En los momentos de mayor receptividad alerta del bebe que suelen ser entre una y dos horas después de las comidas, si tu estas relajada, tranquila y receptiva, comunícate con el bebe mientras escuchas de fondo una música relajante.
Siéntate cómodamente, con la seguridad de que nada ni nadie te perturba. Coloca las manos sobre el abdomen, cierra los ojos e imagina al bebé que está dentro.
Visualiza mentalmente su delicado cuerpecito flotando libremente en el liquido amniótico. Fíjate en su cabeza grande, los deditos de las manos y los pies, sus piernas delgaditas flexionadas,.... Observa su carita, como mueve los párpados, como abre y cierra la boquita. Céntrate ahora en su pecho, percibe los latidos de su corazón. Coloca la mano en tu pecho, siente tu ritmo cardiaco y fíjate como se mueve al unísono con el del bebé. Respira profundamente e imagina como el oxígeno llega al bebé a través del flujo sanguíneo. Observa como la sangre traslada burbujas de oxígeno, junto a vitaminas y otros nutrientes, y como llegan a través del cordón umbilical. Imagina que en esa sangre viajan unas burbujas en forma de corazón que transportan tu amor, tu energía y tu ternura. Siente la felicidad y la emoción de proporcionar todo cuanto necesita el bebé para crecer sano y feliz.
Por último imagina que el bebé, a través del cordón umbilical, te envía su amor y agradecimiento. Siente como llega a ti toda su ternura y disfruta de esa energía que os conecta a ambos.
Déjate llevar por la música un par de minutos, siente la emoción cálida que recorre todo tu cuerpo y, poco a poco, ve volviendo a la realidad.