Los indios sueñan con
un arco iris

 

Esta es una gran historia de indios, indios que estuvieron durante miles de años haciendo el indio hasta que descubrieron que la amistad y la hermandad enriquecería sus misteriosos poblados.

Hace mucho, mucho tiempo que en un gran valle vivían dos poblados indios. Cada poblado vivía en un enorme hoyo. El poblado de los indios rojos vivía en Hoyo Salzoso y el poblado de los indios naranjas vivía en Hoyo Masayo. Los dos hoyos estaban divididos por dos montañas, una grande, grande y otra un poco más pequeña. La grande se llamaba Mazo Grande y la pequeña Mazo Chico . Entre las dos montañas y por aquellos parajes vivía un pequeño duende, Trastolín , que desde tanta altura observaba día a día lo que ocurría en los dos poblados, en Hoyo Salzoso y en Hoyo Masayo .

Los indios rojos tenían una gran suerte, sus días estaban siempre iluminados por el gran astro Sol que sólo dejaba de brillar cuando se oscurecía y llegaba la noche. Pero ellos estaban un poco tristes porque nunca jamás llovía, sus campos estaban secos y el agua que bebían lo tenían que sacar de las profundas tierras. Los niños indios de Hoyo Salzoso jamás habían visto un relámpago ni habían oído un trueno. No podían imaginarse cómo era aquel espectáculo.

Los indios naranjas por el contrario no tenían problemas con el agua, sus campos siempre estaban verdes. El agua saltaba juguetona en los ríos. Pero los indios naranjas estaban enfadados porque en su hoyo no dejaba de llover , unas veces mucho, otras veces poco, pero siempre, siempre llovía. Sólo dejaba de llover cuando llegaba la noche.

Mientras tanto Trastolín cuando quería aprovechar el sol, se asomaba hacia Hoyo Salzoso y cuando quería refrescarse y ver relámpagos se asomaba hacia Hoyo Masayo. Pero a Trastolín lo que más le gustaba era ver el arco iris que aparecía siempre sobre las montañas, porque a un lado siempre llovía y a otro siempre hacia sol. Sus colores iluminaban siempre a Mazo Grande y a Mazo Chico. ¡ Lo que se pierden los indios! - pensaba Trastolín.

Ya llevaban los indios muchísimos años enfadados entre sí. El gran jefe de los indios rojos no quería dejarle el sol al gran jefe de los indios naranjas porque este tampoco quería darles nada, nada de su lluvia. Lo que no sabían ellos era que podía aparecer un maravilloso arco iris si llovía y hacia sol a la vez.

Pensando, pensando, un día Trastolín, que tenia dotes mágicos, cogió un trozo de sol a los indios rojos y se lo llevo a los indios naranjas. También cogió unas pocas nubes con agua de los indios naranjas y se las llevo a los rojos. Aquel día tanto en Hoyo Salzoso como en Hoyo Masayo brillaba un hermoso arco iris porque en los dos lugares hacía sol y lluvia al mismo tiempo. Sus colores se reflejaban en la tierra y hacían brillar las grandes y bonitas plumas de los indios. Los indios estaban asombrados, jamás habían podido contemplar algo semejante. Pero aquel evento solo duró un día. Cuando amaneció, al día siguiente, los indios rojos tenían su histórico sol y los indios naranjas su histórica lluvia. Pero ahora todos sabían que había algo nuevo por lo que podían soñar.

Después de tal acontecimiento y sin dejar pasar muchos días el gran jefe indio rojo convoco una asamblea general en Hoyo Salzoso a la que acudió todo el poblado. Algunos indios rojos decían que lucharían con los indios naranjas para quitarles la lluvia. Otros opinaban que era mejor pedir prestado un trozo de lluvia y a cambio ellos darían a los indios naranjas un trozo de sol. Discutieron hasta que se fue la luz del día y llegaron a la conclusión que una guerra no sería buena para nadie. Iba a ser mejor ceder un trozo de sol a cambio de un trozo de lluvia así tanto unos como otros podrían disfrutar de un arco iris y aprovecharían la ocasión para firmar la paz y para dejar de estar enfadados por que ya muchos ni si quiera sabían porque estaban enfadados.

Mientras en Hoyo Masayo también hubo una reunión, y ocurrió algo muy semejante a lo acontecido en Hoyo Salzoso.

Trastolín ayudo a los dos poblados a firmar la paz. El fue quien entrego para siempre a gran jefe indio rojo una nube y a gran jefe naranja un sol. Ese mismo día en Hoyo Salzoso y en Hoyo Masayo brillaban los arco iris . Todos los niños indios subieron a Mazo Chico y desde allí, mirasen para donde mirasen, siempre contemplaban un arco iris.

Los niños además de poder admirar el arco iris ahora pueden jugar a indios con sus nuevos amigos los del otro poblado a los que antes nunca podían ver.

Y colorín colorado esta gran historia de indios ha terminado.

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