Los músculos abdominales forman una pared que, en vertical, se extiende desde las costillas y el esternón hasta la cresta de la pelvis y, en diagonal y horizontal, desde los costados hacia dentro. Estos músculos mantienen el abdomen contraído, facilitan el movimiento del tronco, sostienen los órganos de la zona abdominal y los de la parte baja de la espalda, sirven como punto de apoyo cuando tomas impulso, sostienen al útero y te ayudarán a empujar al bebé en su nacimiento.

A lo largo de la gestación, los músculos abdominales deben estirarse, desde su posición central, en todas direcciones para albergar al bebé y a la placenta. Este estiramiento es posible gracias a la hormona relaxina. El diámetro de la cintura aumentará entre 65 y 115 centímetros aproximadamente, y la longitud de los músculos entre 30 y 50 centímetros. La dilatación de los músculos no es dolorosa, incluso no serás consciente de ella.

Es muy importante que ejercites los músculos abdominales diariamente. Su fortaleza te ayudará a mantener el tono en el abdomen y aliviará el dolor de espalda porque sostendrán el peso frontal lejos de ella. Ejercitar estos músculos no supone riesgo alguno para el bebé si los realizas correctamente.

En las sesiones correspondientes a los meses anteriores se describen movimientos adecuados para fortalecer los músculos abdominales. Te aconsejamos que los realices diariamente. Además de estos ejercicios, realiza dos o tres sesiones semanales con el resto de movimientos de estas sesiones.

Para hacer las sesiones más amenas, te sugerimos algunos ejercicios que puedes practicar con tu pareja de vez en cuando. Repite cada movimiento 10 veces, respira profundamente inspirando por la nariz cuando el cuerpo se abre y espirando lentamente por la boca cuando el cuerpo se cierra.