EL GLOBO DE COLORES
AMISTAD, AMOR FILIAL, LIBERTAD


La feria había llegado a la ciudad. En la entrada del paseo se situó un vendedor de globos. Los globos atados a su cuerda subían hasta lo más alto, queriendo llegar al cielo.

De entre todos ellos había un globo con multitud de colores que destacaba por su belleza, era único. El globo de colores se elevaba por encima de los otros globos y podía divisar una multitud de cosas. Enfrente tenía el Paseo con sus luces de colores y si miraba hacia abajo podía observar una gran multitud de personas. Hacía la izquierda estaban las atracciones de Feria y era bonito ver cómo se divertían los niños subiéndose a los caballitos, al tren de la bruja....

El globo después de haber observado todo el ambiente de la feria, deseó tener libertad para poder ir de un lado para otro como las personas que pasaban a su pies.

Carlota acababa de entrar en la feria en compañía de sus padres. Vio inmediatamente al vendedor de globos y cómo es de suponer pidió a sus padres que le comprara el globo de colores. Sus padres accedieron a ello y Clara iba paseando orgullosa el globo por toda la feria. Era la admiración de todos los niños.

Carlota cuando llegó a su casa dejó al globo en la habitación de los juguetes. El globo se suspendía en el aire hasta tocar el techo y era una nota de color en la habitación. El globo quedó asombrado por la cantidad de juguetes que había en las estanterías. Perfectamente ordenados, se podían ver muñecas, casa de muñecas, balones y un sin fin de juguetes a los cuales ya Carlota no prestaba atención. El globo estaba triste, miraba por la ventana y veía el parque con sus jardines y sus fuentes y deseaba ardientemente salir al exterior.

Por fin sus deseos se vieron cumplidos . La ventana de la habitación de los juguetes estaba abierta, una ráfaga de aire entró por la ventana y el globo de colores fue impulsado hacia la calle. Subió y subió hasta llegar a un campanario y allí se quedó enganchado. Tuvo miedo porque a su lado casi rozándolo se encontró con un pico muy largo y temió por su vida. ¿Pincharía aquel pájaro su piel?. Entonces explotaría y sería el final de su existencia. Pero no ocurrió nada de eso .Los pájaros eran cigüeñas que únicamente se dedicaban a cuidar y alimentar a sus crías.

Pasaron días y el globo observaba desde allí la ciudad. Los niños que iban con sus mochilas hasta el colegio. Las tiendas abriendo sus puertas. Los coches y autobuses circulando por las calles hasta que se hacía de noche y todo era silencio y quietud.

Las cigüeñas seguían haciendo su vida y el globo enganchado a la torre hasta que la mamá cigüeña picoteó en la cuerda a la que tomó por un gusano y el globo de nuevo pudo volar.

Salió de la ciudad y pasó por encima de un río hasta llegar a un bosque de pinos muy altos. Al finalizar el bosque había un campo de fresas y es donde el globo aterrizó al calmarse el aire que lo había impulsado.

Una mujer cogía fresas con cara de preocupación. Su marido no podía trabajar porque estaba enfermo y ella trabajaba para mantener a su familia. El cumpleaños de su hija era ese día y no tenía nada para regalarle.

Levantó la vista y su cara se llenó de alegría al ver al globo. Cogió con zumo cuidado el globo atándolo a la rama de un árbol hasta que finalizara la jornada.

María salía del Colegio y corrió para abrazar a su madre. No podía creer que aquel globo de vistosos colores pudiera ser para ella. No había tenido nunca un regalo tan bonito como aquel globo.

María todos los días jugaba al salir del colegio con el globo compartiéndolo con todos sus amigos y el globo ya nunca más deseó de volar hacia otros lugares.

AUTOR: Antoñita Valle  Rodríguez
PAIS: Córdoba, España
E-MAIL: anvalle@gmail.com