas capaz de imaginar escenas con facilidad. En la comunicación con tu bebé las imágenes mentales son como las palabras en la comunicación oral, constituyen la fuente de vibraciones entre vosotros dos.

Aprende a imaginar escenas, a recrearlas a partir del silencio mental y la percepción de las sensaciones que recibes del útero. A medida que practiques más visualizaciones, imagina con mayor intensidad y brillantez las escenas. No te limites a las visualizaciones que te proponemos en el programa, explora en tu imaginación y haz una valoración de tu capacidad generadora de imágenes, inventa lugares paradisíacos para compartir con el bebé o evoca los que ya conoces: tumbada en el césped, con el cuerpo del bebé sobre el tuyo, en un espléndido día primaveral; el bebé feliz, dormido en tus brazos, mientras escuchas tu música preferida; junto al mar, en la dorada arena de la playa, disfrutando de la brisa cálida y del sonido de las olas, etc.

Vive intensamente las emociones que provocan las imágenes, genera vibraciones emotivas que lleguen hasta el útero y estimulen el bienestar del bebé.

Cuando concluyas una visualización, no comiences tu actividad cotidiana de inmediato. Tu cuerpo y tu mente deben adaptarse al cambio. No cortes la escena imaginada de repente, concluye viendo al bebé dormirse feliz y, poco a poco, ve alejándote mientras vas moviendo partes del cuerpo: abre y cierra las manos, moviliza los dedos de los pies, estírate lentamente, respira profundamente y, por último, abre los ojos.

Para valorar adecuadamente la experiencia, es positivo que describas detenidamente lo que has visto y sentido después de la visualización.