

Cuida tu
postura en todo momento, es imprescindible para disminuir el esfuerzo físico
durante toda la gestación. Antes de hacer un ejercicio y en cualquier
momento del día, repasa los dos primeros movimientos de la sesión
de estiramientos que has realizado a lo largo del mes anterior, son la clave
para mantener una postura correcta.
En el inicio
de la gestación, el útero está protegido por la pelvis,
pero progresivamente va ascendiendo hasta el abdomen. Cuando esto ocurre, tu
postura comienza a cambiar. El peso del bebé inclina la pelvis hacia
delante y al crecer, los músculos del abdomen se van estirando, lo que
provoca una tendencia a compensar el aumento del peso frontal inclinándote
hacia atrás. Este cambio de postura puede ejercer presión en la
parte baja de la columna y ocasionarte molestias en la espalda.
Otro factor
es el aumento de peso de los senos que podría provocar la inclinación
hacia delante de la parte superior de la espalda, arqueando los hombros y hundiendo
los senos. Esta postura incorrecta incrementa la tensión en la parte
alta de la espalda y dificulta la respiración al limitar la capacidad
de la caja torácica.
Las molestias
en la espalda se acentuarán en el último trimestre de gestación,
pero es muy importante que fortalezcas desde el principio los músculos
de esta zona para que tu cuerpo vaya aguantando el aumento de peso que se vaya
dando en la zona frontal.
Sesión
de gimnasia
Para fortalecer
los músculos abdominales y la musculatura de la parte superior de la
espalda, aliviar las molestias de la parte baja, estirar los músculos
flexores de la cadera y las nalgas y alargar los pectorales
- Realiza
el calentamiento señalado en la sesión del mes anterior, repitiendo
más veces los movimientos de las zonas indicadas anteriormente.
- Túmbate
boca arriba con las piernas algo flexionadas por las rodillas y los pies
un poco separados con las plantas apoyadas en el suelo. Con la espalda bien
apoyada en el suelo en todo momento, levanta suavemente el pubis, contrae
los músculos abdominales, percibe como el sacro y el cóxis
rozan el suelo y respira rítmicamente. Mantén la postura 6
ú 8 segundos, después relaja los músculos y repite
el ejercicio. Dos series de 10 repeticiones son suficientes en cada sesión.
- En
la misma posición anterior, coloca las manos en los muslos, inclina
la pelvis, tensa los abdominales y, mientras expulsas el aire de la respiración,
levanta un poco y suavemente la cabeza y los hombros, mientras llevas las
manos hacia las rodillas. Vuelve a la posición original inspirando
por la nariz. La posición de tumbada boca arriba sólo es recomendable
para realizar movimientos durante el primer trimestre. Si notas incomodidad,
suprime el ejercicio.
- En
la misma posición, tensa los abdominales y levanta suavemente una
pierna con la rodilla flexionada. Cuando notes tensión en la parte
posterior del muslo, sujeta el mismo con las manos y ve estirando la pierna
lentamente. Si notas temblor en la pierna, bájala y comienza de nuevo
más despacio. Mantén la pierna estirada 6 ú 8 segundos,
bájala despacio y repite el ejercicio con la otra pierna. Haz 3 ó
4 repeticiones con cada pierna y aumenta el número en las siguientes
sesiones.
- Colócate
en el suelo en posición de gateo, con los hombros, el cuello y la
cabeza alineados con las espalda. Toma aire por la nariz hinchando el abdomen
y se abulta hacia el suelo. Expulsa el aire mientras contraes los abdominales
metiéndolos hacia la columna. Repite 10 veces el movimiento y relaja
después los músculos.
- En
la misma posición, arquea la espalda hacia arriba, con los abdominales
tensos, la pelvis inclinada para llevar al bebé hacia la columna
y la cabeza curvada hacia delante con suavidad. Mantén la posición
unos segundos respirando rítmicamente y después endereza la
espalda con suavidad hasta estar alineada con el cuello. Realiza dos series
de 6 ú 8 movimientos.
- Sentada
con la espalda recta y bien apoyada. Tensa los abdominales, elevando al
bebé y expulsando el aire por la boca. Mantén la posición
unos segundos y relaja con suavidad mientras tomas aire por la nariz.
- De
pie frente a una pared, con los pies separados. Inclínate hacia la
pared apoyando las manos a la altura de los hombros. Estira la pierna derecha
hacia atrás manteniéndola recta y tocando el suelo con la
punta del pie. Impulsa el tronco hacia la pared, con las caderas paralelas,
aprieta las nalgas y estira la pierna derecha hacia atrás elevándola
un poco. Baja la pierna hasta tocar el suelo y vuelve a subirla apoyándote
en la cadera izquierda. Repite el movimiento 8 veces y otras 8 con la pierna
izquierda.
- Túmbate
sobre el costado derecho con el brazo de ese lado estirado y la cabeza apoyada
en él y la pierna del mismo lado flexionada hacia atrás. Con
la pierna izquierda recta en el aire, gírala hacia delante con dedos
del pie apuntando al suelo. Apoya tu mano izquierda en el suelo y ve levantando
la pierna izquierda poco a poco, bájala despacio y vuelve a subirla.
Repite el movimiento 8 veces con cada pierna. Procura contraer los abdominales
e inclinar la pelvis para no arquear la espalda.
- Siéntate
en el suelo con el cuello, la espalda y el pecho rectos, coloca las manos
en los glúteos y tensa los abdominales. Echa los hombros hacia atrás
y ve juntando los omóplatos tomando aire por la nariz. Mantén
la postura y el aire unos segundos y vuelve a la posición original
expulsando el aire por la boca.
- De
pie, con las piernas separadas y la espalda recta o sentada en una silla
con la espalda recta y bien apoyada. Deja caer los brazos a ambos lados
con una pesa pequeña en cada mano , con las palmas vueltas hacia
el cuerpo. Eleva los hombros llevándolos hacia las orejas y mantén
la postura unos segundos. Baja después los hombros. Repite 8 ó
10 veces el movimiento, con los abdominales tensos y la respiración
rítmica.
- De
pie, con las piernas separadas y los brazos a ambos lados del cuerpo. Echa
los hombros hacia atrás acercando los omóplatos. Mientras
mantienes la postura unos segundos, asegúrate que la espalda está
recta, los hombros hacia abajo y los abdominales tensos
