Mis sentimientos hacia la maternidad ________________________________________________ |
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Personas de mi entorno con quienes he compartido la
noticia y sus reacciones_________________ ____________________________________________________________________________ ____________________________________________________________________________ ____________________________________________________________________________ ____________________________________________________________________________ ____________________________________________________________________________ ____________________________________________________________________________ |
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Hasta conocer el sexo de mi bebé voy (vamos)
a llamarle _________________________________ _____________________________________________________________________________ |
TUS
PRIMEROS MESES COMO FUTURO PADRE
Si tu deseo era ser padre, habrás recibido con la mayor de las alegrías la confirmación de que tu pareja está embarazada. Si, por el contrario, no te habías planteado la paternidad, es posible que albergues sentimientos contradictorios de alegría, incertidumbre, disgusto, culpabilidad, ansiedad e incluso de miedo. En cualquiera de los dos casos anteriores surgirán dudas que te harán sentir preocupado y no sabrás con quien compartirlas o donde buscar ayuda. Los amigos y familiares se preocupan por el estado físico y anímico de la futura madre, por ofrecerle consejos y apoyo afectivo, sin embargo nadie se plantea que tú no seas el hombre más afortunado y feliz del planeta: vas a ser padre y no tendrás que soportar cambios fisiológicos y hormonales que afecten a tu mundo emocional, por no hablar del parto. La sociedad espera de ti que seas un esposo y padre perfecto, pero nadie te ha enseñado a cumplir con las funciones correspondientes como tampoco te han explicado qué hacer con los interrogantes que te planteas: ¿Deseo ser padre?, ¿soy capaz de asumir semejante responsabilidad?, ¿el embarazo supondrá un riesgo para la salud de mi pareja?, ¿existirá riesgo de aborto?, ¿el bebé estará sano?, ¿irá todo bien en el parto?, ¿sabré ser padre?, ¿qué ocurrirá con nuestra relación de pareja?, ¿tendremos que mudarnos a una casa más grande?. ¿podremos hacer frente a las nuevas cargas económicas?, ¿cómo puedo ayudar en el embarazo y en el parto?,... Estos y otros muchos temores son comunes a los de otros hombres en tu situación, y están justificados. Un cambio tan significativo en la vida de un hombre implica un proceso de adaptación a la nueva situación. Por suerte, el bebé no llega de la noche a la mañana y tienes nueve meses por delante para adaptarte a los cambios y aprender a ser el mejor de los padres posibles. Tu compañera se muestra feliz y segura, pero siente los mismos temores y preocupaciones que tú u otros parecidos. Ser pareja implica compartir, sentaros a compartir los sentimientos, las dudas y los temores que albergáis. Algunos desaparecerán por el simple hecho de exponerlos a la otra persona, otros se atenuarán al ser compartidos y otros requerirán tomar decisiones o realizar cambios. Podéis decidir juntos seguir este programa de educación prenatal, comprar algunos libros con buena información sobre el embarazo y el parto, hablar con el tocólogo o la comadrona, comentar abiertamente vuestras dudas con otros futuros padres o con parejas que han tenido hijos hace poco tiempo, suscribir un seguro, solicitar un préstamo, etc. Compartir los nuevos sentimientos os ayudará a sentiros más unidos afianzando vuestra relación de pareja y sentando una base sólida en la nueva responsabilidad de ser padres. Si decides seguir de forma activa nuestro programa comprenderás con más facilidad los cambios que experimentará tu compañera, tanto a nivel fisiológico como emocional. No obstante, a continuación resumimos los cambios que más pueden afectar a vuestra relación. Es posible que en esta nueva etapa de vuestras vidas aumenten los gestos afectivos recíprocos. También es posible que tu compañera sienta más cansancio provocado por la excitación, la ansiedad y los cambios hormonales. Durante todo el embarazo se producirán alteraciones en los niveles de energía y en la motivación por ciertas actividades. Debes ser comprensivo si a tu pareja no le apetece ir al cine, cenar en un restaurante o salir a bailar por las noches. ¿Parece que tu compañera no te dedica tantos mimos y atenciones como antes?, ¿se muestra menos flexible desde que está embarazada?, ¿piensas que está cambiando día a día?. Cada hombre y cada mujer reacciona de modo diferente ante un embarazo, pero en todos los casos es necesario un “reajuste” relacional. Si hasta ahora no lo hacía, tendrás que aumentar tus niveles de comprensión, paciencia