KIMBA
AMISTAD, OBEDIENCIA, RESPETO A LO AJENO

Kimba era una preciosa perrita blanca, con tres manchones marrones.

Por las tardes, Kimba se sentaba a la puerta de la casa y se entretenía mirando todo lo que pasaba: señoras, señores, autos, motos, moscas, mosquitos...

En realidad, mucho, mucho, no se divertía.

Un día, se mudó a la casa de al lado, un nene que tenía un perro negro con una gran mancha blanca en el ojo.

El nene se llamaba Santiago, y el perro, Bruma.

Enseguida, Leo y Santiago se hicieron amigos. Pero...

Pasaban los días y Kimba y Bruma no se conocían.

¿Por qué?

Porque cuando Kimba salía a la puerta, Bruma dormía.

Cuando Kimba dormía, Bruma salía a la puerta a mirar todo lo que pasaba: señoras, señores, autos, motos, moscas, mosquitos...

El tampoco se divertía demasiado.

Hasta que un día, Leo y Santiago decidieron ir a la plaza con sus perritos. Cuando Kimba y Bruma se encontraron, se miraron varias veces de la cabeza a la cola y se dijeron: ¡Guau Guauuuuu! ¿Qué quiere decir?: ¡Hola! ¿ Qué tal? ¡Mucho gusto! ¡Encantado!

Esa tarde, Leo y Santiago jugaron horas y horas a la pelota.

Kimba y Bruma dieron varias vueltas a la plaza, corrieron a un gato que pasó distraído, compartieron un hueso que encontraron enterrado por ahí y tomaron agua de la fuente.

¡Cómo se divirtieron juntos¡ ¡Que felices se sintieron al darse cuenta de que ya no estaban solos!

Dicen que pasó el tiempo y Kimba y Bruma fueron inseparables.

Siempre iban a la plaza, corrían a los gatos distraídos y compartían los huesos, por más chiquitos que fueran.

Y debe ser cierto, porque la otra tarde, alguien pasó por la casa de Leo y vio que en la puerta estaban sentados Bruma y Kimba.

Y... ¿saben qué estaban haciendo?

Estaban mirando todo lo que pasaba: señoras, señores, autos, motos, moscas, mosquitos...

¡Y se divertían como locos!


AUTORA:
Edith Mabel Russo
PAIS: Argentina
E-MAIL: mabemica@hotmail.com