MAIA, LA ABEJITA ZUMBADORA
ORDEN Y LABORIOSIDAD
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-Bzz, Bzz - se escuchaba en el prado.

-Bzz, Bzz - se oía junto a las flores amarillas.

-Bzz, Bzz - era el susurro que se percibía sobre las flores anaranjadas.

El sol brillaba en el cielo y las abejas estaban muy felices, pues esa mañana podrían llenar de néctar su colmena.

Maia, la abejita zumbadora, iba y venía velozmente, del prado a la colmena, de la colmena al prado.

Todas las abejas, antes de salir de la colmena, sacudían sus alas para quitar las motitas de polen que quedaban pegadas.

-Rrrr, Rrrr, Rrrr, Rrrr -era el ruido que hacían las alas al ser sacudidas.

Maia no limpiaba sus alas, salía y entraba descuidadamente.

La mamá de Maia era Vilma, la Abeja Reina, quien cuidaba de que todo en la colmena funcionara bien. También cuidaba de todas sus muchas hijas, las abejas zumbadoras.

La Abeja Reina solía decirle a Maia:- Debes sacudir tus alas, porque el polen que queda adherido en ellas puede llegar a impedir que éstas se muevan -.

-¡Qué importa! - respondía Maia - así voy más rápido y soy la abeja que mejor trabaja.

Efectivamente, Maia era la obrera que más viajes había hecho esa mañana. Cuando estaba terminando el último...escuchó un extraño ruido: Brrrz, Brrrz, Brrrz.

Maia se ocultó entre unas flores rosadas que crecían formando compactos racimos. Cuando pudo ver quién producía ese ruido...¡empezó a temblar de miedo!. ¡Era una avispa de aguijón rojo!. Sabía que, si lograba clavarle el aguijón, le inyectaría un horrible veneno. La única solución posible era huir mientras la avispa estaba entretenida con unas flores.

Pero...cuando Maia quiso mover sus alas se dio cuenta de que estaban pegadas entre sí por las partículas de polen que entre ellas habían quedado. (Estaban pegajosas como las manos de los niños cuando han comido dulces).

La pobre abeja tenía miedo, no podía moverse. Despacio, intentó utilizar sus patas para despegar el polen, pero esto fue inútil, sólo se limpiaría con una buena sacudida, pero no podía hacer eso porque la avispa la descubriría. Para colmo, cada vez se sentía más cercano el zumbido de su enemiga: - Brrrz, Brrrz, Brrrz.

De pronto, alertadas por la ausencia de Maia, aparecieron diez abejas zumbadoras de la colmena, las cuales rodearon a la avispa.

-BZZ, BZZ, BZZ, ZZZ - se escuchó, lo que en el lenguaje de las abejas significa: -"¡Aléjate de aquí, éste es nuestro territorio!"-.

-Brrrz, Brrrz, Brrrz - respondió, enojada, la avispa (en su lenguaje quería decir:- "Solo estoy de paso por aquí"-).

-BZZ, RRR, BZZ, RRR, BZZ- contestaron con firmeza las abejas, cerrando aún más el círculo en torno de la avispa.

V iendo que le ganaban en número, la avispa decidió retirarse sin volver a discutir.

Maia, feliz, sacudió enérgicamente sus alas y regresó a la colmena con sus hermanas. La Abeja Reina la abrazó y secó sus lágrimas. Maia, la abejita zumbadora, pensaba que sería castigada.

Por el contrario, la Abeja Reina le dio una nueva e importante misión: enseñar a las abejas que iban creciendo a limpiar sus alas con prolijidad y a realizar con orden y cuidado todas sus tareas.

Así, Maia entendió que ser muy laboriosa es importante, pero lo es más aún el trabajar con orden y limpieza. De esta manera, toda la comunidad de abejas zumbadoras se vio beneficiada.

Vilma, la Abeja Reina, se sintió satisfecha de haber confiado en Maia, su mejor abeja- obrera.


AUTORA:
Alejandra Irene Hocher
PAIS: Argentina
E-MAIL:
carlosberns@arnet.com.ar