y flexibilidad. El embarazo no dura eternamente y sin duda resulta más duro para ella. Las náuseas gravídicas se presentan con frecuencia durante los primeros meses de gestación. En la mayoría de los casos aparecen por la mañana, pero también pueden ocurrir por la tarde, durante todo el día o bien al ver determinados alimentos o percibir algunos aromas. Con independencia de las causas que las provocan (hormonales, psicológicas, niveles de azúcar en sangre, etc.) el malestar que ocasionan puede interferir en los aspectos relacionales. No te sientas frustrado si preparar un suculento desayuno para disfrutar juntos durante el fin de semana y tu compañera se siente incapaz de probar bocado. No hay mucho que puedas hacer para que el malestar desaparezca, pero se atenuará si preparas una taza de té y se lo llevas a la cama para que lo tome con unas galletas antes de levantarse. También puedes procurar que tome un tentempié entre comidas para que el nivel de azúcar en sangre no disminuya. Tal vez tu compañera sea una de las embarazadas que se sienten especialmente atraídas por algún alimento durante la gestación. Es posible que estos antojos estén vinculados a las náuseas. Al margen de que puedas darle satisfacción en estos pequeños caprichos, vigila atentamente que su alimentación sea equilibrada y adecuada a su estado. Los cambios hormonales también van a provocar que tu compañera sienta necesidad de orinar con frecuencia durante los primeros meses. Ten paciencia ante las numerosas paradas que realizaréis cuando viajáis en coche o las búsquedas de un cuarto de baño cuan vais paseando, porque no se deben a capricho alguno. Las relaciones sexuales también pueden experimentar cambios, aún cuando sean satisfactorias. Exceptuando los casos en los que el médico indique lo contrario, las relaciones pueden continuarse durante la gestación. Es posible que disminuyan las necesidades sexuales de tu compañera en el primer trimestre, los motivos son variados: el cansancio, las náuseas, las preocupaciones, el miedo a lastimar al bebé, etc. Recuerda que durante toda la gestación los pechos de tu pareja, además de aumentar de volumen, se vuelven tremendamente sensibles, de modo que evita las caricias bruscas porque supondrían una tortura para ella. Durante el segundo trimestre desaparecen muchas de las molestias iniciales y también decrecen las preocupaciones de los progenitores, de manera que suele aumentar el deseo sexual. Sin embargo, a lo largo del tercer trimestre puede darse una situación similar al primero debido a la incomodidad que provoca el volumen del abdomen, a las molestias que produce el exceso de peso y al regreso de las preocupaciones por el bienestar del bebé. Tampoco debes sentirte culpable si los cambios físicos de tu pareja provocan que te resulte menos atractiva sexualmente o, por el contrario, son motivo de excitación para ti. Como en el resto de las parcelas de vuestra vida en común, las relaciones sexuales necesitan un “reajuste” en este período y este “reajuste” no debe ser motivo de preocupaciones adicionales. En la mayoría de parejas, durante el embarazo, suelen invertirse los papeles “masculino” y “femenino” de la relación. En este período, la mujer tiende a demostrar mayores habilidades y fuerza física, mientras el hombre aporta el sustento emocional y otras características más propias del papel “femenino”. Es posible que os cueste aceptar con naturalidad este cambio, por ello es aconsejable que habléis sobre las causas íntimas que obstaculizan la adaptación a esta nueva situación: Ø
¿Puede deberse al temor que te provocan los sentimientos acerca
de la paternidad? Comunicar sentimientos profundos es difícil. Lo que tú dices y lo que tu pareja entiende pueden ser dos cosas diferentes. El único modo que tienes de averiguar si te estás haciendo entender es prestar atención a la reacción que provocan tus palabras o tus acciones. Si esta reacción es negativa, debes reformular los mensajes para que logres una comunicación más efectiva. Este curso de educación prenatal puede ayudarte en la adaptación a los numerosos cambios se van a suceder durante este período. Implicarte en la realización de las diferentes actividades es el mejor medio para obtener la seguridad en ti mismo que ahora sientes que se deteriora, también para conseguir la preparación necesaria para ser un padre excelente. Reflexiona sobre ello y si adquieres el compromiso, no abandones ante la primera dificultad. Otro asunto sobre el que debéis hablar es sobre seguir juntos un programa de preparación para el parto. En este tipo de curso suele seguirse durante la última etapa del embarazo y son múltiples lo beneficios que podéis obtener de él. El médico o la comadrona os pueden informar sobre aquellos que se realizan habitualmente en vuestra ciudad. |