ALITO Y LA PEQUEÑA PALOMA
AMISTAD. CONFIANZA MUTUA


En un hermoso día de primavera, regresando de la escuela, Alito y su madre, caminaban por la vereda.

El pequeño de diez años, le contaba a su madre, todo lo que había aprendido en clase.

El clima estaba muy agradable, las flores perfumaban las calles, los árboles estaban repletos de hojas verdes, y los pajaritos revoloteaban de rama en rama trinando muy contentos.

De repente, Alito vio en el piso a un pequeño, pero muy pequeño pajarito, que se había caído del nido.

El pobrecito aún no sabia volar y apenas se movía dando algunos saltitos. Se quedaron allí un momento, viendo que el pequeño pajarito no podía regresar a su nido.

Algunos gatos, caminaban por la calle y Alito se dio cuenta que el pajarito estaba indefenso.

Talvez asustado podría cruzar la calle, corriendo el riesgo de ser atropellado o aplastado por un automóvil. Ser tan pequeño y no poder volar, lo ponía en grave peligro.
Siendo un niño sensible se preocupo y sintió compasión por el pequeño animalito.

Entonces le pidió a su madre que le permitiera llevarse al pajarito, para poder cuidarlo hasta que pudiera volar.

Su madre acepto y le explico que debería cuidarlo de día y también de noche, siendo muy responsable y alimentándolo a cada hora, por ser tan pequeño.
Alito acepto, tomo al pequeño pajarito entre sus manos y protegiéndolo contra su pecho, sonrió feliz.

Siguieron caminando, mientras contento con su nuevo amiguito, le preguntaba a su madre; que nombre le pondría, que le daría de comer, si podría tenerlo en su cuarto y un montón de preguntas más.

Al legar a la casa buscó un plato pequeño, mojó miga de pan con leche y se lo ofreció al pajarito para que comiera; pero el pequeñito no comió.
Su madre le explico que por ser tan pequeño, aún no comía solo y que él debía ayudarle.

Le enseño como hacerlo y con gran entusiasmo, Alito aprendió. Con mucho cuidado y paciencia, comenzó a darle de comer abriendo el piquito de l pajarito y poniéndole pedacitos muy pequeños de miga de pan con leche. Así si comía, y bastante.

Busco una jaulita que tenia vacía y le armo dentro de ella, un calido nidito con algodones. Realmente era muy amable y responsable con su pequeño amiguito, al que decidió llamarlo "Pi". También le tomo una fotografía, que contento colgó en la pared de su cuarto.

De noche se despertaba con los píos del pajarito y le daba de comer.

De día lo atendía con mucho cariño y hasta lo ponía en su hombro paseándolo por toda la casa. Se habían hecho muy buenos amigos

Un día, vino de visita su abuela y le dijo que ese era un pichoncito de paloma y no un gorrión. Eso en realidad no le importo; él estaba feliz por sentir que con sus cuidados "Pi" crecía a salvo, poniéndose cada vez más fuerte.

Los días pasaron y Alito siendo muy sensible y compasivo, se dio cuenta que esa palomita tenia alas para volar, que ya no entraba cómoda en la jaula y que con todo el cariño que él le tenia, muy pronto debería dejarla ir.

Así una mañana, él y sus padres subieron a la terraza, abrieron la jaula y la pequeña paloma dudo en salir. Luego de ver cuantos pájaros volaban por el cielo, se animo, abrió sus alas y hecho a volar.

Alito se sintió muy triste por esa despedida. Lloro mucho pero entendió que había hecho lo correcto, porque le había devuelto a su amiga, algo que le pertenecía; su libertad.

En la jaula, la pequeña palomita le había dejado algunas plumas, que Alito guardo como un tesoro, que siempre le traerá felices recuerdos de esa hermosa amistad.

"La amistad puede existir entre todas las especies, las razas y los colores. Solo debemos alimentarla con amor, respeto y confianza mutua"

Fin

Autora; Graciela Maria Folgueras (Pina). La madre de Alito
Ilustrado por; Roberto Rodríguez. El padre de Alito


AUTORA:
Graciela Maria Folgueras PINA
PAIS: Argentina

E-MAIL: gracielafolgueras@musicandsongs.com