Al comenzar tu embarazo deseabas tener barriguita y vestir ropa premamá. Tenías una imagen idealizada que no se ajusta a los cambios que se suceden en tu cuerpo mes a mes. En parte sientes la imagen reflejada en el espejo como algo ajeno a ti y no consigues adaptarte del todo a ella.

Con el aumento de volumen, la fatiga y la pesadez te sientes poco atractiva y sin gracia. Aunque te preocupa tu aspecto cada vez dedicas menos tiempo a arreglarte. Destierra esa especie de pesimismo, tu cuerpo se ha ido transformando para dar vida a tu bebé y después del parto, poco a poco, volverá a la normalidad. Piensa que cuanto más te cuides ahora, más rápida será la recuperación y más pronto podrás utilizar la ropa que ves en los escaparates.

Además de los cuidados que venimos aconsejándote a lo largo del programa, dedica un tiempo a visitar un salón de belleza, ve a la peluquería y anímate por un corte de pelo favorecedor. Las hormonas consiguen que la piel y el pelo tengan un aspecto fabuloso, utiliza un maquillaje suave y disfruta de lo estupenda y radiante que te ves.