El suelo pélvico forma una especie de asiento entre las partes anterior y posterior de la pelvis y se encargan de sostener los órganos abdominales y pélvicos (la vejiga, el útero y el intestino). Existen unos esfínteres que rodean la uretra, la vagina y el ano, son como anillos que regulan la apertura y el cierre.

Los músculos del suelo pélvico son algunos de los más afectados por la gestación influidos principalmente por la acción de la relaxina y el aumento de peso del bebé que los estiran y debilitan. Por este mismo motivo, los esfínteres se ensanchan y les resulta complicado resistir la presión interna.

Una musculatura del suelo pélvico fuerte es necesaria durante el parto y facilitará la rápida recuperación en el posparto. Conviene ejercitar esta musculatura antes de que el peso del bebé ejerza una presión cada vez mayor, en lugar de tratar de recuperarlos cuando ya han sufrido la debilitación y el estiramiento.

Debes realizar estos ejercicios diariamente. Procura hacerlos cuantas veces puedas en cualquier circunstancia: hablando por teléfono, en el trabajo, conduciendo el automóvil, viendo televisión, escuchando música, hablando con otras personas, etc.