UNA LECHUGA NO ES UN PLATO
GENEROSIDAD

¡Hay un gusano en mi plato! -dijo Matías haciendo gestitos con la mano como para ahuyentarlo.

El gusano primero miró el plato, después lo miró a Matías y luego dijo: ¡Glup! .Parece que me equivoqué. Ésta no es una hoja de lechuga.

Cuando se le pasó un poquito el miedo, Matías, que era muy curioso, se acercó a ver muy bien a don Gusano.

¡Vaya!-pensó- No sólo es bastante extraño y bonitos sus colores sino que también tiene muchas patitas. Debe estar desorientado.

Desorientado, no, apenas un poco cegato -corrigió el gusano- pero en voz tan bajita que nadie lo escuchó.

Por un instante, Matías lo miró bien bien de cerca.

Y por un instante el gusanito detuvo su marcha, encorvó su lomo verde y lo miró con sus ojitos finitos de gusano perdido.

Sonrieron cada uno a su manera.

Matías entonces trajo una hoja de lechuga, que con mamá sacó de la heladera.

Lo cargó sobre ella y lo llevó al jardín.

Don Gusano sintió el airecito y fue feliz. Entretanto, Matías lo miraba divertido.

Pasito a paso el gusano se fue perdiendo entre las rosas.con un buen bocado de lechuga entre las mandíbulas.

Pero eso sí. ¡lechuga sin condimentar!

AUTOR: Patricia Cortondo
PAIS: Argentina
E-MAIL: cuyencalvu@yahoo.com.ar